Niño hambriento llama a la puerta de una mansión sin saber que el millonario lloraba por la pérdida de su hijo Lo que no sabía era que ese niño era la lluvia caía sin ganas solo lo suficiente para enfriar el cuerpo y dejar todo sucio y más triste Las calles de la ciudad estaban medio vacías porque era domingo en la tarde y a esa hora la mayoría de la gente o dormía o estaba viendo la tele En una esquina justo frente a una de esas casas enormes con portones negros y cámaras en todas las esquinas un niño flaco y sucio con los pantalones
rotos y los pies descalzos Miraba la reja sin moverse tenía los labios partidos y la panza le hacía ruido No había comido en dos días Se llamaba Beto aunque nadie se lo había preguntado en mucho tiempo Se agarró la panza con una mano y se limpió los mocos con la manga Dudó unos segundos luego caminó derecho al portón No sabía bien por qué lo hacía Tal vez solo tenía hambre o tal vez algo en su estómago le decía que lo intentara Levantó la mano y tocó el timbre Sonó como un zumbido seco que hizo eco en su cabeza Esperó Nadie contestó Volvió a tocar esta vez un poco
más fuerte Adentro de la casa Ricardo estaba sentado en un sillón de piel con una botella de whisky medio vacía en la mesa Tenía el rostro apagado los ojos rojos y una foto en la mano En esa foto estaba su hijo Emiliano con una sonrisa enorme mostrando los dientes chuecos y el cabello mojado después de haberse metido a la alberca Ricardo no había salido de esa sala en dos días Tenía una semana que Emiliano había muerto en el hospital después de meses de luchar contra una enfermedad que lo fue apagando de a
poquito La primera vez que sonó el timbre ni lo notó Cuando sonó de nuevo alzó la cabeza con molestia frunció el ceño se limpió la cara con las manos y caminó con flojera hacia el monitor de la entrada Vio a un niño delgado mojado con la ropa pegada al cuerpo por la lluvia Apretó un botón y habló ¿Quién eres el niño se quedó callado unos segundos Su voz salió bajita con miedo Tengo hambre Ricardo no dijo nada Soltó el botón Pensó encerrarle en la cara pero algo le picó el pecho Algo raro como una punzada Volvió a apretar el botón ¿Dónde están tus papás no tengo Ricardo suspiró fuerte Ya
iba a apagar el monitor cuando sintió que el aire le pesaba El niño seguía parado ahí sin moverse Parecía un perro callejero uno que no está acostumbrado a que le hablen bonito Después de unos segundos que se sintieron larguísimos Ricardo presionó otro botón El portón se abrió El niño entró despacio viendo todo a su alrededor como si estuviera caminando en otro mundo El piso estaba limpio no había basura y las plantas olían bien Se acercó a la puerta principal que se abrió sola Ricardo lo esperaba con cara de pocos amigos Beto bajó la mirada y no dijo
nada ¿Qué quieres preguntó Ricardo sin dejar de mirarlo Solo un pan Lo que tenga dijo Beto sin alzar la vista Ricardo sintió algo en el estómago algo que no sabía si era enojo tristeza o las dos cosas Le hizo una seña para que entrara Beto caminó con cuidado casi de puntitas Entrar a una casa tan grande le daba miedo El aire olía a madera a perfume caro y a algo más algo que no podía identificar Marcela estaba en la parte de arriba recargada en el barandal Había escuchado la conversación desde su recámara Su cara estaba pálida con las ojeras marcadas y los brazos delgados como
ramas Tenía meses luchando contra un cáncer que no la dejaba en paz y la noticia de la muerte de su hijo había sido como una patada en el pecho Cuando vio al niño desde las escaleras algo se movió dentro de ella ¿Quién es ese niño preguntó con voz ronca Ricardo la volteó a ver Tocó la puerta pidiendo comida Marcela bajó los escalones despacio como si cada paso le costara una eternidad Cuando estuvo frente a Beto lo miró sin decir nada El niño también la miró y por un momento ninguno de los dos se movió Era como si se estuvieran
reconociendo sin conocerse “¿Ya comiste hoy?” preguntó ella El niño negó con la cabeza “Ven te voy a dar algo” le dijo ella y empezó a caminar hacia la cocina Ricardo la quiso detener “Marcela está lloviendo Está solo y tiene hambre No seas así Ricardo.” El hombre apretó la mandíbula pero no dijo nada Beto la siguió con pasos lentos La cocina era enorme blanca con todo en su lugar Marcela sacó pan leche un poco de jamón y empezó a armar un plato El niño no podía dejar de mirar la comida pero se quedó parado como si no se atreviera a
moverse “Siéntate” le dijo ella Peto se sentó en la orilla del banco y empezó a comer despacio como si pensara que en cualquier momento lo iban a correr Marcela lo miraba en silencio Ricardo también lo observaba pero con el corazón apretado La forma en la que ese niño comía los movimientos la mirada todo le recordaba a Emiliano ¿Dónde duermes preguntó Ricardo de pronto ¿Dónde me agarre la noche a veces en los parques a veces en las bancas del metro Marcela respiró hondo Y si te quedas esta noche aquí Ricardo la miró sorprendido No sabemos quién es ni qué
intenciones tiene Es un niño Ricardo No es un ladrón es solo un niño Beto dejó de comer bajó la cabeza No quiero molestar solo tenía hambre Marcela se le acercó y le tocó el hombro No estás molestando Quédate hoy Mañana vemos qué pasa Beto la miró con los ojos brillosos Asintió despacito Esa noche por primera vez en mucho tiempo durmió en una cama con cobija con techo sin miedo Y aunque no lo sabía su vida estaba a punto de cambiar para siempre Ricardo se levantó temprano aunque no había dormido casi nada Pasó la noche dando vueltas en la cama pensando en ese niño que ahora estaba en
el cuarto de huéspedes en la planta baja Cada vez que cerraba los ojos se le venía a la mente Emiliano con su pijama de dinosaurios brincando en la cama pidiendo cereal corriendo por el jardín Todo eso ya no existía solo quedaba ese silencio horrible en la casa ese vacío que no se llenaba con nada ni con whisky ni con fotos ni con lágrimas Fue a la cocina y se sirvió un café negro sin azúcar Se asomó al jardín Estaba nublado el mismo clima que el día que enterraron a su hijo De pronto escuchó un ruido se giró y ahí estaba Beto parado en la entrada de la cocina con la
misma ropa del día anterior el cabello alborotado y los ojos todavía hinchados del sueño Ricardo lo miró sin decir nada El niño bajó la mirada como si estuviera esperando que lo corrieran pero no pasó nada Solo se escuchaba el café burbujeando en la cafetera y el tic tac del reloj de pared Al final Ricardo rompió el silencio ¿Dormiste sí gracias ¿Tienes hambre un poco Ricardo sacó pan y mermelada No era buen cocinero pero algo era algo Puso todo en la mesa y se sentó al otro lado Beto comió en silencio Cada tanto levantaba la vista
para ver si el hombre lo seguía mirando Y sí Ricardo lo miraba pero no con enojo Lo miraba como quien intenta entender algo Después de unos minutos el silencio volvió a hacerse pesado Ricardo tragó saliva y dijo “Mi hijo también tenía tu edad.” Nueve Beto paró de comer ¿Dónde está murió hace una semana Ah lo siento Ricardo asintió No dijo nada más Solo se quedó ahí mirando la mesa En su cabeza pasaban recuerdos como si fueran escenas de una película Emiliano en el columpio Emiliano riéndose con la boca
llena de helado Emiliano con tubos en los brazos en el hospital diciéndole que ya no quería más agujas Marcela bajó las escaleras despacito Llevaba una bata gris y se notaba que apenas podía con su cuerpo Beto se paró al verla y quiso quitar los platos como si le diera pena que lo vieran comiendo Ella sonrió un poco No te preocupes Termina de comer ¿Quieres café le preguntó Ricardo a su esposa No solo quería ver cómo seguía Se sentó en la mesa junto a ellos El ambiente se sentía raro como si todos estuvieran cargando algo muy pesado
Nadie decía nada pero se notaba que cada uno tenía sus propios fantasmas en la cabeza ¿Y tú cómo te llamas preguntó Marcela suavecito Beto Solo Beto Sí ¿Y tus papás no sé Nunca los conocí Ricardo y Marcela se miraron un segundo Ella bajó la mirada Se le notaba la tristeza en los ojos Le dieron ganas de abrazar a ese niño pero no lo hizo Aún no Después del desayuno Beto ayudó a recoger los platos No sabía dónde iba cada cosa pero lo intentaba Ricardo lo vio y no supo qué sentir Por un lado le dolía ver a ese niño en su casa como si nada Por otro
lado había algo en él que le recordaba tanto a Emiliano que hasta el corazón le temblaba Beto se pasó el resto de la mañana caminando por el jardín Tocaba las plantas veía los peces en la fuente y cada tanto se sentaba en una banca de piedra a ver el cielo Era como si su cuerpo estuviera ahí pero su mente estuviera lejos en otro lugar buscando algo que ya no tenía Adentro Marcela estaba acostada en el sofá Tenía una cobija sobre las piernas y una pastilla debajo de la lengua Respiraba lento con esfuerzo Ricardo se
sentó junto a ella y le acarició el cabello ¿Crees que hicimos bien en dejarlo quedarse no lo sé pero está solo igual que nosotros Ricardo no contestó solo se quedó ahí en silencio escuchando el tic del reloj y el sonido de la lluvia que volvía a caer despacito Por la tarde le ofrecieron a Beto una muda de ropa limpia era de Emiliano El niño dudó un poco pero al final aceptó Subió con Ricardo al cuarto donde estaba toda la ropa guardada Cuando abrieron la puerta el olor a niño volvió como una cachetada Ahí estaban los juguetes la
cama sin deshacer la lámpara con forma de cohete los libros de dinosaurios Beto no quiso entrar del todo Se quedó en la puerta mirando Era su cuarto Sí Le gustaban los dinosaurios Mucho Beto sonrió un poco A mí también Ricardo fue a un cajón Sacó una camiseta con un Treex verde y un pantalón corto Se los dio sin hablar Beto los abrazó como si fueran un regalo de Navidad Gracias Puedes cambiarte en el baño está al fondo del pasillo Beto asintió y se fue Ricardo se quedó un rato más en el cuarto se sentó en la cama agarró una pelota que estaba en el piso y la apretó
fuerte Cerró los ojos y por un momento juró escuchar la risa de su hijo Otra vez le dolía Le dolía mucho Esa noche Marcela volvió a tener fiebre Ricardo llamó al doctor que llegó rápido y le ajustó los medicamentos Beto se quedó en la sala sentado en silencio Escuchaba los pasos los murmullos la tensión en el ambiente No entendía mucho pero sí sabía lo que era ver a alguien enfermo En la calle había visto a muchos irse sin que nadie los ayudara Cuando todo se calmó Ricardo bajó y lo encontró despierto No has
dormido No está bien Va a estar bien Beto no dijo nada solo asintió Vete a dormir ya es tarde Buenas noches don Ricardo Ricardo dudó un segundo Solo dime Ricardo Está bien Buenas noches Ricardo Subió a su cuarto y se metió a la cama A pesar del cansancio no pudo dormir Esa casa estaba llena de recuerdos de amor de pérdida de momentos que ya no volverían Y ahora por alguna razón que todavía no entendía había un niño nuevo ahí respirando comiendo hablando dándole un poco de vida a lo que parecía muerto El lunes amaneció
gris El cielo parecía que seguía llorando igual que la casa Afuera la ciudad se movía como siempre con coches tocando el inones y claxon el vendedor de tamales gritando en la esquina y la gente corriendo para llegar a tiempo a quien sabe dónde Pero dentro de esa casa todo iba más lento como si el tiempo caminara con los pies arrastrando Beto se despertó con el ruido de una licuadora No estaba acostumbrado a eso En la calle lo que lo despertaba era un perro ladrando o un carro arrancando con fuerza Abrió los ojos y se quedó un rato mirando el techo blanco Le costaba creer
que estaba en una cama de verdad Se frotó los ojos estiró los brazos y se levantó con cuidado como si temiera que lo fueran a regañar por haber dormido tanto Cuando bajó a la cocina vio a Marcela sentada en la barra con una taza caliente entre las manos Tenía cara de cansancio pero sonreía leve como si al verlo se le olvidara un ratito el dolor Ricardo no estaba Según Marcela había salido temprano a resolver unos trámites Beto se sentó en el mismo banco que el día anterior y esperó sin decir nada No pedía no exigía solo esperaba Marcela le sirvió un vaso de
leche y le puso unas galletas en un plato “¿Dormiste bien?” preguntó ella “Sí muchas gracias Te ves más despierto hoy.” Beto bajó la vista y sonrió poquito Comió una galleta Luego otra como si cada bocado fuera algo raro algo nuevo Marcela lo observaba con una mezcla de ternura y tristeza De verdad ¿no tienes familia no ¿Y cómo llegaste a vivir en la calle no sé Un día desperté ahí Antes vivía con un señor que me daba comida pero luego ya no quiso que me quedara dijo que yo hablaba mucho Marcela frunció el ceño ¿No te acuerdas de nada antes de eso no solo sé
que me llamo Beto Bueno así me decían ¿Y tu apellido no tengo Marcela se quedó callada Quería preguntar más cosas pero no quería hacerlo sentir incómodo Ya era bastante raro que un niño de 9 años no supiera de dónde venía ni quién era Algo en la historia de Beto no cuadraba pero tampoco sonaba como una mentira Era más bien como un hueco grande lleno de cosas que él mismo no entendía Después del desayuno Beto se puso la ropa limpia que le habían dado Le quedaba un poco floja pero se veía mejor Se veía como un niño de casa no como uno que dormía entre
cartones Caminó por la casa curioso con los ojos bien abiertos Le llamaban la atención los cuadros los muebles las fotos familiares Una de esas fotos lo dejó paralizado Era una foto de Emiliano en el jardín con una pelota en la mano y el sol detrás Tenía los dientes chuecos igual que él se quedó ahí un buen rato viendo la foto No sabía bien qué sentía No era envidia era algo más raro como tristeza mezclada con algo bonito como si le hubiera caído bien ese niño sin conocerlo En la tarde Ricardo volvió
entró serio con papeles en la mano saludó sin mucho ánimo y fue directo a su oficina Pero antes de cerrar la puerta le echó un vistazo a Beto que estaba sentado en el piso armando un rompecabezas a medio terminar Después de un rato Ricardo salió con una pregunta atravesada en la garganta No vas a la escuela Beto lo miró desde el suelo No nunca fuiste No sabes leer un poco sumar más o menos Ricardo cruzó los brazos ¿Y qué piensas hacer con tu vida beto encogió los hombros Vivir Ricardo no supo si reírse o enojarse pero al final no dijo nada más
Se metió a su oficina y cerró la puerta Marcela apareció poco después Se sentó junto a Beto en el piso y empezó a ayudarle con el rompecabezas Él la miró sorprendido ¿Sí puede estar en el suelo claro que sí No me voy a romper por eso Se rieron los dos bajito Pasaron la tarde así armando pedacito por pedacito Beto se abrió un poco más Le contó que le gustaban los animales que una vez tuvo un perrito que se llamaba Churro pero lo atropellaron que a veces soñaba con una señora que lo abrazaba pero que nunca le veía la cara Marcela escuchaba con
atención sin interrumpir como si cada palabra fuera una parte del rompecabezas también Al anochecer Ricardo los vio desde la escalera No dijo nada solo se quedó mirando esa imagen que le revolvía el alma Por un segundo pensó que era Emiliano ahí abajo con su mamá pero no Era otro niño uno que no tenía historia uno que de alguna forma ya estaba entrando en la de ellos Antes de dormir Beto fue al baño Cuando salió se detuvo frente al cuarto de Emiliano La puerta estaba entreabierta Empujó despacito y entró sin hacer ruido Todo seguía igual Los
juguetes los libros la cama tendida Caminó despacio tocando las cosas con la punta de los dedos Se sentó en la orilla de la cama y se quedó ahí viendo la lámpara encendida Era una nave espacial que daba vueltas muy despacio Ricardo lo encontró ahí minutos después Se había quedado dormido hecho bolita abrazando un peluche viejo Por un segundo pensó en despertarlo pero no lo hizo Solo lo cubrió con una cobija y apagó la luz Al salir del cuarto cerró la puerta con cuidado y se quedó un momento con la mano en la perilla Algo en su corazón se movía No sabía si para bien o para mal pero se
estaba moviendo La rutina en la casa empezó a cambiar aunque nadie lo dijera en voz alta Las mañanas ya no eran silenciosas Desde temprano se escuchaban pasos pequeños en la cocina cucharas chocando con los vasos o la voz de Beto preguntando si podía ayudar en algo No era que se volviera parte de la familia de un día para otro pero poco a poco se empezó a notar que ya no era solo un invitado Marcela lo trataba como si fuera suyo Le preparaba desayunos con lo poco que le permitía su energía Le recordaba que se lavara los dientes que no se sentara con los pies en el sillón Y cuando Beto hacía algo mal como romper
un vaso o dejar las manos sucias en la pared ella no se enojaba solo le hablaba con calma y él sin discutir corregía lo que hubiera hecho Ricardo en cambio seguía manteniendo su distancia No lo trataba mal pero se notaba que no sabía cómo manejar su presencia Un día lo veía jugar en el jardín y le salía una sonrisa y al otro día se encerraba en su estudio y no salía ni para comer Había algo en él que no terminaba de soltar Como si cada vez que veía a Beto el dolor de perder a Emiliano volviera a apretar Beto también lo notaba por eso
intentaba no estorbar Caminaba con cuidado preguntaba todo antes de tocar algo y trataba de no hacer ruido Aún así poco a poco empezó a hacer cosas que mostraban que se sentía más seguro como dejar su cepillo de dientes en el baño de visitas o colgar su chamarra en la entrada en vez de esconderla Una tarde Marcela le propuso llevarlo a cortarse el pelo Ya lo tenía largo y enredado Beto dudó No le gustaba que lo tocaran pero al final aceptó Fueron a una estética pequeña de esas de confianza donde la señora que cortaba el
cabello ya conocía a Marcela desde hacía años Cuando terminaron el cambio fue fuerte Beto se veía diferente más despierto con los ojos más claros Hasta él se quedó viendo en el espejo como si no reconociera su reflejo Al volver a la casa Ricardo lo vio entrar con el nuevo corte Lo miró un momento largo sin decir nada y luego siguió leyendo el periódico Pero Marcela notó que algo en su expresión había cambiado No era sonrisa pero tampoco frialdad A los pocos días le compraron ropa nueva no mucha solo lo necesario Pantalones
que no se le cayeran camisetas sin agujeros tenis que no le dolieran al caminar Beto no sabía cómo reaccionar Jamás le habían comprado ropa así Solo había usado cosas regaladas o encontradas Cuando Marcela le dio la bolsa con todo él la abrazó de golpe Un abrazo apretado sin palabras Ella sintió que el corazón se le encogía en la casa No todos estaban contentos con ese cambio especialmente Martha la ama de llaves Llevaba muchos años trabajando con ellos y siempre había sido leal pero en el fondo era una mujer dura de ideas fijas Desde el
primer día que Beto llegó algo en ella se activó No le gustaba Decía que tenía mirada rara que no confiaba en los niños que aparecían de la nada Aunque no lo decía directamente se notaba que no quería que se quedara Un día mientras limpiaba la sala lo encontró revisando los libros en el estante Beto apenas tocaba las portadas como con miedo de desacomodar algo ¿Ya te lavaste las manos le preguntó Marta sin mirarlo Sí con jabón Sí señora Pues no parece Esos libros no son para jugar No estoy jugando Pues entonces Sal de estudio
Beteto salió sin decir nada pero la incomodidad se le quedó encima como polvo Desde entonces evitaba cruzarse con ella Se notaba que lo vigilaba que cualquier error lo iba a usar en su contra Marcela lo notó y habló con Ricardo “No me gusta cómo lo trata Marta Ella siempre ha sido así” contestó él Pero antes no tenía a quien vigilar Ahora lo trae como halcón Es que no confía y la entiendo El niño llegó de la nada No sabemos nada de él Marcela suspiró cansada Lo único que sabemos es que está solo y que necesita cariño
igual que nosotros Ricardo no respondió Se quedó mirando por la ventana En el jardín Beto jugaba con una pelota que había encontrado en la bodega la lanzaba contra una pared y la atrapaba de regreso una y otra vez En su forma de moverse de reírse cuando la pelota se le escapaba Había algo tan parecido a Emiliano que dolía Más tarde en la cena se sentaron los tres Ricardo sirvió agua Marcela preparó una pasta sencilla Beto ayudó a poner los platos Cuando se sentaron hubo un momento raro una pausa como si los
tres supieran que eso ya no era una visita que algo había cambiado Ricardo con voz baja soltó ¿Te gustaría quedarte aquí un tiempo beto levantó la vista sorprendido De verdad no prometo nada pero si te portas bien podríamos ver cómo nos va Marcela sonríó Beto asintió con fuerza y aunque no lloró sus ojos lo decían todo Gracias No tienes que dar las gracias Solo sé respetuoso y obediente Sí Y a limpio agregó Marcela Sí La cena siguió entre risas suaves y silencios cómodos Afuera llovía otra vez Adentro el ambiente ya no era tan frío Esa noche en su cuarto Beto se
acostó y se quedó viendo el techo un buen rato Por primera vez en mucho tiempo no sintió miedo de quedarse dormido Sentía que tal vez solo tal vez por fin había encontrado un lugar donde podía respirar tranquilo Todo parecía ir más o menos bien Beto ya se sentía más suelto en la casa empezaba a reírse más a hablar con confianza incluso a preguntar cosas como “¿Puedo regar las plantas?” O “¿Y si pintamos esto de otro color?” Ricardo todavía mantenía su espacio pero ya no se notaba tan frío Incluso una vez lo
llevó con él al súper Y aunque no dijeron mucho durante el camino el simple hecho de invitarlo ya decía bastante Marcela por su parte cada vez se sentía más unida al niño A veces lo llamaba por su nombre con una ternura que se le salía sin querer como si ese Beto tuviera un tono especial uno que le salía solo cuando hablaba de alguien muy querido Él la cuidaba como si fuera su abuela o algo así Le pasaba la cobija le alcanzaba agua cuando le daban los mareos y le ponía la televisión cuando ella no tenía fuerzas para levantarse A su
manera ya se querían Pero no todos estaban contentos con cómo iban las cosas Marta empezó a notar los cambios y no le gustaron Desde la cocina la escuchaban refunfuñar más seguido A veces lavaba los trastes más fuerte de lo normal o cerraba los cajones con fuerza como si le molestara que todo estuviera tan familiar Un día mientras limpiaba el cuarto de visitas encontró debajo de la cama una bolsita con monedas y un billete arrugado de 100 pesos Frunció el ceño lo sacó y fue directo con Ricardo Esto estaba escondido bajo la cama del niño ¿Y no se te hace
raro puede ser lo que ha juntado en la calle o puede ser lo que se ha robado aquí Ricardo la miró Serio no empieces Marta solo te digo lo que vi Ricardo no contestó tomó el dinero lo guardó en el cajón y no habló más del tema Pero esa noche mientras cenaban se quedó viendo a Beto de reojo El niño hablaba con Marcela de un programa que habían visto en la tele Reía movía las manos emocionado no parecía nervioso no tenía cara de culpable Pero aún así la duda ya estaba sembrada Los días siguientes pasaron sin
sobresaltos pero algo ya no era igual Ricardo a veces entraba al cuarto de Beto sin avisar diciendo que iba a revisar si necesitaba algo pero en realidad lo esculcaba con la mirada Beto lo notaba pero no decía nada solo bajaba la vista Un sábado por la mañana Ricardo se dio cuenta que uno de sus relojes no estaba en el cajón donde siempre lo dejaba Buscó por toda la casa “Nada” preguntó a Marcela a Marta incluso al jardinero Nadie sabía nada Su cabeza fue directo a Beto No quería pensar mal pero la idea no se le
quitaba Esa misma tarde llamó a Beto al estudio “¿Sabes qué es esto?” le dijo mostrándole una foto del reloj en su celular Sí creo que lo vi en tuburó Pues ya no está ahí Yo no lo agarré ¿seguro sí Ricardo lo miró fijo Beto lo sostuvo la mirada pero después bajó la cabeza No lloró no discutió solo dijo “Si quieres revisa mis cosas.
” Ricardo dudó un momento pero lo hizo Revisó la mochila del niño la ropa los cajones nada No había ni rastro del reloj pero algo en su interior seguía inquieto Marcela se enojó cuando se enteró De verdad lo registraste como si fuera un ladrón Tenía que hacerlo No es cualquier reloj ¿Y qué encontraste nada Entonces deja de verlo como un problema Es un niño Ricardo Sí un niño del que no sabemos absolutamente nada Beto escuchó esa última parte desde el pasillo Se quedó ahí parado con el corazón golpeándole el pecho Luego se fue al jardín sin decir una palabra Se sentó en una esquina debajo del árbol más grande y se quedó viendo
el suelo Esa noche no quiso cenar Al día siguiente Marta aprovechó que Ricardo estaba solo en la cocina para seguir metiendo cizaña Yo lo vi a ese niño antes de que llegara a esta casa ¿Dónde lo vi en la colonia rondando las casas Vi como espiaba por las rejas No es ningún inocente ¿Y por qué no lo dijiste antes porque me ibas a decir que exagero como siempre Ricardo la miró con más atención ¿Estás segura segurísima Y si tú no haces algo alguien más lo va a hacer Ricardo volvió a sentirse atrapado entre dos ideas Parte de él quería creerle a Marcela confiar en lo que había visto en Beto Pero otra
parte más dura más marcada por el miedo y la pérdida ya no sabía en qué creer Esa misma tarde cuando fue a revisar el correo se encontró al vigilante de la calle don Chui le preguntó si había visto algo raro últimamente Nada raro jefe Todo tranquilo Y al niño lo habías visto antes pues sí una vez lo vi durmiendo en la banca de la esquina Llevaba como una semana rondando por aquí rondando ¿cómo pues caminando viendo las casas como buscando algo pero nunca hizo nada malo Ricardo agradeció y volvió a la casa más confundido que antes Se sentó en su estudio solo y se quedó
viendo una foto vieja donde estaban él Marcela y Emiliano en la playa Él sonriendo con lentes oscuros ella con una trenza y Emiliano cubierto de arena riendo con la boca abierta Beto pasó por la puerta abierta y lo vio Quiso entrar pero se detuvo No sabía si era bienvenido ¿Quieres algo preguntó Ricardo sin levantar la vista No solo iba a ver si si necesita ayuda con algo No gracias Beto bajó la mirada y siguió caminando Cuando llegó la noche todos se acostaron pero nadie durmió del todo La casa que antes se sentía un poquito más viva volvió a llenarse de silencios
raros Marcela sabía que algo estaba pasando pero no quería presionar Ricardo no hablaba pero en su cabeza las dudas daban vueltas Y Beto bueno Beto solo se aferraba a su almohada y pensaba si en verdad ese lugar era para él o solo le habían prestado un ratito de calma Ricardo ya no veía a Beto con los mismos ojos Algo en él se había cerrado de nuevo como cuando uno se quema y luego le tiene miedo al fuego aunque esté chiquito Y Beto lo notaba Lo sentía cada vez que entraba al cuarto y Ricardo dejaba de hablar o cuando él
intentaba contarle algo y solo recibía un ajá sin atención Marcela trataba de mantener la calma de no hacer preguntas de más pero su instinto le decía que algo raro estaba pasando Veía a Ricardo cada vez más tenso más callado más seco con Beto Y al niño lo veía inquieto caminando por la casa como si de nuevo estuviera de paso como si supiera que cualquier día le iban a pedir que se fuera Un jueves por la tarde Ricardo llevó a Beto al centro dijo que tenía que comprar unas cosas y que lo acompañara El niño no preguntó nada solo se subió al carro y se sentó
con las manos en las piernas callado Durante el camino Ricardo encendió la radio pero nadie habló El tráfico estaba pesado y el cielo nublado parecía reflejar el ambiente Cuando llegaron al centro Ricardo se detuvo en una calle poco transitada donde vivían varios indigentes Había paredes con grafitis bolsas de basura apiladas y un olor feo que salía de una coladera ¿Aquí vivías tú preguntó Ricardo sin mirarlo Beto asintió A veces ¿Y con quién con nadie solo Ricardo apagó el carro y lo miró con más seriedad ¿Conoces a ese señor le señaló a un hombre viejo sentado en la banqueta
con barba larga y un sombrero sucio Beto dudó un segundo luego dijo “Sí a veces me daba pan Se llama el flaco.” Ricardo bajó del carro y le hizo una seña al hombre Se acercó caminando lento arrastrando los pies Cuando vio a Beto sonríó sin dientes “Eh mira nomás ese no es mi gallo” le dijo como si de verdad lo conociera Beto bajó del carro también algo nervioso El flaco estiró la mano y le dio una palmada en la espalda “¿Te escapaste o te adoptaron?” Ricardo se metió en la conversación “Solo quiero saber si este niño robaba cuando andaba por aquí.”
El flaco soltó una carcajada áspera Robar no Bueno no Como otros El chamaco hacía lo que tenía que hacer Vendía chicles lavaba vidrios A veces se metía a los camiones a cantar aunque ni cantaba pero robar no Ricardo lo miró fijamente y qué cosas feas tuvo que hacer El flaco se puso serio Volteó a ver a Beto que se tensó de inmediato Mira no es mi bronca decir cosas que no me tocan pero el niño vivió cosas duras muy duras ¿Tú crees que un chavito de su edad puede sobrevivir solo sin ensuciarse las manos a veces tenía que correr a veces
mentir pero nunca vi que hiciera daño a nadie nunca Ricardo no dijo nada solo asintió con la cabeza le dio un billete al hombre y se fue con Beto al carro El niño se subió de nuevo sin mirar a Ricardo En el camino de regreso no se dijeron una sola palabra Ya en la casa Marcela los esperaba sentada en el sillón Notó de inmediato la tensión Ricardo se metió directo al estudio Beto fue a su cuarto Marcela no preguntó nada pero sintió un nudo en la garganta Más tarde cuando Beto ya estaba acostado Marcela entró con un vaso de agua se sentó a su lado y le acarició el
cabello Todo bien Él asintió sin mirarla ¿Te peleaste con Ricardo no Entonces ¿qué pasó beto tragó saliva Luego dijo en voz baja Fuimos al centro Me llevó con un señor que me conocía Le preguntó cosas Yo creo que no confía en mí Marcela suspiró Ricardo tiene miedo Está roto por dentro No es tu culpa Y tú si confías en mí Ella lo miró a los ojos Sí Aunque no sepas todo de mí Sí porque lo que sí sé me basta Beto no pudo evitar que se le humedecieran los ojos pero se los secó rápido sin hacer ruido Esa noche
mientras Ricardo cenaba solo en la cocina Marcela se sentó frente a él con cara seria No vuelvas a hacer eso ¿Qué llevarlo a la calle como si fuera un delincuente Él confió en nosotros Ricardo No le rompas eso Solo quería saber la verdad Y la verdad es que tiene un pasado duro Ya lo sabíamos No necesitabas comprobarlo como si fuera una investigación Ricardo se quedó callado No sabía qué responder Al día siguiente Ricardo entró al cuarto de Beto temprano El niño estaba despierto sentado en la cama “Oye” le dijo sin levantar la voz
Perdón por lo de ayer Beto no dijo nada No quise hacerte sentir mal Solo necesitaba saber más de ti No pasa nada ¿Me puedes decir algo ¿qué ¿por qué no me contaste antes beto lo miró sin enojarse pero con los ojos bien abiertos Porque pensé que si te contaba ya no me ibas a querer aquí Ricardo sintió que le apretaban el pecho Se sentó en la orilla de la cama Mira no sé cómo manejar esto No soy bueno con las emociones ni con los niños ni con el dolor Pero si vas a estar aquí tienes que ser sincero Está bien Y yo voy a intentar confiar
más Gracias Se quedaron un momento en silencio Luego Beto preguntó “¿Todavía piensas que me robé el reloj?” Ricardo se quedó helado no supo qué contestar Al final solo dijo “No ya no.” Pero en el fondo esa espinita seguía clavada Las ojeras de Marcela se hicieron más marcadas con los días Aunque trataba de levantarse como siempre ya no tenía la misma fuerza Se le notaba en los brazos en la forma en que se agarraba del barandal al bajar las escaleras o en cómo respiraba hondo antes de caminar de un cuarto a otro El cáncer le estaba ganando terreno y aunque no lo decía Ricardo y Beto ya lo
sabían Ese viernes amaneció con dolor Le dolía el estómago la espalda hasta los huesos No pudo ni levantarse sola Ricardo llamó al doctor de inmediato Mientras esperaban Beto se quedó parado en la puerta del cuarto sin saber qué hacer La vio en la cama con la frente sudada y los labios apretados Quiso acercarse pero no se atrevió “Ve a desayunar Beto” le dijo Ricardo con voz baja “Va a estar bien.” “Sí solo es un bajón.
” Pero la cara de Ricardo no decía lo mismo Cuando el doctor llegó entró con paso rápido Ya conocía la situación Revisó su oxígeno su presión la temperatura Hizo unas preguntas revisó las medicinas y al cinto Entonces final miró a Ricardo con esa expresión que no necesita muchas palabras Tiene que ir al hospital Ya Marcela intentó protestar Estoy bien solo es un poco de dolor No señora respondió el doctor Usted no está bien Ricardo salió al pasillo y llamó a la ambulancia Beto seguía en la cocina mirando su plato sin tocarlo Marta como siempre estaba ahí
aunque en 1900 vez de consolar o decir algo útil solo se limitó a comentar en voz baja Eso ya se veía venir ¿Qué dijo preguntó Beto frunciendo el ceño Nada niño come Pero Beto se paró y subió corriendo las escaleras Cuando llegó al cuarto ya estaban bajando a Marcela en una camilla Ella lo vio desde el pasillo estiró una mano débil y Beto la tomó sin dudar “Voy a estar bien” le dijo ella con una sonrisa forzada “Cuida las plantas por mí.” “Sí.
” Beto asintió No quería soltarla pero los paramédicos ya la estaban subiendo a la ambulancia Ricardo fue con ella sin mirar atrás solo dijo “Quédate aquí no salgas Vuelvo en cuanto pueda.” La casa se quedó en silencio Beto pasó el resto del día sentado en el sofá sin saber qué hacer Prendió la tele pero no la escuchó Caminó por el jardín regó las plantas como le pidió Marcela Se sentó en la banca se quedó viendo el cielo no tenía con quién hablar no se sentía parte de la casa ni de ningún lugar Marta entraba y salía pero no le decía nada ni una palabra de
consuelo Solo se limitaba a hacer lo que siempre hacía como si todo fuera normal En algún momento Beto se atrevió a preguntarle “¿Cree que se va a poner bien?” Marta lo miró con una cara que no supo leer bien No lo sé Hay cosas que no dependen de nosotros Y se fue dejándolo con más dudas Por la noche Ricardo llamó desde Mientosi el hospital Marta contestó y luego le pasó el teléfono a Beto Hola Hola Beto ¿Cómo estás bien Y ella estable Ya está en observación Va a quedarse aquí unos días pero está tranquila Puedo hablar con ella Está
dormida pero mañana la puedes ver Te paso a buscar temprano Está bien ¿Comiste un poco Descansa Mañana te aviso a qué hora paso Sí Colgaron Beto se quedó con el teléfono en la mano unos segundos luego subió a su cuarto pero no pudo dormir Se puso a pensar en todo lo que había pasado desde que llegó ahí en Marcela en cómo le hablaba en cómo lo miraba Nunca nadie le había cuidado así No era solo que le diera comida o ropa era la forma en que lo hacía sentir como si sí importara A la mañana siguiente Ricardo lo recogió
temprano Iban en silencio Cuando llegaron al hospital caminaron por pasillos largos hasta llegar a una habitación blanca con máquinas tubos y un ventanal Ahí estaba Marcela con el cabello recogido la piel más pálida que nunca pero con una sonrisa en cuanto lo vio entrar “Hola mi niño” le dijo con voz bajita Beto corrió a su lado y le tomó la mano No dijo nada solo se le llenaron los ojos de lágrimas No llores aquí estoy No quiero que se muera No me voy a morir respondió ella Todavía tengo muchas cosas por hacer Ricardo se quedó en la puerta
viéndolos Algo en su pecho se rompía cada vez que los veía juntos Era una mezcla de dolor amor y miedo Miedo de que esa imagen se acabara de que el hospital fuera el último lugar donde se abrazaran Ese mismo día mientras estaban en la habitación un médico joven entró con unos papeles saludó y explicó que iban a iniciar un tratamiento nuevo experimental que podría ayudar a frenar la enfermedad No garantizaba nada pero era una opción Ricardo aceptó de inmediato Marcela asintió aunque se notaba que el cuerpo ya no le respondía igual En la tarde regresaron a casa Beto
se metió a su cuarto sin hablar mucho En la noche se acercó al estudio donde Ricardo estaba trabajando en la computadora ¿Puedo pasar claro ¿Usted está bien más o menos Tiene miedo Ricardo lo miró y se le aguaron los ojos aunque no lo mostró Sí yo también Se quedaron callados un momento Gracias por dejarme verla dijo Beto Ella te quería ver Dice que le das fuerzas Beto bajó la mirada Yo quiero que se quede que esté bien Yo también Ricardo apagó la computadora y se levantó Vamos a hacer todo lo posible Esa noche la casa volvió a quedarse en
silencio Pero ahora era un silencio distinto No era de enojo ni de sospecha Era uno lleno de preocupación como cuando uno camina por un camino oscuro esperando que al final haya aunque sea un rayito de luz El lunes por la tarde después de visitar a Marcela en el hospital Ricardo y Beto regresaron a casa con la cabeza llena de vueltas Todo parecía tranquilo pero había algo en el ambiente que no se sentía igual como si la casa estuviera cargada como cuando va a llover fuerte pero todavía no cae ni una gota Beto se fue directo a su cuarto No tenía ganas de hablar prendió la tele
pero no la vio Tenía la mente en Marcela Aunque los doctores habían dicho que el tratamiento estaba iniciando bien él no dejaba de pensar que algo podía salir mal En su cabeza aparecían imágenes feas recuerdos que no sabían ni de dónde salían de gente que se iba y ya no regresaba Ricardo se quedó un rato en la sala revisando su celular contestando correos pero sin prestar mucha atención Yomar costaba concentrarse De repente recordó algo Necesitaba sacar unos documentos de una caja fuerte que estaba en su oficina Se levantó fue hasta allá y al abrir la
puerta se quedó congelado La caja fuerte estaba abierta Frunció el ceño Él siempre la cerraba Siempre Se agachó Revisó el interior Algunos papeles estaban fuera de lugar Uno de los sobres con dinero estaba desordenado No faltaba nada a simple vista pero se notaba que alguien había metido la mano Salió de inmediato y fue a la cocina donde Marta estaba limpiando ¿Tú entraste a mi oficina yo claro que no La caja fuerte estaba abierta Pues yo ni tengo la clave Pregúntele al niño A lo mejor él sí Ricardo la miró fijo Beto no sabe ni qué es una caja
fuerte Marta se encogió de hombros mientras limpiaba la estufa Ah bueno entonces fue un fantasma Pero yo no fui Ricardo no dijo nada Subió a su oficina Volvió a revisar todo y esta vez sí notó que faltaban tres billetes de 500 No lo podía creer Se sentó en el sillón con la cabeza dando vueltas Era posible que Beto otra vez con esas dudas Esa noche no dijo nada pero la semilla ya estaba plantada otra vez y empezó a mirar todo con otros ojos Las puertas las mochilas los cajones A la mañana siguiente cuando Ricardo se fue al hospital Beto se quedó solo en casa con Marta Ella lo ignoraba como
siempre pero esa vez fue más lejos Al pasar por la sala lo miró de arriba a abajo y soltó “¿Tú crees que la señora va a regresar?” Beto se quedó callado Yo digo que no Y cuando eso pase a ver cuánto te dura El teatrito ¿Qué teatrito el de niño Bueno tú no perteneces aquí No sé que tanto les diste lástima pero ya te va a caer el 20 Cuando la señora no esté todo esto se va a acabar Beto apretó los puños Se tragó la rabia No iba a llorar frente a ella Yo no le hice daño a nadie Claro Y yo soy la Virgen A mí no me engañas Marta se fue como si nada Pero las palabras se
quedaron flotando Beto no sabía qué hacer Pensó en decírselo a Ricardo pero luego recordó cómo había reaccionado la última vez No quería que volviera a dudar de él Esa misma tarde mientras Marta tendía las camas Beto decidió subir al cuarto de Ricardo No a hacer nada malo solo quería asegurarse de que ella no le estuviera haciendo algo Se sentía raro como si algo le estuviera avisando que pasaba algo más feo de lo que imaginaban Abrió la puerta despacito El cuarto estaba vacío Caminó hasta el escritorio Todo se veía normal
Entonces escuchó pasos se escondió detrás de la puerta y esperó Era Marta Entró directo como si nada Fue al mueble donde estaba la caja fuerte sacó algo del delantal y lo metió por detrás Luego abrió un cajón sacó una hoja la miró y la volvió a guardar Salió de ahí rápido sin notar que Beto la estaba viendo Él se quedó quieto varios minutos Luego salió corriendo a su cuarto El corazón le latía con fuerza ¿Qué estaba haciendo esa señora ¿por qué entraba al cuarto como si fuera suyo ¿qué escondía ese mismo día cuando Ricardo volvió del hospital Beto quiso hablar
con él pero justo en ese momento Marta estaba en la sala lo miró con esa cara de advertencia una mirada clara como diciendo “Si dices algo te va a ir mal.” Ricardo le preguntó cómo estaba y Beto solo dijo “Bien todo tranquilo.” Pero por dentro no estaba nada tranquilo A la noche mientras fingía que dormía escuchó pasos en el pasillo Se asomó desde la puerta entreabierta Era Marta otra vez Esta vez llevaba su celular pegado a la oreja hablando en voz baja Beto no escuchó todo pero sí alcanzó a oír esto Sí ya está todo listo El viejo ni cuenta se ha dado No al niño
no lo voy a tocar pero si estorba vemos qué se hace Se detuvo Tragó saliva Sintió un frío en la espalda Quiso salir pero sus piernas no se movieron Al día siguiente lo primero que hizo fue ir a ver a Marcela Ya estaba más estable con un poco más de color en la cara Ricardo lo dejó entrar solo al cuarto ¿Qué pasa mi niño le preguntó ella notando su expresión Nada solo quería verla ¿Estás bien sí Pero su cara decía otra cosa ¿Segura que no te pasa nada beto dudó La miró a los ojos iba a decírselo todo pero se detuvo Algo
dentro de él le decía que aún no era el momento que tenía que tener pruebas Si hablaba así no más nadie le iba a creer Ya había pasado antes Quiero que regrese ya dijo En cambio la casa no es la misma sin usted Yo también quiero volver pero necesito un poco más de tiempo Beto asintió le apretó la mano Ese día entendió que no bastaba con sobrevivir que a veces cuando uno encuentra un lugar donde siente cariño tiene que cuidarlo y que si alguien quería destruir eso no se podía quedar callado para siempre Ese martes por la mañana el cielo estaba más
claro No hacía frío ni calor solo ese clima raro que no molesta pero tampoco anima En la casa todo seguía como en pausa Ricardo estaba en el hospital desde temprano y Marta se mantenía ocupada con los queaceres pero sin hablar más de lo necesario Parecía que había decidido fingir que todo era normal pero Beto sabía que no Él ya no confiaba ni en ella ni en ese silencio Después de desayunar se sentó en el sofá con una libreta y un lápiz se puso a dibujar no porque fuera bueno sino porque necesitaba distraerse Dibujó la casa un árbol un perro que no existía y sin querer la
cara de Marcela Cuando se dio cuenta se detuvo y se quedó mirándola Le salió parecida con todo y su trenza Guardó la libreta se puso su sudadera y esperó Sabía que ese día le tocaba volver al hospital Ricardo había dicho que lo pasaría a buscar después del mediodía Se sentía nervioso como si algo grande fuera a pasar Cuando llegaron al hospital Ricardo se fue a hablar con el doctor y Beto entró solo al cuarto Marcela estaba despierta viendo por la ventana tenía una bata blanca y el rostro más pálido que otros días pero al verlo entrar sonríó de inmediato “Ahí está mi visitante
favorito.” “Hola” dijo él sonriendo también aunque con el nudo en la garganta Se acercó a la cama y se sentó en la silla de siempre Marcela estiró la mano y él se la tomó sin dudar “¿Cómo estás?” preguntó Beto “Hoy me siento un poquito menos mal Tú bien Solo que extraño la casa cuando no está usted ¿Y cómo van las plantas ya florecieron las que están cerca del árbol Les eché agua todos los días Muy bien Prometiste cuidarlas y lo estás haciendo Sí Quedaron en silencio unos segundos pero era un silencio bonito no incómodo Beto la miraba y
sentía que se le apretaba algo por dentro No sabía explicarlo solo sabía que con ella se sentía bien seguro como si estuviera donde debía estar ¿Puedo decirle algo soltó de pronto Claro dime A veces me gustaría que usted fuera mi mamá Marcela se quedó callada no por sorpresa sino porque esas palabras la golpearon directo al corazón Se le llenaron los ojos de lágrimas y le tembló un poco la boca ¿Por qué dices eso porque nunca tuve una o no me acuerdo Y con usted siento eso No sé explicarlo Marcela apretó su mano
Le costaba hablar Yo también siento algo contigo Beto No eres mi hijo pero hay días que cierro los ojos y siento que podría haberte tenido en otro momento de la vida como si el destino se hubiera tardado Pero al final te trajo él se rió bajito con los ojos también llenos Entonces si me quiere mucho como si fueras mío Beto se paró y la abrazó con cuidado con miedo de lastimarla Ella lo envolvió como pudo con sus brazos delgados y le acarició el cabello “Eres un niño valiente” le dijo al oído “Y no estás solo.” “Usted tampoco.” Cuando se separaron ella respiró hondo
¿Sabes qué estaba haciendo antes de que llegaras ¿qué escribiéndote una carta para mí Sí quiero que la tengas para cuando yo no esté contigo No diga eso No es por tristeza es porque quiero dejarte cosas buenas palabras que te acompañen pase lo que pase Beto la miró sin poder hablar Ella extendió la mano y le entregó un sobre doblado con su nombre escrito con letra temblorosa Él lo tomó con cuidado como si fuera de cristal ¿Puedo abrirlo cuando tú quieras pero si quieres guardarlo para un día en que estés triste también está bien
Gracias Después de eso hablaron de otras cosas de Emiliano de la comida que más le gustaba de una vez que Marcela casi se cae en la alberca con todo y vestido Beto se rió fuerte Ella también Por un rato el hospital dejó de sentirse como hospital Ricardo regresó a la habitación cuando ya caía la tarde Se detuvo en la puerta al verlos juntos Escuchó una parte de la conversación y no quiso interrumpir No por prudencia sino porque algo le dijo que ahí estaba pasando algo importante algo que no debía romperse con su
presencia Esa noche ya en casa Beto se fue directo a su cuarto cerró la puerta se sentó en la cama y sacó la carta La tuvo entre las manos varios minutos sin abrirla La miraba como si le hablara como si supiera que dentro de ese sobre había algo que podía cambiarle el corazón pero no la abrió Aún no La guardó debajo de la almohada y se acostó Por primera vez en días se durmió sin miedo porque ya no se sentía solo porque esa señora enferma cansada y fuerte a la vez le había dado algo que nunca había tenido un pedazo de amor que era solo
para él Marta ya no disimulaba nada Desde que vio como Marcela y Beto se abrazaban en el hospital algo se le atoró en el pecho Y no era tristeza era coraje Un coraje que no venía de amor sino de ego de sentir que estaba perdiendo el control de algo que creía suyo Llevaba años en esa casa años viendo crecer a Emiliano sirviendo la comida limpiando cada rincón sabiendo los secretos que nadie decía en voz alta se sentía parte de esa familia aunque nunca lo dijera En su mente ella era más cercana a Ricardo y Marcela que mucha gente de sangre Por eso la idea de que
un niño de la calle viniera a ocupar un espacio que no era suyo la envenenaba por dentro Esa tarde mientras Beto regaba las plantas del jardín Marta sacó su celular caminó hasta el lavadero se metió a la parte más escondida y marcó un número que tenía guardado con el nombre Toño “¿Qué onda tía?” contestó la voz del otro lado medio dormida “Ya es hora de que vengas Necesito que hagas lo que platicamos ¿Ya estás segura más que nunca Pero hazlo bien sin ruido No quiero que nada me salpique Va ¿dónde nos vemos aquí mañana a mediodía Tú entras
por la reja trasera como siempre Si yo no estoy esperas Hecho Colgó Guardó el celular en el delantal y volvió a la cocina como si nada Ese tipo de llamadas no eran nuevas para ella Toño era su sobrino hijo de una hermana que se había perdido en la droga y nunca volvió Desde chavito el muchacho se metió en broncas robos peleas cosas sucias pero Marta siempre lo protegía Decía que era de carácter fuerte La verdad era un delincuente uno de esos que no necesitan mucho para hacer un desmadre Al día siguiente Beto se
despertó con una sensación rara Algo en la casa no se sentía igual Se puso los tenis rápido y bajó a desayunar Ricardo ya se había ido al hospital como cada mañana Marta estaba en la cocina picando fruta con una sonrisa que no le llegaba a los ojos ¿Quieres desayuno preguntó amable pero forzada Sí gracias Le sirvió un plato de cereal con leche y se lo puso frente a Amada Pero en su mirada había algo frío Beto comió en silencio Sabía que algo no estaba bien pero no sabía qué Al terminar fue al jardín Se quedó jugando con una pelota
un rato pero no dejaba de mirar de reojo hacia la casa Fue cuando escuchó un sonido raro como un golpe seco en la parte de atrás Caminó despacio hacia el pasillo lateral Cuando se asomó vio a un tipo encapuchado entrando por la reja trasera Se agachó de inmediato y se escondió detrás de un arbusto El tipo se movía con seguridad No parecía alguien que entrara por primera vez Iba directo al lavadero Beto no lo reconoció de inmediato pero su forma de caminar le recordó a alguien lo siguió en silencio pegado a la pared Entonces escuchó una voz baja pero
clara Ya estás aquí Qué bueno Mira en esa caja está lo que te dije Te lo llevas en dos partes Y cuidado con el niño No quiero líos Tranquila tía Yo sé hacer las cosas Beto se quedó helado El corazón le latía con fuerza Tía dijo tía se asomó con cuidado y los vio de espaldas Era ella Marta Estaba dándole algo a ese tipo que metía cosas en una mochila negra Eran papeles billetes sobres No alcanzaba a ver bien qué era pero no se veía nada legal Retrocedió sin hacer ruido se metió corriendo por el jardín y subió a
su cuarto sin que lo vieran cerró la puerta y se quedó jadeando con la espalda pegada a la pared No sabía qué hacer No podía llamar a Ricardo No tenía su número y si le decía algo cuando regresara seguro no le iba a creer Ya una vez había dudado de él Esa noche no durmió Se quedó despierto pensando Y si le decía todo a Marcela cuando fueran al hospital Tal vez ella sí le creería pero también le daba miedo meterla en líos No estaba fuerte todavía El día siguiente fue igual de tenso Marta actuaba como si nada Hasta le ofreció
pan dulce en la tarde Beto lo rechazó No quería ni hablarle Lo único que esperaba era la hora en que Ricardo lo llevara al hospital Cuando por fin llegaron Beto esperó a quedarse a solas con Marcela Ella estaba de mejor humor con más energía le contó que había dormido bien que el doctor le había dicho que los niveles estaban estables ¿Y tú preguntó ella “¿Qué traes en esa carita si le digo algo ¿me cree siempre.
” Beto dudó pero al final se animó Escuché a Marta Estaba con un hombre Le decía “Tú entras por la reja trasera como siempre.” Y él le decía “Tía estaban sacando cosas en una mochila.” Marcela frunció el ceño ¿Estás seguro sí yo lo vi ¿Y se llevaron algo no sé qué era pero eran sobres con papeles billetes Marcela se quedó pensando ¿Se lo contaste a Ricardo no me dio miedo Ya una vez no me creyó Está bien yo me encargo pero necesito que no digas nada más Okay Sí Y si ves algo más raro me lo cuentas a mí primero ¿Usted sí me cree claro que te creo Beto sintió alivio Le apretó la
mano Esa mujer seguía siendo su refugio Esa noche Marcela le pidió a una enfermera que le prestara un teléfono y le marcó a Ricardo ¿Todo bien preguntó él Necesito que me escuches con atención Solo escucha No interrumpas Okay Beto me contó algo que tienes que saber y esta vez créelo porque yo sí le creo Ricardo colgó el teléfono y se quedó quieto en la sala del hospital con la cabeza hecha un relajo Marcela acababa de decirle que Beto había visto a Marta en algo turbio que había escuchado cosas raras y que incluso mencionó un tipo que le decía
“Tía.” Al principio quiso dudar Quiso pensar que Beto había malinterpretado algo pero la voz de Marcela fue tan firme tan segura que algo dentro de él cambió Esta vez no se atrevió a ignorarla Volvió a casa sin avisar Eran casi las 7 de la tarde y el sol ya se estaba escondiendo Abrió la puerta sin hacer ruido y lo primero que notó fue que no había música ni televisión encendida Todo estaba demasiado en silencio Caminó hacia el pasillo trasero donde estaba la puerta de servicio y ahí la vio Marta estaba de espaldas revisando
unos papeles sobre la mesa del lavadero Tenía una mochila abierta al lado igualita a la que describió Beto Cuando sintió pasos se dio la vuelta rápido pero ya era tarde ¿Qué estás haciendo le preguntó Ricardo con una frialdad que no usaba seguido Marta intentó mantener la calma Nada estoy limpiando Estos papeles estaban tirados aquí desde ayer y la mochila es mía Traigo ahí mi lunch Ricardo se acercó y abrió la mochila sin pedir permiso Dentro no había comida había sobres con documentos de la casa copias de escrituras cuentas cheques viejos y un sobre con varios billetes
nuevos También esto es tu lunch Marta se quedó callada Ya no supo qué decir Trató de poner cara de no sé qué pasa pero Ricardo no era tonto ¿Quién es Toño ella tragó saliva Mi sobrino ¿Y por qué entra escondidas a mi casa no entran escondidas Solo viene a verme de vez en cuando por la puerta trasera sin avisar y con mochilas vacías que se van llenas Marta ya no dijo nada Ricardo la miró con una mezcla de decepción y rabia Le dolía más por los años que por lo robado Por la confianza rota por darse cuenta que alguien que
consideró parte de su hogar estaba jugando por debajo del agua Estás despedida Marta Y no solo eso voy a denunciarte ¿Qué después de todo lo que hice por ustedes Justamente por eso porque te confiamos todo Y mira cómo pagaste Ella empezó a gritar a llorar a decir que él no sabía nada que siempre la harían Habían tratado como una empleada más pero Ricardo ya no escuchaba solo fue por su teléfono y llamó a la policía Mientras llegaban subió al cuarto de Beto Lo encontró sentado en la cama dibujando otra vez ¿Tienes un
minuto sí gracias por lo que me contaste Tenías razón y yo no te creí Beto lo miró con los ojos entre asustados y tranquilos ¿Qué va a pasar llamé a la policía Marta ya no va a estar aquí Robó cosas de valor y se las daba a su sobrino Tengo pruebas Beto solo asintió ¿Estás bien sí solo triste ¿Por qué porque pensé que esa señora era buena y resulta que no Me pasó igual antes Con otra persona que me cuidaba todo iba bien y de repente cambió Y otra vez pensé que era mi culpa Ricardo se sentó junto a él No es tu culpa No lo fue antes y no lo es ahora Hay gente que
te decepciona y no importa cuánto tiempo pasen contigo a veces nunca los conoces del todo Y si me pasa otra vez entonces vuelves a empezar Pero esta vez no solo Esta vez tienes a Marcela y me tienes a mí Beto lo miró con sorpresa Esa fue la 1906 Primera vez que Ricardo le dijo algo así tan directo le creyó Abajo la policía llegó Se llevaron a Marta sin escándalo Ella intentó quejarse pero los agentes ya sabían qué hacer Toño no estaba pero lo iban a buscar Ricardo entregó los documentos y los nombres Todo estaba claro Al día siguiente Beto
acompañó a Ricardo al hospital En cuanto vio a Marcela le soltó la noticia Ya se fue ¿Quién marta Lo que dije era verdad Marcela le sonrió con ternura Lo sé Te dije que confiaba En ti Ricardo entró unos minutos después y le contó lo mismo Todo sin esconder nada Marcela se quedó en silencio un rato luego respiró hondo Es duro Pero qué bueno que se descubrió Ya no podemos tener gente así cerca ¿Cómo te sientes un poco más cansada que ayer pero tranquila Ricardo la miró y por primera vez en muchos días sintió que algo se
estaba acomodando lentamente como si el mundo después de tanto sacudirse estuviera encontrando una forma de calmarse Pero eso apenas era el principio porque el pasado de Beto todavía tenía una última carta bajo la manga una que iba a mover todo La casa se sentía vacía Aunque Marta ya no estaba y todos sabían que era lo mejor algo raro quedó flotando en el ambiente como cuando limpias algo que huele mal pero el olor tarda en irse Ricardo trataba de actuar normal iba al hospital atendía pendientes intentaba llevar el ritmo de
antes pero por dentro seguía dudando No de Marta no de Marcela Dudaba de Beto Por más que el niño le había dicho la verdad por más que Marcela le insistía en que confiara había una parte de él que no lograba soltar la idea de que algo escondía Tal vez era el miedo de encariñarse o tal vez era la costumbre de no confiar en nadie desde que Emiliano se fue Una tarde Ricardo llegó más temprano de lo normal Quería descansar un rato pero al entrar a su estudio se quedó quieto Su reloj favorito uno antiguo que había heredado de su papá ya no estaba donde siempre No
era un reloj cualquiera Lo cuidaba como si fuera de oro aunque ni siquiera valía tanto Lo que le dolía era el recuerdo Caminó por toda la casa buscándolo Abrió cajones revisó mesas fue al baño al cuarto de visitas Nada Bajó al jardín por si se había caído Nada Y otra vez como tantas veces su mente fue directo a Beto Subió las escaleras con el corazón acelerado Tocó la puerta del cuarto del niño Nada Entró sin esperar respuesta Ahí estaba Beto acostado con los audífonos puestos Ni cuenta se había dado de su entrada ¿Has visto un reloj viejo
preguntó Ricardo de una El que tenía en mi escritorio Beto se quitó los audífonos rápido ¿Cuál uno café con correa de piel No yo no he agarrado nada ¿Seguro sí se lo juro ¿Te puedo revisar beto se quedó mudo Lo miró con los ojos bien abiertos Ya había pasado por eso antes y dolía igual No tengo nada suyo Revise si quiere Ricardo no dijo nada más Empezó a revisar sus cajones la mochila la ropa doblada Nada Pero algo dentro de él ya no escuchaba razones El reloj no estaba y eso bastaba para desconfiar ¿Dónde lo pusiste no lo agarré Siempre es lo mismo
Todo desaparece Cuando estás tú Beto se paró de la cama Yo no robé nada Entonces explícame por qué cada vez que algo falta tú estás cerca Porque aquí vivo Yo no tengo la culpa de que me veas como un ladrón Ricardo apretó los dientes Estaba furioso dolido confundido No sabía si gritaba por el reloj por Emiliano o por todo lo que tenía atorado ¿Sabes qué ya no puedo seguir así Si no confío en ti no tiene sentido que sigas aquí Beto sintió que el piso se le abría Me va a correr Solo necesito que te vayas un tiempo hasta que esto se aclare
¿Y a dónde voy donde sea Ya has vivido en la calle seguro sabes cómo arreglártelas Esas palabras fueron como un golpe directo al pecho Beto no contestó solo bajó la mirada fue por su mochila y metió lo poco que tenía Salió del cuarto sin mirar atrás bajó las escaleras con el corazón roto Antes de salir por la puerta volteó una vez más Marcela no le va a perdonar esto Y se fue Ricardo se quedó en las escaleras sin moverse No sabía si lo que acababa de hacer era lo correcto Solo sabía que estaba harto de no poder confiar que se
sentía perdido que su cabeza era un desorden Esa noche la casa estuvo más vacía que nunca Beto caminó sin rumbo por las calles Pasó por avenidas parques tienditas y acabó en la misma colonia donde había dormido tantas veces antes Se sentó en una banca con la mochila a los pies y la mirada perdida No tenía dónde ir Ya no era el mismo niño de antes Esa vez no le dolía el estómago por hambre Le dolía algo peor la decepción En la calle nadie preguntaba tu nombre nadie te miraba dos veces solo eras otro entre tantos Intentó dormir pero no podía Se
revolvía en la banca tapándose con la sudadera recordando cada momento en la casa la primera vez que durmió en una cama El desayuno con pan y leche el abrazo de Marcela la risa de Ricardo cuando se le cayó la jarra de agua en la cocina Todo eso se había ido Marcel anotó el cambio al día siguiente Cuando Ricardo llegó solo sin Beto le bastó ver su cara para entender que algo andaba mal ¿Dónde está se fue ¿Cómo que se fue volvió a pasar Falta el reloj de papá y él fue el único que estuvo ahí Marcela cerró los ojos Y tú otra vez decidiste culparlo
sin pruebas No tengo cómo confiar No lo que no tienes es valor para aceptar que el niño ya era parte de nosotros y tú lo sacaste como si fuera basura Yo no sé quién es No sé qué es capaz de hacer pero yo sí Y tú también lo sabías solo que te dio miedo Ricardo no dijo nada La culpa ya lo estaba matando por dentro Marcela se acomodó en la cama con esfuerzo Tomó aire Te voy a pedir un favor No por él ni por mí por ti Búscalo tráelo de vuelta porque si no te vas a arrepentir toda la vida Ricardo no respondió solo asintió
con los ojos llenos de rabia contra sí mismo Esa noche Beto dormía en una bodega abandonada junto a unos cartones viejos Toscía fuerte le ardía la garganta tenía fiebre Pero no quería ir a ningún hospital no quería ver a nadie Cerró los ojos apretando la carta de Marcela entre las manos No la había abierto todavía pero esa noche por primera vez le temblaron los dedos de ganas porque tal vez en esas palabras estaba lo único que aún lo hacía sentir parte de algo Ricardo no durmió nada esa noche Iba de un lado a otro por la casa como
si estuviera buscando algo pero en realidad lo que buscaba era paz Sentía el estómago revuelto como si hubiera comido vidrio No dejaba de pensar en la cara de Beto cuando lo echó La forma en la que le gritó que no había robado nada lo firme que lo dijo La rabia mezclada con tristeza Y luego lo que le dijo Marcela Esa frase se le clavó en la cabeza Te vas a arrepentir toda la vida Al amanecer fue directo a su estudio Se sentó frente a la computadora abrió las cámaras de seguridad de la casa y empezó a revisar las grabaciones No había pensado en eso antes tal vez porque en el fondo no
quería descubrir algo que le doliera más pero ya no había vuelta atrás Pasó los clips uno por uno Desde M donde el día que desapareció el reloj vio a Beto en el pasillo a Marta entrando a limpiar a él mismo saliendo con prisa Avanzó el video y ahí estaba La imagen lo congeló Toño El mismo tipo que se había metido por la reja trasera antes entraba al estudio por la puerta del jardín Se movía rápido directo al escritorio Revisó un cajón sacó algo y se lo metió a la sudadera Luego salió como si nada Todo en menos de 3 minutos Ricardo se quedó en shock Era
real No era paranoia no era su imaginación era Toño el mismo que Marta traía a escondidas el mismo que ya se había metido una vez y ahora otra Y esta vez él Ricardo había cometido el peor error culpar al único que no tenía nada que ver Se levantó de golpe lleno de rabia le dio un puñetazo al escritorio gritó No sabía si llorar o romper algo Se sentía un imbécil un cobarde un traidor Ese mismo día fue a la delegación entregó el video las fotos los datos de Marta y Toño Lo que faltaba ahora era que lo encontraran La policía le dijo que el sobrino ya tenía historial Lo andaban
buscando desde días atrás por otro robo en una tienda de electrónicos Solo era cuestión de tiempo Salió de ahí con la cabeza hecha trizas se subió al coche y se quedó ahí un rato mirando al frente sin moverse De pronto pensó en Marcela Tenía que contarle tenía que decirle todo Cuando llegó al hospital entró al cuarto sin decir palabra Ella lo miró de inmediato Y bien Ricardo bajó la cabeza Beto no robó el reloj Fue Toño Está en los videos Marcela cerró los ojos no porque se sorprendiera sino por el coraje que le subió por dentro ¿Dónde está el niño no lo sé
¿Cómo que no lo sabes se fue No tengo idea de dónde ¿Ya lo buscaste no todavía no Todavía no repitió ella con la voz más fría que nunca ¿Y qué estás esperando Ricardo ¿que alguien lo lastime ¿que se pierda para siempre él no supo qué decir Solo salió del cuarto sin rumbo con la cara roja de vergüenza Esa misma tarde fue al centro Caminó por las calles donde lo habían visto antes Preguntó a los vagabundos a los vendedores al flaco Nadie lo había visto La ciudad era enorme Beto podía estar en cualquier esquina en cualquier banca en cualquier sombra Volvió a pasar
por la bodega abandonada donde dormían muchos niños de la calle El lugar apestaba a orines a humedad al fondo entre cartones y latas vio una silueta conocida Se acercó con cuidado Era Beto Estaba tirado en el suelo con la mochila como almohada tapado con una cobija sucia Tosía fuerte Tenía la cara pálida los labios secos No abrió los ojos cuando Ricardo se acercó Beto el niño apenas se movió Estaba ardiendo en fiebre Ricardo lo levantó sin pensarlo Lo cargó como si fuera su hijo Le temblaban los brazos
pero no lo soltó Lo llevó al coche corriendo Mientras manejaba marcó al hospital Prepárenme una cama Es urgente El niño está mal Llegaron en minutos Lo metieron en una camilla El doctor lo reconoció al instante Marcela lo había mencionado muchas veces tiene una infección grave probablemente pulmonía ¿Cuánto tiempo lleva así no lo sé Yo lo corrí de casa hace dos días El doctor lo miró con cara de reproche pues llegó justo a tiempo Si se hubiera quedado una noche más en la calle no la contaba Ricardo se sentó en la sala de
espera con las manos en la cabeza No se perdonaba nada Todo era su culpa La duda la acusación el abandono Se quedó ahí por horas sin moverse hasta que un enfermero le avisó que podía pasar a verlo Beto estaba dormido conectado al suero con una mascarilla de oxígeno Parecía más chiquito más frágil Ricardo se acercó le tomó la mano Perdóname Beto Por favor perdóname Me equivoqué Fui un idiota El niño no despertó pero en su rostro ya no había miedo Estaba en paz como si supiera que por fin alguien lo iba a cuidar de verdad El reloj marcaba las 5 de la
mañana cuando Ricardo abrió los ojos de golpe como si le hubieran gritado al oído Estaba en una de las sillas duras del hospital con la espalda molida y la cabeza dándole vueltas La última vez que vio el cuarto de Beto el niño seguía dormido con suero en el brazo y la mascarilla de oxígeno cubriéndole casi toda la cara Lo habían estabilizado pero el doctor no le quitó la cara seria en ningún momento “Va a ser una recuperación difícil” le dijo la noche anterior No sabemos cuánto tiempo estuvo expuesto al frío a la humedad y menos si
comió algo en los últimos días Vamos a hacer todo lo posible Ricardo no pudo dormir después de eso Se quedó sentado toda la noche mirando al techo repasando todo en su cabeza como si pudiera rebobinar el momento en que lo echó y cambiar la historia Pero no se podía ya estaba hecho Apenas salió el primer rayo de sol se paró como resorte No podía quedarse ahí sin hacer nada Salió del hospital se subió al coche y arrancó iba con un objetivo claro encontrar a Toño No sabía por qué pero sentía que lo necesitaba para enfrentarlo para entregarlo para descargarle la rabia
para que al menos una parte de todo esto tuviera consecuencias No era justicia era algo más personal Fue directo a la zona donde los policías le dijeron que solía andar Cerca de Tepito en unas calles angostas donde los puestos de Fayuca apenas dejaban pasar a los coches preguntó a comerciantes vigilantes a dos muchachos que fumaban en la esquina Toño el huero ese que se roba celulares Sí lo han visto Lo vimos hace como tres días pero se fue Le andaban buscando por un desmadre con unos polis Dicen que se peló
Paistacalco Ricardo siguió su ruta llamó al detective que tenía el caso le pidió más información le mandó las placas de la moto que salía en el video de la cámara Le dijeron que la estaban buscando que en cuanto supieran algo le avisaban Mientras tanto él siguió manejando sin parar Entró a colonias que nunca había pisado Bajó a pie en zonas que olían a orines y mugre Caminó sin miedo Ya no le importaba nada Lo único que quería era hacer algo cualquier cosa que ayudara a limpiar lo que había hecho Pasaron las horas A las 2 de la tarde el detective
le llamó Ya lo tenemos ubicado Está en un edificio abandonado en la Doctores Entró hace poco Está con dos tipos más No sabemos si está armado así que vamos con cuidado Si quiere venir véngase Pero no intervenga Ricardo manejó como loco Llegó al punto justo cuando la patrulla entraba por la otra calle Se bajó del coche con el corazón latiendo fuerte Desde la esquina vio cuando los oficiales se metieron al edificio A los 5 minutos salieron con Toño esposado gritando groserías No tengo nada gey Suéltenme no hice nada pinches puercos Ricardo se acercó pero
los policías lo detuvieron Manténgase atrás señor Toño lo vio y sonríó Burlón Ya valiste viejo Te robé tu cara y tú culpaste al morrito Ricardo sintió que se le quemaba la cara pero no dijo nada No le respondió solo lo miró con una mezcla de asco y coraje Esa sonrisa se le iba a borrar pronto Los policías lo metieron a la patrulla Ricardo se quedó mirando cómo se alejaba No era un triunfo No sentía que había ganado nada Solo quería regresar con Beto estar con él decirle de frente que lo lamentaba que se había equivocado que
esta vez sí iba a luchar por él Regresó al hospital a toda velocidad subió corriendo al cuarto entró y lo vio despierto por primera vez desde que lo encontraron Estaba débil pero tenía los ojos abiertos “Hola” dijo Beto con cintos voz bajita Ricardo se acercó rápido Hola ¿cómo te sientes cansado pero mejor Hubo un silencio breve incómodo denso Ya le dijo a Marcela Sí Hablé con ella esta mañana Se enojó ¿no bueno sí pero también entendió Lo que me dijo fue que te trajera de vuelta Y eso hice Beto bajó la mirada ¿Por qué
no me creyó ricardo se sentó junto a la cama Porque soy un idiota Porque el miedo me ganó Porque todavía tengo heridas que no he cerrado Pero eso no es excusa Me equivoqué feo Te fallé y no hay forma de justificarlo Ya encontraron al otro Sí está detenido Tenemos pruebas Ya nadie va a volver a dudar de ti Beto cerró los ojos un segundo después los abrió otra vez despacio ¿Me va a volver a correr no al contrario Esta vez si tú me lo permites quiero que vuelvas a tu cuarto a tu casa a tu vida Beto no dijo nada solo asintió con la cabeza Fue un gesto chiquito pero
suficiente para que Ricardo soltara el aire que llevaba atorado en el pecho desde hacía días “Gracias” dijo él casi susurrando “Gracias a usted por volver.” Ricardo se acercó más y le agarró la mano Esta vez no temblaba Beto lo miró con los ojos medio cerrados “¿Puedo pedirle algo?” “Lo que quieras Cuando esté bien puedo ver otra vez el cuarto de Emiliano Ricardo tragó saliva Claro que sí las veces que quieras Se quedaron en silencio un rato Esta vez no era un silencio incómodo era de esos que curan Beto tardó casi una semana en recuperarse por
completo Fue una semana de tos fiebre baja vómito y noches largas con enfermeras entrando y saliendo del cuarto Pero también fue una semana de algo nuevo Compañía No estuvo solo ni un día Ricardo no se despegó de su lado y Marcela aunque seguía internada llamaba a diario para preguntarle cómo estaba si ya había comido si se estaba portando bien La primera vez que Beto se sentó en la cama sin ayuda Ricardo casi llora de emoción Le llevó pan dulce y un jugo como si eso fuera una cena de lujo y para Beto lo
era Comía despacio con una sonrisa chiquita como si todavía le costara creer que ahora alguien le servía que alguien estaba ahí solo para cuidarlo Una tarde cuando ya le habían quitado la mascarilla se quedó mirando por la ventana del hospital y le soltó a Ricardo Yo pensé que me iba a morir y yo pensé que ya no te iba a volver a ver ¿De verdad me ibas a buscar desde que me di cuenta que la regué no paré Fui por todos lados y si no me encontraba entonces me quedaba buscándote para siempre Beto se le quedó viendo no dijo nada más pero la forma en la que lo miró decía
todo Era esa mezcla de sorpresa alivio y cariño que no necesita explicarse Algo entre ellos ya había cambiado Se notaba Al tercer día Marcela pidió una silla de ruedas y bajó al cuarto de Beto Tenía la cara más viva los ojos más brillantes Aunque todavía se notaba débil su energía era otra Cuando entró el niño se le fue encima y la abrazó con fuerza “Te extrañé” dijo con la voz enterrada en su hombro Yo más te soñé todas las noches Se quedaron abrazados mucho tiempo Ricardo los miraba desde un rincón en silencio No necesitaba meterse Sabía que
ese momento era solo de ellos Después del abrazo Marcela sacó algo de su bolso La carta Ya la leíste Beto negó con la cabeza Todavía no me animé ¿Quieres que te la lea yo el niño dudó un segundo luego asintió Ricardo se acercó y se sentaron los tres juntos como familia Marcela abrió el sobre con cuidado sacó el papel lo desdobló y empezó a leer con voz suave Beto si estás leyendo esto es porque necesitabas una razón para seguir No sé si estaré contigo cuando abras esta carta pero quiero que sepas que fuiste un regalo inesperado Llegaste cuando todo se sentía perdido Me devolviste la risa me
diste fuerzas No eres mi hijo de sangre pero eres mi niño No importa si vienes de la calle o del cielo tú ya formas parte de esta casa y siempre vas a tener un lugar aquí pase lo que pase Te quiero mucho Marcela Cuando terminó Beto ya tenía las mejillas empapadas Marcela también Y Ricardo aunque no lloró apretaba los labios con fuerza Nadie habló por un rato solo se escuchaba la máquina del suero y los autos en la calle Ese fue el día que dejaron de actuar como extraños Desde ese momento las cosas cambiaron de
verdad Una semana después Beto volvió a la casa Subió las escaleras como si fueran nuevas Se detuvo frente al cuarto de Emiliano Miró a Ricardo que estaba detrás de él y preguntó sin hablar Ricardo asintió Beto empujó la puerta Todo seguía igual Los juguetes la cama los dibujos en la pared Caminó hasta el escritorio tocó un cuaderno se sentó en el borde de la cama ¿Cómo era él preguntó Valiente curioso Tenía la risa más contagiosa del mundo Se enojaba solo cuando no lo dejaban ver caricaturas Beto sonrió ¿Crees que se hubiera caído bien
conmigo estoy seguro Ese cuarto ya no dolía tanto Ya no era un lugar congelado en el tim tiempo Ahora tenía otra energía Era como si Emiliano y Beto se hubieran cruzado sin conocerse Marcela subió después y los encontró ahí platicando Se sentó junto a ellos y dijo “No quiero que ese cuarto se cierre más Quiero que se llene de vida que tenga risas libros chistes regaños si es necesario Ricardo la miró sorprendido ¿Qué estás diciendo que no quiero que esta casa sea un museo de recuerdos Quiero que volvamos a vivir En los días siguientes Beto empezó
a ir a la escuela con miedo con flojera a veces pero iba Marcela lo ayudaba con las tareas aunque se cansara Ricardo lo llevaba en las mañanas y cuando podía lo esperaba a la salida El primer día que trajo una calificación buena le hicieron su comida favorita arroz con huevo y salchicha No era una vida perfecta Había días en que Beto se enojaba días en que Ricardo se cerraba días en que Marcela tenía que acostarse antes del mediodía pero ya no estaban solos se tenían entre ellos Y eso para los tres era suficiente El día que soltaron la
noticia de que Toño había sido vinculado a Proceso nadie en la casa festejó No hubo gritos de victoria ni caras de te lo dije Fue algo callado como todo lo que había dolido tanto En silencio Ricardo recibió la llamada del abogado Escuchó todo lo que tenía que escuchar y colgó sin decir mucho Toño iba a estar encerrado no solo por lo que hizo en la casa sino por otros cargos que ya tenía encima Se lo iban a llevar a un reclusorio del norte y no tenía mucha esperanza de salir pronto Según el abogado era probable que la condena fuera larga Ricardo bajó al comedor donde Beto
estaba haciendo la tarea Lo miró un rato sin interrumpir Beto estaba concentrado mordiéndose el lápiz como si se le fuera la vida en una suma Al notar la mirada levantó la vista Todo bien Ricardo asintió Ya lo encerraron Atoño Sí Y Marta también Beto bajó los ojos No dijo nada ¿Estás bien con eso preguntó Ricardo No sé Me da gusto pero también no sé fue la primera persona que me dio techo Me trató mal pero me dio de comer cuando nadie más lo hizo Ricardo se sentó frente a él Hay gente que te da algo pero te cobra el doble
después Eso no es ayuda es control Y ya no va a salir no pronto Y cuando salga ya no va a poder acercarse a nosotros Le va a avisar a Marcela Sí En cuanto llegue al hospital Beto volvió a su cuaderno Tenía la cabeza llena pero seguía escribiendo como si las cuentas lo ayudaran a ordenar lo que sentía Marcela ya se veía mucho mejor Los doctores decían que el tratamiento experimental estaba dando buenos resultados No era una cura pero era una pausa una oportunidad Y eso ya era mucho Ese mismo día Ricardo llegó con flores y
la noticia Ya están tras las rejas Toño y Marta Sí Ella no quiso declarar pero los videos hablaron por sí solos Está acusada de abuso de confianza robo y encubrimiento Marcela lo escuchó en silencio ¿Te sientes mejor un poco pero más que alivio siento tristeza ¿Por qué porque la tuve en mi casa tantos años Le confié todo y mira la gente no siempre es quien parece Sí lo estoy aprendiendo a la mala Hubo una pausa Ricardo se sentó en la silla junto a su cama Y Beto está bien tranquilo Ya no quiere hablar mucho del tema Lo entiendo A su
edad ha vivido más traiciones que muchos adultos ¿Sabes qué me dijo ¿qué que a pesar de todo él sí quería que ella se arrepintiera que no la odiaba solo quería que entendiera el daño que hizo Ricardo lo pensó un momento Tiene más corazón que muchos de nosotros Marcela sonríó Sí por eso lo queremos Los días pasaron sin drama Poco a poco la vida volvió ahí a su ritmo Beto ya sabía que no podía confiar en cualquiera pero también entendía que había adultos que sí estaban de su lado Ya no se escondía para revisar si su mochila seguía ahí Ya no saltaba si
alguien le tocaba el hombro iba soltando las costumbres de la calle lento pero seguro Ricardo empezó a notar cosas que antes no veía que Beto dejaba notitas en la cocina cuando salía a la escuela que ordenaba los controles de la tele como lo hacía Emiliano que dejaba galletas partidas a la mitad por si alguien más quería Detalles pequeños pero llenos de cariño Se notaba que ya no estaba de paso se notaba que se sentía en casa Una tarde mientras Beto hacía la tarea y Ricardo revisaba unos papeles tocaron el
timbre Era el abogado Traía una carpeta y cara seria todo está en regla pero quería que lo leyeran con calma Ricardo abrió la carpeta Eran los papeles del proceso contra Marta y Toño pero también venía algo más un documento para formalizar el cuidado legal de Beto mientras él y Marcela decidían si daban el siguiente paso Y Beto sabe preguntó Ricardo No pero puede saberlo cuando ustedes lo crean necesario Esa noche Ricardo subió al cuarto de Beto Lo encontró acostado leyendo un libro de ciencias tocó la
puerta dos veces aunque ya estaba abierta ¿Puedo pasar claro Se sentó al borde de la cama Hoy vino el abogado Trajo todo lo del caso Ya se cerró y nada solo quería que lo supieras Y también te quería preguntar algo Diga si en algún momento tú quisieras hacer oficial esto lo de vivir aquí lo de ser parte de nosotros ¿te gustaría beto no respondió de inmediato cerró el libro lo dejó a un lado y se quedó mirando al techo Luego giró la cabeza Usted y Marcela me quieren como hijo Ricardo no parpadeó Sí Beto no
sonró no lloró solo se tapó con la cobija hasta la nariz y dijo “Entonces si quiero.” Ricardo le revolvió el cabello se paró y se fue sin decir más porque a veces las decisiones más grandes se toman así en voz bajita y con el corazón tranquilo Era un domingo tranquilo de esos raros en los que no hay drama no hay carreras no hay malas noticias Beto estaba en el jardín pintando con acuarelas una hoja que le habían dado en la escuela Le habían dejado como tarea hacer una escena que le diera paz Él había dibujado una banca con un árbol y tres figuras una mujer en silla
de ruedas un hombre con lentes oscuros y un niño con una gorra volteada para atrás Ellos eran su paz Ricardo estaba podando unas ramas y Marcela dormía un rato en el sillón con un libro cerrado sobre el pecho El sol pegaba suave como si por fin se hubiera hartado de quemar tanto Todo era perfecto hasta que tocaron el timbre Beto fue el primero en escuchar Dejó el pincel en el bote de agua se limpió las manos en el pantalón y caminó hasta la reja Había una mujer parada ahí Tendría unos 35 años morena delgada con el cabello recogido en una trenza floja y los ojos llenos de
algo raro como miedo mezclado con esperanza “Hola” dijo ella apenas Beto se asomó “Tú eres Beto!” El niño se quedó frío Nadie llegaba preguntando por él nunca ¿Quién es usted la mujer tragó saliva No sé cómo decir esto pero yo soy tu mamá Beto dio un paso para atrás El corazón le empezó a latir como tambor No entendía nada Se quedó mudo La mujer aprovechó para seguir hablando Mi nombre es Lidia y llevo buscándote 9 años En ese momento Ricardo salió al jardín y lo vio pálido parado frente a la reja caminó rápido Todo bien Beto no volteó
solo levantó la mano y señaló Ricardo se acercó a la reja miró a la mujer y dijo con cautela “¿Le puedo ayudar yo necesito hablar con usted Es sobre el niño.” Ricardo la miró de arriba a abajo con desconfianza se acercó a Beto le puso una mano en el hombro “¿La conoces?” Dice que es mi mamá Ricardo sintió cómo se le helaba el cuerpo Puede pasar señora Gracias Ya dentro Se sentaron en la sala Marcela ya estaba despierta Ricardo le explicó en dos frases lo que pasaba y ella aunque no dijo nada se quedó con los ojos clavados en la
mujer Lidia se acomodó las manos en las piernas y empezó a hablar Yo di a luz a un niño en el Hospital General hace 9 años Se llamaba Alberto igual que su papá El día que nació me lo pusieron en los brazos y luego se lo llevaron para hacerle estudios Yo también me sentía mal Tuve complicaciones Cuando desperté por completo me dijeron que el bebé no estaba que se lo habían llevado a observación pero nunca me lo regresaron ¿Y qué te dijeron después que había muerto pero nunca me dejaron verlo nunca me entregaron su cuerpo solo
un acta y un cajón sellado Marcela y Ricardo se miraron Beto estaba con la cabeza agachada No sé por qué pero siempre sentí que no estaba muerto Pasé años preguntando Nadie me daba respuestas Hace unos meses un grupo de apoyo de mamás me ayudó a investigar Encontraron registros cruzados inconsistencias y luego una foto una del hospital Había un hombre saliendo con un bebé en brazos No era parte del personal ¿Estás diciendo que alguien te robó a tu hijo sí Ricardo tragó saliva ¿Y cómo llegaste hasta aquí por redes sociales vi una publicación
donde hablaban de un niño rescatado de la calle internado en un hospital con el mismo nombre Me metí a investigar comparé fechas edad y cuando vi su foto supe que era él Marcela no podía hablar Tenía la mano apretada sobre el pecho ¿Y qué quieres hacer ahora lidia los miró con lágrimas en los ojos No quiero quitarle nada Solo quiero saber la verdad Si él si ustedes me permiten me gustaría hacerme una prueba De ADN hubo un silencio enorme Beto seguía sin hablar Marcela lo miró y le acarició el brazo ¿Qué piensas tú el niño levantó la
cabeza No sé Yo no me acuerdo de ella No sé si es verdad pero quiero saber Una semana después el laboratorio entregó los resultados Ricardo fue por ellos no los abrió en el coche Esperó a estar en casa con Marcela y Beto sentados los tres en la mesa Ricardo los miró respiró hondo rompió el sobre Compatibilidad 99.
9% Marcela se llevó las manos a la boca Beto se quedó como piedra Entonces sí es dijo el niño Ricardo asintió Sí Beto es tu mamá El silencio que vino después fue diferente No era de susto ni de enojo Era un silencio raro difícil de explicar como si todos supieran que algo muy grande acababa de pasar pero nadie supiera cómo reaccionar Marcela fue la primera en hablar ¿Qué vas a hacer beto se quedó mirando la mesa No lo sé Esa noche no durmió Se quedó con la vista en el techo pensando en todo En el nombre Lidia en el hospital en la carta de Marcela en los dibujos en la calle en los abrazos
en los días buenos y en los que dolieron Sabía que tenía que tomar una decisión pero no era cualquier decisión era la más importante de su vida Pasaron tres días largos pesados llenos de silencios que se sentían eternos Beto no decía mucho Comía poco dormía mal estaba presente en la casa pero su mente se iba a otro lado cada rato Miraba sus cuadernos sus dibujos el jardín y después miraba el teléfono A veces lo tomaba y lo dejaba Sabía que en cualquier momento iba a sonar Y sí sonó Era Lidia Marcela le pasó el teléfono no
preguntó nada solo se lo puso en la mano y salió de la habitación Beto contestó con voz bajita Bueno hola mi amor ¿Cómo estás beto dudó un poco Era raro que alguien lo llamara así y más raro que le saliera natural responder bien más o menos Yo también no dejo de pensar en ti Silencio ¿Puedo verte preguntó ella Sí está bien Quedaron de verse en un parque cercano un lugar tranquilo con bancas árboles grandes y juegos viejos que chirriaban con el viento Beto llegó solo quiso ir solo Ricardo lo llevó y esperó en el coche a unos metros con el
corazón apretado Lidia ya estaba sentada Tenía un suéter gris y los ojos cansados Gracias por venir” le dijo cuando lo vio No sabía si iba a venir la verdad y tenías todo el derecho Entiendo que estés confundido Estoy confundido y enojado y también triste todo junto Lo sé y no quiero presionarte Solo quería verte saber cómo estás En serio estoy bien pero no sé qué hacer Lidia bajó la mirada sacó una cajita de su bolso y se la dio Esto te lo hice cuando naciste Es una pulserita Tenía tu nombre bordado Me la quedé todo este
tiempo Beto la tomó con cuidado Era de hilo rojo con letras chiquitas Beto se la quedó mirando un rato ¿Por qué hasta ahora porque no sabía que estabas vivo porque me engañaron porque me rompieron Pero no importa cuánto tiempo haya pasado sigo siendo tu mamá Y si tú me das una oportunidad quisiera estar en tu vida aunque sea de lejos aunque sea poquito pero estar Y si no quiero entonces me voy No te voy a forzar Ya sufriste demasiado Tú decides Esa última frase le dio vueltas en la cabeza durante horas Tú decides Nunca nadie le había dicho eso
Siempre lo sacaban lo empujaban lo dejaban Nunca le habían dado la opción Esa noche no habló con nadie Se metió a su cuarto y sacó la carta de Marcela La volvió a leer Cada palabra lo abrazaba Luego miró la pulserita y por último pensó en Emiliano En ese cuarto lleno de juguetes en esa cama que ahora también era suya Al día siguiente se levantó temprano bajó a la cocina Marcela estaba ahí tomando café Ricardo leía el periódico aunque claramente no entendía nada de lo que leía Los dos lo miraron Ya sé lo que quiero Marcela se enderezó
Ricardo bajó el periódico Quiero quedarme Los dos sonrieron pero no dijeron nada Lo dejaron hablar Lidia es mi mamá y me dio la vida y sé que me quiere pero ustedes ustedes me salvaron Ustedes me enseñaron lo que es estar en casa Comer sin miedo dormir sin preocuparse que me pregunten si quiero más leche que me abracen sin razón ¿Y quieres verla preguntó Ricardo Sí pero no quiero irme con ella Quiero vivir aquí con ustedes si todavía quieren Marcela se levantó como pudo y lo abrazó Ricardo se paró detrás les
puso una mano a cada uno en la espalda y los juntó más “Claro que sí queremos hijo” le dijo Ricardo por fin Desde hace mucho Beto sonrió No era una sonrisa gigante ni escandalosa Era de esas que salen del alma y se quedan Dos semanas después en un pequeño juzgado firmaron los papeles Ricardo y Marcela tomaron la custodia legal El juez fue breve No hubo complicaciones Lidia estuvo ahí lloró bajito y cuando terminó todo se acercó a Beto “¿Te puedo abrazar?” “Sí fue un abrazo rápido pero sincero “Gracias por no odiarme” le dijo ella Gracias por no
rendirte” le contestó él y se fue No desapareció pero se fue Sabía que no era su lugar que tal vez en el futuro tendría uno Pero por ahora ya no era tiempo de volver era tiempo de respetar Esa noche cenaron arroz con pollo Rieron vieron una película vieja y Beto se quedó dormido en el sillón Ricardo lo cargó hasta la cama Marcela lo tapó Antes de apagar la luz ella le susurró algo al oído Ya estás en casa y de aquí no te vas Beto sin abrir los ojos sonríó
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