Una indigente ayuda a un niño sin saber que es hijo de un gran millonario al ver esa escena el hombre toma una decisión que cambiaría su vida para siempre sara estaba sentada en una pequeña banca de cemento junto al parque con la mirada perdida y los brazos cruzados para aguantar el frío llevaba una sudadera vieja rota del lado del codo y un pantalón que ya ni sabía de qué color era originalmente tenía hambre pero no lo pensaba mucho lo que más la traía inquieta a esa tarde era no saber dónde dormiría esa noche el refugio donde a veces se quedaba cerraba temprano los
lunes y ya era tarde había pasado la noche anterior caminando sin rumbo por las calles y no quería repetirlo pero parecía que no tenía muchas opciones en eso frente a ella cruzando la calle un niño de unos 6 años corría como loco venía riéndose con las manos levantadas persiguiendo unas palomas de pronto se tropezó con una raíz que salía de la banqueta y cayó de boca el golpe sonó fuerte sara se paró sin pensarlo no fue la única que lo vio pero sí fue la única que se acercó el niño lloraba y se tallaba los ojos asustado
con una raspadura en la frente y los cordones del zapato completamente sueltos sara se agachó sin acercarse mucho y le habló con calma no se lo pensó dos veces lo vio como una criatura pequeña que necesitaba ayuda se le notaba lo asustada que estaba la gente al verla acercarse como si por estar sucia fuera peligrosa pero el niño sin miedo le levantó los ojos tenía las mejillas llenas de lágrimas ella con mucho cuidado le limpió la tierra del pantalón y le preguntó si estaba bien el niño solo asintió con la cabeza mientras seguía llorando bajito ella vio que uno
de los cordones estaba tan enredado que si el niño se paraba así iba a caerse otra vez entonces sin decir nada se agachó más tomó su zapato con cuidado y empezó a amarrarlo el niño dejó de llorar por un momento y se quedó mirándola no le decía nada pero no se movía cuando terminó de amarrar el primer zapato empezó con el otro sara lo hizo con tanto cuidado como si fuera algo importante y en realidad sí lo era lo que Sara no sabía era que unos metros atrás dentro de un carro oscuro estacionado al lado del parque un hombre la estaba observando alejandro de traje
gris se había bajado apenas unos segundos después de ver que su hijo había corrido demasiado lejos lo siguió con la vista pero cuando lo vio caer se le aceleró el corazón ya iba a correr cuando vio que alguien más llegaba primero en cuanto se dio cuenta de que era una mujer en situación de calle dudó un momento pero cuando vio como ella trataba a Mateo lo dejó de dudar alejandro no dijo nada se quedó ahí parado viendo como esa desconocida ayudaba a su hijo como si lo conociera no con pena ni con prisa sino con cariño
fue entonces que escuchó la risa de su hijo mateo todavía con los cachetes húmedos por las lágrimas soltó una pequeña carcajada cuando Sara terminó de amarrar el último nudo ella le hizo una mueca chistosa y el niño no pudo evitar reírse “¿estás mejor?” le preguntó ella con voz tranquila el niño asintió otra vez y señaló hacia el carro “ahí está mi papá” dijo levantando la mano sara volteó y se quedó helada alejandro ya caminaba hacia ellos alto bien vestido con cara seria pero no molesto todo lo contrario cuando llegó se agachó junto a
su hijo y lo revisó rápido ¿te lastimaste le preguntó mientras le veía la frente no ya me curó dijo Mateo señalando a Sara ella bajó la mirada no sabía si quedarse o irse sentía que ya había hecho lo que tenía que hacer y que no pintaba en ese momento pero antes de que se pusiera de pie Alejandro le habló gracias por ayudarlo no y fue nada dijo ella sin mirarlo directo sí fue insistió él mucho ¿estás bien sara lo miró sorprendida no estaba acostumbrada a que alguien le preguntara eso hizo un gesto como de más o menos y trató de irse pero
el niño la detuvo tomándola del brazo te vas le dijo con voz bajita tengo que irme campeón pero ¿vas a volver sara se agachó de nuevo y le sonrió no sé a veces estoy por aquí mateo la abrazó sin miedo sin duda fue un momento tan puro que incluso a Alejandro se le apretó el pecho no sabía por qué pero ver a su hijo abrazando a esa mujer que minutos antes era una completa desconocida le movió algo por dentro ¿te gustaría que te invite a algo de comer le preguntó Alejandro sara lo miró como si le hubiera dicho algo muy raro no hace falta de verdad no
lo digo por lástima solo quiero agradecerte vamos a cenar por allá cerca ¿nos acompañas ella lo pensó un poco miró su ropa sus manos sucias sus tenis gastados se sintió fuera de lugar pero también sintió hambre y más que eso sintió que alguien por primera vez en mucho tiempo la veía con otros ojos no como un problema no como una carga solo como una persona alejandro no insistió esperó en silencio está bien dijo ella al fin pero nada caro ¿eh mateo brincó de gusto y le tomó la mano como si fueran amigos de toda la vida sara no pudo evitar sonreír mientras caminaban
rumbo al auto la gente los miraba con cara de confusión un hombre bien vestido un niño sonriente y una mujer con la ropa sucia y el cabello recogido en un chongo improvisado pero ninguno de los tres se fijaba en eso en ese momento lo único que importaba era que algo sin que nadie lo planeara había empezado a cambiar sara no volvió al parque al día siguiente ni al siguiente después de aquella cena se sintió rara había comido bien sí pero la mezcla de comida caliente atención y palabras amables la dejaron con la cabeza revuelta no estaba
acostumbrada pensó que después de eso ya no se lo encontraría nunca más que el niño la olvidaría en cuestión de días como todos olvidan lo que no les conviene recordar pero no fue así alejandro tampoco olvidó esa noche mientras veía la televisión sin ponerle atención su cabeza seguía dando vueltas había algo en esa mujer que le llamaba la atención no por su ropa ni por cómo hablaba ni porque fuera simpática sino por algo más algo que no podía explicar y luego estaba Mateo desde que murió su mamá no se había apegado a nadie ninguna niñera ninguna maestra ni siquiera la
psicóloga que le recomendaron gonzara había pasado algo diferente no solo la aceptó la buscaba pasaron tres días hasta que Alejandro volvió a llevar a Mateo al parque el niño no quería ir a otro lugar solo preguntaba por la chica buena como la llamaba él alejandro sabía que no podía prometerle nada pero algo en su interior le decía que tal vez volverían a verla así que lo llevó sin decirle mucho esperando que la casualidad hiciera su parte sara estaba ahí pero no en la banquita donde solía sentarse esta vez estaba parada cerca del carrito de elotes
ayudando a una señora que vendía esquites le había pedido chance de ayudarle con la charola a cambio de una cena la señora aceptó porque la conocía de vista y sabía que no se metía con nadie mateo la vio antes que su papá se bajó del auto casi sin esperar a que se lo abrieran y corrió directo hacia ella sara se agachó de golpe cuando lo vio venir y casi se cae con todo y la charola de vasos el niño se le colgó del cuello como si la conociera de toda la vida “sí volviste” gritó Mateo sonriendo con todos los dientes sara se rió era imposible no hacerlo tú también campeón
pensé que ya te habías olvidado de mí te busqué dijo con toda la seriedad de un niño de 6 años alejandro llegó caminando detrás con paso tranquilo sara lo vio venir y se puso un poco nerviosa no porque tuviera miedo sino porque no sabía si estaba bien que se emocionara tanto al verlo Alejandro la saludó con la cabeza como si fueran viejos conocidos ella le devolvió el gesto gracias por no desaparecer le dijo él sin adornos no fue por ti respondió Sara en broma fue porque doña Carmen me dejó cargar su charola estoy pagando mi
esquite te lo pago yo dijo Alejandro sin pensar no ni lo sueñes este me lo gano yo alejandro sonríó le gustaba esa forma de hablar directa sin filtros no estaba acostumbrado la mayoría de la gente con la que hablaba en su día a día le medía las palabras sarano tienes unos minutos preguntó mateo quiere invitarte a jugar a jugar a empujar el columpio dice que tú lo empujas mejor que yo sara soltó una carcajada esa que le salía de forma natural sin esfuerzo le entregó la echarola a doña Carmen que ya venía de
regreso y le pidió chance de ausentarse un rato va pero solo un rato luego me toca barrer el parque estaba casi vacío el sol empezaba a esconderse y había una brisa fría que sacudía las ramas de los árboles mateo se trepó al columpio con toda la energía del mundo sara lo empujaba con fuerza pero siempre cuidando que no volara demasiado alejandro los miraba desde una banca cruzó los brazos y se recargó como si tuviera todo el tiempo del mundo después de unos minutos Mateo se cansó y fue a buscar una pelota que alguien había dejado
abandonada sara se sentó al lado de Miness Alejandro sin mucho plan estaba sudada polvosa y se sentía fuera de lugar otra vez pero algo la mantenía ahí siempre vienes a este parque preguntó Alejandro cuando puedo no siempre tengo ganas de ver gente entiendo hubo un momento de silencio que no se sintió incómodo ambos miraban al niño jugar había algo tranquilo en ese momento algo que ni ella ni él sabían cómo explicar pero que se sentía bien ¿tienes hijos preguntó ella de pronto solo Mateo su mamá murió hace dos años lo siento yo
también sara bajó la mirada no por tristeza sino porque no sabía qué más decir alejandro la observó de reojo tenía curiosidad quién era realmente cómo había llegado hasta ese punto no se atrevía a preguntarle aún ¿no pero sí quería saber más y tú dijo ella ahora siempre te vistes como si fueras a una junta alejandro soltó una risa corta sincera costumbre trabajo en una empresa que fabrica partes industriales tengo que andar corriendo todo el día suena aburrido lo es se quedaron callados de nuevo mateo regresó corriendo con la pelota en las manos y los interrumpió se
la dio a Sara como si fuera un regalo y luego se fue a treparse a una resbaladilla ella sostuvo la pelota entre las manos y sonró ese niño es diferente” dijo “no sé cómo explicarlo pero tiene algo.” Tiene mucho de su mamá respondió Alejandro viendo a lo lejos Sara lo miró de nuevo esta vez más detenidamente no era el típico papá ausente ni el tipo de rico arrogante que había conocido otras veces tenía algo roto por dentro igual que ella y eso aunque no lo dijeran los hacía parecidos cuando se despidieron fue rápido ella le
devolvió la pelota a Mateo y le prometió que tal vez lo vería otro día alejandro le pidió su nombre y ella se lo dio sin pensar sara dijo de Sara Leticia pero nadie me dice así alejandro contestó él como si hiciera falta ya lo sabía campeón te delató ambos se rieron luego ella se alejó sin decir adiós como si no quisiera darle importancia pero mientras caminaba de vuelta hacia el carrito de esquites no pudo evitar voltear a verlos de nuevo mateo le tiró un beso con la mano ella lo atrapó en el aire y se lo guardó en el corazón sin que nadie la
viera el sábado por la mañana el sol ya calentaba fuerte desde temprano el parque estaba lleno de familias globos música bajita en alguna bocina perdida y niños corriendo de un lado a otro sara caminaba despacio entre los árboles sin prisa había dormido poco pero esa noche sí consiguió espacio en el refugio aún traía el olor a jabón barato en la ropa pero al menos se sentía limpia y un poco más tranquila pensaba ir a ver si doña Carmen la dejaba ayudarle otro rato pero algo la detuvo a unos metros cerca de los juegos escuchó una vocecita conocida
gritando su nombre sara Sara volteó y ahí estaba con los cachetes bien rojos y la camiseta empapada de sudor mateo corriendo con los brazos abiertos detrás de él Alejandro caminaba cargando una mochila y una gorra en la mano sara abrió los ojos sorprendida otra vez tú sí te dije que volvería el niño le saltó encima como si fuera una especie de premio y ella apenas alcanzó a sostenerlo lo bajó de inmediato porque ya estaba grande y pesaba más de lo que aparentaba alejandro llegó enseguida buenos días dijo mirándola con calma hola no pensé verlos hoy mateo insistió
no quiso ir a ningún otro lugar lo traje por si teníamos suerte y la tuvimos dijo Mateo orgulloso sara sonrió no pudo evitarlo esa forma tan natural de llegar a su vida la tenía confundida no entendía por qué pero se sentía menos sola cuando ellos estaban cerca “¿ya desayunaste?” preguntó Alejandro directo “más o menos ¿quieres acompañarnos a un picnic?” Sara arqueó una ceja picnic alejandro abrió la mochila y le mostró unos sándwiches envueltos un par de jugos manzanas y papas nada elegante nada de restaurante caro solo comida hecha en casa mateo ayudó a preparar
todo yo corté el jamón dijo el niño como si fuera un logro mundial sara se ríó está bien pero si el jamón está muy grueso no me hago responsable buscaron un espacio con sombra y pusieron una manta en el pasto alejandro se sentó con las piernas estiradas Sara con las rodillas pegadas al pecho y Mateo revoloteando alrededor como mosquito contento comieron entre risas entre preguntas sin filtro del niño y respuestas sinceras de ambos alejandro no preguntó nada sobre la vida de Sara ni de dónde venía ni qué hacía solo le
ofreció un rato tranquilo y eso sin que nadie lo dijera valía mucho después del picnic Mateo quiso ir a buscar lagartijas entre los arbustos y Sara fue con él alejandro los miraba desde lejos con los ojos entrecerrados por el sol pero con la mirada suave en ese momento pensó que hacía tiempo no lo veía tan feliz y también pensó que él tampoco se había sentido así en años cuando ya el sol estaba bajando y el calor se empezaba a ir Mateo se quedó dormido sobre la manta con la cabeza recargada en una mochila sara lo cubrió
con una chamarra y se sentó al lado de Alejandro se agotó dijo ella parece que corrió medio mundo es feliz contigo respondió él sin pensarlo demasiado sara se quedó callada no sabía qué decir alejandro tampoco insistió no estoy acostumbrada a esto dijo después de un rato a qué a que la gente me vea así como tú me estás viendo ahora como si valiera la pena alejandro giró el rostro y la miró directo ¿y cómo ¿se supone que te vea no sé como todos como si estorbara yo no pienso eso ella respiró hondo se notaba
que quería decir algo más pero se aguantó no quería arruinar lo que fuera que estaba pasando sé que esto no es normal dijo él de pronto lo sé no es común que una mujer que conociste en la calle se vuelva tan cercana a tu hijo pero yo tampoco soy el tipo de persona que hace lo que todos esperan sara lo miró con desconfianza me estás diciendo que esto que nosotros te estoy diciendo que Mateo necesita a alguien como tú cerca y que yo también creo que eso no pasa por accidente ella bajó la mirada el corazón le latía en fuerte pero no quería que se
le notara mira no quiero que pienses que tengo algún plan raro siguió Alejandro solo estoy diciendo que si tú quieres puedes pasar más tiempo con nosotros no tienes que decidir ahora pero piénsalo sara no respondió solo lo miró un rato luego asintió con la cabeza sin sonreír sin decir que sí ni que no fue un gesto pequeño pero honesto y eso bastó cuando Mateo despertó estaba un poco desorientado pero feliz sara lo ayudó a pararse le limpió las hojitas del cabello y le dio el jugo que había quedado en la mochila el niño la miraba como si fuera de su familia como si
siempre hubiera estado ahí antes de despedirse Alejandro le ofreció llevarla en el coche ella se negó como siempre si la gente me ve bajando de un carro como el tuyo no me van a creer que no robé nada bromeó está bien dijo él pero déjame al menos acompañarte un tramo caminó con ella y con Mateo hasta la entrada del parque ahí se despidieron el niño la abrazó fuerte otra vez y le hizo prometer que volvería al día siguiente sara no prometió nada pero lo pensaba hacer alejandro antes de irse le pidió el número de teléfono sara sacó un
papelito arrugado del bolsillo no tengo celular pero este es el del refugio donde a veces estoy si me dejan recados los recibo lo anotaré ella se alejó con paso tranquilo mirando al frente pero con la cabeza llena de cosas esa tarde algo en ella cambió no sabía cómo llamarlo pero lo sentía y eso en su mundo ya era bastante era lunes por la mañana y el parque estaba casi vacío apenas un par de personas caminando uno que otro señor haciendo ejercicio y unas señoras platicando junto a la entrada sara se sentó en su banquita de siempre con un vaso de café que alguien le regaló a la salida del refugio no tenía
planes para ese día tal vez ir al mercado a ver si encontraba algo que hacer o caminar por la colonia buscando alguna chamba rápida pero no le dio tiempo ni de pensar demasiado a lo lejos vio una figura que ya se le hacía conocida alejandro venía solo sin Mateo esta vez con camisa blanca y lentes oscuros caminaba firme como si ya supiera que la iba a encontrar otra vez tú” dijo Sara apenas lo tuvo enfrente “¿te molesta?” “Depende ¿traes café?” Él se rió y se sentó a su lado sin pedir permiso “no pero traigo una idea.” Una idea una propuesta más bien sara lo miró
de lado desconfiada no por él exactamente sino porque su instinto le decía que cuando algo suena bonito casi siempre hay algo raro detrás quiero contratarte dijo Alejandro sin rodeos ¿qué sí quiero que trabajes conmigo ¿de qué hablas ¿quieres que te ayude con tus papeles o qué quiero que cuides a Mateo sara soltó una risa incrédula pensó que era una broma pero al ver la cara de Alejandro se dio cuenta de que hablaba en serio ¿estás loco un poco pero también estoy desesperado mateo no se lleva con nadie no confía en nadie no habla tanto con
nadie como contigo eso no significa que yo pueda hacerme cargo de él no te estoy pidiendo que lo eduques ni que te conviertas en su mamá solo quiero que pases tiempo con él que lo acompañes que le des un poco de la calma que tú le das cuando están juntos sara se quedó en silencio tomó un sorbo de su café ya frío y pensó “Era la cosa más loca que le habían propuesto en mucho tiempo pero también la más humana ¿y cómo sabes que no me voy a robar algo de tu casa o que no voy a lastimar a tu hijo no lo sé pero confío en lo que veo
¿y qué ves a una mujer que le amarró los zapatos a un niño desconocido sin esperar nada eso no se finge sara se rascó la frente y suspiró estaba nerviosa incómoda pero también sentía algo raro en el pecho como si parte de ella quisiera decir que sí ¿dónde vives en Lomas del Sur no manches ¿quieres llevar a una mujer como yo a una casa como esa sí ¿y qué va a decir tu familia tus amigos tu gente rica me da igual lo que digan sara lo miró con más atención no parecía estar mintiendo no parecía el tipo de persona que dijera cosas solo
para quedar bien aún así el miedo estaba ahí mira no sé dijo ella al fin yo tengo un pasado Alejandro uno que no te va a gustar he estado en la en calle por años he he hecho cosas que no me enorgullecen no soy alguien que pueda cuidar a un niño como el tuyo ¿has lastimado a alguien no has robado sí sigues haciéndolo no hace mucho que no entonces no me importa tu pasado me importa lo que hagas hoy sara lo miró fijo esperando ver una señal de burla algo que la hiciera sentir como una tonta por creer pero no encontró nada de eso ¿y
qué tendría que hacer estar con Mateo en las tardes recogerlo de la escuela llevarlo al parque jugar con él lo que ya haces pero con un poco de orden yo me encargo de todo lo demás ¿y me vas a pagar claro ¿y me vas a dar ropa ¿dónde bañarme ¿dónde dormir sí y si un día me harto y me voy entonces te vas y no pasa nada pero al menos inténtalo sara se pasó las manos por la cara estaba abrumada su cabeza iba a 1000 por hora era demasiada confianza demasiada oferta demasiado para una vida como la suya ¿me puedo tomar el día para pensarlo
tómate lo que necesites pero quiero que sepas algo mateo te está esperando pregunta por ti todos los días y si tú dices que no se va a poner triste no lo digo para presionarte solo para que lo sepas alejandro se levantó sacó una tarjeta del bolsillo interior de su cartera y se la extendió aquí está la dirección si decides venir pregúntale a Ana ella te va a dejar pasar sara tomó la tarjeta con cuidado como si se fuera a romper vio como se alejaba y se guardó el papel en el bolsillo se quedó sentada un rato más sin moverse mirando el parque el
pasto seco el vaso de café vacío entre las manos pensaba en Mateo en su risa en cómo le había dado esa pelota vieja como si fuera un tesoro pensaba en la posibilidad de tener un techo aunque fuera por unos días y también pensaba en la última vez que alguien confió en ella no podía recordarlo esa tarde no fue al mercado ni regresó al refugio caminó sin rumbo dándole vueltas a todo hablando sola en voz bajita como si alguien le pudiera responder la vida no le había dado muchas oportunidades y las pocas que
tuvo las echó a perder pero esta se sentía diferente cuando cayó la noche aún tenía la tarjeta en la mano la miraba como si le hablara le temblaban los dedos no sabía si tenía el valor para tocar esa puerta no sabía si se lo merecía pero sabía que quería intentarlo sara se paró frente al portón gris con el corazón latiéndole en el cuello había caminado tres cuadras desde la última parada del camión y aunque no estaba tan lejos sentía que las piernas le temblaban como si hubiera corrido un maratón la casa era enorme de esas que
tienen cámaras en las esquinas rejas eléctricas y una de esas chapas que no tienen ni botón ni llave solo un timbre chiquito a un lado sara dudó tuvo la tarjeta de Alejandro entre los dedos por 10 minutos antes de animarse a tocar cuando apretó el botón la voz de una mujer sonó por el interfón ¿quién es vengo eh soy Sara alejandro me dijo que preguntara por Ana un silencio breve un momento pasaron unos segundos y el portón se abrió con un zumbido sara cruzó la entrada con pasos cortos el jardín estaba tan parejito que parecía
de revista las flores acomodadas por color los arbustos cortados como si alguien usara regla todo tan limpio que a Sara le dio pena pisar la puerta principal ya estaba abierta adentro una mujer de unos 50 pelo recogido en un chongo apretado y mirada afilada la esperaba con los brazos cruzados llevaba un delantal gris sin una sola mancha tenía cara de que nada se le escapaba ¿tú eres Sara sí buenos días pasa el señor Alejandro me avisó sígueme sara cruzó el umbral y la casa la tragó todo era blanco grande con ese olor a cera
para muebles y piso recién trapeado caminó detrás de Ana como si pisara hielo se sentía fuera de lugar como un manchón en una pintura limpia llegaron a una sala enorme con un ventanal que daba al jardín un sillón gigante una mesa de centro sin un solo papel ni una revista ni una taza todo perfectamente ordenado ahí se quedaron el señor Alejandro no está pero dijo que tú sabías por qué venías dijo Ana seca como si ya no quisiera hablar más sí me ofreció un trabajo ajá me dijo que ibas a estar con el niño en las tardes que ibas a quedarte en el cuarto del fondo del
fondo sí hay un cuarto junto al área de lavado tiene baño propio no es como los de arriba pero está decente te lo arreglamos en la mañana si quieres puedes verlo sara solo asintió sentía que cualquier cosa que dijera iba a sonar mal ana caminó por un pasillo largo y Sara la siguió bajaron un par de escalones hasta llegar a una puerta blanca la abrió el cuarto era pequeño con una cama individual una mesa de noche y una ventana chiquita en lo alto estaba limpio eso sí pero se sentía frío ajeno aquí puedes dejar tus cosas no traigo
nada ana solo hizo un gesto leve con la cabeza y se fue sara se sentó en la orilla de la cama el colchón era más duro de lo que esperaba se quedó ahí mirando la ventana no sabía si sentirse agradecida nerviosa o arrepentida un rato después escuchó voces el timbre de Mateo era inconfundible gritaba su nombre como si jugara a que lo buscara sara se paró de inmediato y salió mateo apareció corriendo por el pasillo con una mochila colgando de un brazo ¿viniste sí viniste te lo dije papá alejandro apareció detrás con una
sonrisa que parecía de alivio hola Sara qué bueno que llegaste hola sí aquí ando ¿te enseñaron tu cuarto sí gracias está bien no necesito mucho alejandro asintió no hizo preguntas raras ni intentó quedar bien solo le extendió una bolsa con una botella de agua y unos papeles esto es un pequeño contrato nada legal complicado solo algo para que te sientas segura también hay algo de efectivo para estos días y la ruta del camión por si algún día necesitas salir y volver sola sara agarró la bolsa pero no la abrió sentía que todo pasaba muy rápido
y en su cabeza todavía no terminaba de entender cómo había llegado ahí ¿quieres merendar con nosotros preguntó Alejandro no quiero estorbar no estorbas estás invitada mateo la tomó de la mano y tiró de ella hacia la cocina ahí sí que Sara se sintió chiquita la cocina era como de programa de televisión todo de acero limpio ordenado alejandro sirvió unos platos con sopa de letras y pan con mantequilla nada fancy nada extraño comida sencilla “¿tú cocinaste?” preguntó Sara mientras se sentaban sí pero no lo digas muy fuerte
ana se enoja ¿por qué porque dice que la estorbo en la cocina mateo río sara también empezaron a comer aunque Sara estaba tensa algo en el ambiente se fue soltando mateo no dejaba de hablarle contarle cosas de la escuela de sus dibujos de un perrito que quería tener sara solo escuchaba y de vez en cuando le respondía algo no sabía si estaba haciendo bien las cosas pero al menos el niño se veía contento después de la comida Mateo subió a su cuarto y Alejandro acompañó a Sara al pasillo puedes moverte por la casa con libertad
si alguna vez te sientes incómoda dime no quiero que sientas que estás atrapada aquí no me siento atrapada solo no sé si pertenezco alejandro la miró con calma mateo piensa que sí y yo también sara no supo qué decir asintió otra vez y regresó a su cuarto cerró la puerta despacio se sentó en la cama y por primera vez en mucho tiempo lloró bajito no de tristeza tampoco de alegría lloró porque estaba asustada porque cuando una persona ha vivido tanto en la calle tener un techo no solo da calma también da miedo miedo de perderlo miedo de no
estar a la altura miedo de que todo sea una ilusión y esa noche antes de dormir se prometió a sí misma que no se iba a ir corriendo que iba a intentarlo aunque no se sintiera suya esa casa aunque tuviera miedo aunque dudara de todo porque tal vez solo tal vez ahí podría empezar algo nuevo sara llevaba 4 días en la casa 4 días aprendiendo a moverse sin hacer ruido a no tocar lo que no era suyo y a no meterse donde no la llamaban ya sabía a qué hora llegaba el camión de Mateo qué comida le gustaba y hasta cómo lo convencía de hacer la tarea con dibujos
y promesas de cuentos cada día que pasaba sentía menos miedo aunque no del todo esa tarde mientras Sara le leía a Mateo una historia de piratas en el sillón del cuarto de juegos Ana entró sin tocar sara el señor Alejandro quiere que te quedes a cenar hoy viene la señora Lucía ¿quién es su cuñada ah Ana no dijo más solo salió seria como siempre sara siguió leyendo pero ya no estaba tan concentrada algo en el tono con el que Ana dijo “La señora Lucía la dejó incómoda no sabía si era solo su imaginación pero algo se sentía distinto
esa tarde a las 7 en punto bajó a la cocina alejandro ya estaba en la sala hablando por teléfono cuando la vio colgó rápido y se acercó gracias por quedarte quiero que conozcas a Lucía ha estado muy presente con Mateo estos años casi como una tía ¿está bien que yo esté claro eres parte de esto también tranquila sara asintió se alisó la blusa como pudo esa tarde Alejandro le había dado algo de ropa limpia que él mismo había comprado nada caro pero todo nuevo jeans una blusa color crema y unos tenis blancos ella todavía se sentía rara con
ropa limpia como si no le quedara del todo pero al menos ya no olía a calle 10 minutos después llegó Lucía alta flaca con un vestido entallado color vino y el cabello perfectamente peinado entró como si la casa fuera suya saludó a Alejandro con un beso en la mejilla abrazó a Mateo sin mucho entusiasmo y luego se volteó hacia Sara “hola tú debes ser Sara” dijo estirando la mano sara respondió extendiendo la suya lucía le dio la mano pero no con ganas la miró de arriba a abajo con una sonrisa que no llegaba a los ojos mucho gusto igualmente fueron
al comedor ana ya había puesto la mesa con todo el show servilletas dobladas copas platos grandes aunque solo sirvieran sopa a Sara le costaba hasta sentarse sentía que si movía algo iba a romperlo alejandro sirvió vino para él y Lucía a Sara le ofreció agua mineral ¿no quieres vino preguntó Lucía fingiendo interés no gracias me da sueño qué raro casi todo el mundo que conozco ama el vino yo no soy casi todo el mundo hubo un silencio corto alejandro sonrió pero se notaba que trataba de mantener la calma lucía lo miró con una ceja
levantada y cuéntame Sara a qué te dedicabas antes de esto sara tragó saliva a muchas cosas pero últimamente no tenía nada fijo alejandro me ofreció cuidar a Mateo y pues aquí estoy ¿y estudiaste algo no bueno sí hasta secundaria después ya no pude seguir ah ya qué interesante la forma en que lo dijo hizo que a Sara se le encendiera algo adentro no eran las palabras era el tono como cuando alguien dice algo solo para hacerte sentir menos ana sirvió el primer plato sopa de verduras todo bien preparado con pan
calientito al lado sara comía despacio sin hacer ruido escuchaba más de lo que hablaba lucía no paraba de hacer preguntas disfrazadas de curiosidad y tus papás murieron hace años y vivía sola en la calle ahí sí que Lucía se atragantó con el pan alejandro no reaccionó sabía que Sara hablaba sin filtros y aunque era raro oír eso así tan directo también lo respetaba en la calle repitió Lucía como si no lo hubiera escuchado bien sí ¿algún problema no no solo que bueno supongo que Alejandro no me contó esa parte alejandro levantó la vista
no le cuento todo a todo el mundo claro solo me sorprendió no todos los días una mujer que vivió en la calle termina comiendo aquí no no todos los días una mujer como tú me hace tantas preguntas tan incómodas respondió Sara hubo un silencio fuerte lucía se acomodó el vestido como si quisiera ganar tiempo alejandro se sirvió más vino mateo estaba en su cuarto jugando ajeno a todo la cena siguió pero ya no igual sara casi no habló terminó su comida y agradeció lucía seguía con su sonrisa congelada esa que parecía más una
máscara antes de levantarse Sara miró a Alejandro gracias por la cena gracias a ti por quedarte sara salió hacia su cuarto sin mirar atrás apenas cerró la puerta se sentó en la cama y soltó el aire no sabía si había hecho bien en responderle así a Lucía pero tampoco se arrepentía no estaba ahí para fingir en el comedor Lucía cruzó los brazos ¿estás seguro de esto sí no parece muy estable es lo mejor que le ha pasado a Mateo en mucho tiempo ¿y tú lo haces por Mateo o por ti por los dos lucía se quedó callada agarró su copa y se la terminó de un solo trago no dijo más pero en su
cara se notaba que no le gustaba nada de lo que estaba pasando ni Sara ni su historia ni la idea de que Alejandro confiara tanto en alguien como ella los días pasaban y Sara empezaba a agarrar ritmo al principio se levantaba temprano sin hacer ruido se bañaba rápido y ayudaba con el desayuno aunque Ana no se lo pidiera poco a poco Mateo fue creando su rutina con ella desayunar con ruidos de risas ir a la escuela sin llorar y volver sabiendo que Sara lo iba a estar esperando ana seguía igual no hablaba más de lo necesario y solo la miraba con esa cara
de “A ver cuánto duras aquí.” Pero al menos ya no se metía en su espacio de vez en cuando le dejaba un poco más de comida en su plato como quien no quiere la cosa y Sara lo tomaba como un buen signo sara no tocaba nada que no fuera suyo no subía a la planta alta no curioseaba y aunque tenía acceso a muchas cosas siempre respetaba cada rincón sentía que ese era el único modo de no perder lo poco que tenía ese techo ese niño y ese trabajo raro que cada día parecía menos trabajo y más parte de su vida mateo mejoró en la escuela
alejandro lo notaba las maestras le decían que ya no se aislaba tanto que participaba más que estaba de mejor humor cuando le preguntaban qué había pasado él solo respondía Sara una tarde mientras Mateo hacía la tarea Alejandro entró con unas hojas en la mano oye le dijo a Sara que estaba en la mesa ayudando al niño a recortar unas figuras me mandaron esto del seguro quieren saber si puedes tener acceso al médico por cualquier cosa ¿te parece si te inscribo como parte del personal sara dejó de cortar y lo miró como si le
hablara en otro idioma ¿seguro sí médico dentista lo básico y eso cuesta yo lo cubro ¿pero por qué porque ya formas parte de esto no es solo un favor es lo justo sara no supo qué decir le daba pena aceptar pero también sabía que si se enfermaba no tenía a dónde correr bajó la mirada y asintió gracias alejandro sonríó anotó algo en los papeles y se fue mateo sin dejar de pegar con el resistol dijo “Eres como parte de mi familia ¿sabes sara se le quedó viendo con los ojos medio aguados no dijo nada solo le revolvió el cabello con ternura en otro lado de la ciudad
Lucía también notaba esos pequeños cambios y no le gustaban empezó a pasar más seguido por la casa decía que iba a ver a Mateo pero todos sabían que era para ver qué hacía Sara una vez llegó sin avisar y la encontró sola con el niño dibujando en el jardín lucía se quedó mirándolos desde el pasillo sin hacer ruido los veía reírse intercambiar colores hasta pelear un poco por una crayola azul le molestaba no sabía por qué pero le dolía ver esa conexión “¿qué hacen?” preguntó de golpe interrumpiendo el momento “un dibujo”
dijo Mateo “es una casa.” Y Sara la pintó lucía se agachó a ver la casa del dibujo tenía un jardín enorme un perro tres ventanas y una mujer con trenzas largas no se parecía a nadie pero estaba ahí sara volteó y se limpió las manos ¿quieres dibujar tú no gracias respondió Lucía fría mateo se quedó callado ya entendía cuando alguien llegaba con energía rara esa noche Lucía le habló a Alejandro creo que estás confiando demasiado en esa mujer ¿a qué te refieres no sabes nada de ella solo lo que te quiso contar puede estar escondiendo algo tú tampoco sabes nada
pero tengo ojos Alejandro veo cómo se mueve cómo te ve cómo te responde y si solo está jugando contigo y si tiene a alguien detrás un plan alejandro se frotó la cara con cansancio ¿sabes qué creo que estás celosa lucía abrió los ojos como si él la hubiera golpeado perdón sí siempre te metes en lo que no te importa cuando no tienes el control yo solo quiero proteger a Mateo y a ti gracias pero estamos bien lucía se quedó callada un momento luego bajó la voz ten cuidado Alejandro no todo lo que brilla es oro no te encariñes tan rápido alejandro no
respondió solo cortó la llamada con un suspiro mientras tanto Sara ya empezaba a escribir su nombre en la agenda de Mateo a veces lo ayudaba a llenar las tareas otras veces solo le ponía una estrellita cada vez que firmaba con su nombre lo hacía con letra firme como si al escribir Sara dejara claro que sí existía que sí tenía un lugar aunque fuera pequeño un día Mateo llegó corriendo de la escuela con una noticia saqué 10 en matemáticas en serio dijo Sara emocionada sí y la maestra puso que estoy más concentrado gracias a ti sara
lo abrazó fuerte era la primera vez que alguien le daba crédito por algo bueno se sintió útil valiosa y aunque no se lo dijera a nadie esa noche durmió con una sonrisa en la cara porque dentro de una casa que al principio se sentía ajena algo estaba cambiando algo pequeño pero importante y eso lo notaban todos hasta los que no querían verlo esa mañana empezó como cualquiera preparó hotcakes con plátano porque a Mateo le encantaban alejandro bajó con su camisa remangada y cara de que apenas iba despertando el niño comió tan rápido que le tuvieron
que recordar que masticara todo parecía normal todo estaba en calma pero a veces las cosas que parecen tranquilas son justo las que esconden las peores sorpresas cuando Mateo se fue a la escuela Sara se quedó sola en la casa alejandro salió a una junta y Ana andaba en el mercado aprovechó el silencio para lavar algo de su ropa a mano no quería usar la lavadora sin preguntar estaba en eso agachada junto al lavadero del patio trasero cuando escuchó un silvido no era la radio no venía de la calle era justo del otro lado de la barda alzó la vista
alguien la estaba mirando un hombre flaco con una gorra vieja los brazos tatuados y una sonrisa torcida sara se quedó helada “¡qué milagro chaparra” dijo él sin pena “tomás pensaste que no te iba a encontrar.” Sara dio un paso atrás instintivamente le sudaban las manos sentía el corazón en el cuello “¿qué haces aquí?” “Tranquila solo vengo a platicar veo que ya andas en buena vida no tienes nada que hacer aquí ¿y tú sí o qué?” Tomás se ríó una risa seca burlona ¿te crees de los ricos ahora sara no contestó tenía mil cosas en la cabeza
había pensado que nunca más lo iba a ver él era parte de una etapa que había dejado atrás a la fuerza pero ahí estaba como si el tiempo no hubiera pasado “mira no te voy a molestar” dijo Tomás solo quiero que me des un paro ando corto no tengo nada no me mientas sara mira nada más dónde vives esa casa es de ricos te metiste con uno no no no es asunto tuyo pero sí es asunto mío si tú estás disfrutando mientras yo sigo ¿quién te ayudó cuando estabas en la calle ¿quién te cuidó cuando nadie más lo hizo cuidarme tú me vendiste por una chamarra
y dos botellas tomás no me vengas ¿con qué me cuidaste él se quedó callado un segundo pero luego se encogió de hombros como si no fuera para tanto ya pasó eras fuerte lo aguantaste aquí estás ¿no sara sentía que le temblaba todo miraba de reojo la puerta de la cocina esperando que nadie saliera no quería que Alejandro la viera así ni Mateo nadie vete no quiero problemas no te preocupes no voy a armar escándalos solo necesito que me des algo de lana nada más un par de miles te lo juro por mi madre tu madre está muerta pues por ella
sara se le quedó viendo sabía que no se iba a ir así como así no tengo dinero entonces pídeselo a tu patrón dile que necesitas un adelanto no seas mala tú sabes que tengo cómo hacer que me escuchen esa frase se le clavó en la piel como cuchillo lo conocía bien tomás no amenazaba directo solo decía cosas que te hacían pensar lo peor si vuelves a venir llamo a la policía ¿y qué les vas a decir ¿que conoces a un vago con antecedentes ¿a poco quieres que empiecen a escarvar en tu pasado sara lo fulminó con la mirada vete tomás sonró
se subió la gorra y dijo “Nos vemos pronto chaparra piénsalo.” Se alejó caminando con calma como si no hubiera pasado nada sara se quedó quieta apretando las manos hasta que le dolieron los dedos sentía que todo lo que había construido se tambaleaba el resto del día fue en cámara lenta sara no dijo nada no a Alejandro no a Mateo no a nadie actuó normal como si no hubiera pasado nada pero por dentro estaba asustada sabía que Tomás no era de los que se rinden y sabía que si no hacía algo todo se podía venir abajo esa
noche cuando se quedó sola en su cuarto sacó una hoja y empezó a escribir era una lista de todo lo que no podía permitir no voy a dejar que me chantajee no voy a arriesgar este trabajo no voy a volver a ese mundo la lista era larga pero al final solo escribió una frase “No me voy a dejar.
” Pero el miedo ya estaba dentro y eso a veces es más peligroso que cualquier amenaza ana tenía buen oído no era chismosa por deporte pero llevaba muchos años en esa casa y ya se sabía todos los sonidos de memoria cuando alguien hablaba por teléfono en voz baja ella escuchaba sin querer cuando algo no encajaba lo notaba de inmediato esa mañana mientras salía al patio a revisar las toallas del tendedero alcanzó a ver a Sara junto a la barda trasera hablando no estaba sola un hombre con gorra estaba del otro lado apenas asomando la cabeza no se oía bien
lo que decían pero se notaba que era una conversación tensa sara se veía nerviosa agarrándose las manos hablando rápido ana se quedó callada y regresó sin hacer ruido no dijo nada en ese momento pero se le quedó grabado más tarde mientras cocinaba Lucía llegó sin avisar otra vez ya era costumbre llevaba un pastel en las manos y una sonrisa falsa en la boca ¿está Alejandro preguntó al entrar no salió desde temprano dijo Ana y Mateo con Sara haciendo la tarea lucía pasó directo a la cocina como si la casa fuera suya se quitó los lentes oscuros y
se sentó en la barra ¿y tú qué tal ¿cómo vas con la nueva ana levantó una ceja la señorita Sara ajá ¿qué opinas no soy de opinar pero hoy la vi hablando con alguien en la barda de atrás ¿con quién no sé un hombre con gorra no se veía bien pero no parecía visita normal lucía sonríó como si le acabaran de dar la pieza que le faltaba y Alejandro sabe “No no me meto.
” Pues deberías decirle “Uno nunca sabe esa mujer llegó de la nada.” Ana no dijo más pero Lucía ya tenía lo que quería subió saludó a Mateo le dio una rebanada del pastel y fingió que todo era cariño sara estaba ahí sentada con él ayudándole a repasar unas sumas apenas la vio le sonrió pero esa sonrisa no era igual había algo raro algo que Sara no supo leer del todo pero lo sintió “hola ¿cómo estás?” dijo Lucía ¿te ves cansada no dormí bien respondió Sara seca problemas nada grave lucía se acercó a ver el cuaderno ay sumas yo era malísima en eso yo soy buenísimo dijo
Mateo feliz lucía se rió claro que sí mi amor oye ¿y tú sabes quién era el señor que vino hoy en la mañana le preguntó a Mateo como si fuera cualquier cosa sara la miró de golpe ¿qué nada que Ana me dijo que vino alguien a buscarte un amigo tal vez no sé de qué hablas bueno solo preguntaba no te enojes no me enojo solo no me gusta que me anden espiando lucía levantó las manos como si no tuviera nada que ver yo no espié me contaron pero tranquila si no es nada no hay problema sara se quedó callada ya sabía que Lucía no venía solo
por Mateo venía a vigilarla a buscarle errores a empujarla para que se fuera y ahora tenía una excusa esa noche cuando Alejandro llegó Lucía ya se había ido pero antes de irse dejó sembrada la duda oye Alejandro nada más ten cuidado ana vio a Sara hablando con un tipo raro en la barda solo para que lo sepas un tipo “Sí dicen que la conversación no era muy amable digo no quiero meterme pero con Mateo en casa hay que estar atentos.
” “Gracias por el aviso” dijo él sin mostrar si le creía o no lucía se fue con una sonrisa tranquila ya había dejado la semilla ahora solo tenía que esperar a que creciera más tarde cuando Alejandro fue a ver a Sara ella ya estaba en su cuarto tocó la puerta con suavidad ¿puedo pasar sí entró sara estaba sentada en la cama con una hoja entre las manos la dobló rápido cuando lo vio entrar ¿todo bien preguntó él sí ¿por qué lucía dijo algo sobre un hombre que vino hoy sara se puso tensa ¿te lo dijo ella o Ana ana se lo comentó ella me lo pasó ya me imaginaba alejandro se
sentó en una silla frente a ella ¿quién era un error del pasado alguien que creí que no volvería a ver ¿vino a pedirte dinero sí ¿y se lo diste ¿no te amenazó no con palabras pero me conoce sabe cómo meter miedo alejandro la miró con seriedad ¿crees que vuelva tal vez ¿quieres que lo reporte no aún no pero si vuelve yo te aviso él asintió se notaba que no le gustaba nada lo que escuchaba pero también confiaba en ella al menos por ahora gracias por decírmelo no lo hice antes porque pensé que lo podía manejar sola ya no estás
sola Sara ella bajó la mirada esa frase le pegó más de lo que pensó no por lo que significaba sino porque no sabía si era verdad no sabía si de verdad tenía a alguien de su lado o si solo era cuestión de tiempo para que también la dejaran sara no durmió bien esa noche soñó con Tomás con voces gritando con sus cosas tiradas en la calle despertó sudando con el corazón acelerado y la sensación de que algo malo iba a pasar aún así se levantó se puso su ropa de siempre y fue a preparar el desayuno de Mateo como cada mañana Alejandro ya se había ido a una junta ana estaba callada
más que de costumbre no le hizo comentarios ni la saludó como otros días solo se limitó a servirle café y a seguir barriendo como si no la viera sara lo notó pero no dijo nada decidió que ese día no valía la pena discutir mateo bajó contento como siempre le dio un beso a Sara y se sentó a comer sus hotcakes “¿hoy también vas a recogerme de la escuela?” preguntó con la boca llena “claro campeón y vamos al parque después si terminas tu tarea.” “Sí.
” Él sonríó le encantaba ir al parque con ella le gustaba más que cualquier juguete sara lo vio comer con ganas y sintió que todo valía la pena solo por ese momento después de dejarlo en la escuela regresó a la casa se puso a lavar ropa a limpiar el cuarto y a ayudarle a Ana con los trastes pero Ana no hablaba estaba seria seca con esa mirada que decía “Mejor no te me acerques.
” A mediodía justo cuando iba a salir por Mateo el timbre sonó sara fue a ver quién era y ahí estaba él otra vez tomás del otro lado de la reja con la misma gorra y esa sonrisa que le daba miedo otra vez tú ¿qué onda Sara no te me escondas no más vengo a platicar te dije que no vinieras y yo te dije que pienses en mi propuesta no es tanto mira ya hice cuentas con 10,000 pes estoy del otro lado ¿estás enfermo o qué ¿de dónde voy a sacar eso tú sabrás tienes un patrón con lana unos minutos de confianza y lo puedes conseguir vete a la chingada ana apareció justo detrás no alcanzó a escuchar todo pero vio la escena
completa sara gritando el tipo riéndose la puerta entreabierta fue suficiente se dio la vuelta sin decir nada sara cerró la reja de golpe y se metió a la casa temblando de coraje corrió al baño se lavó la cara respiró hondo quería llorar pero se aguantó a las 5 de la tarde cuando regresó con Mateo de la escuela Alejandro ya estaba en casa la esperaba en la sala tenía cara seria algo había cambiado sara ¿podemos hablar ella se quedó parada con la mochila de Mateo en una mano sí ¿pasa algo sí lucía vino hoy
habló con Ana me contaron lo que pasó con ese hombre otra vez sara suspiró ya te dije quién era sí pero no me dijiste que volvió hoy y según Ana estaban discutiendo fuerte él vino yo no lo invité me estaba chantajeando le dije que se fuera ¿y por qué no me lo dijiste de inmediato porque ya no quiero que pienses que todo lo que traigo es problemas estoy tratando de verdad alejandro se frotó la cara cansado no se trata de si estás tratando o no se trata de Mateo no puedo tener en mi casa a alguien que tiene a un tipo apareciéndose en la puerta exigiendo
dinero yo no tengo la culpa de lo que él haga lo sé pero tampoco puedo arriesgarme no ahora mateo los miraba desde las escaleras se notaba que no entendía todo pero sí entendía lo básico estaban discutiendo y eso no le gustaba me estás diciendo que me vaya solo por ahora hasta que se calme todo y si no se calma Alejandro se quedó callado sara bajó la cabeza su voz salió quebrada pero firme está bien no voy a rogar fue por sus cosas no tenía muchas guardó su ropa en la mochila que Alejandro le había regalado semanas antes sacó sus
cuadernos sus papeles dobló las cobijas con las manos temblando ana no se apareció alejandro tampoco subió cuando bajó Mateo ya la esperaba en la puerta ¿a dónde vas tengo que irme un rato campeón ¿por qué son cosas de adultos pero te prometo que no me voy a desaparecer no quiero que te vayas sara lo abrazó fuerte lo apretó como si ese abrazo fuera lo único que le quedaba eres lo mejor que me ha pasado ¿sabías mateo asintió llorando bajito alejandro bajó al fin con la mirada clavada en el piso te dejo dinero para el camión lo
que necesites no necesito nada solo que me creas y se fue salió con la mochila al hombro caminando sin voltear atrás las piernas le temblaban en la calle el sol ya bajaba pero a ella se le nublaba todo no lloró no en ese momento pero por dentro se sentía rota afuera Tomás seguía por la zona la vio de lejos y le silvó otra vez esta vez ella no lo miró cruzó la calle como si él no existiera ya no le iba a dar ese poder esa noche no durmió en el refugio se sentó en una banca de la terminal y se quedó ahí sin rumbo pensando qué hacer lo único que
sabía era que no iba a rendirse no otra vez alejandro no durmió bien se despertó varias veces en la madrugada dio vueltas en la cama revisó su celular cada tanto sin motivo la casa estaba más callada de lo normal y eso no le gustaba no era el silencio lo que lo ponía incómodo sino la ausencia la ausencia de esa risa espontánea en el desayuno de la voz de Mateo contando chismes de la escuela de Sara haciéndole burla por cómo se le pasaban los huevos a las 8 de la mañana bajó a desayunar con Mateo el niño no dijo ni una palabra no quería su jugo ni
sus hotcakes jugaba con la cuchara empujando el plato sin ganas alejandro intentó mantener la calma ¿quieres que te lleve yo a la escuela no ¿estás enojado conmigo mateo levantó la mirada con los ojos tristes la corriste no fue así hijo era por seguridad ella no me haría daño lo sé pero a veces los adultos tienen que tomar decisiones difíciles pues fue una decisión tonta alejandro no contestó lo llevó a la escuela en silencio con un nudo en el pecho al dejarlo se quedó un rato en el coche con las manos en el volante
sintiendo que había fallado en algo pero sin saber exactamente en qué más tarde en la oficina no se podía concentrar tenía 1000 pendientes pero todo le sonaba lejano mandó un mensaje a Sara solo uno ¿estás bien no obtuvo respuesta horas después mientras salía a comprar un café se encontró con Teresa una señora que antes trabajó con ellos era de confianza llevaba años conociendo a su familia la saludó con gusto teresa qué gusto verte ¿cómo estás bien señor Alejandro ya no tan joven pero igual de guapo bromeó ella ¿qué haces por acá
vine a dejar unos documentos pero oiga qué raro me encontré con su cuñada el otro día lucía sí estaba en el súper con una señora que no me cae bien y estaban hablando de usted del niño y de una muchacha que estaba viviendo con ustedes alejandro la miró atento ¿qué decían que usted estaba loco que había metido a una mujer de la calle a su casa que seguro estaba usando a su hijo para quedarse con algo ya sabe cómo es Lucía lengua larga pero lo decía como si supiera todo como si usted no tuviera idea de lo que
hacía alejandro se quedó callado apretó la mandíbula gracias por decírmelo Teresa de verdad solo tenga cuidado no se fíe tanto de esa mujer de Sara no de la otra alejandro le agradeció y se fue directo a su coche se sentó sin prenderlo sacó el celular buscó en la galería y se quedó viendo una foto de Mateo y Sara en el jardín con una pelota vieja riéndose los dos a carcajadas no se veía a una mujer con malas intenciones se veía otra cosa algo que no se inventa tomó una decisión esa tarde en vez de ir directo
a su casa se fue a buscarla pasó por los lugares donde la había visto antes el parque el puesto de esquites el refugio en el segundo intento dio con ella sara estaba sentada en una banca con una bolsa de plástico al lado mirando al piso cuando lo vio parpadeó como si no creyera que estaba ahí ¿qué haces aquí buscándote ¿para qué para que me digas lo que no me dijiste antes ya te lo dije todo no me contaste lo justo pero no todo sara respiró profundo sabía que ese momento iba a llegar tomás es alguien de
mi pasado un tipo con el que viví en la calle me protegía o eso decía pero un día me vendió literal por una chamarra y dos botellas desde entonces me alejé pensé que no lo iba a volver a ver pero apareció como si nada me pidió dinero le dije que no luego volvió tú ya sabes el resto ¿y qué más lo conozco sé que no se va a rendir por eso me fui no quería que le hiciera daño a Mateo no quería que usara eso para envenenar lo que teníamos ¿y crees que yendo te ayudaste no lo sé solo hice lo que pensé que era correcto alejandro se acercó se sentó a
su lado ella lo miró de reojo con miedo y rabia ¿y tú qué has hecho desde que me fui investigué hablé con Teresa con la señora que trabajó años con mi familia me dijo lo que Lucía anda diciendo me di cuenta de que me están usando manipulando sara se le quedó viendo ¿y ahora qué ahora quiero que vuelvas y si Tomás vuelve lo vamos a enfrentar lo vamos sí ya no estás sola Sara ella bajó la mirada no lloró pero los ojos se le pusieron rojos alejandro le tomó la mano ella no se la quitó y si no sirvo para esto nadie sabe servir desde el
principio pero tú le diste a Mateo algo que nadie más pudo y tú yo también lo necesito se quedaron en silencio no hacía falta decir más sara soltó el aire y se apoyó en su hombro solo por un segundo luego se incorporó no va a ser fácil no importa lo vale alejandro ya no tenía dudas lo que había visto lo que había escuchado y lo que había sentido esos días no podía ignorarlo más no iba a quedarse cruzado de brazos mientras Lucía seguía metiendo veneno en su vida ya era momento de ponerle un alto y no por él sino por Mateo por Sara por la
paz que tanto trabajo le había costado empezar a construir ese jueves Lucía apareció en la casa como siempre sin avisar llegó con una bolsa llena de pan dulce y la misma sonrisa falsa de siempre sara no estaba había salido con Mateo al parque alejandro la recibió en la sala con cara seria sin saludarla como antes “¿tienes un momento?” le preguntó “claro todo bien.
” “No la verdad no.” Lucía dejó la bolsa sobre la mesa y se sentó todavía con esa actitud de “Yo no hice nada.” “¿Qué pasa?” “Hablé con Teresa me contó lo que andas diciendo de Teresa de Sara.” Lucía se acomodó en el sillón fingiendo sorpresa sara la señora esa ay Alejandro ¿vas a creerle a una mujer que ni siquiera trabaja ya con ustedes sí le creo porque no es la única que me ha dicho cosas desde que Sara llegó no has hecho otra cosa más que buscar cómo sacarla de aquí ¿qué te molesta tanto en serio me estás preguntando eso tú no lo ves metiste a
una desconocida una mujer con pasado callejero a vivir con tu hijo y si te equivocas y si un día pasa algo y tú eres el responsable ya pasaron muchas cosas Lucía y todas han sido buenas desde que ella llegó Mateo volvió a reír volvió a comer con gusto volvió a dormir tranquilo ¿y tú también estás enamorado alejandro no respondió de inmediato no es tu asunto claro que lo es esta casa era de mi hermana ese niño es mi sobrino yo también tengo derecho a opinar no tienes derecho a manipular a inventar a sembrar dudas desde el día
uno trataste a Sara como si fuera basura ¿por qué lucía se cruzó de brazos porque no me gustó desde el principio algo no me cerraba ¿qué mujer aparece de la nada se mete en tu casa y en dos semanas ya tiene al niño comiéndole de la mano no es normal Alejandro y tú sí eres normal tú que has pasado años haciéndote la buena tía pero en el fondo siempre has querido que te vea como algo más lucía se puso roja por la cara que hizo supo que no se lo esperaba se levantó de golpe ¿de qué estás hablando no te hagas
siempre has estado ahí esperando que yo me fijara en ti y ahora que me acerqué a alguien más sacaste las garras lucía lo miró con rabia ya no se molestaba en disimular ¿sabes qué Alejandro eres un imbécil estás tan ciego con esa mujer que no ves el riesgo yo lo único que hice fue cuidarte a ti a Mateo pero si no lo valoras allá tú no necesito que me cuides necesito que respetes mis decisiones y si no puedes hacerlo mejor aléjate me estás corriendo te estoy pidiendo que dejes de meterte donde no te llaman lucía lo miró como si no lo reconociera agarró la bolsa de pan se la
aventó al pecho con fuerza y se fue sin decir más salió dando portazo tan fuerte que retumbó hasta en la cocina ana que estaba detrás de la puerta del comedor escuchó todo y por primera vez soltó un comentario que venía cargando desde hacía días ya era hora alejandro se giró sorprendido ¿tú también lo sabías se le notaba nunca le gustó Sara pero tampoco le gustaba que usted no le hiciera caso esa mujer se cree dueña de esta casa desde hace años alejandro se dejó caer en el sillón cansado por fin se había quitado una venda de los ojos pero no se
sentía del todo bien sentía rabia decepción un poco de culpa también esa tarde cuando Sara y Mateo volvieron del parque todo estaba más tranquilo el niño traía una paleta y una sonrisa que le llenaba el alma sara notó el ambiente raro en cuanto entró todo bien sí ya hablaremos en la noche cuando Mateo ya dormía Alejandro fue a buscarla a su cuarto ya no hay secretos le dijo ¿a qué te refieres hablé con Lucía le dije todo lo que tenía que decirle no va a volver a molestarte ¿estás seguro sí esta es tu casa también sara bajó la mirada no
estaba acostumbrada a que alguien la defendiera a que alguien peleara por ella sin pedirle nada a cambio se le apretó el pecho gracias no me des las gracias solo quédate los días sin ti se notan los días sin Sara se notaban mateo se volvió más callado más cerrado ya no tenía ganas de ir al parque ni de jugar con sus juguetes apenas comía y en la escuela empezó a bajar sus calificaciones otra vez alejandro lo notaba todo aunque Mateo no se quejaba solo hacía lo justo solo respondía cuando le hablaban la risa ya no le
salía con la misma fuerza a pesar de que habían hablado Sara no había vuelto alejandro le mandó un mensaje más preguntando si todo seguía bien pero ella solo respondió con un sí nada más después dejó de contestar no sabía si estaba ocupada si no quería verlo o si simplemente se estaba alejando para siempre lo que sí sabía era que no iba a quedarse de brazos cruzados ese sábado se levantó temprano y le dijo a Ana que no lo esperaran para comer tomó las llaves del coche a Mateo de la mano y se fue con un
solo objetivo encontrarla ¿a dónde vamos preguntó el niño con los ojos más vivos de lo normal a buscar a alguien que no debería haberse ido nunca empezaron por el parque donde la habían visto por primera vez nada ni rastro de ella pasaron por el puesto de esquites de doña Carmen que lo saludó con una mirada triste y preguntó Alejandro “No la he visto desde hace días pero tal vez anda por la colonia Santa Julia.
” Me dijo que ahí tenía una conocida con esa pista se fueron directo a la colonia buscaron por las calles más transitadas por los refugios y hasta en la fila de gente que pedía comida afuera de una iglesia nada ya empezaba a caer la tarde cuando Mateo desde el asiento trasero gritó “¡Ahí está papá es ella!” Alejandro frenó de golpe volteó donde el niño señalaba y sí era Sara estaba parada frente a una fondita de lámina con un delantal puesto y un trapo colgando del hombro tenía el cabello recogido la cara un poco más flaca y se veía más cansada pero era
ella sin duda era ella alejandro bajó del coche sin pensarlo mateo lo siguió corriendo sara gritó Mateo mientras la abrazaba con toda su fuerza ella se agachó y lo recibió con los ojos brillosos tragándose las lágrimas te extrañé ¿por qué te fuiste perdón campeón perdón dijo con la voz quebrada alejandro se acercó despacio cuando estuvo frente a ella Sara se paró con los brazos cruzados como protegiéndose ¿qué haces aquí buscándote por qué porque no debiste irte así porque Mateo te necesita porque yo también yo ya no encajo en tu mundo
Alejandro ¿y quién dijo que el mundo tiene que ser perfecto para que alguien encaje sara no dijo nada te fuiste porque tenías miedo” dijo él “sí porque pensé que todo se iba a romper que iban a salir corriendo cuando supieran lo peor de mí ¿ya no tienes miedo lo que me da miedo ahora es no tenerte cerca.
” Mateo los miraba sin entender del todo pero sabiendo que algo importante pasaba Sara lo abrazó otra vez y luego miró a Alejandro con ojos sinceros yo no quiero vivir huyendo pero tampoco quiero ser la que arruina tu vida me ves arruinado te veo cansado estoy cansado de buscarte ahí Sara por fin sonrió una sonrisa chiquita pero real se quitó el delantal se lo colgó a una señora que estaba en la puerta de la fondita y dijo “Dame 5 minutos voy a buscar mis cosas.
” “¿Te vienes con nosotros preguntó Mateo con ilusión sí campeón ya no me voy a ir sin avisar cuando subieron al coche nadie habló por unos minutos solo el aire entraba por la ventana y las manos de Sara y Mateo iban entrelazadas en el asiento de atrás alejandro miraba por el retrovisor con una paz que no había sentido en semanas esa noche al llegar a la casa Ana abrió la puerta sin decir nada los miró miró las bolsas que Sara traía y se hizo a un lado para que pasaran ¿todo bien preguntó en voz baja a Alejandro ahora sí sara volvió a su
cuarto como si nunca se hubiera ido todo estaba igual sus cosas seguían ahí su cama hecha la ventana medio abierta esa noche cuando se acostó suspiró tan fuerte que hasta se le movió el pecho no sabía cuánto iba a durar esa paz no sabía si Tomás volvería si Lucía insistiría o si el pasado otra vez le tocaría la puerta pero por ahora estaba en casa y eso bastaba sara ya llevaba una semana de vuelta en la casa todo había vuelto a la calma mateo estaba otra vez contento hablador con sus ocurrencias de siempre alejandro sonreía
más seguido y hasta Ana aunque no lo decía parecía menos tensa una tarde mientras Sara doblaba ropa en el cuarto Alejandro tocó la puerta ¿tienes planes para el fin de semana planes ¿a qué te refieres salir con mis amigas ricachonas alejandro soltó una risa no pensé en llevarlos a los tres al rancho de mis papás está a dos horas hay árboles río espacio para correr no hay señal pero sí tranquilidad creo que nos hace falta a todos sara se quedó pensando nunca había salido así en plan viaje en familia le parecía raro pero también tentador ¿tú
crees que está bien sí mateo te quiere ahí y yo también y necesitamos respirar un poco solo los tres va pero no me hagas cargar maletas eso sí te toca empacar tu cepillo de dientes el viernes salieron temprano mateo iba pegado a la ventana contando coches y haciendo preguntas sobre vacas y montañas sara iba en el asiento del copiloto con los pies descalzos y una bolsa de papas abierta entre las piernas alejandro manejaba relajado como si no tuviera preocupaciones al llegar al rancho Sara se quedó impresionada no era lujoso pero
sí enorme un terreno abierto con una casa sencilla pero cómoda había árboles de mango gallinas sueltas y un perro viejo que se arrastraba hasta la sombra wow pensé que ibas a traerme a un lugar con alberca y sillones blancos dijo Sara mirando todo ¿y te decepcionó para nada me encanta mateo salió corriendo a ver al perro y Sara lo siguió mientras Alejandro bajaba las cosas del coche ese día fue tranquilo pasearon por el campo comieron quesadillas hechas en la estufa vieja del rancho y en la tarde se sentaron en unas sillas de plástico a
ver cómo caía el sol ya de noche armaron un colchón grande en el piso de la sala con cobijas encima mateo dormía entre ellos abrazado a un peluche sara y Alejandro se miraban en silencio sin decirse mucho pero sintiendo algo que iba creciendo no era solo atracción era otra cosa algo más profundo “nunca pensé en esto” dijo ella bajito “¿en qué?” “En tener paz así tan de repente yo tampoco.
” Pasaron los días rápido tres en total en ese tiempo Sara volvió a reírse sin pensar a caminar sin estar revisando la espalda a dormir sin sobresaltos alejandro la miraba diferente ya no con duda o curiosidad ahora era con confianza con cariño de verdad mateo estaba más contento que nunca se la pasaba corriendo saltando inventando juegos una tarde Sara lo encontró dibujando bajo un árbol era ella Alejandro y él tomados de la mano cuando se lo mostró ella no supo qué decir ¿te gusta preguntó el niño sí campeón es el mejor dibujo del mundo pero mientras todo eso pasaba lo que
nadie sabía era que Lucía no se había quedado tranquila una amiga suya la había visto en el parque con Sara días antes le había mandado una foto lucía al verla se le revolvió el estómago estaban sonriendo como una familia feliz y eso no lo iba a permitir desde su departamento Lucía empezó a mover hilos buscó en redes en grupos hasta que dio con un contacto que conocía a Tomás no fue difícil encontrarlo el tipo andaba por todos lados vendiéndose por lo que fuera en menos de dos días ya tenía su número le escribió fingiendo
ser una periodista interesada en contar su historia con la cuidadora del hijo de un empresario famoso le ofreció dinero por fotos detalles lo que fuera tomás no tardó en contestar ¿cuánto pagas lo que valga la exclusiva respondió Lucía desde una cuenta falsa él mandó una foto antigua donde se veía a él con Sara los dos medio abrazados en una calle era vieja pero la imagen hablaba sola ella con gorra ropa sucia y él riéndose como si fuera dueño del mundo lucía sonrió no necesitaba pruebas nuevas con eso podía
armar lo que quisiera esperó a que regresaran del viaje sara no tenía idea de nada al volver se sentía más cómoda en la casa como si al fin fuera parte del lugar alejandro también estaban en un punto donde las cosas se acomodaban solas pero justo en ese momento algo se rompió ana llegó con la cara pálida traía su celular en la mano s alejandro esto lo están compartiendo en un grupo del colegio de Mateo era la foto y con ella un mensaje es esta la mujer que vive con Alejandro la misma que cuida a su hijo se llama Sara y este es uno de
sus amigos de la calle tengan cuidado alejandro sintió un golpe en el estómago sara al ver la imagen se quedó sin aire ¿quién hizo esto preguntó ella no sé dijo Ana pero ya lo están compartiendo todos alejandro agarró el teléfono se lo mostró a Sara y solo preguntó “¿De cuándo es esto?” Ella tragó saliva “de hace años es verdad yo estuve con él pero ya no nunca volví a lo sé.
” La interrumpió “no estoy dudando de ti solo quiero saber quién está haciendo esto.” Sara cerró los ojos ya lo intuía fue Lucía la imagen ya se había regado por todos lados grupos de WhatsApp publicaciones en Facebook hasta un perfil de chismes locales la había compartido con un texto lleno de sospechas la nueva mujer en casa del empresario Alejandro Morales tiene un pasado con vagabundos ¿quién cuida a su hijo realmente sara estaba sentada en el sillón con la cara en blanco y el corazón apretado mateo jugaba en el cuarto ajeno a todo alejandro caminaba
de un lado a otro con el celular en la mano recibiendo mensajes uno tras otro gente preguntando algunos fingiendo preocupación otros con puro chisme disfrazado de interés algunos hasta se atrevían a mandar capturas con comentarios ofensivos ya entendimos por qué no quiere niñeras profesionales le gusta recoger de la calle ana entró a la sala con cara de preocupación ¿qué hacemos alejandro respiró profundo había aguantado muchas cosas en su vida pero que alguien atacara así tan sucio era otra historia ¿tú sabes si Lucía tiene contacto con alguien de la escuela le
preguntó a Ana con varias mamás va a los eventos y siempre se mete en los comités aunque nadie se lo pida okay sara no decía nada seguía en el sillón mirando el piso “esto fue personal” dijo Alejandro “nadie más tenía esa foto solo ella pudo moverla así justo después de que volvimos ya no importa quién fue” dijo Sara de pronto bajito “ya me embarraron ya no se puede limpiar.
” Alejandro se agachó frente a ella sí se puede pero no si te quedas callada lucía va a seguir si cree que puede hundirte no le vamos a dar ese gusto ¿y qué vamos a hacer salir a dar entrevistas a decir “Sí viví en la calle pero ahora ya sé freír huevos y limpiar pisos.
” No tienes que justificar tu pasado solo tienes que dar la cara con dignidad como lo has hecho desde que llegaste sara lo miró con los ojos llenos de rabia no con él con el mundo con todos los que creen que tienen derecho a señalar me siento sucia dijo sin voz no lo eres estás aquí con nosotros por algo estás aquí esa tarde Alejandro habló con la directora del colegio quería adelantarse contarle él mismo lo que estaba pasando antes de que la cosa se hiciera más grande le explicó quién era Sara cómo había llegado a sus vidas y lo que significaba para Mateo la directora una mujer dura pero sensata
escuchó todo sin interrumpir no me interesa lo que diga la gente en redes dijo final me interesa cómo está su hijo y si su hijo está mejor desde que ella está en su vida para mí es suficiente pero le advierto aquí hay padres muy metiches y esto puede escalar estoy listo dijo Alejandro pero la cosa no se quedó ahí al día siguiente llegaron periodistas a la puerta de la casa nada formal freelancers medios digitales hasta un chavo con celular grabando en vivo querían declaraciones una foto una reacción alejandro los ignoró pero Sara se asomó por la ventana y sintió que el
aire se le iba se volvió a encerrar en su cuarto y no quiso salir en todo el día mateo tocó su puerta en la noche ¿estás enojada no campeón estoy cansada por los que dicen cosas feas sí a mí no me importa lo que digan yo te quiero sara lo abrazó tan fuerte que el niño se quejó mientras tanto Lucía seguía moviendo los hilos desde su casa fingía que no tenía nada que ver pero entre sus contactos se reía del escándalo que había provocado le encantaba ver como Sara sufría sentía que había recuperado el control pero lo que no esperaba era que alguien más empezara a hablar una mamá del
colegio que conocía a Alejandro desde antes le mandó un mensaje en privado sé que tú estás detrás de esto no te metas con un niño solo porque no soportas que no te hayan elegido lucía al leer eso sintió una mezcla de rabia y miedo se dio cuenta de que la gente no era tan tonta que algunos sí estaban viendo lo que realmente pasaba al día siguiente le tocó otra dosis de realidad alejandro fue a buscarla “no quiero que vuelvas a acercarte a mi familia” le dijo directo no quiero que hables con Mateo no quiero que mandes mensajes a nadie de su escuela y si te atreves a publicar o
mover otra cosa sobre Sara te voy a denunciar ¿me estás amenazando no te estoy avisando lucía soltó una risa fingida ¿estás perdiendo la cabeza por esa mujer no la estoy perdiendo la estoy recuperando ella intentó suavizar la voz alejandro no quise hacerte daño solo estaba preocupada no estabas celosa y tu veneno ya se desparramó lo suficiente se fue sin decir más esa noche Alejandro encontró a Sara en la cocina tomando agua con los ojos más tranquilos que en días anteriores y si no se detiene se va a detener porque ya no tiene más armas yo no soy una víctima dijo ella no
quiero que me vean como alguien frágil nadie lo hace de ven como alguien fuerte que sigue de pie pues ojalá tengas razón porque esta vez sí me dolió el lunes Sara se levantó temprano no porque tuviera algo que hacer sino porque ya no quería esconderse había pasado el fin de semana metida en su cuarto con el teléfono apagado y la cabeza llena de dudas había llorado en silencio escrito cosas en un cuaderno vuelto a romper las hojas y vuelto a escribir pero esa mañana se amarró el cabello se puso unos jeans una blusa sencilla y bajó a la
cocina con la cara lavada y la mirada firme alejandro la vio entrar y dejó de leer el periódico todo bien hoy voy a hablar voy a ponerle fin a esto ¿estás segura más que nunca mateo estaba desayunando cuando la vio le sonrió con ternura ¿vas a salir sí campeón pero regreso rápido ¿me guardas una galleta todas después de dejar al niño en la escuela Sara fue directo al lugar donde todo había explotado el colegio no a ver a la directora no a buscar pleito fue a buscar a las mamás a esas que chismeaban por grupos que mandaban notas de voz
juzgando su ropa que compartían la famosa foto como si fuera un chisme sabroso ahí estaban como siempre paradas afuera del portón con sus bolsas de marca sus lentes grandes y sus botellas de agua carísimas sara respiró hondo cruzó la calle y se plantó frente a ellas hola tres de las cinco voltearon de inmediato las otras dos la ignoraron como si no la hubieran visto solo vengo a decir algo empezó con la voz clara sí la foto que están pasando es real yo viví en la calle estuve ahí muchos años y ese hombre con el que aparezco sí fue
parte de mi vida pero ya no varias se miraron entre ellas una incluso sacó el celular no para grabar solo para hacer como que no la escuchaba alejandro me dio una oportunidad no me la robé no le mentí y mucho menos le he hecho daño a su hijo todo lo contrario desde que estoy con él Mateo ha mejorado ha vuelto a sonreír y eso es lo único que me importa ¿y por qué vienes a decirnos esto preguntó una la más metiche porque se nota que les encanta hablar de mí pero nunca me han preguntado nada en la cara hoy lo hago para que si van a seguir hablando lo hagan con todo claro
¿y no te da pena me daba pero ya no porque lo que yo pasé me hizo fuerte ustedes no tienen idea lo que es no tener dónde dormir lo que es que nadie te mire a los ojos yo sí sé y aún así aquí estoy ¿quieres que te aplaudamos dijo otra con burla no solo quiero que se callen si no van a ayudar se hizo un silencio incómodo sara no dijo más se giró y se fue con paso firme no había gritado no había llorado pero las había dejado calladas y eso para ella era más que suficiente esa misma tarde fue al refugio donde había dormido muchas veces llevó una caja con ropa que ya no usaba
y unos cuadernos nuevos salió a la parte de atrás donde las mujeres se sentaban a fumar o platicar y se encontró con una vieja conocida “sara mira nada más!” gritó una mujer con el cabello pintado de rojo y voz ronca “hola Patricia ¿y tú qué haces por acá ¿te corrieron ya?” “No solo quise venir.
” Se sentaron a platicar en un tronco viejo patricia la escuchó con atención sara le contó lo de la casa del niño del escándalo de la foto ¿y no te rajaste no esta vez no patricia le dio una palmada en la pierna ya era hora mi hija siempre fuiste de corazón fuerte no más te faltaba creértela todavía me cuesta pero ya vas vas con todo antes de irse Patricia le dio un consejo no dejes que el miedo te gobierne si algo aprendimos en la calle es que los valientes no son los que no sienten miedo son los que lo sienten y aún así se levantan sara salió del refugio más ligera sentía que había cerrado una puerta que llevaba años abierta ya no
era la misma ya no tenía que explicarse ni justificar su existencia al llegar a casa Alejandro la esperaba en la sala ella se sentó junto a él ¿cómo te fue bien fui a dar la cara ¿te arrepientes para nada me siento libre ¿y ahora qué ahora lo que venga pero conmigo de pie alejandro la abrazó no como antes esta vez fue distinto fue un abrazo largo sincero de esos que te hacen sentir en casa en serio en paz esa noche cenaron los tres juntos con la tele prendida y las voces de fondo reron hablaron de tonterías y por un rato todo fue normal de verdad normal pero
mientras eso pasaba Tomás miraba su celular desde un callejón había visto el video de Sara frente al colegio alguien lo había grabado sin que ella supiera ya no sonaba a miedo sonaba a otra cosa a fuerza y eso a Tomás no le gustó nada sara pensó que ya había enfrentado lo peor que después de todo lo que había pasado la tormenta había quedado atrás pero Tomás no pensaba igual a los tres días de aquel video frente al colegio ella regresaba de hacer compras con Mateo iban riendo con una bolsita de donas que él insistió en llevar solo cuando entraban a la cochera
apareció Tomás como salido de la nada flaco sucio con la mirada perdida y una cicatriz fresca en la ceja “¡ey ey ey!” dijo mientras se acercaba con paso rápido sara reaccionó al instante jaló a Mateo detrás de ella lo empujó hacia la puerta principal y gritó “Ana ábreme por favor.
” Tomás no intentó entrar pero se plantó frente a ella a menos de un metro su voz era baja pero sus ojos estaban encendidos ya te sientes muy señora de casa ¿no te vi en ese video muy valiente lárgate Tomás te lo advierto ya no soy la misma ya vi pero yo tampoco soy el mismo estoy seco Sara y tú mira con coche niño fresa casa bonita ¿qué te costaba ayudarme no te debo nada yo te cuidé cuando eras una mocosa escupió con rabia no me cuidaste me vendiste o ya se te olvidó tomás bajó la mirada un segundo luego la levantó más torcido que antes ¿crees que porque ahora hablas bonito ya eres otra persona
no Sara yo sé quién eres y puedo recordárselo a todos a ese niño a ese Alejandro y si quiero también a la tele haz lo que quieras ya no me da miedo no pues a ver si te aguantas esto dijo mientras sacaba el celular y le enseñaba una foto vieja una donde Sara aparecía golpeada llorando sentada en la banqueta ¿te acuerdas de esa noche yo sí tú llorabas como niña rogando que alguien te sacara de ahí y nadie fue sara apretó los dientes tenía el corazón a mil pero ya no era la misma que se escondía dio un paso al frente bórrala y si no entonces
me encargo de ti porque ya hablé con un abogado ya tengo cómo defenderme y tú si sigues molestando te vas a podrir en la cárcel en eso Alejandro salió por la puerta se había asomado por la ventana al oír los gritos y al ver a Tomás no lo dudó se paró entre él y Sara tienes 3 segundos para irte le dijo con la cara dura uno tomás lo miró con burla uy qué miedo dos tomás se dio la vuelta y escupió en el piso esto no se va a quedar así tres alejandro cerró la puerta en su cara ya dentro Mateo temblaba no lloraba pero estaba pálido ¿estás bien le preguntó Sara él asintió
¿era él sí campeón pero ya no va a volver esa noche Alejandro y Sara se sentaron en el comedor solos había tensión ella no sabía cómo empezar pero él fue directo ya te cansaste no pero ya me harté harta de qué de tener que justificar mi existencia de que todos estén esperando que la riegue de cargar con cosas que no pedí alejandro la miró con calma no la interrumpió pero también me cansé de huir así que si tú estás dispuesto a seguir conmigo con todo lo que soy con lo bueno y lo malo yo también me quedo y
si todo se complica más entonces lo enfrentamos juntos alejandro la tomó de la mano no me interesa tu pasado Sara me importa lo que haces hoy y lo que haces hoy es cuidar a mi hijo hacerme reír y llenarnos esta casa de vida ella lo miró a los ojos ya no había dudas ni miedo solo decisión entonces ¿qué somos preguntó alejandro sonríó leve lo que tú quieras que seamos sara respiró profundo como si soltara años de carga entonces somos un equipo sí un equipo que no se raja esa noche se quedaron en la sala viendo una peli con Mateo los tres abrazados en una
cobija y aunque afuera el mundo seguía siendo el mismo adentro algo ya había cambiado pero lo que nadie esperaba era que todavía faltaba una verdad por salir una que no venía ni de Lucía ni de Tomás ni del pasado reciente venía de mucho más atrás y lo cambiaría todo una semana después de la última aparición de Tomás las cosas estaban más tranquilas alejandro había puesto una denuncia formal sara dio su testimonio con nervios pero sin temblar la policía tomó sus datos revisaron el video de la Cámara de
Seguridad y le prometieron estar atentos desde entonces Tomás no se volvió a aparecer al menos no físicamente pero dejó algo atrás una tarde Sara recibió un sobre sin remitente alguien lo había dejado en la reja de la entrada sin decir nada ana lo encontró cuando regresaba del mercado y se lo entregó esto es para ti sara lo agarró con desconfianza se veía viejo arrugado con su nombre escrito a mano solo decía Sara en letras grandes lo abrió despacio como si adentro pudiera estallar algo había solo una cosa una hoja
amarillenta doblada en cuatro y una foto pegada con cinta en la foto había dos niños uno de unos 5 años con cara sucia los ojos grandes y el cabello alborotado y una niña de unos tres abrazándolo ambos parados frente a una casa muy pobre con bloques a medio construir y una reja caída de lado la foto tenía algo escrito atrás no me olvides hermanita sara sintió un golpe en el pecho un zumbido en los oídos dejó caer la hoja en la mesa y se agarró la cabeza esa foto no era cualquier cosa era de cuando vivía con su abuela antes
de que se la llevaran al dif antes de que todo se rompiera ese niño dijo bajito con la voz rota alejandro entró en ese momento notó su cara y se acercó sin decir nada ella le mostró la foto ¿lo reconoces no ¿quién es ese es Tomás alejandro abrió los ojos ¿qué es mi hermano cuando éramos niños vivíamos con mi abuela mis papás desaparecieron él siempre decía que me iba a cuidar que nunca me iba a dejar pero una noche no volvió pensamos que se lo habían llevado o que algo le pasó luego vino el dif nos separaron a todos los niños de la zona
nunca más supe de él hasta ahora se hizo un silencio fuerte alejandro se sentó sin saber qué decir ¿y tú sabías que era él no te juro que no nunca lo asocié cuando lo vi de adulta ya estaba cambiado había vivido mil cosas como yo jamás imaginé que fuera él ¿y por qué te manda esto ahora no lo sé tal vez para confundir o tal vez para que no lo odie tanto sara no sabía qué sentir toda la rabia el miedo la culpa se revolvía con algo más profundo el dolor de perder a su única familia y descubrir que había estado cerca todo este tiempo esa noche se encerró en su cuarto
abrió una caja donde guardaba cosas importantes ahí encontró una libreta vieja en una de las hojas tenía escrito lo único que recordaba de su infancia un nombre un dibujo de una estrella y la palabra Tomás con crayón lo confirmó siempre estuvo ahí solo que el tiempo la calle y la rabia lo habían borrado de su mente a la mañana siguiente Sara salió sola no le avisó a nadie caminó hasta el último refugio donde sabía que Tomás se refugiaba a veces no estaba pero una mujer la reconoció ¿lo buscas preguntó fumando sí solo quiero hablar hace dos
noches pasó dijo que ya se iba que esta ciudad ya no le daba nada dejó esto la mujer le entregó un papel doblado sara lo abrió era corto no supe cómo cuidarte me ganó la calle perdóname si puedes no te busques más en mí sé feliz Sara eso fue todo sara no lloró no gritó solo guardó el papel y caminó de regreso en silencio ya no necesitaba respuestas no necesitaba saber por qué solo necesitaba cerrar esa puerta y lo había hecho esa noche le contó todo a Alejandro era mi hermano el que me dejó el que me vendió el que me volvió a encontrar y aún así
me siguió lastimando pero también era el niño que me cargaba cuando teníamos frío el que me inventaba cuentos para que no llorara no puedo borrar lo que fue pero ya no quiero vivir con eso clavado alejandro le tomó la mano ella la apretó fuerte no me voy a quedar atorada ahí ya no estás lista le dijo él sin dudar ella asintió días después Mateo llegó con un dibujo tres personas y un corazón gigante encima escribió sus nombres Mateo Sara papá y en una esquina con letra temblorosa agregó otra palabra familia sara lo abrazó tan fuerte que el niño se quejó otra vez pero esta vez no
soltó no tenía razones para huír
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