La novia escuchó la confesión del novio minutos antes de la boda. Su venganza sorprendió. Valentina Gutiérrez sintió que sus piernas temblaban mientras se ajustaba el velo por última vez en el cuarto de la sacristía. En unos minutos caminaría hacia el altar de la iglesia San Pedro, en el centro de Valle de Bravo, para casarse con Alejandro Mendoza, el hombre que amaba desde hacía 3 años. Fue entonces cuando escuchó voces en el pasillo. La puerta estaba entreabierta y reconoció al instante la risa estridente del novio.

Curiosa, se acercó lentamente para escuchar. Oye, ¿estás seguro de que esto va a salir bien? Era la voz de Javier, el padrino principal. Claro que sí, compa. Valentina está locamente enamorada de mí. Después de que nos casemos, solo será cuestión de tiempo para que la convenza de darme poder sobre los negocios de su padre”, respondió Alejandro con una frialdad que ella nunca antes había notado. Valentina sintió que el mundo se derrumbaba. Se apoyó en la pared para no caerse.

“¿Y si sospecha algo?”, preguntó otro padrino Diego. Ella, “Valentina es demasiado ingenua. Cree que soy su príncipe azul. Cuando consiga el poder notarial, venderé algunas propiedades del viejo Rodrigo. Ni siquiera se dará cuenta. Está demasiado ocupado con sus empresas como para revisar cada documento que firma. Las risas resonaron en el pasillo como puñaladas en el corazón de Valentina. Llevó su mano al pecho sintiendo el corazón acelerado. 3 años de relación, 3 años de planes. Todo era mentira.

Pero, ¿seguirás casado con ella después?”, insistió Javier. “Por ahora sí, necesito acceso total a sus bienes.” Después, bueno, los accidentes pasan, ¿no? Alejandro volvió a reír y Valentina tuvo que taparse la boca para no gritar. “Alejandro gey, ¿hablas en serio?” Diego parecía incómodo. “Tranquilo, Diego, no le pasará nada. Solo me divorciaré cuando tenga lo que necesito. Diré que nos distanciamos, que no funcionó. Ella se quedará con el corazoncito roto, pero lo superará. Las mujeres siempre lo superan.

Valentina se recargó contra la pared intentando respirar. Sus manos temblaban tanto que casi dejó caer el ramo de rosas blancas. ¿Cómo no se había dado cuenta? ¿Cómo había sido tan ciega? ¿Y las deudas?”, preguntó Javier en voz baja. “Ah, esas las pagaré rápido con su dinero. Debo casi 200,000 pesos a la gente del casino. Se están impacientando, ¿sabes? Pero después de hoy, problema resuelto. 200,000 pesos. Casino.” Valentina nunca supo que Alejandro apostaba. Siempre decía que trabajaba hasta tarde en la oficina de contabilidad.

En realidad estaba perdiendo dinero en el juego. ¿Creen que alguien sospecha? Alejandro bajó la voz. Rodrigo parece confiar en ti y doña Patricia te adora respondió Diego. La mamá de Valentina es fácil de engañar. Siempre quiso ver a su hija casada. Y el padre, bueno, es listo, pero está tan feliz de ver a su hija realizada que no sospecha nada. Valentina cerró los ojos. Sus padres realmente querían mucho a Alejandro. Él sabía exactamente cómo comportarse frente a ellos.

Siempre amable, siempre servicial, siempre interesado en los negocios de la familia. Y si nos vamos ahora, sugirió Javier nervioso. Aún hay tiempo de cancelar todo esto. Cancelar. ¿Estás loco? Llevo planeando esto dos años desde que descubrí que Rodrigo Gutiérrez vale más de 5 millones. Su hija es mi entrada a ese dinero. Dos años. Lo había planeado durante dos años. Valentina recordó cuando se conocieron en el centro comercial. Alejandro había tropezado con ella en la zona de comida, derramado su café y se ofreció a comprarle otro.

Parecía tan tierno, tan genuino. Todo estaba calculado. “¡Chicos, es hora. La música ya empezó, avisó Diego. Listo, fingjamos que somos felices entonces. Alejandro rió una vez más. Los pasos se alejaron por el pasillo. Valentina se quedó sola, escuchando solo el sonido de su propio corazón latiendo sin control y la marcha nupsal comenzando a sonar en la iglesia. Ella se miró en el espejo de la sacristía, el vestido blanco que costó 15,000 pesos, elegido con tanto cariño durante meses de preparación.

El velo de la bisabuela pasado de generación en generación en la familia Gutiérrez. El maquillaje perfecto hecho por la mejor profesional de la ciudad. Todo por un hombre que solo quería su dinero. Valentina respiró hondo y secó las lágrimas que comenzaban a caer. No, no se derrumbaría, no le daría el gusto a Alejandro Mendoza. Si él quería jugar sucio, ella también sabía cómo hacerlo. El celular vibró. Un mensaje de su hermana menor. Vale, ¿dónde estás? Todos te están esperando.

Valentina respondió, “Ya voy, Sofía.” Guardó el teléfono, ajustó el velo y el ramo, sonrió al espejo, ensayando la expresión que usaría de ahora en adelante. Alejandro quería una novia apasionada e ingenua. Eso era exactamente lo que tendría, pero su venganza sería algo que jamás imaginó. Valentina salió de la sacristía y caminó por el pasillo de la iglesia. Los invitados se voltearon para admirarla. Susurros de aprobación llenaron el ambiente. Ella saludó y sonró, interpretando a la perfección el papel de la novia radiante.

Querido oyente, si está disfrutando de la historia, no olvide darle like y, sobre todo suscribirse al canal. Eso nos ayuda mucho a los que estamos comenzando. Ahora continuemos. Allá al frente, Alejandro la esperaba junto al altar. Cuando sus miradas se encontraron, él sonrió de esa manera que antes la hacía derretirse. Ahora ella sabía que todo era teatro. Rodrigo Gutiérrez, su padre, la esperaba para llevarla al altar. A los 60 años había construido un imperio de tres gasolineras y dos cafeterías en la ciudad.

hombre sencillo que empezó lavando autos y llegó hasta donde estaba con mucho trabajo. “Mi princesa, estás hermosa”, dijo Rodrigo ofreciéndole el brazo. “Gracias, papá.” Valentina tomó su brazo tratando de controlar la voz. Mientras caminaban por la nave de la iglesia, observó los rostros conocidos. Del lado de su familia, tíos, primos, amigos de la infancia. del lado de Alejandro, mucha gente. Su madre, doña Carmen, que siempre la trató con frialdad disfrazada de educación. Algunos parientes y amigos, Javier y Diego estaban cerca del altar intentando parecer normales.

Cuando Diego la vio llegar, bajó la mirada claramente incómodo. Al menos uno de ellos tenía conciencia. Alejandro seguía sonriendo con esa pose de novio emocionado. ¡Qué actor tan talentoso! Cuando llegaron al altar, Rodrigo besó la frente de su hija y le entregó su mano a Alejandro. “Cuídala bien”, dijo Rodrigo mirándolo a los ojos. “Siempre, señor Rodrigo. Ella es el amor de mi vida”, respondió Alejandro, apretando la mano de Valentina. Si no supiera la verdad, se habría emocionado.

Ahora sentía asco. El padre Miguel, quien la bautizó de pequeña, comenzó la ceremonia. Valentina se desconectó durante las primeras partes, concentrada en organizar mentalmente lo que haría. Estamos aquí reunidos para celebrar la unión de Valentina y Alejandro, dijo el Padre. El matrimonio es una institución sagrada basada en el amor, el respeto y la sinceridad mutua. Sinceridad. ¡Qué cruel broma, Alejandro! Aceptas a Valentina como tu legítima esposa. Prometes amarla y respetarla en la alegría y en la tristeza.

En la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza todos los días de tu vida. Acepto”, dijo Alejandro mirándola profundamente a los ojos. “Valentina, ¿aceptas a Alejandro como tu legítimo esposo? ¿Prometes amarlo y respetarlo en la alegría y en la tristeza, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza? Todos los días de tu vida. Valentina hizo una pausa de un segundo. Sintió todas las miradas sobre ella. Alejandro apretó su mano, pero ella notó la tensión detrás de su sonrisa.

“Acepto”, respondió y vio el alivio en su rostro. Antes de proceder con el intercambio de anillos, los novios desean hacer una declaración personal”, anunció el padre. Valentina lo había planeado semanas antes cuando aún creía en su amor. Ahora sería útil de otra forma. Alejandro comenzó primero. Valentina, cuando te conocí ese día en el centro comercial, supe que mi vida había cambiado para siempre. Tú trajiste luz, alegría y propósito a mis días. Prometo ser el esposo que mereces, cuidarte y construir nuestra familia con todo el amor que tengo en el corazón.

Algunos invitados se emocionaron. Valentina sonrió, pero por dentro pensaba en cómo mintió con tanta naturalidad. Llegó su turno. Alejandro, nuestra relación me enseñó mucho sobre confianza, sobre entregar mi corazón completamente a alguien. Hoy aquí frente a nuestra familia y amigos, quiero que sepas que te conozco verdaderamente. Conozco tus sueños, tus miedos, tus ambiciones y prometo estar a tu lado sin importar los desafíos que enfrentemos juntos. Ella notó a Javier y Diego intercambiando miradas rápidas. Alejandro apretó su mano nuevamente, pero ella sintió que estaba ligeramente sudada.

“Ahora procederemos al intercambio de los anillos”, dijo el padre. Alejandro tomó su anillo y lo deslizó en su dedo. Con este anillo te desposo y prometo amarte para siempre. Valentina hizo lo mismo. Con este anillo te desposo y prometo amarte para siempre. Las palabras tenían un sabor amargo en su boca. Por el poder que me ha sido conferido, los declaro marido y mujer. Alejandro, ¿puedes besar a la novia? Alejandro se acercó y la besó. Era un beso que había soñado por meses, pero ahora parecía mecánico y falso.

Los invitados aplaudieron y gritaron. La marcha nupsial recomenzó más alta y festiva. Valentina y Alejandro caminaron de regreso por la nave recibiendo felicitaciones y pétalos de rosas lanzados por la familia. Afuera de la iglesia comenzaron las fotos. Valentina sonrió y posó representando perfectamente a la novia feliz. Tenía que admitir que Alejandro también era convincente, abrazándola cariñosamente para las fotos. “Se ven hermosos juntos,”, dijo la fotógrafa. “Se nota que se aman mucho.” “Gracias”, respondió Valentina. “Realmente nos amamos mucho, ¿verdad, amor?” Demasiado”, concordó Alejandro besando su frente.

Durante las fotos, Valentina comenzó a observar más atentamente a los invitados. Su familia estaba radiante. Patricia, su madre, lloraba de emoción al platicar con sus amigas. Rodrigo saludaba a todos orgulloso de su hija. Del lado de Alejandro el ambiente era diferente. Doña Carmen forzaba sonrisas, pero Valentina notó que cuchicheaba con algunas personas haciendo comentarios que parecían malintencionados. Sofía, su hermana de 20 años, estudiante de derecho, se acercó durante una pausa en las fotos. Vale, ¿estás bien? Te ves un poco rara.

Estoy perfecta, Sofía. ¿Por qué lo dices? No sé, estás diferente, muy controlada. Valentina abrazó a su hermana. Son solo nervios. Todo está perfecto. Pero Sofía siguió mirándola con esa expresión inquisitiva que desarrolló en la universidad. Después de las fotos, todos se dirigieron al salón de fiestas del hotel Hacienda Real, el más elegante de Valle de Bravo. Valentina había soñado con esta recepción durante meses, planeando cada detalle con la organizadora de eventos más renombrada de la región. El salón estaba decorado con rosas blancas y follaje verde.

Luces doradas creaban un ambiente mágico. 250 invitados se acomodaron en las mesas redondas cubiertas con manteles de lino importado. Durante el cóctel, Valentina circuló entre los invitados recibiendo felicitaciones y abrazos. mantenía la sonrisa y respondía a todas las preguntas sobre planes para la luna de miel e hijos, pero por dentro analizaba cada movimiento de Alejandro. Él platicaba animadamente con los cuñados tratando de impresionar con sus conocimientos sobre los negocios de la familia. Hablaba de expander las cafeterías, modernizar las gasolineras como si ya fuera parte de los planes empresariales de Rodrigo.

Valentina querida, qué boda tan hermosa. Dijo doña Luisa, amiga de la infancia de su madre. Alejandro es un joven muy especial. Serán muy felices. Gracias, doña Luisa. Él realmente es especial. Especial era una palabra interesante para describir a alguien que se casaba por dinero. Patricia se acercó con los ojos aún húmedos. Hija mía, estoy tan feliz. Nunca te había visto tan realizada. Gracias, mamá. Tú y papá hicieron una fiesta perfecta. Alejandro parece llevarse bien con todos. Tu papá estaba platicando con él sobre llevarlo a conocer la matriz de la empresa la próxima semana.

Valentina sintió un nudo en el estómago. Alejandro estaba acelerando sus planes. “¡Qué bien”, dijo ella, manteniendo la sonrisa. Cuando llegó la hora de la cena, Valentina estaba sentada en la mesa principal junto a Alejandro. Él sostenía su mano sobre la mesa, acariciándola con el pulgar. Antes ese gesto la derretía, ahora la irritaba profundamente. “Estás preciosa hoy”, susurró Alejandro en su oído. “No puedo esperar para nuestra luna de miel.” “Yo tampoco”, mintió ella. “La luna de miel. 15 días en España.

Regalo de Rodrigo para los recién casados. 15 días sola con un hombre que solo quería aprovecharse de ella. La idea le daba náuseas. Durante la cena, Rodrigo se levantó para dar el primer discurso. Amigos, familia, muchas gracias por estar aquí en este día tan especial. Valentina siempre ha sido la luz de nuestro hogar. Una niña dulce e inteligente que se convirtió en una mujer maravillosa. Alejandro, estás ganando una esposa increíble y Valentina, elegiste a un hombre bueno, trabajador y que claramente te ama mucho.

Los invitados aplaudieron. Valentina sonrió y saludó mientras Alejandro se levantaba para abrazar a su suegro. Gracias, señor Rodrigo. Prometo cuidar bien a Valentina y espero aprender mucho de usted en los negocios. ¿Quién sabe si puedo ayudar a expandir aún más las empresas de la familia? Rodrigo sonríó claramente satisfecho con la actitud de su yerno. Si supiera cuando fue el turno de Alejandro de hablar, se levantó y tomó el micrófono. Gente, quiero agradecer a todos por estar aquí hoy, especialmente al señor Rodrigo y a doña Patricia por recibirme como un hijo.

Valentina, me has hecho el hombre más feliz del mundo. Prometo pasar el resto de mi vida haciéndote sonreír. Más mentiras suaves y bien elaboradas. Valentina aplaudió junto con todos mientras él la besaba nuevamente. Querido oyente, si estás disfrutando de la historia, no olvides darle like y, sobre todo, suscribirte al canal. Eso nos ayuda mucho a los que estamos empezando. Ahora continuando. Después de los discursos comenzó la música. El primer baile sería con Porbajo de la mesa de Luis Miguel, canción que eligieron juntos.

Valentina recordó cuando la escucharon por primera vez, abrazados en el sofá de su sala. Alejandro dijo que la letra era perfecta para ellos. Ahora, bailando en el centro del salón, con todas las miradas sobre ellos, Valentina sentía como si actuara en una obra de teatro. “Estás tensa”, susurró Alejandro mientras bailaban. Solo nerviosa”, respondió ella, “Hay tanta gente mirando. Relájate, todo está perfecto. Nuestra vida está comenzando. Nuestra vida.” Valentina casi se ríe de la ironía. Cuando terminó la música, otras parejas se unieron a la pista.

Valentina bailó con su padre, quien estaba radiante. “Mi princesa, tomaste la decisión correcta. Alejandro es un buen muchacho. Papá, ¿puedo preguntarte algo? Claro, hija. ¿De verdad piensas involucrarlo en los negocios? Rodrigo dejó de bailar por un segundo. ¿Por qué lo preguntas? Curiosidad. Él parece muy interesado. Bueno, ahora es de la familia y parece tener buenas ideas. ¿Por qué no? Valentina forzó una sonrisa. Solo me pareció muy rápido. Hija, cuando quieres alguien, deseas incluirlo en todo. Es normal.

Si su padre supiera que su yerno solo quería incluirlo para robarlo. Después de bailar con Rodrigo, Valentina fue a bailar con Javier, quien parecía extremadamente incómodo. Javier, ¿estás bien? Pareces nervioso. Ah, sí. No soy muy bueno en fiestas. Qué raro. Siempre fuiste extrovertido. Javier evitó su mirada. Sí. Tal vez sean los nervios de la boda, la responsabilidad de ser padrino, ¿sabes? Entiendo. Debe ser difícil cuando sabes cosas que no puedes contar. Javier tropezó ligeramente. ¿Cómo así? Nada específico.

Solo noté que hoy pareces guardar algún secreto. No, no, todo está normal. Pero su nerviosismo era obvio. Valentina decidió presionar un poco más. Javier, ustedes son amigos desde hace mucho, ¿verdad? Desde la escuela. Él siempre fue así, ambicioso. Ambicioso como interesado en el dinero, en progresar rápidamente. Javier dejó de bailar y la miró directamente. Valentina, ¿por qué preguntas eso? Solo curiosidad sobre mi esposo. Quiero conocerlo mejor a través de sus amigos. Mira, Alejandro, él es complicado a veces.

¿Complicado cómo? Javier miró alrededor asegurándose de que Alejandro no estuviera cerca. Escucha, quizás sea mejor hablar otro día cuando cuando qué cuando ya esté casada y sea demasiado tarde. El rostro de Javier palideció. Valentina, ¿tú qué, Javier? Él respiró hondo. Intenté convencerlo. Intenté decirle que esto estaba mal, pero no me escucha. Valentina dejó de bailar por completo. ¿De qué estás hablando? ¿Lo escuchaste? No. Por eso haces estas preguntas. Escuchar qué la conversación en la sacristía. Tú estabas ahí.

Valentina sintió su corazón acelerarse. La habían descubierto. Pero al mismo tiempo Javier lo estaba confirmando todo. ¿Y qué piensas hacer con esa información? preguntó él claramente aterrado. “Todavía no lo sé”, respondió ella con honestidad, “pero sé que no dejaré que me use.” Valentina, por el amor de Dios, no hagas escándalo. Aquí hay 200 personas. No te preocupes, Javier. No pienso hacer escándalo. Entonces, ¿qué harás? Valentina sonrió sinceramente por primera vez desde la mañana. Algo que él jamás imaginaría.

La música terminó y se separaron. Javier fue directo a hablar con Alejandro, quien conversaba con unos tíos de Valentina. Ella vio como los dos susurraban con urgencia. Alejandro mirando hacia ella con expresión preocupada. Sofía se acercó. Vale. ¿Qué le dijiste a Javier? Parece que vio un fantasma. Solo plática de cuñados, respondió Valentina. Cuñados, nada. Algo raro está pasando. Primero tú actúas raro, ahora el padrino de tu esposo parece aterrado. ¿Qué está pasando? Valentina miró a su hermana.

Sofía era inteligente, estudiaba derecho. Quizá podría ayudarla. Sofía, ¿me puedes hacer un favor sin hacer preguntas? Depende del favor. Necesito que busques información sobre Alejandro. Discretamente. ¿Qué tipo de información? finanzas, deudas, historial. Tienes acceso a esas bases de datos de la universidad, ¿no? Sofía abrió los ojos. Valentina, ¿qué historia es esta? ¿Descubriste algo sobre él? Por favor, Sofía, solo confía en mí y no le digas nada a nuestros padres todavía. Todavía. Valentina, me estás asustando. ¿Me prometes que lo harás?

Sofía dudó. Está bien, pero después me cuentas todo. Te lo prometo. Alejandro se acercó a las dos con una sonrisa forzada. ¿De qué hablan tan serias? Planes de hijos mintió Valentina rápidamente. Sofía preguntaba cuándo pensamos tener bebés. Ah, sí, queremos esperar un par de años”, dijo Alejandro relajándose visiblemente. “Sí, primero queremos estabilizarnos económicamente”, completó Valentina observando su reacción. Alejandro sonrió y le rodeó la cintura. Exacto. Quiero asegurar que nuestra familia tenga toda la seguridad del mundo, seguridad con su dinero.

Sofía los observaba con esa mirada analítica de nuevo. Bueno, los dejo platicar. Tengo que ir con la abuela Pilar. Cuando Sofía se alejó, Alejandro tomó firmemente el brazo de Valentina. ¿Qué le dijiste a Javier? Nada importante por parece nervioso. Quizás solo son los nervios normales de la boda. ¿Sabes cómo se pone ansioso en eventos sociales? Alejandro la miró por un momento. Hoy te ves diferente. Diferente cómo no sé. más distante. Valentina se acercó a él y le dio un beso en la mejilla.

Es solo el cansancio, amor. Fue un día largo, pero estoy contenta. Segura. Absolutamente. Pero Alejandro siguió mirándola con desconfianza. En ese momento, Rodrigo se acercó. Alejandro, ven, quiero presentarte a Enrique González, mi contador. Van a trabajar juntos de ahora en adelante. Claro, señor Rodrigo. Alejandro sonríó, pero Valentina notó la ansiedad en sus ojos. Mientras hablaban con el contador, Valentina fue al baño para respirar un poco. Necesitaba pensar en el siguiente paso. En el baño se encontró con doña Carmen, la madre de Alejandro, retocándose el maquillaje.

“Valentina, querida, qué fiesta tan bonita”, dijo ella, pero su tono no sonaba sincero. “Gracias, doña Carmen. Espero que sean muy felices. Alejandro merece una buena vida después de, bueno, después de los problemas que tuvo, Valentina dejó de lavarse las manos. ¿Qué problemas? Doña Carmen pareció haberse pasado de la raya. Hay nada importante, solo algunas dificultades económicas que todos los jóvenes pasan. ¿Qué tipo de dificultades? Bueno, ya sabes, préstamos, tarjetas de crédito, nada que un buen matrimonio no arregle.

La frialdad con que lo dijo hizo que Valentina entendiera que la madre sabía de los planes de su hijo. Entiendo, respondió Valentina simplemente. Estoy segura de que se ayudarán mutuamente. Al fin y al cabo, para eso es el matrimonio, ¿no? Compartir responsabilidades y recursos. Recursos. Qué palabra tan interesante. Claro, doña Carmen. Cuando Valentina regresó al salón, la fiesta estaba en su apoeo. La gente bailaba, conversaba animadamente, se divertía. Era un contraste surrealista con el torbellino que pasaba por su cabeza.

Diego se acercó mientras ella tomaba una copa de champaña. Valentina, ¿puedo hablar contigo un momento? Claro, se apartaron a un rincón más privado. Sé que escuchaste nuestra conversación esta mañana. Valentina decidió no negarlo. ¿Y qué? Intenté convencer a Alejandro de no hacerlo. Necesitas saber eso. ¿Por qué me lo dices? Porque ya no puedo fingir que todo está bien. Es mi amigo, pero esto está muy mal. ¿Y qué sugieres que haga? No sé. Tal vez, tal vez puedan hablar.

Quizá cambie de opinión. Valentina casi se ríe. Diego, escuchaste lo mismo que yo. Lo ha planeado por 2 años. No es algo de lo que vaya a arrepentirse. Entonces, ¿qué harás? Todavía lo estoy decidiendo. Por favor, no lo destruyas en público. Sé que se lo merece, pero pero qué tiene problemas serios con ciertas personas. Si pierde esta oportunidad, ¿qué personas? Diego bajó aún más la voz. Gente que le prestó dinero, gente que no juega. Valentina sintió un escalofrío.

Alejandro no solo estaba endeudado, estaba en peligro. ¿Cuánto debe? Mucho. Más de 200,000. Y si no paga, Diego solo movió la cabeza dejando la implicación en el aire. Valentina guardó silencio un momento procesando la nueva información. Alejandro no era solo un estafador codicioso, era un hombre desesperado. Diego, gracias por contarme esto. No harás nada drástico, ¿verdad? Prometo que lo pensaré bien antes de actuar. Cuando Diego se alejó, Valentina se quedó sola con sus pensamientos. La situación era más compleja de lo que imaginaba.

Alejandro estaba en verdadero peligro y eso explicaba parte de su desesperación, pero no justificaba querer engañarla y usar a su familia. Sofía apareció a su lado. Vale. Conseguí información preliminar. ¿Cómo? Ya tengo un amigo que trabaja en un despacho de abogados. Hice algunas llamadas discretas y Alejandro tiene el nombre manchado desde hace más de un año. Varias deudas atrasadas, protestos, un historial muy complicado. Algo más. Hay demandas contra él, gente cobrando dinero. Y parece que él ya había intentado acercarse a otras familias ricas de la región antes de conocerte.

Valentina sintió que la sangre se le helaba. Otras familias. Sí, estuvo comprometido con una chica de Cuernavaca el año pasado, pero su padre descubrió algo y canceló todo a última hora. Sofía, ¿estás segura de esto? Tengo el nombre de la familia si quieres investigar más. Entonces, Alejandro era un estafador profesional. Valentina no era su primera víctima y probablemente no sería la última si lograba engañarla. Sofía, necesito que me hagas otro favor. Dime, ¿puedes averiguar quiénes son sus acreedores?

Las personas a las que les debe dinero. Puedo intentarlo, pero vale, esto se está poniendo peligroso. Tal vez sea mejor que simplemente pidas el divorcio y no. Si hago eso, él seguirá intentando aplicar el mismo engaño a otras mujeres y además podría intentar vengarse de nuestra familia de alguna manera. Entonces, ¿qué piensas hacer? Valentina miró hacia Alejandro. quien conversaba animadamente con Rodrigo sobre los planes de negocios. Le voy a dar exactamente lo que quiere, pero no como él espera.

No entiendo. Todavía estoy armando el plan, pero confía en mí. Querido oyente, si estás disfrutando de la historia, no olvides darle like y, sobre todo, suscribirte al canal. Eso nos ayuda mucho a los que estamos empezando. Ahora continuemos. El resto de la noche pasó en una neblina de sonrisas falsas y actuación. Valentina bailó, conversó, tomó fotos, siempre manteniendo la fachada de novia feliz. Alejandro también siguió con su actuación, pero ella notó que estaba cada vez más ansioso porque la fiesta terminara.

Cerca de la medianoche comenzaron los preparativos para la tradicional hora de irse. Valentina lanzó el ramo que fue atrapado por una prima soltera. Ella y Alejandro cortaron el pastel nuevamente para las últimas fotos. Finalmente llegó el momento de ir a la suite nupsial en el mismo hotel. Rodrigo y Patricia se despidieron con lágrimas en los ojos. “Hija mía, sean muy felices”, dijo Patricia. Cuídense mucho”, añadió Rodrigo abrazando a Alejandro como a un hijo. Si supieran, en el elevador del hotel, Alejandro finalmente se relajó.

“Uf, ya terminó. Estaba cansado de fingir felicidad.” Valentina lo miró sorprendida. “Fingir.” Alejandro se dio cuenta de lo que había dicho e intentó corregirse. No, no me refiero a eso. Es que las fiestas cansan. No, mucha gente, mucho ruido, pero ahora solo somos nosotros dos. Sí, solo somos nosotros dos, repitió Valentina con un tono que él no comprendió. En la suite, Alejandro fue directo al baño a bañarse. Valentina aprovechó para tomar su celular y enviar un mensaje a Sofía.

Necesito toda la información que puedas conseguir para mañana. Es urgente. La respuesta llegó rápido. Estoy en eso, pero vale, ten cuidado. Esta gente no juega. Valentina guardó el celular cuando Alejandro salió del baño. Él se acercó a ella con esa sonrisa seductora que antes la volvía loca. Finalmente solos, señora Mendoza. Señora Mendoza, repitió ella. Todavía suena raro. Te acostumbrarás, dijo él intentando besarla. Valentina se apartó suavemente. Alejandro, estoy agotada. ¿Qué tal si lo dejamos para mañana? Su expresión cambió rápidamente.

En serio, en nuestra primera noche de casados es que fue un día muy intenso. Necesito procesarlo todo. Alejandro se irritó visiblemente, pero intentó disimular. Está bien, lo entiendo. Pero ella sabía que no lo entendía. probablemente estaba planeando cómo acelerar sus planes para acceder a sus bienes y una esposa distante no ayudaba. Valentina fue al baño y se quedó un rato sola ordenando sus pensamientos. Cuando salió, Alejandro ya estaba dormido o fingía estarlo. Ella se acostó del otro lado de la cama, lo más lejos posible de él.

Era extraño estar ahí casada con un hombre que no conocía realmente en una cama que debería ser el comienzo de una vida feliz. A la mañana siguiente, Alejandro despertó de buen humor. “Buenos días, esposa”, dijo besando su rostro. “Buenos días”, respondió ella a una adormilada. ¿Qué tal si desayunamos en la habitación? ¿Podemos aprovechar para platicar de nuestros planes? ¿Qué planes? Bueno, ahora que estamos casados, hay que pensar en el futuro. Casa propia, inversiones, tal vez pueda ayudar a tu papá con los negocios.

Ahí venía Alejandro, ¿no crees que es muy pronto para eso? Acabamos de casarnos. Pronto, Valentina. Planear nunca es demasiado pronto. Por cierto, tu papá mencionó ayer que quiere llevarme a conocer la matriz el lunes. ¿Ya aceptaste? Claro, es una oportunidad increíble para aprender del negocio familiar. Familia, como si realmente le importara la familia. El celular de Valentina vibró un mensaje de Sofía. ¿Conseguí más información? Hay que hablar urgente. ¿Quién es?, preguntó Alejandro. Sofía me agradece por la fiesta.

Ay, qué linda. Tu hermana es buena onda. Si supiera que Sofía lo estaba investigando. Alejandro. Voy a bañarme y luego bajamos a desayunar. Bien, perfecto. Aprovecharé para llamar a los muchachos y agradecerles por la fiesta. En el baño, Valentina llamó a Sofía. Hola. Vale. Descubrí cosas graves. Alejandro les debe dinero a personas muy peligrosas. Y no son solo 200,000, son casi 500. 500,000. Sí. Y hay más. Realmente intentó aplicar el mismo fraude con al menos tres familias distintas en los últimos dos años.

Como así, siempre el mismo esquema. Se acerca a la hija de empresarios ricos, conquista a la familia, se casa e intenta acceder a los bienes. En la primera familia, el papá se dio cuenta a tiempo. En la segunda, la novia sospechó y terminó todo. Tú eres el tercer intento. Valentina sintió náuseas. Sofía, ¿me estás segura de esto? Totalmente. Hablé con una de las exnovias, me contó todo. Y los acreedores son gente metida en juegos ilegales, casinos clandestinos, apuestas deportivas.

Alejandro tiene un vicio serio, ¿vale? Y si no paga. La exnovia dijo que ya lo han amenazado varias veces, por eso está tan desesperado. Valentina guardó silencio asimilando toda la información. Vale, ¿estás ahí? Estoy, Sofía. Gracias por averiguar todo esto. ¿Qué vas a hacer ahora? Pondré en marcha mi plan. ¿Qué plan? Después te cuento, pero necesito una cosa más. Dime, ¿puedes averiguar exactamente quiénes son esos acreedores? Nombres, direcciones, cómo contactarlos. Valentina, eso es muy peligroso. Sofía, confía en mí.

No haré nada tonto. Está bien, pero prométeme que me contarás todo después. Te lo prometo. Cuando colgó, Valentina se quedó un momento mirándose al espejo. Su reflejo mostraba a una mujer decidida, muy diferente de la novia ingenua que Alejandro creía haber conquistado. Regresó a la habitación y encontró a Alejandro al teléfono. Sí, güey, salió todo perfecto. Ahora solo es cuestión de tiempo. No, ella no sospecha nada. El lunes ya empiezo a trabajar con el suegro. Alejandro notó que había llegado y colgó rápido.

Era Javier agradeciendo por la fiesta. Qué bien, dijo Valentina, sabiendo perfectamente que era mentira. Durante el desayuno en el restaurante del hotel, Alejandro estaba eufórico. Valentina, estoy pensando, ¿qué tal si cancelamos la luna de miel? ¿Cómo así? Es que tu papá se emocionó mucho con la idea de enseñarme el negocio. No quiero perder esta oportunidad. Alejandro, son 15 días en España. Mis padres pagaron todo. Lo sé, pero podemos ir otro día. Ahora es el momento perfecto para establecerme en la empresa.

Valentina lo observó. Estaba tan ansioso por empezar a robar que ni podía esperar dos semanas. Está bien, dijo ella, si eso es lo que quieres. Alejandro sonrió radiante. Sabía que entenderías. Ahora somos un equipo. Equipo, qué chiste después del desayuno, regresaron a casa. Valentina vivía en un departamento de tres habitaciones que le habían regalado sus padres cuando se graduó de la universidad. Alejandro se había mudado allí algunas semanas antes de la boda, pero mantenía su antiguo departamento rentado.

“Amor, necesito pasar a mi departamento a recoger algunas cosas”, dijo Alejandro. Está bien. Aprovecharé para descansar un poco. Perfecto. Vuelvo en unas horas. Tan pronto como Alejandro salió, Valentina llamó a Sofía. Ya se fue. ¿Puedes venir? Voy en camino. 30 minutos después, Sofía llegó con una carpeta llena de documentos. Vale. Conseguí mucha más información. Siéntate porque es demasiado. Dime primero. Los acreedores son gente realmente peligrosa. Ya le han quebrado las piernas a algunos deudores. Alejandro está muy asustado.

Sigue. Segundo. Descubrí que tiene más deudas además de las apuestas. Préstamos con agiotas, tarjetas de crédito al límite, financiamientos atrasados. En total debe más de 800,000 pesos. 800,000. Dios mío. Y hay más. Mintió sobre todo en su vida. La oficina de contabilidad donde dice que trabaja lo despidieron hace 6 meses por sospechas de desvío de dinero. Entonces, está desempleado completamente y sobrevive de pequeñas estafas y préstamos. Valentina movió la cabeza incrédula. ¿Algo más? Sí. Su familia también está en bancarrota.

Su mamá perdió la casa porque Alejandro pidió dinero prestado usando a ella como aval. Destruyó a su propia familia. Por eso ella estaba tan interesada en la boda. Exacto. Para ella tú eres la salvación de la familia. Valentina se levantó y caminó hacia la ventana. Sofía, él es mucho más peligroso de lo que pensaba. Por eso creo que deberías irte de inmediato. Pide el divorcio. Sal de Valle de Bravo si es necesario. No, ¿por qué no? Valentina volteó a ver a su hermana.

Porque si hago eso, él seguirá destruyendo a otras familias y podría intentar vengarse de la nuestra también. Entonces, ¿cuál es tu plan? Voy a darle exactamente lo que quiere. Acceso a los bienes de la familia. Valentina, ¿estás loca? Tranquila, déjame explicarte. Valentina se sentó de nuevo y tomó las manos de su hermana. Alejandro cree que soy una chica ingenua y enamorada, ¿verdad? Sí. Entonces seguiré siendo esa chica. Lo ayudaré a conseguir acceso a los negocios de papá.

Incluso le sugeriré que firme poderes y documentos importantes. Todavía no entiendo. Sofía, tú estás estudiando derecho. ¿Qué pasa cuando alguien firma documentos fraudulentos o intenta robar de una empresa? Sofía abrió los ojos. Van a la cárcel por estafa. Fraude. Exacto. Y si esa persona está endeudada con criminales, tener antecedentes penales no ayudará mucho a su situación. No, Valentina, ¿quieres que lo arresten? Que lo quiero que lo atrapen en flagrancia intentando robarnos con pruebas suficientes para asegurar que nunca más le haga esto a nadie.

Pero es peligroso. Y si se da cuenta, no lo hará. Me subestima demasiado. Sofía reflexionó un momento. ¿Y sus acreedores? Ah, de eso tengo otro plan. ¿Qué plan? Valentina sonríó. Haré un trato con ellos. ¿Cómo los buscaré y les propondré pagar la deuda de Alejandro? A cambio harán algunas cosas por mí. ¿Qué cosas? Cuando tenga pruebas de que intentó robarnos, las entregaré a las autoridades, pero antes le daré una lección que nunca olvidará. Sofía movió la cabeza.

Esto es muy arriesgado, ¿vale? Tal vez, pero es la única forma de asegurar que nunca más lastime a nadie. Y si sale mal, no saldrá. Alejandro me subestima y esa es mi mayor ventaja. Sofía suspiró. Está bien. ¿Qué necesitas que haga? Primero quiero todos los detalles de los acreedores, nombres, direcciones, cómo contactarlos. Segundo, quiero que me ayudes a documentar todo lo que haga en los próximos días. documentar como grabaciones, fotos, copias de documentos, todo lo que pruebe que él está tratando de engañarme.

¿Y estás segura de que quieres llegar hasta el final con esto? Valentina miró por la ventana nuevamente. Desde el departamento se veía la empresa de su padre en el centro de la ciudad. Tres generaciones de trabajo honesto que Alejandro quería destruir en unas semanas. Estoy segura. Alejandro regresó al final de la tarde cargando dos maletas. Hola, amor. Traje el resto de mis cosas. Qué bien, ahora oficialmente vivimos juntos. Sí. Alejandro pareció dudar. Valentina, ¿podemos hablar de algo?

Claro. ¿De qué se trata? Es sobre dinero. Ando un poco ajustado ahorita. Ahí venía. Ajustado. ¿Cómo? algunas cuentas atrasadas del departamento anterior, ¿sabes? Nada grave, pero pensé, ya que estamos casados, tal vez podríamos unificar nuestras finanzas. Unificar cómo pues poner todo en una cuenta conjunta. Así será más fácil administrarlo. Valentina fingió considerar. Tiene sentido, pero no crees que es muy pronto. Pronto, Valentina, somos marido y mujer. Lo mío es tuyo y viceversa. Está bien. Mañana podemos ir al banco a arreglar eso.

Alejandro sonrió aliviado. Perfecto. Y sobre trabajar con tu papá, ¿qué pasa? ¿Quiere llevarme mañana mismo a conocer la empresa? Estoy muy emocionado. Qué bueno. Seguro te irá muy bien. Eso creo. Por cierto, pensé, tu papá podría darme un poder para firmar algunos documentos, para agilizar los trámites. Un poder. ¿No crees que es pronto para eso? Es que quiero ayudar de verdad. Y si él está de viaje o ocupado, yo podría resolver algunas cosas por él. Valentina fingió reflexionar.

Tiene lógica. Hablaré con él. Alejandro la abrazó. Sabía que me entenderías. Somos un verdadero equipo. Esa noche, mientras Alejandro dormía, Valentina le envió mensajes a Sofía para organizar los siguientes pasos del plan. También buscó en internet sobre los acreedores de Alejandro y encontró información preocupante. A la mañana siguiente, Alejandro despertó emocionado. Hoy es mi primer día trabajando con tu papá. Estoy nervioso. Todo saldrá bien, dijo Valentina. preparando café. Mi papá está muy entusiasmado con tus ideas. Hablando de eso, hablaste con él sobre el poder.

Todavía no, pero lo intentaré hoy. Perfecto. Cuando Alejandro salió hacia la empresa, Valentina llamó a Rodrigo. Papá, ¿puedo hablar contigo? Claro, hija. ¿Pasó algo? No, nada grave. Es sobre Alejandro. ¿Qué pasa con él? Todo bien. Sí, sí. Es que está muy entusiasmado por ayudar en los negocios. Incluso preguntó si podrías darle un poder para agilizar algunos trámites. Hubo una pausa al otro lado. Un poder. Hija, apenas empieza a trabajar conmigo. ¿No crees que es muy pronto? Yo le dije lo mismo, pero insistió en que quiere ayudar de verdad.

Mm. Déjame pensarlo. Por ahora le enseñaré lo básico. Claro, papá, no hay prisa. Valentina, ¿puedo preguntarte algo? Adelante. ¿Estás bien? Desde la boda te ves diferente. Valentina respiró hondo. Estoy bien, papá. Son muchos cambios de golpe. Entiendo. Si necesitas algo, aquí estoy. Gracias, papá. Al colgar, Valentina se alistó para salir. Tenía una cita con una de las personas a las que Alejandro debía dinero. El encuentro fue en un café del centro. Valentina llegó al mediodía y buscó a un hombre de 40 años canoso llamado Ramiro.

“¿Tú eres Valentina?”, preguntó él al acercarse. “Sí, usted es Ramiro.” El mismo. Siéntate. Ramiro no parecía el criminal peligroso que Valentina imaginaba. Era un hombre común, vestido sencillo, que pasaría por cualquier comerciante. “Así que eres la esposa de Alejandro”, dijo revolviendo el café. Así es. Y quieres pagar sus deudas. Así es. Pero con algunas condiciones. Ramiro Río. Condiciones. Muchacha, ¿no estás en posición de poner condiciones. Sí, lo estoy. Ustedes quieren el dinero. Yo tengo el dinero, pero necesito algunas cosas a cambio.

¿Qué cosas? Valentina respiró hondo. Necesito que presionen a Alejandro unos días más. No hagan nada violento, solo manténganlo asustado. ¿Y por qué quieres eso? Digamos que estoy planeando darle una lección. Ramiro la estudió un momento. Descubriste que se casó contigo por dinero, ¿verdad? ¿Cómo lo sabes, muchacha? Un hombre que debe 800,000 pesos no se casa por amor, se casa por necesidad. 800,000 les debe todo eso a ustedes, a nosotros y a otras cinco personas. Alejandro se metió en muchos problemas.

Y si yo pago todo, entonces queda libre. Pero antes, ¿pueden ayudarme con algo? Depende. Valentina le contó a Ramiro sobre sus planes de pillar a Alejandro robando a la familia. Ramiro escuchó todo con atención. Interesante, dijo al final. ¿Y crees que esto funcionará? Estoy segura. ¿Y qué ganas con eso? La certeza de que nunca volverá a lastimar a nadie. Ramiro reflexionó. Está bien, hagamos esto. Te doy 5 días para conseguir las pruebas mientras seguimos presionándolo. Después pagas la deuda y desaparecemos de sus vidas.

trato hecho. Pero si algo sale mal, si él descubre lo que haces, no nos hacemos responsables. Entendido. Ramiro se levantó. Una pregunta, ¿por qué no solo pides el divorcio y ya? Porque quiero justicia, no solo para mí, sino para todas las mujeres que intentó engañar. ¿Eres valiente o muy tonta? Quizá las dos. Cuando Valentina llegó a casa, Alejandro ya estaba ahí nervioso. ¿Cómo te fue el primer día? Preguntó ella. Pues complicado. ¿Por qué? Tu padre es muy cauteloso.

No me dejó hacer nada importante aún. Es normal. Primero necesita confiar en ti. Lo sé, pero vale lo de la autorización. ¿Qué pasa? ¿Hablaste con él? Sí. Dijo que lo pensará. Alejandro pareció frustrado. Ah, esperaba una respuesta más positiva. Alejandro, tranquilo, son solo unos días. Pronto te dará más responsabilidades. Es que, bueno, tengo algunas presiones, gente cobrando deudas viejas. ¿Qué deudas, Alejandro? Dudó. Nada grave, solo cuentas pendientes. ¿Cuánto debes? No es mucho. Unos 20, 30.000. más mentiras.

Debía casi un millón y dijo que eran 30,000. Alejandro, ¿por qué no me lo dijiste antes? No quería preocuparte. Pensé que con mi nuevo trabajo lo resolvería rápido. ¿Puedo ayudarte? En serio. Claro. Somos esposos. Tus problemas son los míos. Alejandro la abrazó. Vale, eres increíble. Sabía que tomé la decisión correcta. Decisión correcta. Si él supiera cuánto necesitas exactamente. Bueno, quizá unos 50,000 para pagar todo y estar tranquilo. 50,000 de un millón. Mentía descaradamente. Okay, mañana te los transfiero.

En serio, así sin más. Alejandro, te amo. Quiero que estés tranquilo para enfocarte en el trabajo. Eres perfecta, dijo él besándola. Perfecta para engañar, debió pensar. Esa noche, mientras Alejandro dormía, Valentina llamó a Sofía. ¿Cómo fue la reunión?, preguntó su hermana. Mejor de lo esperado, cooperarán. Y Alejandro está desesperado. Me pidió prestados 50,000 pesos. 50,000 de un millón. Exacto. Y mañana se los daré. ¿Por qué? Para ser la esposa perfecta. Necesita confiar en mí para que el plan funcione y las pruebas.

Estoy en eso. Ya le está pidiendo a mi papá que le dé un poder. Es cuestión de tiempo hasta que intente algo más concreto. Valentina, ¿estás segura de saber lo que estás haciendo? Lo estoy. Confía en mí. A la mañana siguiente, Valentina fue al banco y transfirió 50,000 pesos a la cuenta de Alejandro. Cuando él vio la transferencia, casi llora de alivio. Valentina, muchísimas gracias y más. No sabes el peso que me quitaste de encima. Me lo imagino.

Ahora puedes concentrarte en el trabajo. Exacto. Por cierto, sobre ese poder. Alejandro, mi papá necesita tiempo. ¿Lo entiendes, verdad? Lo entiendo. Pero, Valentina, ¿puedo contarte algo? Claro, tengo algunas ideas para expandir los negocios de la familia, pero necesito acceso a algunos documentos para estudiarlos mejor. ¿Qué tipo de documentos? Contratos con proveedores, estados de cuenta, ese tipo de cosas. Nada del otro mundo. ¿Y para qué necesitas eso? Para entender mejor cómo funciona el negocio. Así puedo sugerir mejoras.

Valentina fingió considerar. Tiene sentido. Puedo pedirle a mi papá que te dé acceso a esa información. En serio, sería perfecto. Pero, Alejandro, ¿prometes que usarás esa información solo para estudiar? Claro. ¿Para qué más la usaría? Para robar. Pensó ella. Está bien, hablaré con él hoy. Alejandro la besó emocionado. Eres la mejor esposa del mundo. Si supiera que está acabando su propia tumba, Valentina llamó a Rodrigo. Papá, Alejandro está muy interesado en entender mejor los negocios. Preguntó si podrías darle acceso a algunos documentos para estudiarlos.

¿Qué documentos? Contratos, estados de cuenta, esas cosas. Quiere sugerir mejoras. Rodrigo se quedó pensativo. Hija, esa es información muy sensible de la empresa. Lo sé, papá, pero ahora es de la familia y parece realmente interesado en ayudar. Déjame hablar con él primero, ver qué tipo de ideas tiene. Claro. Valentina, ¿puedo preguntarte algo? Adelante. Este interés de Alejandro en los negocios no está siendo un poco demasiado intenso. Valentina fingió sorpresa. ¿Cómo así? Es que hace muchas preguntas sobre valores, cuentas, proveedores.

Para alguien que acaba de empezar, papá solo quiere impresionarte, demostrar que es dedicado. Tal vez, pero voy a estar al pendiente. Claro, tienes razón en ser cauteloso. Cuando Valentina colgó, notó que Rodrigo ya sospechaba. Eso era bueno y malo al mismo tiempo. Bueno, porque no sería fácilmente engañado. Malo porque podría descubrir sus planes también. Por la tarde, Alejandro regresó del trabajo visiblemente frustrado. ¿Cómo te fue hoy?, preguntó Valentina. Tu papá está siendo muy cauteloso. Apenas me deja ver los documentos básicos.

Es su personalidad, siempre ha sido así. Pero, ¿cómo voy a poder ayudar si no entiendo cómo funciona el negocio? Dale tiempo, Alejandro, solo llevas dos días. Sí, pero Valentina, ¿crees que tu papá confía en mí? Claro que sí. ¿Por qué lo preguntas? Hoy me hizo unas preguntas raras sobre mi interés en las cifras de la empresa. Valentina disimuló la preocupación. ¿Qué tipo de preguntas? Preguntó por qué quería saber sobre las ganancias de los últimos años. Dijo que no era relevante para mi trabajo inicial.

¿Y qué le respondiste? que quería entender el potencial de crecimiento, pero no pareció convencido. Alejandro, relájate. Mi papá es desconfiado por naturaleza. Así ha protegido la empresa todos estos años. Sí, tal vez tengas razón, pero Alejandro seguía preocupado y Valentina sabía que se estaba desesperando. Esa noche el teléfono de Alejandro sonó. contestó nervioso. Bueno, Valentina no pudo escuchar lo que decía la persona al otro lado, pero vio a Alejandro palidecer. Lo sé. Sí, sé que el plazo se vence.

No, aún no lo he conseguido. Necesito unos días más. Alejandro salió al balcón para continuar la conversación. Cuando regresó, estaba visiblemente alterado. ¿Quién era?, preguntó Valentina. Nadie. Problema en el trabajo. Problema, pero si apenas llevas dos días trabajando. Es un asunto de un cliente antiguo de la oficina donde trabajaba antes. Más mentiras. Alejandro, ¿estás bien? Pareces nervioso. Estoy perfecto, solo cansado. Pero no estaba perfecto, estaba aterrado. A la mañana siguiente, Alejandro despertó aún más ansioso. Valentina, ¿hablaste con tu papá sobre los documentos?

Sí. Quiere hablar contigo primero, entender mejor tus ideas. ¿Cuándo? Hoy mismo, si quieres. Perfecto. Me prepararé bien para esa plática. Alejandro, no te pongas nervio. A mi papá le caes bien. Lo sé, pero esta conversación es importante. Puede definir mi futuro en la empresa. Futuro en la empresa. Estaba planeando robar y aún hablaba de futuro. Después de que Alejandro salió, Valentina recibió una llamada de Sofía. Vale, tengo malas noticias. ¿Qué pasó? Los acreedores de Alejandro se están impacientando.

Parece que le dieron un ultimátum. ¿Para cuándo? Hasta el final de la semana. Si no paga, tomarán medidas más drásticas. ¿Qué medidas? No especificaron, pero no debe ser nada bueno. Valentina calculó mentalmente. Era martes. Tenía hasta el viernes para conseguir las pruebas que necesitaba. Sofía, necesito acelerar el plan. ¿Cómo? Hoy mismo voy a sugerir que mi papá le dé el poder a Alejandro. ¿No crees que es demasiado arriesgado? Es la única forma. Si espero más, puede hacer alguna tontería por desesperación.

Y si descubre que tú sabes todo, no lo descubrirá. Me subestima demasiado. Por la tarde, Valentina llamó a Rodrigo. Papá, ¿cómo te fue con Alejandro? Interesante, dijo Rodrigo con un tono que ella no logró decifrar. ¿Cómo que interesante? tiene muchas ideas, quizá demasiadas, para alguien que lleva dos días en la empresa. ¿Crees que está siendo muy ambicioso? Tal vez, o quizás sabe más de negocios de lo que imaginaba. Papá, ¿puedo sugerirte algo? Adelante. ¿Qué tal si le das ese poder?

Así podrás ver cómo se comporta con más responsabilidades. Hubo una larga pausa. Valentina, un poder es algo muy serio. Da acceso a muchas cosas importantes. Lo sé, papá, pero no tienes que darle acceso a todo. Puedes limitarlo a algunas funciones. Mm, es una idea. Que además si hace algo mal puedes cancelarlo de inmediato. Eso es cierto. Entonces, ¿lo considerarás? Hablaré con el abogado mañana. Si cree que se puede hacer un poder limitado, quizá lo intente. Perfecto, papá.

Pero Valentina, si lo hago, vigilaré todo muy de cerca. Claro, tienes razón. Cuando Alejandro llegó a casa esa noche estaba eufórico. Valentina, la plática con tu papá fue increíble. En serio, cuéntame. Se impresionó con mis ideas. Creo que me gané su confianza. Qué bien. Y parece que está considerando darme más responsabilidades. ¿Cómo cuáles? Bueno, no lo especificó, pero dijo que hablará con el abogado sobre unos asuntos legales. Alejandro claramente pensaba en el poder. Qué padre. ¿Ves cómo fue bueno tener paciencia?

Tenías razón. Tu papá solo necesitaba conocerme mejor. Exacto. Alejandro la abrazó. Valentina, creo que nuestra vida realmente está comenzando ahora. Si supiera que estaba cabando su propia tumba. Esa noche Valentina casi no pudo dormir. El plan estaba funcionando, pero sabía que corría contra el tiempo. Los acreedores de Alejandro estaban perdiendo la paciencia y ella necesitaba las pruebas antes de que algo violento pasara. A la mañana siguiente, Rodrigo llamó temprano. Hija, hablé con el abogado. Prepararemos un poder limitado para Alejandro.

¿Qué tipo de limitaciones? Podrá firmar algunos documentos menores, autorizar algunas compras, ese tipo de cosas. Nada muy significativo. ¿Y cuándo estará listo? Hoy mismo. Puedo llamarlos esta tarde para firmar. Perfecto, papá. Cuando Valentina le contó a Alejandro, él casi salta de alegría. En serio, hoy mismo. Hoy mismo, Valentina, esto es increíble. Por fin podré ayudar de verdad. Sé que harás un excelente trabajo. Alejandro pasó el resto de la mañana ansioso, revisando el celular constantemente, organizando papeles, claramente planeando algo.

Por la tarde fueron juntos a la empresa de Rodrigo. La oficina estaba en el centro comercial de la ciudad, un edificio de tres pisos que Rodrigo había comprado unos años antes. Alejandro, Valentina, pasen dijo Rodrigo recibiéndolos en su sala. Señor Rodrigo, muchas gracias por esta oportunidad”, dijo Alejandro tratando de parecer humilde. No hay de qué, pero recuerda, este poder es limitado. Puedes firmar documentos hasta el valor de 10,000 pesos, autorizar compras de materiales básicos y representar a la empresa en algunas reuniones específicas.

Perfecto, es un gran comienzo y todo lo que hagas debe reportárseme al final del día. Claro. Rodrigo le entregó los documentos. Lee todo con atención antes de firmar. Alejandro leyó rápidamente, claramente ansioso por firmar. Ya todo está perfecto. ¿Estás seguro? ¿No quieres que el abogado te explique algunos puntos? No es necesario, está muy claro. Alejandro firmó los documentos con una sonrisa que intentaba disimular la euforia. Listo, dijo Rodrigo. Ahora tienes algunas responsabilidades legales en la empresa. Muchas gracias, señor Rodrigo.

No lo defraudaré. Espero que no. Cuando salieron de la empresa, Alejandro estaba radiante. Valentina, lo logramos. ¿Logramos qué? El poder. Ahora tengo acceso a muchas cosas en la empresa. Alejandro, son responsabilidades limitadas. No exageres, lo sé, pero es un comienzo. Pronto tu padre confiará más en mí y ampliará mis facultades. Facultades. Qué palabra interesante. ¿Y qué piensas hacer ahora? Voy a estudiar todos los documentos a los que tengo acceso, entender mejor cómo funciona el negocio. Estudia mucho entonces.

Esa noche, Alejandro se quedó hasta tarde en la laptop, claramente investigando algo. Valentina fingió dormir, pero lo observó discretamente. Lo vio anotando números, haciendo cálculos, buscando sobre transferencias bancarias. Era obvio que planeaba algo más que estudiar el negocio. Cerca de las 2 de la mañana, Alejandro finalmente se fue a dormir. Valentina esperó una hora más para asegurarse de que estuviera profundamente dormido. Luego se levantó en silencio y fue a su laptop. La pantalla aún estaba abierta en una página sobre cómo hacer transferencias bancarias empresariales.

Había anotaciones sobre cuentas de la empresa y montes. Valentina tomó fotos de todo con su celular. Por fin tenía pruebas concretas de que Alejandro planeaba robar. Volvió a la cama y envió las fotos a Sofía con el mensaje. Conseguí las primeras pruebas. A la mañana siguiente, Alejandro despertó emocionado. Hoy comenzaré a trabajar con el poder. Estoy nervioso y emocionado al mismo tiempo. Todo saldrá bien, dijo Valentina. Valentina, ¿puedo pedirte algo? Claro. Si tu padre pregunta algo sobre mi trabajo, ¿puedes hablar bien de mí?

Alejandro, ¿por qué me preguntaría algo a mí? No sé. solo para asegurarme de que sabe que me estoy esforzando mucho. Está bien, pero está siendo paranoico. Tal vez es que esta oportunidad es muy importante para mí, importante para robar, pensó ella. Durante el día, Valentina recibió algunas llamadas de Alejandro. “Hola, amor. ¿Cómo va tu día?”, preguntó ella en la primera llamada. Ajetreado, estoy aprendiendo muchas cosas nuevas. ¿Qué tipo de cosas? sobre los proveedores, sobre cómo se hacen las compras, ese tipo de cosas.

En la segunda llamada, cerca de las 3 de la tarde, Alejandro, ¿todo bien? Sí, solo quería hablar contigo. Tu voz me tranquiliza. ¿Pasó algo? No, no. Solo un día intenso en la tercera llamada a las 5 de la tarde. Valentina, ¿a qué hora suele irse tu papá de la empresa? Como a las 6. ¿Por qué? Ah, quería resolver unas cosas antes de que se fuera. Nada importante, resolver unas cosas. Valentina empezaba a preocuparse. A las 7 de la noche, Alejandro aún no llegaba a casa.

Valentina le llamó. Alejandro, ¿dónde estás? Todavía en la empresa. Estoy terminando unos reportes. Mi papá ya se fue. Sí, salió hace una hora. ¿Y estás solo ahí? Sí, pero no te preocupes, tengo la llave. Tu papá me la dio esta mañana. Valentina colgó e inmediatamente llamó a Sofía. Sofía, creo que intentará algo hoy. ¿Cómo así? Lleva una hora solo en la empresa. Dice que está haciendo reportes, pero estoy segura de que anda en otra cosa. ¿Qué vas a hacer?

Voy para allá. Valentina, es peligroso. Y si te ve, seré discreta. Necesito pillarlo en el acto. Al menos llámame cuando llegues. Valentina tomó el auto y fue a la empresa de su padre. Era un edificio de esquina con buena visibilidad desde la calle. Se estacionó al otro lado y observó. La luz de la oficina de Rodrigo estaba encendida. Podía ver la silueta de Alejandro moviéndose por ahí. Valentina esperó y observó. A las 8:30 vio a Alejandro salir por la puerta trasera mirando nervioso a todos lados.

Llevaba un portafolios que no había visto con él por la mañana. Subió al auto y se fue rápido. Valentina esperó unos minutos y luego llamó a Rodrigo. “Papá, ¿puedes ir a la empresa ahora? ¿Por qué? ¿Pasó algo? Creo que sí. Te lo explico cuando llegues. Voy en camino. 20 minutos después, Rodrigo llegó a la empresa. Valentina lo esperaba en la puerta. Hija, ¿qué pasa? Papá, creo que debes revisar si todo está en orden en tu oficina. ¿Por qué estuvo aquí Alejandro?

Sí, salió hace rato con un portafolios. Rodrigo abrió la oficina y fue directo a la caja fuerte. revisó los documentos, contó el dinero, lo chequeó todo con cuidado. Hija, todo está aquí. Nada se tocó. ¿Estás seguro? Absolutamente. ¿Qué estás pensando? Valentina respiró hondo. Era hora de contar parte de la verdad. Papá, creo que Alejandro no es quien dice ser. Rodrigo dejó de revisar los papeles y la miró. ¿Cómo así? Descubrí cosas sobre él. Deudas. Historial financiero complicado.

¿Qué tipo de deudas? Muchas deudas, papá. Cientos de miles. Rodrigo se sentó pesadamente en la silla. Valentina, ¿por qué no me dijiste antes? Porque lo supe hace poco y quería estar segura antes de hablar. ¿Y ahora estás segura? Sí. Y creo que se casó conmigo por el dinero de nuestra familia. Rodrigo guardó silencio un largo rato. Hija, esto es muy serio. Lo sé. ¿Qué piensas hacer? Todavía lo estoy pensando, pero quería que lo supieras para estar alerta.

Cancelaré el poder mañana mismo. No, papá. ¿Cómo que no, Valentina? Si realmente tiene malas intenciones. Si lo cancelas ahora, sospechará que descubrimos algo y podría intentar algo más desesperado. Rodrigo lo consideró. Entonces, ¿qué sugieres? Que sigamos actuando como si no supiéramos nada, pero vigila todo lo que haga y tú seguirás viviendo con él. Por ahora sí es la única forma de vigilar sus planes. Valentina, es peligroso. Lo sé, papá. Pero confía en mí. Rodrigo la abrazó. Está bien, pero ante cualquier cosa rara me llamas de inmediato.

Te lo prometo. Cuando Valentina llegó a casa, Alejandro ya estaba ahí luciendo nervioso. ¿Dónde estabas?, preguntó él. Fui a casa de Sofía. ¿Por qué? Nada. Solo me extrañó no encontrarte aquí. ¿Y tú? ¿Cómo te fue el resto del día en la empresa? Bien, avancé mucho trabajo. Qué bueno. Alejandro seguía actuando raro, revisando el celular constantemente, evitando el contacto visual. Alejandro, ¿estás bien? Estoy perfecto. ¿Por qué? Pareces nervioso. Es solo cansancio. Fue un día intenso. Esa noche Alejandro apenas tocó la comida durante la cena.

estaba claramente preocupado por algo. Alejandro, ¿seguro que todo está bien? Valentina, ¿puedo preguntarte algo? Claro. Tu papá confía en ti completamente, ¿verdad? Por supuesto. ¿Por qué lo preguntas? Es que si necesitáramos más dinero prestado, ¿crees que él nos lo daría? Más dinero. Alejandro, acabo de darte 50,000. Lo sé, pero surgieron otras deudas. ¿Qué otras deudas? Alejandro dudó. Algunas cuentas que había olvidado. Nada grave. ¿Cuánto necesitas? Unos 100,000. 100,000 ahora. Las mentiras se estaban haciendo más grandes. Alejandro, ¿en qué estás metiendo todo ese dinero?

En nada. Son deudas viejas que se fueron acumulando. 100,000 pesos de deudas. ¿Cómo lograste deber tanto? Valentina, ¿me puedes ayudar o no? Su tono se volvió agresivo. Tranquilo, Alejandro. Claro que puedo ayudarte. Solo quiero entender mejor la situación. No hay mucho que entender. Necesito el dinero para el viernes. Viernes. El plazo que le habían dado los acreedores. Está bien. Hablaré con mi papá mañana. Gracias. sabía que podía contar contigo. Esa noche, Alejandro se fue a dormir temprano, pero Valentina notó que en realidad no dormía.

Se movía en la cama, claramente agitado. Cerca de las 3 de la mañana lo escuchó levantarse. Fingió estar dormida y lo observó discretamente. Alejandro tomó la laptop y se fue a la sala. Valentina esperó unos minutos y luego se levantó en silencio. Alejandro estaba en la sala hablando bajo por teléfono. Sé que el plazo es el viernes. Sí, estoy trabajando en eso. No, no podré pagar todo, pero puedo dar una parte significativa. ¿Cómo que no es suficiente?

Valentina se escondió tras la puerta para escuchar mejor. Mira, tengo acceso a unas cuentas ahora. No puedo explicarlo por teléfono. Confía en mí. Para el viernes lo resuelvo. Alejandro estaba claramente desesperado y planeaba robar para pagar las deudas. No hagan nada por ahora. Denme unos días más, por favor. La llamada terminó y Alejandro se quedó con la cabeza entre las manos. Valentina regresó discretamente al cuarto. Minutos después, Alejandro volvió también. Ella fingió despertar. Alejandro, ¿dónde estabas? En el baño.

Vuelve a dormir. ¿Estás bien? Pareces agitado. Estoy perfecto, solo insomnio. Pero no estaba perfecto, estaba aterrado. A la mañana siguiente, Alejandro salió temprano al trabajo, más nervioso que nunca. Valentina, ¿habás hoy con tu papá sobre el préstamo? Lo haré. Es importante, muy importante. Entiendo. Y si pregunta para qué es el dinero, ¿qué le digo? ¿Qué es para liquidar todas nuestras deudas y empezar una vida nueva sin preocupaciones financieras? Okay. Tras la salida de Alejandro, Valentina llamó de inmediato a Rodrigo.

Papá, está desesperado. ¿Cómo así? pidió otros 100,000 prestados y el plazo es el viernes. El viernes. ¿Qué plazo? El de sus acreedores. Si no paga para el viernes, tomarán medidas drásticas. Valentina, esto se está poniendo muy peligroso. Lo sé, papá. Por eso debo acelerar el plan. ¿Qué plan? Le daré el dinero hoy, pero con una condición. ¿Qué condición? que use el poder notarial para hacer la transferencia directo de la cuenta de la empresa. Valentina, eso es muy arriesgado.

Es la única forma de pillarlo en flagrante. Papá, si hace la transferencia, tendremos prueba legal de intento de robo. Rodrigo reflexionó. Y si no acepta hacerlo por la empresa, aceptará. Está demasiado desesperado para cuestionarlo. Está bien, pero monitorearé todo en tiempo real. Perfecto, Valentina. llamó a Alejandro. Amor, hablé con mi papá sobre el préstamo y aceptó prestarnos el dinero. Alejandro suspiró aliviado. Gracias, Valentina, me salvaste la vida. Pero hay una condición. ¿Qué condición? Como es una cantidad alta, él quiere que hagas la transferencia directamente de la cuenta empresarial.

Así le será más fácil controlar el dinero. Alejandro dudó de la cuenta de la empresa. Sí. dijo que tienes poder notarial, así que puedes hacer la transferencia esta tarde. Mm, está bien, tiene sentido. ¿Puedes hacerlo hoy? Sí, puedo. ¿A qué cuenta transfiero el dinero? Puedes transferirlo directo a tu cuenta personal, después resuelves las deudas. Perfecto, Valentina. Gracias, de verdad. No hay de qué, amor. Cuando Valentina colgó, supo que había puesto el plan en marcha. Alejandro estaba tan desesperado que aceptó hacer exactamente lo que ella quería, usar el poder notarial para transferir dinero de la empresa a su cuenta personal.

Eso sería evidencia suficiente para demandarlo por fraude y malversación de fondos. Llamó a Rodrigo. Papá, aceptó, hará la transferencia esta tarde. Valentina, ¿estás segura de que quieres llegar hasta el final con esto? Absolutamente. Es la única forma de asegurar que nunca más lastime a nadie. Está bien. Voy a monitorear todos los movimientos de la cuenta. Y papá, sí. Cuando haga la transferencia, ¿puedes llamar a la policía? Puedo, pero ¿y tú? ¿Dónde estarás cuando pase? Estaré lejos. No quiero estar cerca cuando lo arresten.

Por la tarde, Valentina salió de casa y fue a un café en el centro de la ciudad. Desde ahí llamó a Sofía. Hoy es el día. ¿Estás segura de que es lo que quieres? Sí. Alejandro intentará transferir 100,000 pesos de la empresa hoy. Cuando lo haga, mi papá llamará a la policía y después, después lo arrestarán por fraude y nunca más podrá hacerle esto a nadie. Valentina, ¿y si intenta vengarse? No podrá. Estará en la cárcel. A las 4 de la tarde, Rodrigo llamó, “Hija, hizo la transferencia.

¿Cómo? 100,000 pesos de la cuenta empresarial a su cuenta personal. Tengo todos los comprobantes.” Y ahora, ahora llamaré a la policía. Papá, gracias por confiar en mí. Espero que sepas lo que haces. Una hora después, Rodrigo llamó de nuevo. La policía fue a la empresa. Alejandro fue arrestado en flagrancia. ¿Cómo reaccionó? Primero intentó negarlo, después dijo que tú lo habías autorizado, pero cuando mostré que la transferencia se hizo con el poder notarial de la empresa, no pudo explicarlo.

Y ahora, ahora enfrentará cargos por fraude y uso indebido de poder notarial. Podría pasar años en prisión. Valentina sintió una mezcla de alivio y tristeza. El plan había funcionado, pero era triste ver a la persona con quien soñó construir una familia siendo arrestada. Papá, ¿puedo ir a casa ahora? ¿Puedes, pero Valentina, sí? Fuiste muy valiente y muy inteligente. Salvaste a nuestra familia de un fraude que pudo ser devastador. Cuando Valentina llegó a casa, encontró a Javier y Diego esperando en la puerta.

Valentina, nos enteramos de lo que pasó”, dijo Javier. “Y queremos disculparnos”, dijo Diego. Sabíamos que estaba mal, pero no tuvimos el valor de hacer nada. ¿Y ahora qué quieren hacer? “Queremos testificar en su contra”, dijo Javier. Contar todo lo que sabemos sobre sus planes. ¿Por qué? Porque es lo correcto. Y porque tú mostraste un valor que nosotros no tuvimos. Valentina los invitó a pasar. Durante dos horas contaron todo lo que sabían sobre los planes de Alejandro, sus deudas, los fraudes anteriores.

Todo fue grabado para usarse como evidencia en el juicio. Cuando se fueron, Valentina finalmente quedó sola. Se sentó en el sofá y lloró. No de tristeza, sino de alivio. Estaba libre. Tres días después, Ramiro la buscó. Como acordamos, vine por el pago de las deudas. Las deudas de Alejandro. Exacto. Dijiste que pagarías cuando tuvieras pruebas en su contra. Es cierto, pero ahora está arrestado. Las deudas ya no son mi responsabilidad. Ramiro sonrió. Chica, eres más lista de lo que pensaba.

¿Cómo así? Nos usaste para presionarlo. Conseguiste las pruebas que querías y ahora no tienes que pagar nada. Exactamente eso fue inteligente, muy inteligente. ¿Y ustedes qué harán ahora? Nada. Alejandro está preso. No hay forma de que pague. Consideraremos la deuda saldada. ¿Cómo que saldada? El espectáculo que montaste valió más que cualquier pago. El tipo se casó pensando que se haría rico y terminó en la cárcel. Es una lección que nunca olvidará. Ramiro se levantó para irse. Ah, y chica, sí.

Si algún día quieres trabajar con nosotros, búscame. Tienes talento para esto. Gracias, pero paso. Dos semanas después, Valentina fue a visitar a Alejandro a la cárcel. Estaba delgado, abatido, muy diferente al hombre seguro que se había casado con ella. ¿Por qué viniste?, preguntó él. A hablar. ¿De qué? Ya conseguiste lo que querías. Me arruinaste completamente, Alejandro. Tú solo te arruinaste. Yo solo te di la oportunidad de mostrar quién eras en realidad. Lo sabías desde el principio, ¿verdad?

Desde el día de la boda. Alejandro movió la cabeza. ¿Cómo te diste cuenta? Los escuché hablando en la sacristía. ¿Y por qué no me enfrentaste ahí mismo? Porque quería asegurarme de que nunca más lastimarías a nadie. Y lo lograste. Felicidades, Alejandro. Ya habías estafado a otras familias. Podrías haber seguido si no hubiera hecho algo. ¿Y qué? Cada quien se defiende como puede. Eso no justifica arruinar vidas inocentes. Alejandro guardó silencio un momento. Valentina, ¿alguna vez me amaste?

Amé a la persona que fingía ser, pero esa persona nunca existió. Y si cambiara, si intentara ser mejor. Alejandro, tuviste muchas oportunidades de ser honesto. Elegiste mentir en todas. Sí, supongo que tienes razón. Cuando Valentina salió de la cárcel, sintió que cerraba un capítulo de su vida para siempre. 6 meses después, Alejandro fue condenado a 4 años de prisión. Javier y Diego testificaron en su contra, al igual que las víctimas de sus estafas anteriores. Valentina pidió el divorcio y volvió a usar su apellido de soltera.

Siguió viviendo en el departamento, pero lo redecoró todo, borrando cualquier rastro de ese periodo. Sofía se graduó de derecho y empezó a trabajar en el despacho que ayudó a investigar a Alejandro. Rodrigo expandió sus negocios. más cauteloso, pero también más seguro después de superar el intento de fraude. Un año después del desastroso matrimonio, Valentina estaba en paz. Había aprendido a confiar en sus instintos y jamás se dejaría llevar solo por los sentimientos. Estaba en el centro comercial tomando café en la misma área de comida donde conoció a Alejandro cuando un hombre joven bien vestido tropezó con ella derramando el café.

“Perdón. Qué desastre”, dijo él con una sonrisa encantadora. “Déjame comprarte otro café.” Valentina lo miró. Observó su sonrisa ensayada, su ropa cara, pero algo gastada, su mirada rápida alrededor como buscando algo. “No es necesario”, respondió simplemente. Insisto, es lo mínimo que puedo hacer. “No, gracias.” Y Valentina se fue dejando al hombre solo en el área de comida. probablemente preguntándose por qué su táctica no había funcionado. Había aprendido a reconocer las señales. Tres años después, Valentina conoció a Martín, un veterinario que cuidaba de las mascotas de los empleados de su padre.

Martín era sencillo, honesto, trabajador. No tenía mucho dinero, pero tenía algo que Alejandro nunca tuvo. Carácter. Se casaron en una ceremonia pequeña, solo con la familia cercana. Valentina usó un vestido simple. Compraron los anillos con el dinero que Martín había ahorrado trabajando los fines de semana. No fue la boda de ensueño que había planeado con Alejandro. Fue mejor. Fue real. Alejandro fue liberado después de cumplir dos años y medio de condena. Intentó buscar a Valentina, pero ella había cambiado de número.

Se había mudado de departamento. No quiso verlo. Supo por terceros que él salió de la ciudad. intentó empezar de nuevo en otro lugar. Esperaba sinceramente que hubiera aprendido a ser honesto, pero sabía que probablemente Alejandro seguiría siendo Alejandro y estaba bien. Ya no era problema suyo. En la noche de su segundo matrimonio, Martín tomó sus manos y le dijo, “Valentina, prometo ser siempre honesto contigo, aunque sea difícil, aunque la verdad duela. Y yo prometo confiar en ti, pero también prometo no volver a cerrar los ojos ante señales de que algo anda mal. Trato hecho. Y esta vez ella le creyó porque esta vez era de verdad. Fin de la historia.