En septiembre de 2007 en Hasselt, Bélgica, la familia Dubo desapareció por completo de su propia casa mientras su negocio de periódicos permanecía misteriosamente cerrado, dejando a toda la comunidad sumida en una angustia inexplicable. 10 meses después, los investigadores descubrieron algo impactante en el garaje de un familiar cercano que cambiaría por completo todo lo que se creía saber sobre este caso brutal. Pierre Dubas, de 47 años, dirigía el pequeño periódico familiar que había sido el corazón de la comunidad local durante décadas.

Vivía junto a su esposa Marie Sopie, de 41 años, sus hijos Henry de 14 años y Luke de 11 años. Además de Ctherine, hermana de Marie, de 37 años, que había venido a vivir con ellos. Su hija mayor Brigit, de 17 años, se encontraba en un viaje escolar a Francia con su instituto, algo que posteriormente se convertiría en la razón de su supervivencia. El sábado 15 de septiembre de 2007 transcurrió como cualquier fin de semana normal para la familia Duba.

Como era tradición, toda la familia se reunió en la casa de los padres de Monique en Gen para la cena regular de los sábados. La comida favorita de todos era el cerdo con puré de papas que preparaba la señora Mor y esa noche no fue la excepción. El ambiente familiar era cálido y relajado, con todos compartiendo anécdotas de la semana mientras disfrutaban de la cena casera. A las 22:30, Philip y Monique Vanandenberg se ofrecieron para llevar a Henry y Luke de vuelta a casa después de la reunión familiar.

Felipe, cuñado de Pierre y exmédico otorrino de 45 años, estaba casado con Monique, hermana de Pierre. La pareja había desarrollado una relación cercana con la familia Dubo a lo largo de los años y era común que se ayudaran mutuamente con este tipo de favores familiares. Los niños se despidieron de sus padres y tía Ctherine, sin saber que sería la última vez que los verían con vida. Entre las 22:30 del sábado y las 2 de la madrugada del domingo 16 de septiembre, algo terrible ocurrió en la casa de la familia Duboa.

Los investigadores posteriormente determinarían que fue durante este periodo crítico cuando el atacante ingresó a la vivienda y perpetró los asesinatos. La casa quedó en completo silencio con las cinco víctimas sin vida y sin que ningún vecino reportara sonidos extraños o actividad sospechosa durante esas horas fatales de la madrugada. La mañana del domingo 16 de septiembre, la comunidad local comenzó a notar que algo estaba mal cuando el periódico de la familia Duboa no abrió como de costumbre. Pierre era conocido por su puntualidad y dedicación al negocio y nunca había dejado de abrir sin avisar previamente a sus clientes habituales.

Los vecinos que pasaban por la tienda encontraron las puertas cerradas y las luces apagadas, lo que generó una creciente preocupación entre quienes conocían la rutina inflexible de la familia. Alrededor de las 9 de la mañana, Monique y Philip Vanandenberg decidieron ir a la casa para verificar por qué el negocio estaba cerrado y por qué no podían contactar a la familia por teléfono. Al llegar a la vivienda encontraron algo completamente inusual. La puerta principal estaba sin llave, algo que era muy extraño considerando los hábitos de seguridad de Pierre.

Con una creciente sensación de alarma, la pareja decidió entrar para verificar que todo estuviera bien con sus familiares. El descubrimiento que hicieron dentro de la casa fue devastador. Monique y Philip encontraron los cuerpos sin vida de los cinco miembros de la familia Dubois en una escena brutal que los dejó completamente conmocionados. Monique, luchando contra el pánico y la confusión logró llamar al 112 para solicitar una ambulancia. No estoy segura, pero tal vez alguien mató o mató a la familia de mi hermano ahora”, declaró al operador de emergencia mientras intentaba explicar la horrible situación.

También se escuchó decir a su esposo en francés, “Estoy más asustada de lo que tú estás. Si quieres seguir más casos como este, suscríbete al canal y activa la campanita de notificación para no perderte ningún caso. Los servicios de emergencia llegaron a la casa de la familia Duboa poco después de las 9 de la mañana tras la desesperada llamada de Monique al 112. Los primeros agentes en llegar a la escena confirmaron rápidamente la magnitud de la tragedia y acordonaron inmediatamente el área como escena de crimen.

“Tenemos cinco víctimas confirmadas, todas sin vida por causas violentas”, reportó el primer oficial a sus superiores, iniciando así una de las investigaciones más complejas en la historia reciente de Hasselt. Los investigadores forenses que llegaron durante la mañana se encontraron con una escena brutal que superaba cualquier cosa que hubieran visto anteriormente en la región. Había salpicaduras pesadas de sangre desde el piso hasta el techo en múltiples habitaciones de la casa indicando la violencia extrema del ataque. Los rostros de las cinco víctimas estaban tan desfigurados por los golpes que sería necesario usar análisis forense para confirmar oficialmente sus identidades.

A pesar de que Monique ya había identificado a los miembros de su familia, los primeros análisis de la escena revelaron detalles perturbadores que indicaban que el atacante conocía íntimamente la casa y las rutinas de la familia Dubois. No había evidencia alguna de allanamiento o robo, lo que sugería que el asesino había usado una llave para entrar. Además, era evidente que sabía exactamente dónde estaba ubicado el disyuntor eléctrico y tenía conocimiento de que Brigit no estaría en casa esa noche.

Datos que apuntaban a alguien muy cercano a la familia. El equipo de investigación forense documentó 24 huellas de zapatos sangrientas, claramente visibles a lo largo de la casa, todas pertenecientes aparentemente al mismo atacante. Los especialistas determinaron que correspondían a zapatillas deportivas de talla europea 42 a 44, confirmando la teoría de un atacante solitario. Las huellas formaban un patrón que mostraba el recorrido del asesino por todas las habitaciones donde se encontraron las víctimas proporcionando una cronología parcial de los eventos.

Los analistas forenses también determinaron que los asesinatos habían sido iniciados con un objeto contundente similar a un martillo, presuntamente comprado en una tienda de descuento, según se alegaría posteriormente en el juicio. Cuatro de las cinco víctimas presentaban signos adicionales de asfixia, lo que indicaba que el atacante había utilizado múltiples métodos para asegurar la muerte de sus víctimas. La brutalidad y metodología del ataque sugería tanto premeditación como un conocimiento personal de las víctimas. En octubre de 2007, un mes después del brutal ataque, las autoridades belgas establecieron la unidad especial de Hasselt para coordinar y centralizar todos los aspectos de la investigación.

Este caso requiere recursos especializados y coordinación entre múltiples departamentos”, declaró el detective inspector Jan Lauren, quien fue designado para liderar la unidad. La decisión reflejaba tanto la complejidad del caso como la presión pública para encontrar al responsable de los asesinatos. Durante los primeros meses de investigación que se extendieron hasta el invierno de 2007, los equipos especializados realizaron búsquedas exhaustivas en la comunidad sin obtener resultados concretos. Se entrevistaron cientos de personas, se revisaron grabaciones de seguridad de la zona y se siguieron múltiples pistas que resultaron ser callejones sin salida.

La falta de testigos directos y la ausencia de evidencia física clara del perpetrador frustraba constantemente los esfuerzos de los investigadores. Las teorías sobre el caso se multiplicaron durante el invierno de 2007 a 2008, desde robos que salieron mal hasta venganzas personales, pero ninguna explicaba satisfactoriamente la brutalidad del ataque ni el conocimiento íntimo que el asesino tenía de la casa. La comunidad local vivía en estado de alarma, especialmente las familias con negocios similares al de los Dubois. Los investigadores admitían privadamente que necesitaban un avance significativo para poder progresar en el caso.

En febrero de 2008, después de meses de investigación infructuosa, la unidad especial tomó la decisión estratégica de establecer vigilancia intensiva sobre Philip Vanenberg. Aunque era el cuñado que había encontrado los cuerpos junto con su esposa, ciertos aspectos de su comportamiento y declaraciones habían comenzado a generar sospechas entre los investigadores. La decisión de vigilarlo representaba un cambio significativo en el enfoque de la investigación. La operación de vigilancia incluyó la instalación de cámaras ocultas y dispositivos de escucha tanto en la casa como en el vehículo de Vanandenberg.

Los equipos técnicos especializados trabajaron durante varias noches para colocar el equipo de manera que no fuera detectado, permitiendo un monitoreo constante de las actividades y conversaciones del sospechoso. Esta vigilancia extensiva se mantendría activa durante los siguientes meses, documentando meticulosamente cada movimiento de Vanandenberg. En julio de 2008, la policía federal belga tomó la decisión de informar a Monique sobre un avance significativo en la investigación. Le comunicaron que habían identificado huellas en la escena del crimen que podrían corresponder a zapatillas deportivas de la marca Nike y que necesitaban su colaboración para verificar cierta información.

Esta revelación estratégica tenía como objetivo observar las reacciones tanto de Monique como de Philip. Ante esta nueva información sobre las evidencias del caso, durante una búsqueda policial sistemática realizada en julio de 2008, los investigadores hicieron un descubrimiento que cambiaría completamente el rumbo del caso. En el garaje de Philip Vanandenberg encontraron una pequeña mancha de sangre roja en el piso de concreto entre una confusión de muebles viejos apilados y equipos domésticos. Esta mancha, que posteriormente sería catalogada como muestra 73 durante el juicio, fue inmediatamente sometida a análisis de ADN y revelaría contener una mezcla de sangre de al menos cuatro de las cinco víctimas de la familia Duba.

El impacto emocional en Monique, al descubrir que la evidencia crucial había sido encontrada en el garaje de su propio esposo, fue devastador e incomprensible. La mujer que había perdido a su hermano y a toda su familia, ahora enfrentaba la posibilidad de que el hombre con quien compartía su vida pudiera estar involucrado en los asesinatos. “No puedo creer lo que está pasando. Esto tiene que ser un error”, declaró Monique a los investigadores mientras luchaba por procesar la información que acababa de recibir sobre el descubrimiento en su propia casa.

La noticia de que Philip Vanenberg, el cuñado que había encontrado los cuerpos junto con Monique, era ahora el principal sospechoso, se extendió rápidamente por la comunidad de Hasselt, causando shock incredulidad generalizada. Los vecinos que habían consolado a la pareja tras el descubrimiento de los cuerpos ahora revisaban mentalmente cada interacción que habían tenido con Vanberg durante los meses posteriores al crimen. La revelación transformó completamente la percepción pública del caso y generó una sensación de traición que permeó toda la comunidad local.

El significado psicológico del descubrimiento era profundamente perturbador. El hombre que había consolado a Monique en el momento más traumático de su vida, que había llamado a las autoridades y había actuado como testigo clave, ahora aparecía como el posible perpetrador de los asesinatos. Esta dinámica creaba una dimensión de manipulación y engaño que iba más allá del crimen original, sugiriendo una capacidad de disimulo y frialdad emocional que aterrorizaba tanto a los investigadores como a quienes conocían personalmente a Vanenberg.

Las fotografías tomadas durante la búsqueda del garaje, liberadas posteriormente durante el proceso judicial, mostraban claramente el estado del espacio donde se encontró la evidencia crucial. El garaje contenía una mezcla caótica de muebles viejos, algunas piezas apiladas unas sobre otras, equipos domésticos en desuso y herramientas diversas. En medio de este desorden doméstico aparentemente inocente, la pequeña mancha rojiza en el piso de concreto parecía insignificante, pero su ubicación específica y características la convertían en la pieza de evidencia más importante de toda la investigación.

El análisis de ADN de la muestra 73 confirmó lo que los investigadores sospechaban, pero esperaban estar equivocados. La mancha contenía efectivamente una mezcla de sangre perteneciente a al menos cuatro de las cinco víctimas de la familia Duboa. Los resultados del laboratorio son concluyentes y no dejan lugar a dudas sobre la conexión entre este material genético y las víctimas, declaró el responsable del análisis forense a los investigadores, proporcionando finalmente la evidencia física directa que vinculaba a Vanandenberg con los asesinatos de manera irrefutable.

Con la confirmación del ADN de las víctimas en el garaje de Vanandenberg, la unidad especial de Hasselt implementó una metodología de investigación completamente nueva, centrada en vigilancia intensiva y monitoreo constante del sospechoso principal. Los investigadores ahora tenían evidencia física concreta que los conectaba directamente con el perpetrador, pero necesitaban documentar comportamientos adicionales que pudieran consolidar el caso ante un tribunal. Tenemos la evidencia. Ahora necesitamos entender exactamente cómo y cuándo actuó”, declaró el detective inspector John Laurent al equipo especializado.

Los analistas forenses comenzaron un estudio detallado de la conexión entre las huellas de zapatillas Nike encontradas en la escena del crimen y los hábitos de calzado conocidos de Philip Vanandenberg. Los registros de compras y las observaciones de vigilancia confirmaron que Vanandenberg efectivamente usaba zapatillas Nike de talla 43, que correspondía exactamente con el rango de tallas 42 a 44 determinado por las huellas sangrientas en la casa de los Duboa. Esta correlación proporcionaba otro elemento crucial para establecer la conexión física entre el sospechoso y la escena del crimen.

Los equipos técnicos especializados instalaron cámaras ocultas adicionales, específicamente diseñadas para monitorear cualquier comportamiento relacionado con la destrucción de evidencia por parte de Vanandenberg. Estas cámaras de alta definición fueron estratégicamente colocadas para capturar tanto el interior de la casa como áreas exteriores donde el sospechoso podría intentar deshacerse de objetos comprometedores. La operación requirió semanas de planificación para asegurar que el equipo fuera completamente indetectable y proporcionara cobertura visual completa de las actividades del sospechoso. A principios de julio de 2008, Philip Vanandenberg recibió información a través de su esposa Monique sobre el descubrimiento policial de huellas que podrían corresponder a zapatillas Nike en la escena del crimen.

La información había sido proporcionada estratégicamente por la Policía Federal belga para observar las reacciones del sospechoso ante la revelación de esta evidencia específica. Vanandenberg mostró signos evidentes de nerviosismo al escuchar sobre las huellas, confirmando las sospechas de los investigadores sobre su nivel de implicación en los asesinatos. Días después de recibir la información sobre las huellas Nike, Vanandenberg tomó la decisión de recoger sistemáticamente todas sus cajas de zapatos almacenadas en diferentes áreas de la casa. Las cámaras ocultas documentaron cómo el sospechoso revisaba meticulosamente cada caja, prestando especial atención a aquellas que contenían o habían contenido zapatillas deportivas.

Su comportamiento evidenciaba una clara intención de eliminar cualquier evidencia que pudiera conectarlo físicamente con las huellas encontradas en la casa de la familia Dubo sin saber que cada movimiento estaba siendo grabado. El 23 de julio de 2008, las cámaras de vigilancia capturaron a Brandenberg en el acto de cortar sistemáticamente una caja de zapatillas Nike de talla 43 utilizando tijeras domésticas. El sospechoso trabajaba meticulosamente cortando el cartón en pequeños pedazos mientras se aseguraba de que no quedaran marcas identificables de la marca o el modelo del calzado.

Está destruyendo evidencia de manera calculada y deliberada, observó uno de los agentes que monitoreaba las imágenes en tiempo real documentando cada fase del proceso de destrucción. Después de cortar completamente la caja en pequeños fragmentos, Vanandenberg procedió a empapar todos los pedazos de cartón en un balde con agua, asegurándose de que el material se desintegrara completamente y perdiera cualquier forma reconocible. Las grabaciones mostraban como el sospechoso mezclaba y removía constantemente los fragmentos húmedos, evidenciando un conocimiento sobre técnicas de destrucción de evidencia que sugería premeditación y experiencia.

Este comportamiento meticuloso confirmaba que Vanandenberg era plenamente consciente de la importancia incriminatoria de mantener las cajas de sus zapatillas. La fase final del proceso de destrucción de evidencia fue documentada cuando Vanandenberg comenzó a tirar los restos empapados del cartón por el inodoro de su baño, haciendo múltiples descargas para asegurar que todo el material desapareciera completamente. Lo que Vanandenberg no sabía era que cada segundo de este proceso estaba siendo filmado por las cámaras ocultas instaladas por la policía, proporcionando evidencia videográfica irrefutable de su intento deliberado de destruir material que podría conectarlo con los asesinatos de la familia Duboa.

El análisis policial del comportamiento observado en las grabaciones de vigilancia llevó a una conclusión inevitable. ¿Por qué una persona inocente destruiría meticulosamente evidencia relacionada con un crimen del cual no tiene nada que ocultar? Su comportamiento es completamente inconsistente con la inocencia”, declaró el detective inspector Loran al revisar las grabaciones con su equipo. La destrucción deliberada y sistemática de las cajas de zapatillas constituía una confesión tácita de culpabilidad que complementaba perfectamente la evidencia física del ADN encontrado en su garaje.

Con la evidencia del ADN, las grabaciones de destrucción de evidencia y las múltiples contradicciones en las declaraciones iniciales de Vanandenberg, la unidad especial de Hasselt comenzó los preparativos para el operativo de arresto. Los investigadores habían construido un caso sólido basado en evidencia física irrefutable y comportamiento claramente incriminatorio documentado durante meses de vigilancia intensiva. Tenemos suficiente evidencia para proceder con la detención, confirmó La Rant programando el operativo para principios de marzo de 2009 tras completar todos los procedimientos legales necesarios.

Si quieres seguir más casos como este, suscríbete al canal y activa la campanita de notificación para no perderte ningún caso. El 8 de marzo de 2009, poco después de las 9 de la mañana, un equipo especializado de la policía federal belga ejecutó el operativo de arresto de Philip Vanenberg en su residencia de Hasselt sin encontrar resistencia alguna. Philip Vanenberg queda arrestado por los asesinatos de Pierre, Marie, Henry, Luke y Catherine Dubois”, declaró el agente a cargo mientras colocaba las esposas al sospechoso de 45 años.

Van Denberg fue trasladado inmediatamente a las instalaciones policiales para iniciar los interrogatorios formales, marcando el final de una investigación que había durado año y medio. Durante los interrogatorios posteriores al arresto, los investigadores revelaron contradicciones significativas en las declaraciones que Vanandenberg había hecho durante el supuesto descubrimiento de los cuerpos junto con su esposa Monique. El análisis detallado de las grabaciones de las llamadas de emergencia y las declaraciones iniciales mostraba inconsistencias que habían pasado desapercibidas durante el shock inicial del descubrimiento.

Sus declaraciones contienen información que solo el perpetrador podría conocer”, señaló el detective inspector Laurand durante las sesiones de interrogatorio. Una de las contradicciones más perturbadoras se relacionaba con el momento en que Vanandenberg le dijo a Monique que no mirara el cuerpo de Sofí durante el descubrimiento inicial. Los investigadores determinaron que desde la posición donde Vanandenberg se encontraba en ese momento específico dentro de la casa, era físicamente imposible que pudiera ver el cuerpo de Marie Sofie Dubois. Esta instrucción sugería un conocimiento previo de la ubicación exacta del cuerpo que solo podría poseer alguien que hubiera estado presente durante los asesinatos.

Otra contradicción crucial emergió cuando Vanandenberg había declarado inicialmente que el cuerpo de Pierre estaba escondido bajo las mantas en la cama. Los investigadores forenses confirmaron que esta información era exacta, pero planteaba la pregunta fundamental de cómo Vanandenberg podría saber este detalle específico sin haber movido las mantas para verificarlo. Nadie más había tocado la escena antes de la llegada de la policía”, declaró el responsable de la escena del crimen, por lo que este conocimiento solo puede explicarse por presencia previa durante los hechos.

El primer juicio de Vanenberg comenzó en 2010, pero fue abandonado debido a complicaciones procesales relacionadas con la admisibilidad de ciertas evidencias obtenidas durante la vigilancia secreta. Los abogados defensores argumentaron que algunos aspectos de la vigilancia violaban los derechos constitucionales del acusado, creando un precedente legal complejo que requirió meses de deliberación por parte de las autoridades judiciales. Esta situación generó frustración tanto en las familias de las víctimas como en la comunidad que esperaba justicia. El segundo y tercer juicio realizados durante 2013 y 2014, respectivamente, terminaron ambos en impaz.

A pesar de la evidencia del ADN, las grabaciones de destrucción de evidencia y las contradicciones en las declaraciones, los jurados no lograron alcanzar unanimidad sobre la culpabilidad del acusado. Es frustrante ver como la justicia se ve obstaculizada por tecnicismos cuando la evidencia es tan clara”, declaró uno de los familiares de las víctimas tras conocer el resultado del tercer juicio. Como consecuencia de los juicios fallidos, Vanenberg fue liberado bajo fianza en enero de 2015, mientras se programaba un cuarto juicio.

Esta decisión causó indignación en la comunidad de Hasselt, donde muchos residentes expresaron su preocupación por tener al principal sospechoso de los asesinatos caminando libremente por las calles. Las autoridades judiciales aseguraron que el nuevo juicio programado para mediados de 2015 utilizaría procedimientos mejorados para evitar los problemas que habían plagado las tres tentativas anteriores. A pesar de toda la evidencia acumulada durante la investigación, permanecían preguntas perturbadoras sobre el motivo exacto que llevó a Philip Vanandenberg a asesinar brutalmente a cinco miembros de su familia política.

Los investigadores nunca encontraron un móvil claro que explicara satisfactoriamente por qué un ex médico otorrino respetado en la comunidad había planificado y ejecutado un ataque tan violento contra personas que supuestamente amaba. Las teorías sobre conflictos financieros, disputas familiares ocultas o problemas psicológicos no resueltos circulaban entre los especialistas, pero ninguna proporcionaba una explicación completamente convincente para la brutalidad del crimen. El conocimiento detallado que Vanandenberg había demostrado sobre la distribución de la casa de los Dubois, las rutinas familiares y el funcionamiento del sistema eléctrico, sugería una planificación meticulosa que se extendía mucho más allá de un crimen pasional.

Los investigadores determinaron que el asesino sabía exactamente dónde encontrar a cada víctima, cómo neutralizar la electricidad para dificultar la resistencia y tenía conocimiento previo de que Brigit estaría ausente esa noche específica. El nivel de preparación indica que esto no fue un acto impulsivo, sino algo planificado durante semanas o posiblemente meses, declaró el detective inspector Logand durante las audiencias judiciales. La elección del momento específico para perpetrar los asesinatos también generaba interrogantes que nunca fueron completamente resueltos durante el proceso judicial.

¿Por qué Vanandenberg eligió precisamente la noche del 16 de septiembre de 2007? ¿Había algo significativo en esa fecha que lo motivó a actuar o simplemente fue la primera oportunidad que tuvo después de completar su planificación? Los especialistas en criminología que analizaron el caso sugirieron que la elección del momento podría estar relacionada con el viaje escolar de Brigit, asegurando que habría un sobreviviente que heredaría el negocio familiar. El cuarto juicio de Philip Vanenberg comenzó en septiembre de 2015 con una estrategia completamente renovada por parte de la fiscalía.

Los prosecutors decidieron presentar la evidencia de manera más sistemática y didáctica, utilizando reconstrucciones visuales y cronologías detalladas para ayudar al jurado a comprender la complejidad del caso. Esta vez nos enfocaremos en presentar los hechos de manera que sea imposible ignorar la culpabilidad del acusado”, declaró el fiscal principal al inicio del proceso, expresando confianza en que finalmente se obtendría justicia para las víctimas. La presentación de evidencia durante el cuarto juicio incluyó el análisis completo del ADN de la muestra 73, las grabaciones de vigilancia mostrando a Vanandenberg destruyendo las cajas de zapatillas Nike y un examen detallado de todas las contradicciones en sus declaraciones iniciales.

Los expertos forenses explicaron meticulosamente cómo era estadísticamente imposible que la sangre de cuatro víctimas diferentes llegara accidentalmente al garaje de Vanenberg, mientras que los técnicos en vigilancia confirmaron la autenticidad de las grabaciones que mostraban la destrucción deliberada de evidencia. La evidencia es abrumadora e irrefutable”, declaró el fiscal durante sus alegatos finales. El 18 de noviembre de 2015, después de 3 días de deliberación, el jurado alcanzó finalmente un veredicto por mayoría, considerando a Philip Vanandenberg culpable de los cinco cargos de asesinato en primer grado.

Culpable. resonó en la sala del tribunal cuando el presidente del jurado leyó el veredicto para cada una de las víctimas, Pierre, Marie, Henry, Luke y Catherine Dubois. La lectura del veredicto fue recibida con lágrimas de alivio por parte de los familiares sobrevivientes y con una sensación de justicia finalmente alcanzada después de más de 8 años de investigación y múltiples juicios fallidos. El 22 de diciembre de 2015, Philip Vanandenberg fue sentenciado a cinco cadenas perpetuas consecutivas sin posibilidad de libertad condicional.

El acusado ha demostrado una capacidad de manipulación y crueldad que lo convierte en un peligro permanente para la sociedad, declaró el juez al pronunciar la sentencia máxima permitida por la ley belga. Vanenberg, entonces de 51 años, recibiría la sentencia sin mostrar emoción visible, manteniendo la misma frialdad que había caracterizado su comportamiento durante todo el proceso judicial. El estado actual del caso confirmó la validez de la condena cuando el recurso de apelación presentado por la defensa fue rechazado definitivamente en febrero de 2019.

Van Denberg permanece cumpliendo su sentencia en una prisión de máxima seguridad en Bélgica, donde pasará el resto de su vida sin posibilidad de libertad. Brigitte Dubois, la única sobreviviente de la familia, se ha convertido en una defensora reconocida de sobrevivientes de abuso sexual desde 2022, transformando su trauma personal en una misión de ayuda a otros que han sufrido experiencias similares. En la tranquilidad de la eternidad, Pierre, Marie, Henry, Luke y Catherine Dubo han encontrado finalmente el descanso y la paz que les fue arrebatada de manera tan brutal en septiembre de 2007.

La fe cristiana nos enseña que sus almas han sido acogidas en los brazos amorosos del Señor, libres del sufrimiento y la violencia que marcó sus últimos momentos en esta tierra. para Brigit y todos los familiares que continúan honrando su memoria. Que el consuelo divino les proporcione fortaleza para seguir adelante, sabiendo que el amor que compartieron con sus seres queridos trasciende la muerte y permanece como un testimonio eterno de la importancia de proteger y valorar a nuestras familias.

La memoria de los cinco miembros de la familia Dubo vivirá para siempre en los corazones de quienes los conocieron, recordándonos que incluso en medio de la tragedia más profunda, el amor y la esperanza pueden prevalecer sobre el mal.