El jefe apache, lobo negro, miró fijamente a Maverick. ¿Te casas con mi hija o te vas de aquí para siempre? Maverick, el vaquero que había llegado apenas una hora antes buscando comprar tierras, sintió que el mundo se detenía. matrimonio. Él solo quería un pedazo de tierra junto al río. No entiendo, logró decir Maverick, quitándose el sombrero lentamente. Yo vine a hacer negocios, no a buscar esposa. Lobo Negro, un hombre imponente con cabello plateado trenzado y cicatrices que contaban historias de batallas, cruzó los brazos sobre su pecho.

Las tierras no están a la venta para extraños. Pero si te unes a nuestra familia, si te conviertes en uno de nosotros, entonces las tierras serán tuyas. Maverig miró alrededor del campamento Apache. Había llegado allí después de tres días cabalgando por el desierto. En el pueblo le habían advertido, “No vayas allá. Esas tierras pertenecen a los apaches. Nadie regresa.” Pero él no escuchaba advertencias. Llevaba 5 años buscando un lugar donde establecerse, trabajando en ranchos ajenos, durmiendo bajo las estrellas sin un hogar.

Y ahora este jefe le ofrecía exactamente lo que buscaba, pero con una condición imposible. “Su hija”, dijo Maverick cuidadosamente. “¿puedo conocerla primero?” Lobo Negro negó con la cabeza. Sus ojos oscuros brillaban con algo que Maverick no pudo decifrar. Ella no habla con extraños, lleva un velo siempre esconde su rostro. ¿Por qué? Porque es fea, respondió el jefe sin emoción. La más fea de toda la tribu. Por eso nadie la quiere. Por eso usa el velo día y noche.

Los guerreros apaches que rodeaban a Maverick bajaron la mirada incómodos. El tema claramente era delicado. Algunas mujeres que trabajaban cerca susurraban entre ellas. Maverick sintió un nudo en el estómago. Había venido buscando tierra. No una esposa y definitivamente no una esposa que ni siquiera había visto. Con todo respeto, jefe, comenzó Maverick. Yo solo vine a comprar tierras. No busco casarme. Entonces vete ahora. Interrumpió lobo negro con voz firme. Y no regres. Mis guerreros se asegurarán de que mantengas tu distancia.

Era una amenaza apenas velada. Maverick miró a los tres guerreros que lo habían escoltado hasta allí. Sus lanzas brillaban bajo el sol del desierto. No estaba en posición de negociar. ¿Por qué hace esto?, preguntó Maverick, buscando entender. ¿Por qué me ofrece esto a mí? Lobo Negro suspiró y por primera vez Maverick vio algo diferente en esos ojos duros. Cansancio quizás o dolor paternal. Porque mi hija merece una oportunidad. Ha vivido 5 años escondida, rechazada, llamada por gente que ni siquiera la conoce.

El jefe hizo una pausa. Y porque tú eres el primer hombre en años que ha venido aquí sin miedo, con honestidad en la mirada. Eso dice algo de ti. Maverick apretó su sombrero entre las manos. Esta decisión cambiaría su vida para siempre. Pensó en los años vagando sin rumbo, en las noches frías preguntándose si alguna vez tendría algo propio. ¿Cuándo sería la ceremonia?, preguntó finalmente. Un murmullo recorrió el campamento. Los guerreros intercambiaron miradas de sorpresa. Lobo Negro arqueó una ceja.

En tres días, respondió el jefe, la ceremonia será al atardecer, entonces acepto. Las palabras salieron de la boca de Maverick antes de que pudiera pensarlas completamente, pero era demasiado tarde para retractarse. Eso nos alegra mucho el día. Los guerreros comenzaron a hablar entre ellos en apache. Algunos parecían impresionados, otros confundidos. Uno de los ancianos movió la cabeza negativamente, como si Maverick acabara de cometer un terrible error.

“Está bien”, dijo lobo negro lentamente. “Te daremos una tienda donde quedarte estos tres días. Prepárate, vaquero. Tu vida está a punto de cambiar.” Mientras un guerrero joven lo guiaba hacia una tienda pequeña al borde del campamento, Maverick aprovechó para observar el lugar. Las tiendas de piel decoradas con símbolos antiguos, las fogatas que dibujaban líneas de humo hacia el cielo, los niños que jugaban entre las rocas. y entonces la vio. Una figura solitaria de pie de una tienda lejana estaba completamente cubierta con un velo blanco que caía desde su cabeza hasta el suelo.

No se podía ver nada de ella, ni su rostro, ni sus manos, ni siquiera su forma exacta bajo toda esa tela. Pájaro de plata. Ella no se movió, pero Maverick sintió su mirada sobre él. A través de ese velo lo estaba observando, estudiándolo, juzgándolo quizás. Maverick se detuvo por un momento, mirándola desde la distancia. Quiso decir algo, levantar la mano en saludo, mostrar que no tenía miedo, pero las palabras no salieron. El guerrero lo empujó suavemente. Ven, tu tienda está por aquí.

Maverick siguió caminando, pero giró la cabeza una vez más hacia la figura con el velo blanco. Ella seguía allí, inmóvil como una estatua, observándolo. En ese momento, una pregunta atravesó su mente como un relámpago. ¿Qué había debajo de ese velo? ¿Realmente era tan fea como decían? ¿O había algo más en esta historia? El sol comenzaba su descenso hacia las montañas, tiñiendo el desierto de naranja y rojo. En tres días ese velo se levantaría. En tres días Maverick descubriría la verdad.

Entró a su tienda asignada y se sentó sobre las pieles que servían de cama. Tocó la bolsa de monedas en su cinturón. había venido a comprar tierra con dinero. En lugar de eso, la compraría con un matrimonio. Un matrimonio con una mujer que nunca había visto. Una mujer que todos llamaban la más fea de la tribu, una mujer envuelta en misterio y rechazo. Maverick cerró los ojos y respiró hondo. Ya no había vuelta atrás, había dado su palabra y un hombre de honor no rompía su palabra.

Pero en el fondo de su pecho sintió algo extraño. No era exactamente miedo, era algo diferente, era anticipación. ¿Qué secreto escondía ese velo blanco? En tres días lo sabría. El destino había comenzado a moverse. La noticia corrió como pólvora por el pueblo. Escuchaste, el vaquero nuevo va a casarse con lache. ¿Con cuál apache? Con pájaro de plata. La hija del jefe lobo negro, la que usa el velo. Esa mujer está Maverick había decidido regresar al pueblo por provisiones antes de la ceremonia.

Necesitaba ropa limpia, algo de comida, tal vez un regalo para su futura esposa. Pero en cuanto bajó de su caballo frente a la tienda general, sintió las miradas. El dueño de la tienda, un hombre gordo llamado Tomás, lo miró con los ojos muy abiertos. ¿Es verdad lo que dicen? ¿Vas a casarte con la hija de lobo negro? Es verdad, respondió Maverick mientras revisaba unas camisas en el mostrador. Tomás silvó bajito. Estás loco, muchacho. Completamente loco. ¿Por qué dice eso?

Porque esa mujer nadie la ha visto en años. usa ese velo día y noche. Dicen que su rostro es horrible, que por eso se esconde. Maverick pagó por las camisas sin responder. No iba a discutir con alguien que ni siquiera conocía a Pájaro de Plata. Afuera de la tienda, un grupo de hombres se había reunido. Entre ellos estaba Sam, un vaquero con el que Maverick había trabajado el año anterior en un rancho cerca de la frontera. Sam tenía una botella en la mano y la cara roja.

Maverick, gritó Sam, ven aquí, amigo, tenemos que hablar. Maverick se acercó atando sus compras al caballo. Hola, Sam. No sabía que estabas en este pueblo. Llegué hace un mes. Trabajo en el rancho Morrison. Sam lo tomó del brazo. Escuché lo que vas a hacer. Dime que es mentira. No es mentira. Estás loco. Sam sacudió la cabeza. ¿Sabes lo que dice la gente de esa mujer? Dicen que está Dicen que todos los hombres que se le acercan terminan con mala suerte.

Son solo historias, respondió Maverick soltándose del agarre de Sam. Historias. Intervino otro hombre del grupo. Hace 3 años un comerciante intentó hacer negocios con los apaches. Se acercó demasiado a esa mujer. Una semana después, su carreta se volcó y perdió toda su mercancía. Eso es coincidencia, dijo Maverick. ¿Y qué hay del cazador que la vio sin querer cerca del río?”, añadió un tercero. Al día siguiente se rompió una pierna. No pudo trabajar durante meses. Maverick los miró a todos.

Hombres supersticiosos, asustados por sombras. “No creo en maldiciones.” Sam se acercó más bajando la voz. Mira, amigo, yo te conozco. Eres un buen tipo. Mereces algo mejor que esto. Casarte con una mujer que ni siquiera has visto, una mujer que hasta su propio padre dice que es fea. Las tierras que me darás son buenas, explicó Maverick. Es mi oportunidad de tener algo propio. Hay otras tierras, otras oportunidades, insistió Sam. No tienes que hacer esto. Podemos buscar trabajo juntos en otro lugar.

Conozco ranchos que necesitan vaqueros buenos. Por un momento, Maverick dudó. Miró alrededor del pueblo, las casas de madera, la gente que lo observaba con lástima o con burla, el cielo despejado sobre las montañas distantes. Estaba cometiendo un error, pero luego recordó algo. Recordó la figura solitaria con el velo blanco observando desde las sombras. Recordó las palabras de lobo negro. Mi hija merece una oportunidad. Y recordó algo más importante. Recordó todos los años vagando sin propósito, sin un lugar al que pertenecer.

Ya di mi palabra, dijo finalmente, la ceremonia es en dos días. Sam soltó un suspiro de frustración. Entonces, no hay nada que pueda decir para hacerte cambiar de opinión. No. Los hombres se dispersaron moviendo las cabezas con desaprobación. Solo Sam se quedó. Escucha, dijo Sam, su voz ahora más seria. Si realmente vas a hacer esto, al menos ten cuidado. Los apaches son gente orgullosa. No perdonen fácilmente si ofendes sus tradiciones. Lo sé. Y esa mujer, si es tan fea como dicen, si realmente está o no, trátala bien de todos modos.

Nadie merece ser rechazado toda su vida. Esas palabras sorprendieron a Maverick. Viniendo de Sam, quien momentos antes intentaba disuadirlo, sonaban sinceras. Lo haré, prometió Maverick. Sam le dio una palmada en el hombro. Buena suerte, amigo. La vas a necesitar. Cuando Sam se fue, Maverick se quedó solo en la calle polvorienta. El sol comenzaba a bajar y las sombras se alargaban. Desde una ventana vio a una mujer mayor que lo observaba moviendo la cabeza con tristeza, como si ya lo diera por perdido.

Maverick montó su caballo y comenzó el regreso hacia el campamento Apache. El camino serpenteaba entre rocas rojas y cactus espinos. Mientras cabalgaba, pensó en todo lo que había escuchado, las maldiciones, las advertencias, las supersticiones, pero había algo que nadie mencionaba. Nadie preguntaba qué sentía pájaro de plata. Nadie se preguntaba cómo era vivir escondida detrás de un velo, rechazada por todos, llamada y fea, por gente que ni siquiera la conocía. El sol tocaba las montañas. Cuando Maverick llegó al campamento, las fogatas ya estaban encendidas y el olor a comida llenaba el aire.

Los niños jugaban entre las tiendas, sus risas claras y puras. Y allí, en el mismo lugar que el día anterior, estaba la figura con el velo blanco, pájaro de plata, inmóvil, silenciosa. Observando, Maverick desmontó y caminó lentamente hacia ella. se detuvo a unos metros de distancia, respetando el espacio. “Hola”, dijo simplemente. Ella no respondió, ni siquiera se movió. “Sé que probablemente no quieres hablar conmigo”, continuó Maverick. “Y está bien, solo quería que supieras que en dos días nos casaremos y prometo tratarte con respeto.” El velo se movió ligeramente con el viento.

Durante un largo momento no pasó nada. Luego, casi imperceptiblemente ella asintió con la cabeza. Era la primera comunicación entre ellos. Pequeña, silenciosa, pero significativa. Maverick regresó a su tienda con una extraña sensación en el pecho. En dos días ese velo se levantaría y fuera lo que fuera lo que encontrara debajo, ya no había marcha atrás. Su destino estaba sellado. La noche antes de la ceremonia, el campamento apache bullía de actividad. Las mujeres preparaban comida especial. Los hombres afinaban tambores.

Los niños corrían emocionados de tienda en tienda. Una boda era un evento importante, aunque esta fuera diferente. Maverick no podía dormir. Había intentado cerrar los ojos durante horas, pero su mente no dejaba de girar. Mañana se casaría con una mujer que nunca había visto. Mañana su vida cambiaría para siempre. Decidió salir a caminar. La noche del desierto era fría y clara. Las estrellas brillaban como diamantes sobre terciopelo negro. Las fogatas del campamento se habían reducido a brasas rojas que palpitaban suavemente.

Se dirigió hacia donde estaban los caballos. La tribu tenía magníficos animales, Mustang salvajes domados con paciencia. Caballos pintos con manchas perfectas, yeguas fuertes y veloces. Eran el orgullo de la tribu, más valiosos que el oro. Maverick se apoyó en la cerca improvisada y observó a los animales dormir. Su propio caballo estaba allí mezclado con los demás. Al menos su viejo compañero parecía haberse adaptado bien. Entonces escuchó algo, un crujido, suave, casi imperceptible. El tipo de sonido que hace alguien que intenta moverse en silencio, pero falla.

Maverik se tensó, agusó el oído. Allí estaba otra vez. Venía de la parte trasera del corral, donde la oscuridad era más profunda. Se movió sin hacer ruido, pegándose a las sombras. Sus años como vaquero le habían enseñado a moverse como los animales que cuidaba. Lento, paciente, silencioso. Entonces los vio. Tres figuras agachadas junto a la cerca estaban trabajando en las cuerdas que mantenían a los caballos encerrados. Llevaban sombreros de ala ancha y pañuelos cubriendo sus rostros. Ladrones, el corazón de Maverick comenzó a latir más rápido.

Tenía que actuar rápido, pero también inteligente. Si gritaba para alertar al campamento, los ladrones podrían escapar en la confusión. Pero si intentaba detenerlo solo, eran tres contra uno. Tomó una decisión, se agachó y recogió piedras del suelo, pequeñas, del tamaño perfecto. Luego se movió en un amplio arco, posicionándose detrás de los ladrones. “Buenas noches, señores”, dijo en voz alta. Los tres hombres se giraron bruscamente. Maverick pudo ver sus ojos sorprendidos sobre los pañuelos. “¿Quién diablos eres tú?”, gruñó uno de ellos.

Alguien que tiene un problema con los ladrones, respondió Maverick calmadamente. El más grande de los tres dio un paso adelante. Vete de aquí, vaquero. Esto no es tu problema. En realidad, sí lo es. Esos caballos pertenecen a mi futura familia. Los ladrones intercambiaron miradas. Luego el grande se rió. Tu futura familia. ¿Te vas a casar con una india? Sí. dijo Maverik simplemente. Y no voy a dejar que roben en mi boda. Entonces eres más tonto de lo que pensé, dijo el ladrón y se lanzó hacia delante.

Maverick estaba listo. Esquivó el primer golpe y lanzó una de sus piedras. golpeó al ladrón en la 100 haciéndolo tambalearse. El segundo ladrón corrió hacia él, pero Maverick giró y lo golpeó con el codo en el estómago. El hombre se dobló con un gemido. El tercero era más inteligente. Se quedó atrás evaluando. Era más delgado que los otros. Más rápido, probablemente. “Dos contra uno ahora.” dijo el ladrón delgado. “No te gusta esa matemática, ¿verdad? Pero el grande ya se había recuperado.

Furioso, cargó como un toro. Maverick esperó hasta el último segundo y se hizo a un lado. El ladrón chocó directamente con su compañero delgado y ambos cayeron al suelo en un lío de brazos y piernas. El segundo ladrón, el que había recibido el codazo, intentó levantarse. Maverick no le dio tiempo, lo empujó de vuelta al suelo y le quitó el pañuelo de la cara. Guardias!”, gritó Maverick finalmente, “Ladrones en el corral! Las tiendas comenzaron a iluminarse. Voces confusas llenaron la noche.

Los guerreros apaches salieron corriendo, algunos medio dormidos, otros ya con lanzas en mano. Los tres ladrones intentaron escapar, pero era demasiado tarde. Los guerreros los rodearon en segundos. El grande intentó resistirse, pero tres lanzas apuntando a su garganta lo hicieron reconsiderar. Lobo negro llegó momentos después con una manta sobre los hombros. Evaluó la situación rápidamente. ¿Qué pasó aquí? Maverick señaló a los tres hombres en el suelo. Intentaban robar los caballos. Los encontré cortando las cuerdas del corral.

El jefe miró a los ladrones, luego a Maverick, luego de vuelta a los ladrones. Su expresión era ilegible. ¿Los detuviste tú solo? Sí. Uno de los guerreros, un hombre joven con el cabello trenzado, revisó las cuerdas del corral. Es verdad, jefe, están cortadas. Estos hombres vinieron a robar. Lobo Negro se acercó a Maverick. Lo estudió en silencio durante un largo momento. Luego, sorprendentemente puso una mano en su hombro. Salvaste nuestros caballos. Salvaste el orgullo de nuestra tribu.

Solo hice lo correcto, respondió Maverick. Muchos hombres no habrían arriesgado su vida por caballos que no son suyos todavía, dijo el jefe. Su voz tenía un nuevo tono de respeto. Pero tú lo hiciste. Los guerreros alrededor murmuraban entre ellos. Maverick captó algunas palabras en apache, valiente, fuerte. Digno. Uno de los ancianos de la tribu se acercó. Tenía el rostro cubierto de arrugas profundas y ojos que habían visto muchas lunas. Habló en apache a lobo negro, quien asintió.

El anciano águila sabia dice que los espíritus te guiaron esta noche, tradujo el jefe. Dice que eres digno de unirte a nuestra familia. Maverig no sabía qué decir. No había hecho nada extraordinario. Solo había protegido lo que estaba bien proteger. Entre la multitud que se había reunido, vio una figura familiar. El velo blanco brillaba a la luz de las antorchas. Pájaro de plata estaba allí observando. Y aunque no podía ver su rostro, Maverick sintió algo diferente en su postura.

ya no parecía tan rígida, tan distante. Los guerreros se llevaron a los ladrones, que serían escoltados fuera del territorio Apache, con una advertencia clara, nunca regresar. El campamento lentamente volvió a la calma, pero algo había cambiado. Cuando Maverick caminaba de regreso a su tienda, los guerreros que pasaban a su lado asentían con respeto. Los niños lo miraban con admiración. Las mujeres sonreían. Ya no era solo el extraño que venía a casarse con la hija rechazada del jefe.

Ahora era el hombre que había protegido a la tribu. Antes de entrar a su tienda, Maverick miró una vez más hacia donde había estado pájaro de plata, pero ella se había ido como un fantasma en la noche. Mañana sería la ceremonia, mañana el velo se levantaría. Pero esta noche Maverick había ganado algo más valioso que tierras. había ganado respeto. El sol del atardecer pintaba el desierto de naranja y púrpura cuando comenzó la ceremonia. Maverick estaba de pie en el centro del campamento, vistiendo una camisa nueva que había comprado en el pueblo.

Su corazón latía tan fuerte que estaba seguro de que todos podían escucharlo. La tribu completa se había reunido alrededor de la fogata ceremonial. Los tambores comenzaron a sonar. un ritmo constante y profundo que parecía salir de la tierra misma. Las mujeres cantaban en apache, sus voces elevándose hacia el cielo como pájaros. Lobo Negro estaba frente a Maverick, vestido con su mejor ropa ceremonial. Plumas de águila adornaban su cabello y pinturas sagradas decoraban su rostro. “Hoy,”, dijo el jefe en voz alta para que todos escucharan, “un extraño se convierte en familia.

” Un forastero se convierte en hermano. Maverick ha demostrado coraje, ha demostrado honor, es digno de unirse a nosotros. Los guerreros golpearon sus lanzas contra el suelo en señal de aprobación. El sonido retumbó como truenos. Entonces ella apareció. Pájaro de plata caminaba lentamente entre las tiendas, escoltada por dos mujeres ancianas. El velo blanco cubría cada parte de ella, desde la cabeza hasta los pies. se movía con gracia, pero Maverick podía sentir su nerviosismo en cada paso. El campamento se quedó en silencio.

Solo los tambores continuaban su ritmo constante. Pájaro de plata se detuvo frente a Maverick a apenas 1 metro de distancia. Era la primera vez que estaban tan cerca. Él podía ver como el velo se movía ligeramente con su respiración. Lobo negro levantó las manos al cielo. Los espíritus nos observan. El Sol es testigo, la Tierra es testigo. Hizo una pausa, sus ojos moviéndose entre Maverik y su hija. Que esta unión traiga bendiciones a ambos. Una de las ancianas se acercó con un cuenco humeante.

Dentro había hierbas sagradas que llenaban el aire con un aroma dulce y terroso. Pasó el humo alrededor de Maverick, luego alrededor de Pájaro de Plata. Otra anciana se acercó a Maverick, le ató una cuerda roja alrededor de su muñeca. Luego hizo lo mismo con pájaro de plata, conectándolos simbólicamente. “Lo que está unido aquí no puede separarse”, dijo lobo negro solemnemente. Los tambores aumentaron su ritmo. Las mujeres cantaban más fuerte. El fuego de la ceremonia crepitaba y chispeaba, enviando chispas hacia el cielo oscurecido.

Entonces llegó el momento. Lobo Negro miró a su hija. Por primera vez desde que Maverick lo conocía, vio emoción real en el rostro del jefe. Sus ojos brillaban, no con dureza, sino con algo más suave. Amor paternal quizás, o tal vez alivio. Ha llegado el momento dijo el jefe. Su voz ahora más suave. El velo debe levantarse. El silencio que siguió fue absoluto. Incluso los tambores se detuvieron. 200 personas contenían la respiración. Lobo Negro se acercó a su hija y gentilmente colocó sus manos en los bordes del velo.

Maverik sintió su estómago dar un vuelco. ¿Qué vería? Una mujer deformada, cicatrices horribles. ¿Por qué todos en la tribu la habían rechazado? El jefe comenzó a levantar el velo lentamente. Primero aparecieron los pies descalzos y delicados. Luego las piernas cubiertas por un vestido de piel de ante bellamente decorado. Luego las manos pequeñas y finas. El velo subía cada vez más. Maverick vio el cuello de pájaro de plata, delgado y elegante, luego su barbilla, y entonces el velo cayó completamente.

Maverick olvidó cómo respirar. Pájaro de plata era absolutamente hermosa. No era solo bonita, era extraordinaria. Tenía pómulos altos y delicados, labios perfectamente formados, una nariz recta y elegante. Pero lo que realmente cautivó a Maverick fueron sus ojos. Eran diferentes. Uno era de un marrón profundo, cálido como la tierra después de la lluvia. El otro era de un azul claro, brillante como el cielo de verano, ojos de dos colores diferentes. Maverick había oído hablar de esto, pero nunca lo había visto.

Heterocromía, lo llamaban los doctores. Algunas personas nacían así, con ojos de colores distintos. El campamento explotó en murmullos. Algunos guerreros se veían confundidos. Las mujeres susurraban entre ellas. Los niños señalaban con curiosidad. Pero Maverick no podía apartar la mirada, no de horror, sino de asombro. Pájaro de plata lo miraba directamente y en esos ojos dispares había miedo. Miedo a ser rechazada una vez más, miedo a ver disgusto en el rostro de Maverick. Pero Maverick no sentía disgusto, sentía algo completamente diferente.

“Eres hermosa”, dijo en voz baja, “solo para ella”. Los ojos de pájaro de plata se abrieron con sorpresa. Por un momento pareció no creer lo que había escuchado. “Tus ojos son Maverick buscó las palabras correctas. Son únicos, como el amanecer y el atardecer juntos.” Una lágrima rodó por la mejilla de pájaro de plata, luego otra, pero no eran lágrimas de tristeza. Lobo Negro observaba la escena con expresión seria. Entonces habló su voz resonando sobre el campamento silencioso.

Mi hija nació con esta diferencia. En nuestra tribu algunos lo vieron como una maldición. Dijeron que los espíritus estaban confundidos, que no sabían qué color darle a sus ojos. Dijeron que traería mala suerte. El jefe hizo una pausa, su mirada barriendo la multitud. Yo la llamé fea, la escondí detrás de un velo, pero no lo hice porque fuera fea. Su voz se quebró ligeramente. Lo hice para protegerla, porque sabía que los hombres de afuera vendrían. Hombres que verían su belleza y querrían tomarla por las razones equivocadas.

Hombres que no verían su corazón, solo su rostro. El campamento estaba completamente silencioso. Ahora necesitaba encontrar un hombre que aceptara casarse con ella sin saber cómo lucía. Un hombre que viera más allá de la apariencia, un hombre de honor. Lobo Negro miró directamente a Maveric y lo encontré. Maverick sintió el peso de esas palabras. Todo había sido una prueba. El ultimátum, las advertencias sobre su fealdad, el velo, todo diseñado para encontrar a alguien que aceptara a Pájaro de Plata por quien era, no por cómo lucía.

Pájaro de plata dio un paso hacia Maverick. Sus labios temblaban ligeramente mientras hablaba por primera vez. Su voz suave como el viento entre los árboles. ¿De verdad no te molestan mis ojos? Maverick tomó su mano gentilmente. Tus ojos son lo más hermoso que he visto en mi vida. Ella sonrió. Era una sonrisa tímida, frágil, como si no estuviera acostumbrada a sonreír. Pero iluminó su rostro como el sol. Los tambores comenzaron a sonar nuevamente, esta vez con un ritmo alegre.

Las mujeres comenzaron a cantar canciones de celebración. Los niños corrían alrededor de la fogata riendo y gritando. Lobo Negro levantó las manos. La ceremonia está completa. Maverick y Pájaro de Plata son ahora esposo y esposa. El campamento estalló en celebración. La celebración continuó hasta altas horas de la noche. Los tambores no dejaban de sonar. Las mujeres bailaban alrededor del fuego y los hombres compartían historias de casa y valentía. Pero Maverick apenas podía concentrarse en la fiesta. Su mente todavía procesaba todo lo que había pasado.

Pájaro de plata estaba sentada a su lado observando la celebración con una pequeña sonrisa. Ya no llevaba el velo y su cabello largo y negro caía libre sobre sus hombros. Cada vez que alguien pasaba cerca, ella bajaba la mirada instintivamente, como si todavía quisiera esconderse. “No tienes que esconderte más”, le dijo Maverick suavemente. Ella lo miró con esos ojos extraordinarios. Es difícil. Durante 5 años el velo fue mi protección, mi mundo. ¿Por qué 5 años exactamente? Pájaro de plata suspiró.

Cuando cumplí 15 años, comenzaron a llegar hombres al campamento. Comerciantes, cazadores, exploradores. Todos me miraban de manera extraña. Mi padre se dio cuenta de lo que estaba pasando. ¿Qué estaba pasando? Querían llevarme lejos. Uno de ellos ofreció 20 caballos por mí, otro ofreció oro. No les importaba quién era yo, solo querían poseerme como si fuera un objeto hermoso. Su voz se volvió más firme. Mi padre se enojó. Dijo que ningún hombre me tendría si solo veía mi apariencia.

Maverick comenzaba a entender la sabiduría del lobo negro. Entonces inventó la historia de que eras fea. Sí. me hizo usar el velo y esparció rumores. La hija del jefe es la más fea de la tribu, está Los hombres dejaron de venir, dejaron de mirarme. Pájaro de plata tocó suavemente su propio rostro. Pero con el tiempo empecé a creer las mentiras. Empecé a pensar que tal vez sí era que mis ojos diferentes eran algo malo. “Tus ojos no son algo malo”, dijo Maverick con firmeza.

son especiales. Ella sonrió tristemente. Mi madre decía lo mismo. Ella murió hace tres años. Decía que yo era un regalo de los espíritus, que tenía un pie en el mundo del día y otro en el mundo de la noche, que podía ver cosas que otros no podían. Y puedes pájaro de plata lo miró directamente. Puedo ver el corazón de las personas y tu corazón es bueno, Maverick. Lo supe desde el primer momento que llegaste. En ese instante, una anciana se acercó a ellos.

Era la misma que había realizado parte de la ceremonia. Sus ojos brillaban con sabiduría antigua. “Permíteme hablar con ustedes”, dijo en español. Su acento marcado pero comprensible. Maverick y pájaro de plata asintieron. La anciana se sentó con dificultad, sus huesos crujiendo. Yo soy Flor de Luna. Soy la curandera de esta tribu y la guardiana de nuestras historias. Es un honor conocerla, dijo Maverick. Flor de luna, miró a Pájaro de Plata con cariño. Esta niña es especial. Cuando nació con ojos de dos colores, algunos dijeron que era mala señal, pero yo sabía la verdad.

¿Cuál verdad?, preguntó Maverick. Los ojos de dos colores son una marca de los elegidos. En las historias antiguas de nuestro pueblo, solo los grandes líderes espirituales nacían así. Podían ver el pasado con un ojo y el futuro con el otro. Podían caminar entre dos mundos. Pájaro de plata parecía sorprendida. Nunca me contaste esto, abuela, porque tu padre me lo pidió. Él quería protegerte de aquellos que buscarían usarte por tus dones. Hay personas malas que creen que alguien con tus ojos tiene poder y querrían capturarte por eso.

Maverick sintió un escalofrío. Por eso el jefe fue tan cuidadoso. Exactamente. Flor de luna asintió. Lobo Negro es un padre sabio. Sabía que necesitabas un hombre que te aceptara sin saber de tu belleza o de tus dones especiales. Un hombre que te eligiera solo por honor y por corazón. La anciana miró a Maverick con intensidad. Y tú, vaquero, pasaste la prueba cuando aceptaste casarte sin ver su rostro. Cuando protegiste nuestros caballos sin esperar recompensa, demostraste tu verdadero carácter.

Maverick se sintió humilde. Solo hice lo que era correcto. Eso es exactamente lo que hace a un hombre verdadero, respondió Flor de Luna. Se puso de pie lentamente. Ahora les diré algo más. Sus caminos estaban destinados a cruzarse. Los espíritus me lo mostraron en un sueño hace tres lunas. Vi a un hombre de sombrero llegando del este y vi como su llegada traería cambio y sanación. Con esas palabras misteriosas, la anciana se alejó hacia la oscuridad, dejando a Maverick y Pájaro de Plata solos nuevamente.

El silencio entre ellos era cómodo. Ahora, la música y las risas de la celebración continuaban alrededor, pero parecían estar en su propia burbuja de tranquilidad. ¿Tienes miedo?, preguntó pájaro de plata de repente. Miedo de qué, de estar casado con alguien diferente, con alguien que tiene dones extraños. Maverick pensó cuidadosamente antes de responder. He pasado mi vida sintiéndome diferente, sin familia, sin hogar, siempre buscando un lugar donde pertenecer. Así que no, no tengo miedo de alguien diferente. De hecho, creo que por eso nos entendemos.

Pájaro de plata tomó su mano. Sus dedos eran suaves, pero fuertes. Mi padre te dará las tierras que prometió. Son buenas tierras cerca del río. Podemos construir una casa allí. Una casa. Maverick sintió calidez en el pecho. ¿Tú querrías vivir allí? ¿No en el campamento con tu tribu? Quiero vivir donde pueda ser yo misma, sin velo, sin esconderme. Sus ojos dispares brillaban a la luz del fuego. Y quiero estar con alguien que me ve por quien realmente soy.

En ese momento, Lobo Negro se acercó, ya no llevaba su expresión seria habitual. En su lugar había algo que podría llamarse felicidad. “Maverick”, dijo el jefe sentándose junto a ellos. Quiero agradecerte. ¿Agradecerme? ¿Por qué? Por darle a mi hija algo que yo no pude darle durante 5 años. Libertad. Libertad de ser ella misma. Lobo Negro miró a pájaro de plata con ternura. Pensé que la estaba protegiendo con el velo y las mentiras, pero en realidad solo estaba enjaulando a un pájaro que necesitaba volar.

Pájaro de plata abrazó a su padre. Hiciste lo que creíste correcto, Padre, y al final me trajiste al hombre correcto. Lobo Negro sonrió, una sonrisa genuina y cálida. Mañana te mostraré las tierras. Son tuyas ahora, Maverick, y con ellas mi bendición. El jefe se levantó y regresó a la celebración, dejándolos solos nuevamente. Maverik miró hacia el cielo nocturno. Las estrellas brillaban intensamente sin luna que compitiera con su luz. Pensó en el camino que lo había traído aquí.

Años de vagabundeo, de soledad, de búsqueda. Y ahora, finalmente había encontrado más que tierras. Había encontrado un hogar, había encontrado una familia, había encontrado a alguien que lo veía por quien realmente era, así como él la veía a ella. Pájaro de plata recostó su cabeza en su hombro. ¿En qué piensas? Pienso que vine buscando tierra, respondió Maverick honestamente. Pero encontré un tesoro. Ella levantó la vista hacia él, sus ojos diferentes capturando la luz del fuego y las estrellas.

Yo también”, susurró. Y en ese momento, mientras la celebración continuaba y el desierto los envolvía en su abrazo eterno, Maverik supo que había tomado la decisión correcta. El ultimátum del jefe Apache no había sido una maldición, había sido el comienzo de algo hermoso.