Las manos de Carlos Salinas de Gortari temblaban mientras cerraba la última maleta en su residencia de las Lomas a las 2:34 am del 8 de noviembre de a sus 77 años, después de décadas evadiendo la justicia desde su cómodo exilio en Dublín, Irlanda, el expresidente más poderoso y temido de México estaba a punto de hacer algo desesperado, huir nuevamente, pero esta vez no como exiliado voluntario, sino como prófugo de la justicia. En el piso de su habitación había pasaportes falsos con tres identidades diferentes, 200,000 €
en efectivo, una laptop encriptada con información que podría destruir a docenas de políticos y empresarios y un teléfono satelital imposible de rastrear. Afuera, en la oscuridad de la madrugada, un Mercedes-Benz negro con placas diplomáticas falsas esperaba con motor encendido.
El chóer era un exempleado de inteligencia que Salinas había reclutado con $500,000 en efectivo. En exactamente 47 minutos deberían estar en el aeropuerto internacional de Toluca, donde un jet privado los llevaría primero a Cuba, luego a Rusia, países sin tratados de extradición efectivos con México. Lo que Salinas no sabía era que en ese preciso momento, a 14 km de distancia en las oficinas de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, Omar García Harfuch, sostenía un reporte de inteligencia que detallaba exactamente cada elemento del plan de escape de Salinas. En las próximas 4
horas ocurriría una persecución que se convertiría en la operación de captura más espectacular en la historia de México. Una carrera contra el tiempo entre el expresidente fugitivo más buscado del país y el comandante, que había jurado que nadie, absolutamente nadie, estaba por encima de la ley. Dale like ahora mismo y descubre como Harfuch rastreó cada movimiento de Salinas, por qué el expresidente decidió huir después de meses cooperando y cómo la alerta roja de Interpol convirtió esto en una cacería humana internacional. . A sus años, Carlos Salinas de Gortari había sido muchas cosas, presidente de México de 1988 a 1994, arquitecto del neolibarismo mexicano, figura controvertida que dividía opiniones como pocas en la historia y durante los últimos meses prisionero en el reclusorio norte, enfrentando juicio por corrupción masiva después de que Harfuch lo arrestara por los 120 millones de dólares ocultos en Suiz.

Pero esa noche de noviembre era simplemente un hombre de 77 años, aterrado, desesperado, dispuesto a arriesgarlo todo por una última oportunidad de libertad. Ciudad de México, residencia privada en Las Lomas, 2:34 AM. La mansión de dos pisos estaba oscuras, excepto por la luz tenue del estudio privado en el segundo piso.
El sonido de una maleta cerrándose con cíper cortaba el silencio nocturno, olor a cuero de las maletas italianas. A papel de documentos recién impresos, a tensión pura. Afuera, el Mercedes negro con vidrios polarizados esperaba en la entrada circular de la propiedad, motor en idil, listo para arrancar en cualquier segundo.
El ambiente era de fuga criminal, de hombre al borde del precipicio, tomando la decisión más arriesgada de su vida. La pregunta no era si Salinas había cometido los delitos por los que lo acusaban. Su propio testimonio cooperando con autoridades había confirmado gran parte. La pregunta era por qué, después de meses cooperando aparentemente había decidido repentinamente que huir era mejor opción que enfrentar justicia.
Y todo había comenzado tres semanas atrás, el 18 de octubre, cuando Salinas recibió información filtrada de que a pesar de su cooperación, la fiscalía iba a solicitar sentencia de 60 años, esencialmente cadena perpetua para un hombre de su edad. El acuerdo implícito que Salinas creía tener, donde su cooperación resultaría en sentencia reducida de quizás 10, 15 años, con posibilidad de arresto domiciliario por edad y salud, se había evaporado.
La nueva fiscal, quien había reemplazado a Alejandra Morales en septiembre, era conocida por su línea dura contra corrupción. No le importaba que Salinas hubiera cooperado. Quería ejemplo máximo. Salinas, al recibir esta noticia, entró en pánico. 60 años significaba morir en prisión, nunca volver a ver libertad, nunca volver a controlar su propia vida.
Para un hombre que había sido presidente, que había tenido poder absoluto, que había vivido décadas dictando términos a otros, la idea de pasar sus últimos años en una celda era insoportable. comenzó a planear su escape. Usó contactos que había cultivado durante 50 años en política. Un exempleado de la embajada de Cuba le ofreció así lo extraoficial si lograba llegar a La Habana.
Un oligarca ruso con quien había hecho negocios en los 90 le ofreció refugio en Moscú si llegaba allá. Ambos países, por razones políticas propias, estaban dispuestos a no cooperar con solicitudes de extradición mexicanas. Pero primero necesitaba salir de México sin ser detectado. Salinas había sido trasladado del reclusorio norte a arresto domiciliario en agosto por razones de salud, después de que sus abogados argumentaran que su diabetes y problemas cardíacos requerían tratamiento que la prisión no podía proporcionar adecuadamente. Era decisión controvertida que generó críticas
masivas, pero había sido aprobada por un juez. El arresto domiciliario incluía monitoreo electrónico con brazalete GPS, guardias federales vigilando su residencia 247 y prohibición estricta de salir, excepto para citas médicas aprobadas previamente. Pero Salinas tenía recursos. Contactó a técnicos que por millones de dólares le proporcionaron un dispositivo que podía emitir señal GPS falsa, haciendo parecer que su brazalete seguía en la casa cuando él ya no estaba. sobornó a dos de los guardias federales con $500,000 cada
uno para que no vieran cuando saliera y coordinó con el chóer exempleado de inteligencia para la logística del escape. El plan era ejecutarse la noche del 7 al 8 de noviembre. A las 2:30 a, cuando la vigilancia era más relajada, Salinas saldría por una salida secundaria de la casa. entraría al Mercedes con placas diplomáticas falsas que raramente eran detenidas en checkpoints.
Llegaría al aeropuerto de Toluca a las 3:30 a. Abordaría el jet privado registrado bajo empresa panameña Fantasma a las 4:00 a y despegaría a las 4:15 a con plan de vuelo declarando destino a Cancún, pero realmente volando a la Habana para cuando las autoridades se dieran cuenta a las 6:00 a, él ya estaría en espacio aéreo internacional. Pero había un problema que Salinas no anticipó.
Uno de los guardias que rechazó el soborno, un joven de 28 años llamado Mario Estrada, había reportado el intento de soborno a sus superiores. Ellos, a su vez lo reportaron directamente a Harfuch. Y Harfuch, en lugar de arrestar a Salinas inmediatamente y frustrar el plan, tomó una decisión audaz. Dejar que Salinas intentara escapar, monitorearlo cada segundo y capturarlo en el momento más dramático posible.
Quiero que el país vea que intentó huir, le dijo Harfuch a su equipo. Quiero que no haya duda de que es un criminal fugitivo, no un expresidente perseguido políticamente, de era estrategia arriesgada. Si algo salía mal, si Salinas lograba despegar, sería desastre político masivo. Pero Harfuch confiaba en su equipo.
Durante las tres semanas, desde que supieron del plan, habían monitoreado cada comunicación de Salinas con autorización judicial. Habían identificado el jet privado y lo tenían bajo vigilancia. Habían localizado al chóer y lo seguían. Habían interceptado los pasaportes falsos que Salinas había encargado y los habían dejado pasar para no alertarlo. Conocían cada detalle del plan de Salinas mejor que el mismo.
La noche del 7 de noviembre, Harfuch activó el operativo. Código: cacería del águila. Salinas había sido conocido como el Águila por sus seguidores. 12 equipos se posicionaron estratégicamente, tres en las lomas, monitoreando la residencia. Cuatro en la ruta hacia Toluca. cinco en el aeropuerto mismo, todos vestidos de civil en vehículos no marcados comunicándose por radios encriptadas.
A las 2:34 a, exactamente como el plan de Salinas predecía, las cámaras de vigilancia que Harfuch había hackeado mostraron a Salinas saliendo de su residencia por la puerta trasera con dos maletas. El dispositivo de señal falsa GPS estaba activo, haciendo parecer que su brazalete seguía en su habitación. Los dos guardias sobornados miraban en dirección opuesta. Salinas entró al Mercedes Negro.
El chóer arrancó inmediatamente. A las 2:37 a, el Mercedes salió de la propiedad. Harfuch, monitoreando desde el centro de comando móvil, dio la orden. Todos los equipos. Objetivo en movimiento. Mantengan distancia. No lo asusten. Dejamos que llegue al aeropuerto.
Tres vehículos de seguimiento se activaron, manteniéndose a distancia prudente. El Mercedes tomó paseo de la Reforma hacia el Poniente, luego la autopista México-Toluca. A esa hora de la madrugada, el tráfico era mínimo. El viaje tomaría aproximadamente 50 minutos. Salinas iba en el asiento trasero, revisando compulsivamente su teléfono satelital, verificando que el jet estuviera listo, que los contactos en Cuba confirmaran que lo recibirían.
Estaba nervioso, pero también sentía adrenalina. Por primera vez en meses estaba tomando control de su destino en lugar de ser víctima de circunstancias. A las 3:11 a el Mercedes pasó por Lerma. Faltaban 15 minutos para llegar al aeropuerto.
Harfuch recibió confirmación de que el jet privado estaba en posición en el hangar privado del aeropuerto con tripulación de dos pilotos esperando. Los pilotos no sabían que su pasajero era Salinas. Creían que estaban volando a un empresario a Cancún. A las 3:26 a, el Mercedes entró al aeropuerto internacional de Toluca por la entrada de aviación privada. mostró documentación falsa identificando al pasajero como Roberto Mendoza empresario y fue admitido sin problema.
Los guardias del aeropuerto, trabajando turno nocturno aburrido apenas revisaron los papeles. El Mercedes se dirigió al hangar 7, donde el jet50 esperaba con motores ya calentándose. A las 3:29 a el vehículo se detuvo frente al hangar. El chóer bajó, abrió la puerta trasera y Salinas salió. respiró el aire nocturno frío de Toluca.
A menos de 100 m estaba el jet que lo llevaría a libertad. Solo necesitaba caminar hasta ahí, subir las escaleras y en 15 minutos estaría en el aire. En ese momento, 18 agentes federales emergieron simultáneamente desde diferentes posiciones alrededor del hangar. Habían estado escondidos durante 40 minutos esperando este momento exacto.
Llevaban chalecos tácticos con letras enormes, policía federal, armas levantadas, pero apuntando al suelo. No querían violencia, solo captura. El comandante Julio Estrada, líder del equipo táctico, gritó con voz amplificada por megáfono. Carlos Salinas de Gortari queda detenido por intento de fuga. Manos arriba, no se resista.
Salinas se congeló por 2 segundos completos no se movió. Su cerebro procesando que su plan había sido descubierto, que nunca tuvo oportunidad, que lo habían estado monitoreando todo el tiempo. El chóer intentó correr, pero fue tacleado inmediatamente por dos agentes. Salinas levantó las manos lentamente. Esto es un error, dijo con voz que intentaba sonar autoritaria, pero salía temblorosa.
Yo solo venía a una cita médica de emergencia. Julio Estrada se acercó mostrando su credencial. Señor Salinas, sabemos exactamente lo que estaba haciendo. Sabemos del jet privado. Sabemos del plan de vuelo falso a Cancún. Sabemos de su intención de ir a Cuba. Sabemos de los pasaportes falsos. Sabemos de los sobornos a los guardias. Lo sabemos todo porque lo hemos estado monitoreando durante tres semanas.
necesita acompañarnos. Y esta vez no habrá arresto domiciliario. Esta vez va directo a una celda de máxima seguridad. Salinas intentó una última jugada. Quiero hablar con mis abogados. Tengo derechos. No pueden tratarme así. Harfuch emergió de uno de los vehículos que acababa de llegar. Caminó directamente hacia Salinas. Se detuvieron a 2 met uno del otro.
Señor Salinas, dijo Harfuch con voz fría. Sus derechos los violó usted cuando intentó fugarse, cuando sobornó guardias federales, cuando planeó salir del país ilegalmente, cuando decidió que las leyes no aplicaban para usted. Está arrestado formalmente por fuga de procesado, soborno de funcionarios públicos, falsificación de documentos y cualquier otro cargo que la fiscalía decida agregar.
Le hicieron una señal a dos agentes que se acercaron con esposas. Esta vez las esposas iban atrás. No había consideraciones de dignidad para alguien capturado intentando huir. El sonido metálico de las esposas cerrándose resonó en el hangar silencioso. Salinas fue conducido a una Sevindada. A las 3:47 a, el convoy salió del aeropuerto de regreso a Ciudad de México, pero no iban al reclusorio norte, iban a un lugar mucho más seguro, el Centro Federal de Readaptación Social número uno, altiplano, la prisión de máxima seguridad donde habían estado el Chapo y los criminales más peligrosos de México. Si Salinas quería jugar a ser
fugitivo, sería tratado como tal. Durante el trayecto de regreso, que tomaría una hora y media, Harf coordinaba el siguiente paso crítico de su plan, porque capturar a Salinas era solo el principio. Ahora necesitaba asegurar que aunque Salinas algún día lograra salir de prisión o escapar nuevamente, nunca podría vivir tranquilo en ningún país civilizado del mundo.
A las 4:15 a, Harf hizo una llamada a la Oficina Central Nacional de Interpol en México. Necesito activar una alerta roja inmediatamente. Objetivo: Carlos Salinas de Gortari. Cargos, corrupción, lavado de dinero, intento de fuga y cualquier cargo adicional que la fiscalía certifique. Prioridad máxima, distribución global.
La alerta roja de Interpol era la herramienta más poderosa en persecución internacional de fugitivos. Una vez activada, los 195 países miembros de Interpol recibirían notificación para localizar y arrestar provisionalmente al individuo buscado con vistas a extradición.
Salinas ya estaba capturado, pero la alerta roja serviría propósito diferente, asegurar que si alguna vez volvía a escapar o si era liberado por algún tecnicismo legal, no podría refugiarse en ningún país sin ser inmediatamente identificado y arrestado. Era convertirlo en paria global. El oficial de Interpol México, Roberto Fuentes, respondió, “Comandante, para emitir alerta roja necesitamos certificación de la fiscalía, confirmando que hay cargos válidos y orden de arresto activa. La tienen lista. Harfuch ya lo había coordinado.
La fiscal está preparando la documentación ahora mismo. La tendrá en su escritorio en 2 horas. Quiero que en cuanto la reciba active la alerta roja sin demora. A las 6:47 a el convoy llegó al penal de Altiplano. Salinas fue procesado con protocolos de máxima seguridad, fotografía, huellas, revisión exhaustiva, asignación a celda de aislamiento en el módulo de alta seguridad.
La celda era de 9 m², cama de concreto, sanitario de acero, sin ventanas, con cámara de vigilancia 24. Era el tipo de celda donde habían tenido a narcotraficantes de máximo peligro. Salinas, el expresidente que alguna vez controló el país, ahora estaba en las mismas condiciones que el Chapo. A las 9 am, la Fiscalía General emitió un comunicado explosivo.
El comunicado de la Fiscalía General llegó a todos los medios simultáneamente a las 9 sale am. La FGR informa que en la madrugada de hoy, 8 de noviembre, autoridades federales frustraron intento de fuga del expresidente Carlos Salinas de Gortari, quien se encontraba bajo arresto domiciliario. El señor Salinas fue capturado en el aeropuerto internacional de Toluca cuando intentaba abordar un jet privado con documentación falsa y plan de vuelo fraudulento con destino final a Cuba. Durante la operación se aseguró evidencia de soborno a guardias federales, uso de pasaportes falsos y
conspiración para evadir justicia. El acusado ha sido trasladado al Centro Federal de Readaptación Social número 1 al Tiplano, donde permanecerá en custodia de máxima seguridad. Adicionalmente, México ha solicitado a Interpol la emisión de alerta roja contra el Sr. Salinas.
Se han agregado cargos de fuga de procesado, soborno de funcionarios públicos y falsificación de documentos oficiales a los cargos previos de corrupción y lavado de dinero. La noticia explotó en todos los canales. Para las 9:15 a, Salinas Capturado, Alerta Roja, Interpol y Fin de la Impunidad eran trending topics mundiales. Las imágenes de Salinas siendo esposado en el hangar del aeropuerto, capturadas por las cámaras del equipo de Harfuch, fueron compartidas millones de veces. El video mostraba todo a Salinas saliendo del Mercedes, mirando hacia el shed, que
representaba su libertad, los agentes emergiendo, su expresión de shock al darse cuenta que estaba atrapado, las esposas siendo colocadas. Era cinematográfico en su drama. Las reacciones públicas fueron abrumadoramente de satisfacción. Incluso partidarios históricos de Salinas admitían que intentar huir destruía cualquier argumento de que era víctima de persecución política.
Si fuera inocente, ¿por qué huiría? Era el comentario repetido miles de veces en redes sociales. A las 10 UM, la presidenta Claudia Shainbaum dio una conferencia de prensa especial acompañada por Harf. Shane Baum habló primero con tono grave pero firme.
Esta madrugada fue arrestado Carlos Salinas de Gortari intentando escapar de la justicia mexicana. Esto demuestra varias cosas importantes. Primero, que teníamos razón al perseguir estos casos de corrupción. Un inocente no huye. Segundo, que nuestras instituciones funcionan. La inteligencia detectó el plan, lo monitoreó y ejecutó captura perfecta. Tercero, que en México ya no existe impunidad para nadie.
El señor Salinas pensó que su poder histórico, sus conexiones, su astucia le permitirían evadir justicia. Se equivocó. Continuó. Quiero agradecer al comandante Omar García Harfuch y su equipo por esta operación extraordinaria y quiero enviar mensaje claro. Hemos solicitado alerta roja de Interpol contra Salinas.
Esto significa que si alguna vez por cualquier razón saliera de prisión mexicana, no habrá país en el mundo donde pueda esconderse sin ser identificado y arrestado. Se acabó el exilio cómodo. Se acabó la fuga como opción. Dio paso a Harf, quien presentó cronología detallada de la operación. Proyectó en pantallas gigantes el timeline. 18 de octubre. Recibimos reporte de intento de soborno a guardias. 1925 de octubre.
Investigación preliminar. Confirma plan de fuga 26 de octubre al 7 de noviembre. Monitoreo constante con autorización judicial. Identificamos cada elemento del plan. El jet privado, los pasaportes falsos, los contactos en Cuba, la ruta de escape. 8 de noviembre, 2:34 a. Salinas sale de su residencia.
Proyectó fotografías del dispositivo de señal GPS falsa que Salinas había usado, del Mercedes con placas diplomáticas falsas, de los pasaportes con identidades ficticias, Roberto Mendoza, Carlos Ramírez, Enrique Soto, de los 200,000 € en efectivo encontrados en su equipaje. Este no fue intento improvisado, explicó Harf.
Fue plan elaborado durante semanas con recursos significativos, con múltiples capas de engaño. Salinas usó contactos internacionales, sobornó funcionarios, falsificó documentos oficiales. Son acciones de criminal experimentado, no de expresidente perseguido injustamente. Los periodistas lanzaron preguntas inmediatamente.
Comandante Harfuch, ¿por qué no arrestaron a Salinas en cuanto supieron del plan hace tres semanas? Haruch respondió honestamente, decisión estratégica. Queríamos evidencia completa del intento de fuga. Queríamos que no hubiera ambigüedad sobre sus intenciones. Si lo arrestábamos basándonos solo en el reporte del guardia, podría argumentar que nunca tuvo intención real de huir, que el guardia malinpretó, que era trampa.
Pero dejando que ejecutara el plan hasta el último momento antes de abordar el avión, tenemos evidencia innegable. Él salió de su casa violando arresto domiciliario. Usó pasaportes falsos. Intentó abordar un jet con plan de vuelo fraudulento. No hay ambigüedad posible. Otra pregunta, ¿qué tan cerca estuvo realmente de escapar Harfuch? Si no hubiéramos sabido del plan, probablemente habría escapado.
El Jet habría despegado a las 4:15 a para cuando detectáramos su ausencia a las 6 a en el cambio de turno de guardias, él ya habría estado en Cuba, donde el gobierno, por razones políticas propias, no coopera con extradicciones mexicanas. Habría sido desastre. Por eso esta operación fue tan crítica.
La alerta roja es solo simbólica, dado que ya está capturado. Harfuch no es simbólica, es preventiva. Salinas es hombre de recursos extraordinarios, tiene conexiones globales, tiene dinero escondido que probablemente no hemos encontrado todavía. No podemos descartar que intente escapar nuevamente o que eventualmente algún juez lo libere por tecnicismo legal.
La alerta roja asegura que donde quiera que vaya será identificado. Los 195 países miembros de Interpol tendrán su información. Oficiales de migración en aeropuertos internacionales tendrán su fotografía. Hoteles de lujo donde intentaría hospedarse reportarán su presencia. Básicamente lo hemos convertido en uno de los fugitivos más buscados del mundo, aunque técnicamente ya esté capturado.
A las 2 PENPDM, la Oficina Central Nacional de Interpol en México confirmó formalmente que la documentación de la fiscalía había sido recibida y procesada. A las 2:47 pm, Interpol Lion, sede central en Francia, emitió oficialmente la alerta roja. Salinas de Gortari, Carlos, nacionalidad mexicana. Fecha de nacimiento 3 de abril de 1948. Buscado por México.
Cargos, corrupción, lavado de dinero, fuga de procesado, soborno, falsificación de documentos. Nota: Se solicita arresto provisional con vistas a extradición, extremadamente peligroso en términos de recursos y conexiones. Nivel de prioridad: rojo uno máximo. La alerta fue distribuida instantáneamente a todas las oficinas nacionales de Interpol en 1905 países.
Los sistemas computarizados de control migratorio en aeropuertos internacionales de Europa, América, Asia, África, todos fueron actualizados con la fotografía y datos de Salinas. Si alguna vez intentaba cruzar una frontera internacional bajo cualquier identidad, los sistemas lo detectarían. era convertirse en uno de los 10 fugitivos más buscados globalmente, categoría típicamente reservada para terroristas y narcotraficantes, no para expresidentes.
Pero eso era exactamente el punto que Harfuch quería establecer. Un expresidente corrupto que intenta evadir justicia es tratado como el criminal que es, sin excepciones por su título anterior. Mientras tanto, en altiplano, Salinas pasaba su primer día completo en la celda de máxima seguridad. Era ajuste brutal.
Después de meses en arresto domiciliario en su mansión de las lomas con todas las comodidades, estar en una celda de 9 m sin ventanas, con cámara vigilándolo constantemente, con comida institucional horrible, era trauma psicológico severo. Su abogado principal, Humberto Castillejos, llegó a las 11 Giaem para visitación de emergencia. Encontró a Salinas visiblemente descompuesto, luciendo 10 años más viejo que dos días atrás. Humberto, necesitas sacarme de aquí”, dijo Salinas con voz desesperada.
“Esto es inhumano. Soy un hombre de 77 años con problemas cardíacos. No puedo estar en estas condiciones. Castillejos fue directo. Carlos, lo hiciste imposible. Intentaste escapar. Sobornaste guardias. Usaste pasaportes falsos. ¿En qué estabas pensando? Cualquier argumento que teníamos sobre persecución política, sobre tratamiento inhumano, sobre necesidad de consideración por tu edad, todo se evaporó cuando intentaste huir.
Ahora eres fugitivo capturado. Los jueces no van a tener simpatía. Salinas explotó. Me dijeron que iban a pedir 60 años. Eso es cadena perpetua para mí. ¿Qué se suponía que hiciera? Aceptar morir en prisión. Castillejos respondió, se suponía que confiaras en el proceso legal.
Teníamos argumentos para reducción de sentencia basados en tu cooperación previa. Teníamos expertos médicos listos para testificar sobre tus condiciones de salud. Teníamos estrategia completa, pero la arruinaste. Ahora el fiscal va a argumentar que tu intento de fuga demuestra que eres peligro y que mereces sentencia máxima y probablemente ganará ese argumento. Salinas se dejó caer en la cama de concreto de la celda.
Cabeza entre manos. ¿Qué opciones tengo ahora? Castillejo suspiró, “Muy pocas. Vamos a impugnar tu traslado a altiplano argumentando que es desproporcionado. Vamos a presentar recursos contra la alerta roja de Interpol. Vamos a argumentar que el gobierno orquestó una trampa permitiendo que intentaras escapar para agravar tu situación. Pero, honestamente, Carlos, las perspectivas son malas, muy malas.
Esa tarde el caso tomó otro giro. A las 4 la fiscalía anunció que los dos guardias federales que habían aceptado sobornos de Salinas habían sido arrestados. Enfrentaban cargos de cohecho y traición a funciones públicas. Durante sus interrogatorios, ambos confesaron completamente, describiendo cómo Salinas les había ofrecido 00,000 cada uno para mirar hacia otro lado cuando saliera de la casa. proporcionaron fechas exactas de las conversaciones con Salinas.
Describieron cómo él les había transferido depósitos iniciales de $100,000 cada uno como adelanto y confirmaron que sabían exactamente que estaban facilitando una fuga. Sus testimonios agregaban otro elemento al caso contra Salinas.
no solo había intentado escapar, había corrompido activamente a funcionarios públicos encargados de custodiarlo. El 9 de noviembre, un día después de la captura, el chóer que había transportado a Salinas también fue presentado ante juez. Su abogado intentó argumentar que era simple empleado contratado, sin conocimiento de que estaba participando en fuga, pero el fiscal presentó evidencia de transferencias bancarias.
El chóer había recibido $500,000 de cuentas vinculadas a Salinas dos semanas antes del intento de escape. “Nadie paga medio millón de dólares por un viaje al aeropuerto”, argumentó el fiscal. Él sabía exactamente lo que estaba haciendo. El chóer, enfrentando la evidencia, aceptó acuerdo de cooperación. Testificó que Salinas le había explicado explícitamente el plan. Me dijo que me iba a pagar mucho dinero porque estaba huyendo del país.
Me dijo que las placas diplomáticas eran falsas, pero que nos protegerían. me dijo que una vez que llegáramos a Cuba me darían otro millón de dólares. Yo sabía que era ilegal, pero el dinero era demasiado bueno para rechazarlo. Cada testimonio, cada confesión, cada pieza de evidencia adicional convertía el caso contra Salinas en más blindado.
El 12 de noviembre, 4 días después de la captura, Salinas tuvo su primera audiencia judicial sobre los nuevos cargos de fuga y soborno. Fue traído al Tribunal Federal en convoy masivo de seguridad. ocho vehículos, 40 agentes, helicóptero de vigilancia, no querían riesgos.
Cuando entró a la sala del tribunal, esposado y con uniforme de recluso de altiplano, la transformación era completa. Este no era el expresidente poderoso y arrogante, era un convicto derrotado. El juez federal, magistrado Antonio Hernández, escuchó argumentos de ambas partes. El fiscal argumentó que el intento de fuga demostraba que Salinas era peligro extremo de evasión.
y que debía permanecer en altiplano con máxima seguridad hasta conclusión de todos los procesos en su contra. La defensa argumentó que las condiciones en altiplano eran inhumanas para un hombre de 77 años con problemas de salud, que el traslado era castigo desproporcionado y que Salinas tenía derecho a condiciones dignas. El juez Hernández deliberó durante 2 horas. Su resolución fue clara. El intento de fuga del Sr.
Salinas fue premeditado, elaborado y ejecutado con recursos significativos. Sobornó guardias federales encargados de custodiarlo. Usó documentos falsos, intentó salir del país ilegalmente. Estas acciones demuestran que es riesgo extremo de evasión. Por lo tanto, su permanencia en el Centro Federal de Readaptación Social número 1, altiplano, con medidas de máxima seguridad está plenamente justificada y proporcionada. Solicitud de traslado denegada.
El acusado permanecerá en altiplano. Salinas recibió la noticia sin reacción visible, pero por dentro estaba destrozado. Altiplano sería su hogar indefinidamente. Esa misma tarde, otro desarrollo. El gobierno de Cuba emitió un comunicado oficial. Era raro porque Cuba típicamente no comentaba sobre casos legales de otros países, pero la atención internacional sobre el caso era tan masiva que sintieron necesidad de clarificar su posición.
El gobierno de Cuba desmiente categóricamente rumores de que ofrecimos asilo al señor Carlos Salinas de Gortari. Cuba respeta la soberanía de México y sus procesos judiciales. No tenemos intención de interferir en asuntos de justicia mexicana. Si el Sr. Salinas hubiera llegado a territorio cubano intentando evadir justicia mexicana, habríamos cooperado con las autoridades mexicanas apropiadamente. Era mentira diplomática, por supuesto.
Harfuch tenía evidencia interceptada de comunicaciones entre salinas y contactos en la Habana, discutiendo asilo. Pero la presión internacional era tal que Cuba decidió públicamente distanciarse. Incluso Rusia, el otro destino potencial de Salinas, emitió comunicado similar días después. Ningún país quería la marca internacional de ser refugio para expresidentes corruptos fugitivos.
El 18 de noviembre, 10 días después de la captura, ocurrió un giro inesperado. Durante una inspección de rutina de la celda de Salinas en altiplano. Guardias encontraron algo oculto en el colchón. Un teléfono celular. Era dispositivo pequeño, básico, pero funcional.
La investigación inmediata reveló que había sido introducido por un guardia corrupto que Salinas había contactado mediante otro recluso. Salinas había pagado 200,000 pesos por el teléfono. Lo había usado para hacer tres llamadas en los últimos 5co días, una a un contacto en España, otra a un abogado internacional en Suiza y una tercera a un número desconocido en Panamá. Las llamadas fueron rastreadas y analizadas.
En la conversación con el contacto en España, Salinas había dicho, “Necesito que actives el plan secundario. Si no puedo salir de aquí legalmente, necesitamos otra opción.” Era ambiguo, pero preocupante. Sugería que incluso desde altiplano Salinas estaba intentando orquestar algo, posiblemente otra fuga o algún plan para corromper el proceso judicial. Harfuch ordenó investigación completa.
El guardia que introdujo el teléfono fue arrestado inmediatamente. El recluso intermediario fue aislado y interrogado. Las personas que Salinas había llamado fueron identificadas y puestas bajo vigilancia y las medidas de seguridad alrededor de Salinas se intensificaron aún más. Cámara de vigilancia con audio en su celda, revisiones diarias exhaustivas, prohibición total de visitas no monitoreadas, inspección de cualquier objeto que entrara o saliera de su celda. El incidente del teléfono celular fue presentado ante el juez Hernández
como evidencia adicional de que Salinas seguía siendo peligro activo. El 25 de noviembre, el juicio formal de Salinas por los cargos de fuga y soborno comenzó. era separado del juicio por corrupción y lavado de dinero que ya estaba en proceso. Este era específicamente sobre sus acciones del 8 de noviembre. La evidencia era abrumadora.
Video de cámaras de seguridad mostrándolo saliendo de su casa, fotografías de su captura en el aeropuerto, los pasaportes falsos, el dinero en efectivo, testimonios de los guardias sobornados, testimonio del chóer, análisis forense del dispositivo de señal GPS falsa. La defensa tenía básicamente nada. Intentaron argumentar que Salinas solo estaba yendo a una cita médica de emergencia no programada, pero nadie, ni siquiera ellos mismos, creían ese argumento.
El juicio duró solo tres semanas, extraordinariamente rápido para estándares mexicanos. El 16 de diciembre, exactamente 5co semanas después de su captura, intentando huir, el jurado especial de tres jueces emitió su veredicto sobre los cargos de fuga y soborno. La sala del tribunal estaba repleta.
Salinas fue traído con el máximo de seguridad, 12 agentes escoltándolo, grilletes en los pies, además de esposas en las manos, chaleco antibalas bajo su uniforme de recluso. Lucía Demacrado había perdido aproximadamente 12 kil desde la captura. El magistrado Antonio Hernández, como juez presidente del panel, leyó el veredicto. En el caso del Estado contra Carlos Salinas de Gortari, cargos de fuga de procesado y soborno de funcionarios públicos, este tribunal ha revisado la evidencia presentada. Nuestra determinación es unánime en todos los cargos.
En el cargo de fuga de procesado culpable, la evidencia es innegable. El acusado violó deliberadamente su arresto domiciliario, usó documentación falsa. Intentó abordar avión con plan de vuelo fraudulento, con intención de salir permanentemente del país para evadir justicia.
En los cargos de soborno, culpable en dos conteos, los testimonios de los guardias federales corroborados con evidencia de transferencias bancarias demuestran que el acusado ofreció y pagó sobornos sustanciales para facilitar su fuga. hizo una pausa respecto a la sentencia de estos cargos específicos. Por fuga de procesado, 8 años de prisión. Por cada cargo de soborno, 6 años de prisión cada uno.
Sentencia total de estos cargos, 20 años, a cumplirse consecutivamente con cualquier otra sentencia que el acusado reciba en sus otros procesos judiciales pendientes. Adicionalmente, multa de 50 millones de pesos por los daños causados al sistema de justicia. Salinas cerró los ojos al escuchar la sentencia. 20 años adicionales, sumados a los probables 50 60 años que enfrentaba en el juicio por corrupción, estaba mirando esencialmente múltiples cadenas perpetuas.
A sus 77 años no había matemática que resultara en él, viendo libertad nuevamente. El mazo cayó. Salinas fue conducido de regreso a Altiplano. En el convoy de regreso, según reportes de los guardias, lloró por primera vez desde su captura. Mientras Salina se enfrentaba a la realidad de su situación, la alerta roja de Interpol continuaba haciendo su trabajo alrededor del mundo.
El 20 de diciembre, un asociado de Salinas, un empresario llamado Roberto Hernández, que había sido mencionado en testimonios como posible facilitador de su plan de fuga, fue detenido en el aeropuerto de Madrid intentando volar a Dubai. El sistema de Interpol identificó que tenía conexiones con Salinas y que existía orden de investigación mexicana sobre él.
Fue arrestado preventivamente y México solicitó formalmente su extradición. El 3 de enero de 2026, otro asociado, un abogado panameño que había manejado algunas de las cuentas offshore de Salinas, fue detenido en el aeropuerto de Frankfurt. Había sido uno de los números que Salinas llamó desde el celular ilegal en altiplano.
Alemania lo detuvo bajo la provisión de Interpol que permite arresto de asociados de individuos con alerta roja cuando hay evidencia de participación en los crímenes. La red de Salinas estaba siendo sistemáticamente desmantelada. Cada persona que lo había ayudado, cada facilitador, cada cómplice, estaba siendo identificado y perseguido.
La alerta roja no solo afectaba a Salinas directamente, estaba generando efecto. Dominó atrapando a toda su red de apoyo. El 15 de enero de 2026, dos meses después de la captura, Harfuch dio una conferencia de prensa actualizando sobre el impacto de la alerta roja.
Desde que se activó la alerta roja contra Salinas hemos visto resultados extraordinarios. Siete asociados del señor Salinas han sido detenidos en diferentes países, España, Alemania, Suiza, Panamá y Argentina. Cuatro han aceptado extradición a México, donde enfrentarán cargos de complicidad. Tres están peleando extradición, pero confiamos en ganarla.
Adicionalmente, se han congelado 23 cuentas bancarias adicionales vinculadas a Salinas en siete países que no habíamos identificado previamente. Valor total 34,000000 adicionales. Esto demuestra el poder de la cooperación internacional cuando hay voluntad política de perseguir corrupción transnacional. Continuó. Pero el efecto más importante es simbólico.
Salinas creyó durante años que podía vivir cómodamente en el extranjero, evadiendo justicia mexicana. Cuando fue arrestado, intentó escapar creyendo que podría refugiarse en Cuba o Rusia. La alerta roja ha destruido esa ilusión. No hay refugio, no hay lugar donde esconderse. La comunidad internacional ha decidido que la corrupción de alto nivel no será tolerada.
Este es nuevo paradigma. El impacto de las palabras de Harfuch resonó más allá de México. Otros países latinoamericanos con expresidentes en el exilio comenzaron a estudiar el caso Salinas como modelo. Perú solicitó asesoría de México sobre cómo habían manejado la cooperación internacional.
Brasil expresó interés en aplicar estrategias similares. Guatemala, Honduras, Paraguay, todos tenían casos de corrupción de alto nivel donde los acusados habían huído a otros países. El caso Salinas estaba estableciendo precedente regional. El 1 de febrero de 2026, el juicio principal de Salinas por corrupción y lavado de dinero, que había sido pausado durante su intento de fuga se reanudó.
Ahora, además de la evidencia original sobre los 120 m,00000000 en Suiza y la red de cuentas offshore, la fiscalía agregó toda la evidencia de su intento de fuga. “El intento de escapar, argumentó el fiscal Leonardo Valdés, es admisión implícita de culpabilidad. Un inocente no huye.
Un inocente confía en que el sistema judicial lo absolverá.” El señor Salinas sabía que la evidencia contra él era abrumadora, por eso intentó escapar. Y ese intento de fuga debe ser considerado por este tribunal al evaluar su culpabilidad en los cargos originales.
La defensa objetó argumentando que el intento de fuga era irrelevante para los cargos de corrupción, que eran asuntos separados, pero el juez permitió que se considerara como evidencia de conciencia de culpabilidad, un concepto legal donde las acciones de un acusado que sugieren que sabe que es culpable pueden ser consideradas por el tribunal. El juicio continuó durante febrero y marzo.
La fiscalía presentó evidencia exhaustiva. Los documentos bancarios suizos mostrando los 120 millones, el análisis forense de las transacciones, testimonios de banqueros suizos, conexiones con contratos gubernamentales durante su presidencia, testimonios de empresarios que habían pagado sobornos. La defensa intentó argumentar que las cuentas eran patrimonio familiar legítimo, que las transacciones eran legales bajo las leyes de la época, que no había evidencia directa vinculándolo personalmente a las cuentas, pero la
evidencia era abrumadora. El 15 de abril de 2026, 5 meses después del intento de fuga, el jurado emitió su veredicto en el caso principal, en los cargos de corrupción, culpable en 34 de 47 conteos, en los cargos de lavado de dinero, culpable en todos los 23 conteos, en los cargos de enriquecimiento ilícito, culpable.
Sentencia 52 años de prisión por los cargos de corrupción y lavado de dinero de comiso de todos los activos identificados. Inhabilitación permanente para ocupar cargo público. Sumado a los 20 años por fuga y soborno. Salinas enfrentaba sentencia total de 72 años. A sus 78 años era matemáticamente imposible que viviera para ver libertad. moriría en altiplano.
Cuando se leyó el veredicto, Salinas no mostró emoción, simplemente asintió ligeramente. Había pasado por las cinco etapas del duelo durante los meses en altiplano: negación, ira, negociación, depresión y, finalmente, aceptación, aceptación de que su vida, como la conocía, había terminado, que sus últimos años serían en una celda, que su legado sería de corrupto y fugitivo, no de estadista.
En los días siguientes al veredicto, múltiples analistas políticos e historiadores publicaron evaluaciones del legado de Salinas. Un artículo en The New York Times titulado The Fall of México’s most powerful president, analizaba como un hombre que alguna vez controló absolutamente el país, terminó siendo el primer expresidente mexicano en recibir sentencia de más de El caso Salinas.
escribía el periodista marca el fin definitivo de una era en México donde expresidentes eran intocables. Durante décadas hubo pacto implícito. Los presidentes salientes no serían perseguidos por sus sucesores. Salinas, quien se había beneficiado de ese pacto durante 30 años viviendo cómodamente en el exilio, finalmente fue alcanzado por la justicia y su intento desesperado de huir solo selló su destino.
El 1 de mayo de 2026, 6 meses después de su captura, Salinas recibió una visita inusual en Altiplano, Omar García Harfuch. No era visita oficial, era personal. Harfuch había solicitado permiso para hablar con Salinas cara a cara, no como comandante a prisionero, sino como dos hombres discutiendo lo que había ocurrido.
Se reunieron en una sala de visitas privada con guardias afuera, pero sin monitoreo de audio. Salinas estaba sentado cuando Harfuch entró. No se levantó. “Comandante Harfuch”, dijo Salinas con voz cansada. “¿A qué debo el honor de esta visita?” Harfuch se sentó frente a él. Quería hablar con usted directamente, señor Salinas.
Sin fiscales, sin abogados, sin cámaras, solo nosotros dos. Salinas lo miró con curiosidad. Sobre qué. Harfuch fue directo. Sobre por qué. ¿Por qué intentó escapar? Usted es hombre inteligente. Sabía que las probabilidades de éxito eran bajas. Sabía que si fallaba empeoraría dramáticamente su situación.
Tenía acuerdo de cooperación que probablemente le habría reducido su sentencia. ¿Por qué lo arriesgó todo por un plan de fuga que tenía quizás 30% de probabilidad de éxito? Salinas permaneció en silencio durante casi un minuto. Finalmente respondió, “Porque, comandante, usted no entiende lo que es pasar de tener poder absoluto a no tener ninguno.
Yo fui presidente de México, controlaba el país, tomaba decisiones que afectaban a millones y de repente estoy en una celda siguiendo órdenes de guardias, comiendo comida institucional horrible, sin control sobre ningún aspecto de mi vida. Es insoportable”, continuó. Cuando me dijeron que iban a pedir 60 años, que básicamente iba a morir en prisión, algo se rompió en mí.
Pensé, “Prefiero morir intentando escapar que aceptar morir en una celda. Al menos si moría en el intento, sería en mis términos, no en los del sistema. Y si lograba escapar, tendría aunque sea unos años de libertad antes de morir.” Para mí, valía la pena el riesgo. Harfuch procesó esa respuesta.
Entonces fue desesperación, no arrogancia. Salinas asintió. Desesperación absoluta. Usted me derrotó, comandante. Lo admito. Su inteligencia era mejor que la mía. Su equipo era más profesional. Ustedes estuvieron tres pasos adelante todo el tiempo. Yo nunca tuve oportunidad real, solo no lo sabía en ese momento. Harf se inclinó hacia delante.
Señor Salinas, ¿sabe cuál es la ironía de todo esto? Si usted no hubiera intentado escapar, probablemente habría recibido sentencia de 25 30 años con su cooperación. Con su edad y condiciones de salud, habría calificado para arresto domiciliario después de 10, 12 años.
habría pasado sus últimos años en su casa, no en altiplano, pero su intento de fuga destruyó toda simpatía que cualquier juez pudiera haber tenido. Añó 20 años a su sentencia y aseguró que permanecería en máxima seguridad sin posibilidad de condiciones menos restrictivas. Usted mismo se condenó a morir aquí. Salinas cerró los ojos.
Lo sé, lo he pensado todos los días desde mi captura. Fue el peor error de mi vida. Pero, comandante, cuando estás desesperado, no piensas claramente, solo piensas en escapar del dolor inmediato. Harf se levantó para irse. Vine aquí para entender su perspectiva. Ahora la entiendo. Pero quiero que sepa algo. Su caso ha cambiado. México ha demostrado que la impunidad tiene límites, que expresidentes pueden enfrentar justicia.
Otros después de usted lo pensarán dos veces antes de robar, porque sabrán que eventualmente la justicia puede alcanzarlos. Ese es su legado ahora, señor Salinas, no las reformas económicas, no el telecá, sino ser ejemplo de que nadie está por encima de la ley. Salinas no respondió. Harf salió de la sala. Fue su última conversación.
En los meses siguientes, Salinas se adaptó a la vida en altiplano lo mejor que pudo. Estableció rutina, despertar a las 6 sido amem, ejercicio en su celda, lectura extensiva. Se le permitían libros, escribir memorias que probablemente nunca serían publicadas. Recibía visitas de dos de sus hijos cada dos semanas. Las visitas eran tensas, llenas de silencios incómodos y preguntas sin respuesta.
El impacto de la alerta roja continuó sintiéndose globalmente. En julio de 2026, un exgobernador mexicano que había huido a España en 2019 evadiendo cargos de corrupción fue detenido en Barcelona. La alerta roja que México había solicitado años atrás, pero que España había ignorado, ahora fue ejecutada. El caso Salinas había cambiado la voluntad política española de cooperar con México en casos de corrupción.
En septiembre, Argentina extraditó a un exalcalde mexicano que había vivido en Buenos Aires durante 6 años. Nuevamente la alerta roja que había existido, pero no había sido tomada en serio, de repente fue ejecutada. El caso Salinas estaba creando efecto dominó donde otros fugitivos mexicanos que habían vivido cómodamente en el extranjero durante años de repente encontraban que sus refugios ya no eran seguros.
Para diciembre de 2026, un año después de su captura, México había recuperado a 14 fugitivos de corrupción que habían estado viviendo en otros países. El caso Salinas había roto el paradigma para el primer aniversario de su intento de fuga, el 8 de noviembre de 2026, Harfuch dio una entrevista reflexionando sobre el caso.
El intento de escape de Salinas y su posterior captura fueron momento definitorio, no solo para este caso específico, sino para establecer que México es serio sobre perseguir corrupción, incluso cuando los acusados huyen al extranjero. La alerta roja fue herramienta crítica.
Convertimos a Salinas en uno de los fugitivos más buscados del mundo y enviamos mensaje a otros. No hay escape, no hay refugio seguro. La justicia puede tardar, pero eventualmente llega. Salinas, ahora de 78 años, había cumplido un año en altiplano. Su salud se había deteriorado, diabetes descontrolada, problemas cardíacos agravados, depresión severa.
Los médicos de la prisión estimaban que probablemente no viviría más de 3 años dado su estado de salud y las condiciones de encarcelamiento. En enero de 2027, Salinas hizo algo inesperado. Solicitó entrevista con medios de comunicación. Después de meses de silencio total quería hablar. La Fiscalía autorizó una entrevista exclusiva con Carmen Aristegui. Se llevó a cabo en una sala de visitas de altiplano grabada con supervisión de autoridades.
Salinas Lucía Demacrado, envejecido, quebrado. La entrevista de Carmen Aristegui con Carlos Salinas de Gortari se transmitió el 15 de enero de 2027, 14 meses después de su intento de fuga. Las imágenes eran impactantes. Salinas, quien alguna vez había sido figura imponente del poder político mexicano, estaba sentado en una silla de plástico en una sala gris institucional de altiplano, vestido con uniforme de recluso azul, luciendo 20 años mayor que su edad de Carmen comenzó con la pregunta obvia.
Expresidente Salinas, ¿por qué aceptó esta entrevista después de más de un año de silencio? Salinas respondió con voz cansada, pero clara, “Porque voy a morir pronto. Los médicos me han dicho que mi salud está fallando rápidamente. Diabetes avanzada, problemas cardíacos severos, me dan quizás dos años más de vida y antes de morir quiero que el pueblo mexicano escuche mi versión directamente, sin filtros, sin intermediarios.
” Carmen preguntó, “¿Su versión de qué exactamente?” Salinas miró directamente a la cámara. Mi versión de todo, de mi presidencia, de las acusaciones de corrupción, de por qué intenté escapar y más importante de lo que aprendí en este último año en prisión. Durante las siguientes dos horas, Salinas habló con franqueza que sorprendió a todos.
Admitió errores que nunca había admitido públicamente. Hubo corrupción durante mi presidencia. Sí, la hubo. No puedo negar eso ahora. Las cuentas en Suiza existieron. El dinero vino de fuentes que no debieron existir. Empresarios pagaron por acceso, por contratos, por favores. Yo lo permití.
En algunos casos lo facilité. Fue error garrafal, explicó su lógica en ese momento. En los 90 yo creía genuinamente que estaba modernizando México, que estaba trayendo inversión extranjera, abriendo la economía, integrando al país, al mundo. Y creía que para lograr eso necesitaba recursos más allá de lo que el presupuesto oficial permitía.
Necesitaba poder pagar lealtades, mover piezas políticas, financiar operaciones que no podían ser oficiales. Entonces sí acepté dinero de empresarios, lo racionalizaba como necesario para el bien mayor. Ahora veo que fue corrupción pura y simple, pero en ese momento me convencí de que era patriotismo pragmático.
Carmen preguntó sobre las cuentas en Suiza específicamente. Los 120 millones de dólares que Omar García Harfuch descubrió, ¿de dónde vinieron exactamente? Salinas detalló principalmente de tres fuentes. Primera, empresarios que ganaron contratos de privatización. Cuando privatizamos Telmex, cuando vendimos bancos, cuando abrimos sectores enteros de la economía, los compradores pagaron precios oficiales al gobierno, pero también hicieron contribuciones no oficiales, llamémoslas lo que fueron.
Sobornos para asegurar que ganaran las licitaciones. Segunda fuente, narcotraficantes. Sí, lo admito ahora, durante mi presidencia hubo arreglos con ciertos cárteles. No fue política oficial, pero fue política práctica. Ellos operaban con cierta libertad a cambio de mantener violencia bajo control y hacer contribuciones financieras.
Tercera fuente, desvíos directos del presupuesto federal a través de contratos inflados y empresas fantasma. La admisión sobre narcotraficantes era explosiva. Carmen presionó. Está diciendo que su gobierno tenía pactos con cárteles de drogas. Salinas asintió. No pactos formales, pero entendimientos tácitos.
El cártel del Golfo en el noreste, el cártel de Juárez en Chihuahua, partes del cártel de Sinaloa. Fue política de containment. Preferíamos tenerlos operando con cierto orden a tener guerra total. Y sí, hubo transacciones financieras. Dinero que fluyó de ellos a cuentas que yo controlaba fue traición a mi juramento. Lo entiendo ahora. La entrevista se volvió viral instantáneamente.
Las admisiones de Salinas sobre pactos con narcotraficantes generaron llamados inmediatos para investigaciones adicionales. ¿Qué funcionarios específicos habían facilitado esos arreglos? ¿Cuántos otros políticos habían recibido dinero del narco durante su administración? Carmen preguntó sobre el intento de fuga. ¿Qué lo llevó a intentar escapar en noviembre de 2000? Salinas fue honesto, terror puro.
Me dijeron que iban a pedir 60 años de sentencia. A mis 77 años eso significaba morir en prisión. Y yo he vivido toda mi vida con control, con poder, con capacidad de determinar mi propio destino. La idea de pasar mis últimos años en una celda sin control sobre nada, sin dignidad, era más aterradora que la muerte misma. Entonces tomé decisión desesperada de intentar escapar. Soborné guardias.
Usé pasaportes falsos. Intenté llegar a Cuba. Fue estúpido. Fue criminal y solo empeoró mi situación. Pero en ese momento de desesperación no veía alternativas. ¿Se arrepiente?, preguntó Carmen. Salinas no dudó todos los días. Si pudiera retroceder el tiempo, habría enfrentado la sentencia original. habría cooperado completamente sin intentar escapar.
Habría recibido quizás 25 o 30 años. Habría calificado para arresto domiciliario después de 10. Habría pasado mis últimos años en mi casa rodeado de familia. En cambio, agregué 20 años a mi sentencia, aseguré que permaneciera en altiplano y destruí cualquier simpatía pública que quedara. Fue el mayor error de mi vida, y eso es decir mucho. Dado todos mis errores previos. Carmen preguntó algo que muchos mexicanos querían saber.
Si pudiera hablar con el pueblo mexicano, ¿qué les diría? Salinas miró directamente a la cámara, sus ojos llenos de lágrimas. Les diría, “Perdón. Sé que esa palabra suena vacía viniendo de mí. Sé que no borra el daño causado, pero es sincera. Perdón por la corrupción, por robar recursos que debieron ir a escuelas, hospitales, infraestructura, perdón por los arreglos con narcotraficantes que eventualmente contribuyeron a la violencia que México sufre hasta hoy.
Perdón por creer que yo estaba por encima de las leyes que gobernaban a todos los demás. Perdón por intentar escapar en lugar de enfrentar responsabilidad. Y gracias a Omar García Harfuch por no dejar que escapara, aunque yo lo odiaba en ese momento. Él hizo su trabajo. Yo merecía ser capturado. La entrevista terminó con Carmen preguntando sobre su legado.
¿Cómo quiere ser recordado? Salinas respondió, “No puedo controlar cómo seré recordado, probablemente como corrupto, como criminal, y eso es justo. Pero si hay alguna lección que puede extraerse de mi vida, es esta, el poder corrompe si no hay controles.” Yo llegué a creer que era indispensable, que las reglas normales no me aplicaban, que mi visión para México justificaba cualquier medio, fue arrogancia y eventualmente me destruyó.
Espero que futuros líderes de México vean mi caída y recuerden, nadie está por encima de la ley, nadie. La entrevista generó debates nacionales durante semanas. Algunos vieron las admisiones de Salinas como redención parcial, finalmente aceptando responsabilidad. Otros las vieron como intentos de rehabilitar su imagen antes de morir.
Víctimas de corrupción argumentaban que palabras no eran suficientes, que el daño causado era irreparable. Analistas políticos debatían si las revelaciones sobre pactos con narcotraficantes debían generar investigaciones criminales adicionales contra otros funcionarios de su administración que todavía vivían. Harfuch vio la entrevista completa esa noche. Al día siguiente, periodistas le preguntaron su reacción.
Las admisiones del señor Salinas son interesantes, respondió Harf cuidadosamente, particularmente sobre los vínculos con narcotraficantes. Esa información será analizada por la fiscalía para determinar si amerita investigaciones adicionales, pero en términos de su arrepentimiento personal, eso es entre él y su conciencia.
Yo solo me encargo de que enfrente las consecuencias legales de sus actos y eso ya está ocurriendo. El 20 de febrero de 2027, 3 años después del inicio del caso Salinas, la fiscalía anunció que basándose en sus admisiones en la entrevista con Aristegui estaban abriendo investigación formal sobre operación Pacto Oscuro, posibles vínculos sistemáticos entre el gobierno de Salinas y cárteles de drogas.
Durante los años se emitieron citatorios para 23 exfuncionarios de su administración. Algunos cooperaron, otros huyeron al extranjero, pero México inmediatamente solicitó alertas rojas de Interpol. El ciclo se repetía. En marzo de 2027, el estado de salud de Salinas se deterioró críticamente.
Sus médicos reportaron que su diabetes había causado insuficiencia renal avanzada y que necesitaba diálisis tres veces por semana. Su corazón mostraba signos de falla. Los médicos estimaban que le quedaban quizás 6 12 meses de vida. Sus abogados solicitaron traslado a Hospital Civil o al menos a la enfermería de la prisión con mejor equipamiento.
El juez Hernández autorizó traslado a la unidad médica de altiplano, que tenía capacidad para diálisis, pero negó salida de la prisión. El acusado intentó escapar una vez. No podemos arriesgar que lo intente nuevamente, incluso en su condición debilitada, dictaminó el juez. El 15 de abril de 2027, Carlos Salinas de Gortari sufrió ataque cardíaco masivo en su celda de altiplano. Los médicos de la prisión respondieron en 3 minutos, pero el daño ya estaba hecho.
Fue trasladado de emergencia a la unidad de cuidados intensivos de la prisión donde estuvo en estado crítico durantevió, pero quedó significativamente debilitado. Los médicos actualizaron su pronóstico, probablemente no más de tres se meses de vida.
En mayo, Salinas solicitó permiso para que sus cinco hijos lo visitaran simultáneamente, algo normalmente no permitido por regulaciones de seguridad, pero que el juez autorizó dadas las circunstancias. La visita duró 4 horas. Según reportes de los guardias presentes, Salinas lloró durante la mayor parte, pidiéndole perdón a sus hijos por el legado que les dejaba, por convertir el apellido Salinas en sinónimo de corrupción, por las dificultades que enfrentarían por el resto de sus vidas, siendo identificados como hijos del expresidente corrupto, fue reunión familiar devastadora.
El 3 de junio de 2027, Omar García Harfuch recibió llamada del director de Altiplano. Comandante, pensamos que debería saber. Salinas está muriendo. Los médicos dan días, quizás una semana. Está pidiendo hablar con usted una última vez. Harfuch consideró siir. Parte de él sentía que no había nada más que decir, pero otra parte sentía que había algo importante en cerrar el círculo, en tener última conversación con el hombre que había perseguido durante años.
El 5 de junio, Harfuch visitó a Salinas en la unidad médica de Altiplano. Salinas estaba en cama de hospital, conectado a múltiples monitores, recibiendo oxígeno suplementario, luciendo frágil y cercano a la muerte. Harfuch se sentó junto a la cama. Señor Salinas, me dijeron que quería hablar conmigo. Salinas abrió los ojos con esfuerzo.
Su voz era apenas un susurro. Comandante, gracias por venir. Sé que no tenía que hacerlo. Harfuch respondió, “¿Qué quería decirme?” Salinas respiró con dificultad. Quería agradecerle. Sé que suena extraño, pero usted me dio algo que nadie más pudo darme en 30 años. ¿Qué cosa? Preguntó Harfuch. consecuencias, accountability.
Durante décadas viví sin enfrentar consecuencias, sin importar qué hiciera. Siempre escapaba, siempre evadía, se convirtió en maldición, me hizo creer que era invencible y esa creencia me destruyó. Usted me forzó a enfrentar realidad, a aceptar responsabilidad. Moralmente hablando, me salvó, aunque legalmente me destruyó. Harfuch procesó esas palabras.
No lo hice por usted, lo hice por México. Salinas asintió débilmente. Lo sé, pero aún así, el resultado es que finalmente tuve que confrontar la verdad sobre mí mismo y aunque duele, aunque voy a morir en prisión, hay paz en eso. En finalmente parar de correr. Salinas cerró los ojos. Exhausto por el esfuerzo de hablar. Harfuch se quedó sentado en silencio durante varios minutos.
finalmente se levantó para irse. Señor Salinas, no sé si lo veremos de nuevo. ¿Hay algo más que quiera decir? Salinas abrió los ojos una última vez. Solo esto. A los jóvenes de México que están considerando entrar en política, díganles que el poder es seductivo, que es fácil racionalizar decisiones corruptas, que es fácil creer que eres la excepción, pero eventualmente la verdad de mejre y las consecuencias llegan.
Mejor vivir con integridad y menos poder, que con poder y sin alma. Fueron sus últimas palabras coherentes. Harfot salió de la habitación. El 11 de junio de 2027 a las 4:37 a. Carlos Salinas de Gortari murió en la unidad médica del Centro Federal de Readaptación Social número 1, Altiplano. Tenía 79 años. Había pasado los últimos 19 meses de su vida en prisión de máxima seguridad después de su intento fallido de escape.
La causa oficial de muerte, falla cardíaca masiva complicada por diabetes avanzada e insuficiencia renal. La noticia se anunció oficialmente a las 8:00 a. La reacción pública fue mixta. Algunos celebraban que finalmente el corrupto había pagado. Otros expresaban que aunque era criminal, era triste ver a cualquier ser humano morir en esas condiciones.
Académicos y analistas debatían su legado complejo. Reformas económicas que modernizaron México, pero también lo abrieron a desigualdad masiva, privatizaciones que trajeron inversión, pero también corrupción extraordinaria y finalmente ser el primer expresidente mexicano en morir en prisión.
estableciendo precedente de que incluso los más poderosos eventualmente enfrentan justicia. Su funeral fue privado, solo familia inmediata. No hubo ceremonias estatales, no hubo honores oficiales, no hubo discursos laudatorios de políticos. fue enterrado en un cementerio privado en la ciudad de México en tumba sin nombre elaborado. Solo fechas. Niezo. Su muerte no terminó las investigaciones.
La operación Pacto Oscuro sobre vínculos entre su gobierno y narcotraficantes continuó. Para agosto de 2027, cinco exfuncionarios de su administración habían sido arrestados basándose en evidencia derivada de sus admisiones en la entrevista con Aristegui.
El legado del intento de fuga de Salinas y la subsecuente alerta roja de Interpol continuó resonando. En septiembre de 2027, 3 meses después de su muerte, México había usado el modelo Salinas para recuperar a 27 fugitivos adicionales que habían estado viviendo en otros países. La alerta roja se había convertido en herramienta estándar para casos de corrupción de alto perfil.
Otros países latinoamericanos adoptaban estrategias similares. Para el primer aniversario de la muerte de Salinas, en junio de 2028, Harfuch dio una entrevista reflexiva para un documental sobre el caso El intento de escape de Salinas fue momento definitoro. En nuestra campaña contra la impunidad demostró que incluso el expresidente más astuto, más conectado, más poderoso, no puede evadir justicia indefinidamente.
La alerta roja de Interpol fue herramienta crítica que transformó su captura de evento nacional a precedente internacional y su muerte en prisión, aunque trágica en nivel humano, estableció que las consecuencias de corrupción son reales y definitivas. El entrevistador preguntó, “¿Cree que su muerte en prisión será disuasivo suficiente para futuros políticos?” Harfuch respondió, “No elimina la tentación de corrupción. Esa es batalla eterna, pero cambia el cálculo.
Antes, políticos corruptos creían que podían robar, vivir cómodamente en el exilio y morir viejos rodeados de lujo. Salinas demostró que ese final no está garantizado, que puedes terminar tus días en celda de prisión, solo, enfermo, con tu legado destruido. Algunos políticos aún tomarán el riesgo, pero otros, al menos algunos, recordarán la imagen de Salinas esposado en el hangar de Toluca intentando escapar y decidirán que no vale la pena. El documental terminó con imágenes de archivo. Salinas como joven presidente en 1988,
confiado y poderoso. Salinas en el exilio en Dublín, todavía con aire de impunidad. Salinas siendo arrestado por Harfuch en 2024. Salinas intentando escapar en el aeropuerto de Toluca, Salinas en su celda de altiplano y finalmente su tumba sin nombre elaborado. Era arco narrativo completo de poder absoluto a caída absoluta.
El caso Salinas, su intento de fuga y la alerta roja de Interpol se convirtieron en caso de estudio en facultades de derecho, en programas de administración pública, en cursos de ética política alrededor del mundo. era ejemplo perfecto de cómo la combinación de voluntad política interna, cooperación internacional y tecnología moderna podía finalmente romper ciclos de impunidad que habían existido por generaciones.
Para Omar García Harfuch, quien había dedicado años de su vida a esta campaña contra la corrupción de alto nivel, la muerte de Salinas fue cierre agridulce. “No celebro la muerte de nadie”, dijo en entrevista privada meses después, “pero siento que se hizo justicia. Salinas enfrentó consecuencias. murió sabiendo que su intento de escapar había fallado, que su legado estaba manchado permanentemente, que México había cambiado y ya no toleraba la impunidad absoluta. Eso es lo importante.
México había cambiado, no perfectamente. La corrupción aún existía en todos los niveles, pero el paradigma había cambiado, la expectativa había cambiado. Ya no era aceptable que expresidentes vivieran impunemente. Ya no era impensable que enfrentaran justicia. y ya no era seguro que pudieran escapar a otros países y vivir cómodamente.
El caso Salinas, culminando en su intento desesperado de fuga y su subsecuente muerte en prisión, había establecido nuevo estándar. Era comienzo, no fin, de la transformación del sistema de justicia mexicano, pero era comienzo importante y cada vez que un político contemplaba acto corrupto, la imagen de Carlos Salinas de Gortari, esposado en el hangar de Toluca, intentando desesperadamente abordar un jet que nunca lo llevaría a libertad, servía como recordatorio poderoso.
justicia puede tardar, pero eventualmente inevitablemente llega y cuando llega no hay escape.
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