Amor, ¿pero qué haces aquí? Yo pensé verte allá. ¿Es en serio, Rita? ¿Peas llegar en esto? Nuestra Buda. Quedó bien chula. No, la decoré con mi papá. Oye, pero no me veas. ¿Por qué? Es de bien mala suerte. No, no, no, no. A ver, Rita, espérate. Es de mala suerte casarse pobre. Sí. ¿Cómo? ¿Por qué andas tan grosero? ¿Qué? Mira, Rita, de ahora en adelante ya no me digas más amor, por favor. Lo nuestro se terminó. Ah.
Es una de tus bromas de esas pesadas que haces, ¿no? Más vale que así sea, Homero. Pues no, no es ninguna broma. Es que véanse nada más cómo están. Mira, Rita, tú fuiste mi momento más humilde. Sí, sinceramente, no puedo estar ningún segundo más a tu lado. Pero amor, hoy nos vamos a casar. No me digas eso.

¿Qué le pasa, joven? Deja de decir tarugadas. O va a ser tan cobarde como para echarte atrás a la mera hora. Pues sí, como ve, conocí a una mujer que sí vale la pena. ¿Qué? Sí. Y me voy a ir con ella. ¿Pero quién? ¿Quién es? Mira, va llegando. ¿Quién es esa? Ella es una verdadera mujer. Mira, Rita, diría que esto fue un placer, pero sinceramente te hice un favor a salir contigo.
Homero, pero me las vas a pagar, desgraciado. Vámonos, mi hijita, espérame aquí, mij hijita. Yo voy por mi machete ahorita a la casa. Se me lo hecho yo. Ay, no más. ¿Qué pasó, señorita? Está bien. No me diga que la dejaron vestida y alborotada. Mi novio me dejó plantada. Ay, no más. Ay, no más. Pues vaya y encárelo. Haga algo.
Capaz al hombre se le botó la canica. N más, ya sabe cómo son. Sí, sí, sí. Le voy a recordar todo lo que vivimos juntos. Usted vaya, recupere el amor de su vida. Ándale. Espérese. No más. Po. Sí, sí, tienes razón. Cuidado. Ahí. Vale. Y ahora, ¿qué posilga me trajiste, papá? Uy, otro pueblito bicicletero. En serio, es precisamente por esa actitud que estamos aquí.
Debes de dejar de sentirte superior a los demás. Yo vengo desde abajo. Hice mi fortuna con esfuerzo y humildad en esta misma tierra que ves aquí. Y si no cambias, voy a dejarte sin un centavo. Ya tú no te atrevirías, papá. Deja de darme tus sermones, tus platiquitas estas para que quieras que cambie. Ningún baño de pueblo me va a cambiar. Supéralo.
Es por eso que estoy pensando en métodos un poco más estrictos. Braulio, siga esa muchacha, por favor. Si hay alguien que quiera impedir esta boda, que hable ahora o calle para siempre. Por el poder que se me ha otorgado, les declaro marido y mujer. Puedes besar a la novia, señorita. Ah, señorita. Buenos días. Disculpa, estoy ocupada. Señorita. Papá, no seas ridículo. Guarda eso. Ya viste dónde estamos. Nos van a destar. Aquí está lleno de criminales.
¿Quiénes son ustedes y qué están buscando aquí? A ti. De hecho, te buscamos a ti. Bueno, hace 5 minutos no sabíamos que serías tú, pero ahora lo sé. Tú serás la futura esposa de mi hijo. ¿Qué? Mira, te ofrezco este dinero si te casas con él y le enseñas las labores del campo. Desdear, sembrar, ordeñar vacas.
Usted está loco que no ve que voy a casarme con él. Homero, por favor, tú me prometiste que te ibas a casar conmigo. Por favor, no me hagas eso. Abre, ya. Suéltame. No seas patética, deja de llorar. Sí, nena. No seas tan migajera. [Risas] [Música] Usted me puede dar todo ese dinero si nás le enseño las labores el campo. El paquete va completo. Señorita. Papá, deja de decidir con quién me voy a casar. No puedes hacer eso.
Ah, no. Pues entonces estás por tu cuenta, pero sin un centavo mío. A ver si no acabas en un lugar como este o peor. No es nada personal, señorita. Pues es lo mismo. Igual me vas a dejar aquí. ¿Y yo qué gano con todo esto? Le aseguro que este muchacho, debajo de esa capa de amargura, nepotismo y avaricia hay un joven impecable y maravilloso.
No, pues muchas gracias, ¿eh? Me vendiste como toda una red flag. ¿Qué dice? ¿Acepta? Le aseguro que es la mejor oferta que va a recibir en su vida. El amor tiene que ser verdadero. Cuando uno se casa es por amor real, no por interés. Puede que tenga razón, pero el amor también es una decisión y estoy seguro que si se dan una oportunidad uno al otro, algo bueno puede surgir de aquí.
Papá, por favor, hay otras maneras de hacerme cambiar. Podemos ir a terapia, podemos intentar tetailing, constelación familiar, fenho, y lo que tú quieras, por favor, pero no me hagas esto. ¿Qué dice, señorita? Bueno, pero si en un mes no me enamoro de él, esto se acaba y yo me quedo con el dinero. Muchacha lista, te aseguro que en un mes estarás enamorada de este muchacho.
Y si esto se llega a concretar y nos casamos, usted va a anunciar nuestro compromiso por todos lados. La televisión, la radio, el periódico. Es más, quiero un espectacular bien grandote. ¿Qué? ¿Pero por qué querrías eso? Oh, yo tendré mis razones. ¿Acepta o no? Aceptamos, papá. Y si resultas ser la chica encantadora que me parece que eres y logras ablandar este cabeza dura, tendrás todo lo que quieras.
Tenemos un trato. Tenemos un trato. No me hagas esto, por favor. Te va a ir bien, muchacho. Te va a ir bien. Y que viva el amor. De verdad, intentamos paddel. Vamos a caminar en las mañanas. Nos volvemos runners. Por favor, no me hagas esto, papá. Vas a estar bien, muchacho. Papá. Aquí huele espantoso, de verdad.
No sé cómo le haces para vivir aquí. Qué asco. Veo que se trajo su galán. Uy, qué bonita pareja hacen, de verdad. No somos novios. No, no. Ay, pues hacen rebonita pareja, ¿eh? Yo soy nuevo por aquí por si llegaran a necesitar cualquier cosa. De verdad hago de todo, de todo. Lavo, plancho, cocino, soy mecánico, arquitecto.
Ahorita no necesitamos nada. Gracias. Bueno, si llegaran a necesitar cualquier cosa que no te necesitamos. Va, ya veremos. Ya veremos. Señorita, ya salió el sol. Recuerde que después de la tormenta siempre viene la calma. [Música] Bonito día. Ah, estos vales. ¿Quién era ese rancherito? [Música] Ahí viene este desgraciado. Ay, ¿qué pedo? ¿Quién es ese ruquito? ¿Qué pedo? Va, tranquilo, por favor.
Ah, es tu papá. Priomero, ¿dónde está ese desgraciado? Pues ha estar con la otra, supongo. Este, ¿quién es o qué? Es mi nuevo prometido, pero no es como parece. Déjeme le explico. Sí, primero hablo con él y ahorita le explico. Sí.
¿Cómo que tu nuevo prometido, mija, si apenas hace rato te ibas a casar con uno y vuelves a la casa con otro hombre. Papá, nos conviene. ¿Usted confía en mí? Sí, ahorita le explico. Déjeme hablar con él. ¿Conviene? Sí, claro. A que uno quiere yendo a limpiar su dignidad para que le salgan con esto. Para eso tú no crías. No se enoje. Oye, ¿de verdad vives aquí? O sea, no es que pensé que era solamente en las películas para hacerse humildes y cosas así, pero sabes, esta va a ser tu casa durante un mes y ni modo. Ay, ¿y tus papás son primos o qué? Oh, oye, ¿qué te pasa? Soy mujer de rancho,
pero derecha. Merezco respeto. Sí. ¿Y por qué no utilizas el dinero para vivir en un lugar mejor? Entonces, porque este dinero es de mi papá. Él me ha dado todo y yo le quiero regresar algo. Ah, ya entendí de dónde viene todo. Es esa mentalidad de escasez la que te tiene así.
Tú eres esos riquillos que creen que el pobre es pobre porque quiere, ¿verdad? Pues sí, si no de quién más sería la culpa. Es que ya no aguanto tus tarugadas. Échate por ahí, ahorita vengo. Papá, papá, por favor, no se enoje. Ahorita le explico todo. Papá, por favor, escúcheme. Oye, pero no hay de que chinches o algo así. Oy. ¡Uf! Papá, déjenme explicarle. Muy molesto contigo, mi hija.
Está mejor ni me hablas. Ah, por favor, déjeme explicarle. Escúcheme. Este vale, ¿quién es o qué? Es mi prometido papá. Me ofrecieron mucho dinero para casarme con él. Te vendiste, mija. Así de fácil. No, papá, no es como suena. Yo te creía con dignidad, Rita. Con lo poco que tenía nunca te faltó lo esencial. Y ahora esto. Hm.
Papá, pero usted sabe cuánta falta nos hace el dinero. Usted vio cómo me trató Mero. Es mi dignidad, pues si eso es lo que la lastima, mi hija. Unos machetazos, un plomazo y se acabó. Nunca más la vuelve a humillar. No, papá, se ensuci las manos. No vale la pena. Tú sabes que yo no estoy de acuerdo con nada de esto, mija. Sí. Imagínate lo que van a andar hablando al rato en el pueblo. De por sí. Ya ve cómo son.
Si de la nada andan hablando ahora con esto, quiero hablar ahorita con usted. Déjeme solo. [Música] [Música] [Música] [Aplausos] [Música] Ah, ¿por qué hay estícol en todo este lugar? ¡Qué asco! [Música] Toma. ¿Qué es esto? Son como sobras de basura, ¿verdad? Comida para los pollos. ¿O qué creías que tragaban? Sushi.
Ándale, [Aplausos] pásate, pollito. Pollito, cómele, cómele. ¿Qué haces? Pues les estoy dando de comer como échate bien, sin miedo. Oh, me va a dar como una grifa aviar o algo así. Ley, no. Ah, aquí viniste a aprender a ser un campesino, ¿no? Como yo. Tu papá quiere que aprendas de humildad o no. Mi papá, él no sabe ni lo que él quiere, ¿sabías? Y te agradecería muchísimo que por favor dejaras de mencionar a los caballos. Ay, cuánta hospitalidad, ¿eh? Cuánto amor. Se respira el cariño aquí.
Es un princeso. Ah, dale bien, bien. Ay, no, me estás tirando todo. Ay, Dios, dame paciencia porque si me das fuerza, te juro que lo mato. Señorita. Buenas, mira. Pues no más falta que le pongan un moñito a su novio para que se la lleven directo a la ciudad otra vez. Oh, ya ni me digas que no es mi novio, es mi prometido.
Ah, caray. Pues me hubieras dicho eso antes para enseñarlo con calma. En el campo no se aprenda gritos, se enseña con maña. ¿Cuál maña, amig? Si el hombre no distingue una pala de una escoba. Además, no sabe ni sostener una cubeta. Ya me tiró toda el agua. Ay, pues llévesela tranquilos, no hay prisa. Empiece por lo que usted más disfruta.
A ver, ¿qué es lo que más le gusta o qué le parece bonito durante el día? [Música] Esto, el paisaje, el aire, los animales. Pues lléveselo ahí. Dígale y hágale saber que el campo es lo que usted realmente disfruta. En una de esas hasta encuentra su paz y tranquilidad que él tanto anda buscando. Hasta se le pega algo bueno. A mí vale.
¿Tú qué andas haciendo aquí? Yo nada malo, nada malo. Aquí andaba cosechando cilantro para la señora Toña. Ya ve que yo le hago de todo. Eso sí, menos hacer enojad las mujeres. Eso sí que yo no lo trabajo. Ándale, pues. [Música] [Música] Órale, llévatelas para allá. [Música] Oh. Oye, te [Música] atención familia, ¿ven todos estos teléfonos inteligentes y tabletas de última generación? Bueno, pueden ser tuyos.
Y para celebrar este lanzamiento de nuestro canal de YouTube, cuando los ángeles caen, regalaremos lo que ven justo en esta mesa. Y lo que tienen que hacer es suscribirse a cuando los Ángeles caen. [Música] Ya, ya estoy harto de aquí, neta. No, no puedo creer que mi papá haya crecido en este lugar. Ya quiero largarme ya. Fausto, buenazo. Buen día.
¿Cómo anda? Miren n más lo que me mandó traer su señorita, su prometida. Ah, no, no es mi prometida, debe ser para su ex. No sé. No, no, no, no, no diga eso. Si a mí me dijo que le echó muchas ganas y que sí se le notó el desempeño y el esmero, pero pues ya sabe, mujeres, más térica que una mula de bajada, pero pues por eso mejor me mandó a mí a darle este pequeño recadito.
Bueno, pues gracias. Para que vea, joven, que el rancho también tiene sus premios y vale con permiso. [Música] [Música] [Música] Gracias por no rendirte conmigo. A poco este hombre sabe agradecer. [Música] Obligo a que te olvide el pensamiento, pues siempre estoy pensando en el ayer. Prefiero estar dormida que despierta de tanto que me duele que no estés.
Como quisiera que tú vivieras, que tus ojitos jamás cantas muy bonito, lo haces muy bien. Me enseñó mi mamá. Mi mamá me enseñó a tocar el piano. Desahoga el alma. Aunque aquí en la naturaleza es prácticamente lo mismo. Gracias. Primera vez que te escucho decir algo que no suena chiste. Hasta voy a pensar que tienes alma.
Siempre estoy fingiendo con con la familia, con los socios. Es que todo es pura imagen. Y aquí es la primera vez que no tengo que fingir nada. No sabía que te sentías así. Yo tampoco sabía. ¿Y dónde está tu mamá? Yo cuando tenía 12. La mía también se murió. Ella hacía pan y chiles rellenos y me cantaba todo el tiempo.
Me acuerdo que se reía hasta cuando lloraba. Yo ya no sé si la extraño o o solo extraño tener un recuerdo que duela bonito. Pues deberías mostrarle esta versión tuya a más personas. No sé, alguien te podría querer. Bueno, la verdad no tenía planeado enamorar a alguien en versión rancherito. A veces aquí hay más verdad entre los pollos, el fuego y el silencio que en una ciudad llena de ruido.
E, a ver, ustedes dos, ¿qué están haciendo aquí a estas horas? Ándele, mija, ya jálele para la casa. Sí, papá. Está para donde quiera, joven. Ya voy. Ya vete a dormir que mañana tocará la tierra y los bueyes no esperan a nadie. Y ya es tardísimo. Yo sigo trabajando aquí. Jovenazo, joven Fausto.
Y ese milagro y a uno no lo ve por aquí, pues, ¿cómo anda esa espalita de cristal? Mi vale, sobreviviendo apenas. Bueno, pues si ya anda medio vivo, le traengo un pequeño recado que me mandó a decir la señorita Rita para usted. Rita. Sí, señor. Me mandó a decirle nada más y nada menos que si quería tener una cita, una comida romántica el día de mañana. Una comida romántica. Eso mismo me dijo, con esas mismas palabras.
Bueno, sí me gustaría invitarla a comer, pero la verdad es que todavía no tengo mis tarjetas, amigo. Usted, usted confíe. Usted tranquilo, no más. Póngase guapo. Okay. Descansa. Te ves. Me dejaste sin palabras y el vestido me encanta. Lo haces lucir muy bonito. Gracias. Tú también te ves muy bien. Gracias. E, está chulo el vestido. ¿Lo escogiste bien? Ah, no. Yo no tuve nada.
¿Qué pasó, tortolitos? [Música] Tortolito. Tortolita, ¿cómo están? Yo los voy a estar ateniendo el día de hoy, así que cualquier cosa que necesiten de verdad pues pues aquí andamos con confianza y pues ya saben, aquí le hacemos de todo. Hasta mesero, ¿eh? Entonces, también trabajas aquí en todos lados. Ya les había dicho. Tom asiento, por favor.
Enseguida le traigo sus cartas. Pues está bien rico el restaurante. Mucho mejor que comer en el establo, ¿eh? Cuando la vaca te acorraló y saliste corriendo todo asustado. Qué pena, de verdad. No, ya ni lo mencionas. Rita, quiero decirte algo, pero es que no quiero que suene muy intenso. Bueno, estas últimas semanas contigo han sido maravillosas.
Al principio eran horribles, de verdad, pero maravillosas al final. Y ya sé que va a sonar descabellado, pero es que en verdad sí me quiero casar contigo y quiero esto para nosotros. Quiero salir a cenar, quiero vivir del campo. Está bien si me picotean los pies, los pollos, no importa. Me encanta todo eso.
Tu papá tenía razón. Eres un hombre maravilloso. Yo también me quiero casar contigo, de verdad. Bueno, entonces voy a hablar con mi papá, le voy a decir que nos vamos a casar tan pronto como sea posible y que venga para que festeje con nosotros. Pero primero le tienes que pedir mi mano a mi papá. Ah, sí, claro.
Cuenta con todo eso. Sí, no te preocupes. [Música] Eh, don Agustín, ¿qué dice, vecino? Buen día. Oiga, ¿cómo está? Muy bien, muy bien. ¿Y usted? Bien también. ¿Y qué tal su hija? Pues bien también, pero ¿por qué pregunta o qué digo? Pues es que yo vengo a comentarle pues algo que están diciendo pues muy grave de su hija.
Ah, sí. ¿Y qué es lo que andan diciendo? Pues mire, me enteré que están diciendo que el día que la dejaron plantada, esa misma noche entró con otro hombre a su casa y pues la verdad la están reventando en las calles. Miren nás hablando de mi niña.
Ah, pero eso sí, cuando se quedó chilla y chilla porque la plantaron, ahí si nadie dijo nada, ¿verdad? No, bueno, don Agustín, yo solamente vengo a decirle lo que andan murmurando de su hija. ¿Sabe qué? Échale, úchale. No lo quiero ver por aquí. Mi hija es una mujer digna y de honor. Ella sabrá lo que hace. Pues ya veremos, don Agustín. Permiso. Buen día, [Música] Rita.
E e a ver, ¿ustedes qué o qué? muy enamorados o qué se creen si ni se soportaban. ¿Saben qué? Esto se acabó. ¿Pero por qué? Pues andan diciendo cosa y media de ti allí en el pueblo. ¿Y usted qué le hace caso a toda esa gentusa? Yo sabré lo que hago. No, pues sí, pero tú crees que me gusta que te estén viboreando en las espaldas, mija. Señor, no se preocupe más por eso. Vengo aquí a hablar con usted.
Quiero pedirle la mano de su hija. De a de veras, de veras. Ya me lo prometió. Pues mira, más te digo una cosa, no me la vayas a dejar plantada porque te juro que te meto un plomazo en No, no, no se preocupe por eso. De verdad, quiero hacer las cosas bien. Ya sé que al principio no nos llevábamos bien, pero las cosas han cambiado. Haber conocido a su hija me cambió la vida.
Por eso vengo aquí a pedirle su bendición y no le voy a fallar. No más te vale que no le hagas daño a mi niña, jamás. Y bienvenido a la familia. Muchas graciasita. Whisper floats in the air tonight. Your shadow dances in the pale moonl. [Música] Pues san bien sabrosos los lonches estos. El lugar también está bien bonito. Nunca había venido aún así.
Sí, me gustó mucho. Acuérdame, por favor, que cuando estemos en la ciudad te quiero llevar un restaurante de chiles rellenos que está exquisito. Ah, no creo que como los de mi mamá. No, no creo que sean mejor que los de tu mamá. Mira nada más a quién tenemos aquí, mi amor.
Ya viste quién vino a visitarnos a nuestro negocio. Rita, qué sorpresa. Pero mira nomás. A ver, dime quién el personal te dejó pasar, ¿eh? para correr ahora mismo. Este es un lugar muy exclusivo. Ah, ya sé. ¿Acaso vienes a limpiar todos los trastes sucios? No, nena, sorry. No tenemos vacantes. No, yo no quiero problemas. No más vine a cenar con mi prometido. Ay, por favor, tu prometido. Puede ser.
A ver, Rita, ¿no logra superarmme? Que tuviese que ir a buscar a un actor de cuarta para darme celos, por favor. Eh, mira, ella es mi prometida. Yo no soy ningún actor de telenovela barato y venimos a cenar. ¿Cuál es el problema? Ah, no. Entonces, ilústrame quién eres. Ah, no, es que no me estás entendiendo. Soy Fausto Villanueva.
Por favor. A ver, a ver, a ver, a ver. Villanueva dijo, ¿verdad? Sí. Pues los millonarios que compraron medio pueblo. Sí, seguro. Y sabes qué, yo soy la reina y a ver, amigo, mira. Sinceramente no sé qué te haya ofrecido Rita para convencerte de que vinieras aquí a armar todos esos showcitos y pero aquí no es lugar para esto.
No, pero es que te vamos a pagar. Apárense. Vámonos. ¿De qué estás hablando? Vengo con mi mujer, vamos a cenar. Y okay, lo volvemos a repetir. La gente que viene vestida con ropa y zapatos de tianguis no es bienvenida a nuestro negocio. Así es que no tiene nada que hacer. Pero ya pedimos y vamos a pagar y es.
No nos interesa el dinero. Su dinero no tiene nada que hacer. Ahora no me toques. A mí no me estés tocando. No me estés tocando. Ya no me tocando. ¿Tú por qué me tocas? Oye, te vamos a pagar. ¿Qué estás haciendo? Te vamos a pagar, pero ¿qué estás haciendo? Y te lo juro, esto no se va a quedar así.
¿Vas a hacer mañana mismo? Les vamos a cerrar el local. ¿Cómo ves? Estuvieras. Sí, no la crees. Mm. Okay, está bien. Lárgate. Ya me estoy largando. Bye, baby. Bye, baby. E e amor, no puedo creer que nos hayan tratado así. Yo no sabía que este lugar era de ellos. Ya sé, ya sé, pero mira, no te preocupes, lo voy a marcar a mi papá y les van a cerrar. No, no, no, no interfieras.
Esa gente siempre recibe su merecido. Mejor ya vamos. Sí. [Música] Bueno, ya creo que ya es demasiado tarde. No hay que cerrar. Sí, creo que sí. un cliente. Buenas noches. Buenas noches. ¿Le ofrecemos algo, caballero? La señora Wendy García. Sí, dígame.
¿Soy? ¿A qué le puedo servir? Señora, mi nombre es Germán Villanueva y soy el nuevo propietario de ese lugar. En este documento va a encontrar usted la orden del desalojo, por lo cual le pido por favor que mañana a primera hora me desocupe este lugar. Claro que no. Yo soy la dueña de este negocio. Usted no puede ser. Esto es una broma.
Le ruego por favor, señora, que lo lea detenidamente para que se entere por sus propios ojos que es una orden de desalojo firmada por un juez. Usted no me puede estar haciendo esto. Esto no puede ser real. Lo siento, señora, pero usted no es las dueña. El nuevo dueño soy yo. Y le pido por favor que mañana desalojen a primera hora. De lo contrario me veré en la necesidad de usar a la fuerza pública para que los desaloje.
Ah, y una cosa más. El señor Homero Fuentes trabaja aquí con usted. Soy yo. ¿Qué quiere? Ah, es usted. Lo quiero mañana fuera de este negocio también a primera hora. Eh, si son negocios seguramente estoy fuera tambiéno. Villanueva. Sí, es el prometido de esa gatita. Claro, es verdad. No puede ser. Eres el responsable de todo esto. A ver. No, no.
Te recuerdo que tú fuiste la que fue a buscarme para irlos a sacar. Sí. No, es que no puede ser. Este es mi negocio, es lo único que tengo. Esto no puede ser posible. Es mi negocio. [Música] [Música] Hola, [Aplausos] [Música] papá. [Música] Sabía que esto funcionaría. Hijo, te has convertido en un hombre humilde, además te casaste con una mujer maravillosa.
Gracias, de verdad, Migue, muchísimas gracias por todo. Gracias. Gracias. En vista de que mi misión aquí ha terminado, mi hijo es un hombre sensato y trabajador, además de tener una mujer maravillosa, he decidido que toda mi fortuna es para ustedes. ¿Qué? Pero, papá, no. ¿Por qué harías eso? Bueno, he dejado algunos millones para irme a disfrutar de la vida, la mucha poca que me quede, a viajar por el mundo.
Y usted, don Agustín, debería de venir, salga del campo, conozca tus lugares. ¿Qué? Yo no, yo no puedo no puedo dejar sola a mi muchachita. Usted no se preocupe, don Agustín. A partir de ir de ahora, su hija jamás volverá a estar sola. Se lo prometo. Ándale, papá. Anímate. Tú has hecho ya mucho aquí. Pues nos vamos pues es lo menos que puedo hacer por el padre de la mujer que transformó a mi hijo. Gracias.
E foto, una foto. [Música] Toc toc. Don Agustín. Don Germán, ¿cómo está? Bien. ¿Ya listo para el viaje? Pues ya casi, don Germán, ya nada más me faltan unas cosillas ahí por empacar y listo. Bien. Aunque sí decirle que pues la verdad sí me siento algo nervioso.
Yo nunca he salido antes del rancho y pues sí me siento raro. Ah, quedó Agustín. Esto está en buenas manos, no se preocupe, la vamos a pasar de lo mejor. Eso sí lo sé. Ándale, pues. Oye, ¿cómo ven nuestros chamacos? Ya dos meses casados y al parecer la llevan muy bien. Yo sé que van muy bien. Hola. Hola, suegro, ¿cómo está? Hola, hija hermosa. Papá, hijo, ¿cómo estás? Eh, todo muy bien. Gracias. Qué gusto verte, hijo.
¿Tú qué tal? Todo bien. Bien, bien. Vengo ya. Excelente. Eh, qué bueno. Se me cuidan mucho. Sí, mijja, claro que sí. Oigan, tenemos una noticia, ¿eh? Ah, sí. Pues, ¿qué es eso? Tú diles, ¿no? Diles tú. Los dos amoros. A la cuenta de tres. Una, dos, tres. Van a ser abuelos. ¿Qué es en serio? Voy a ser abuelo. No van a dar un nieto.
Don Agustín sabía que iban a servir la tarea, ¿eh? Y eso me enorgullece, hijo. Eh, oiga, pues pues al parecer vamos a tener que volver en unos meses. Ah, vamos a tener que regresar. Vamos a que conocer al nieto. Sí. Oiga, ¿qué le parece, don Germán, si me puede ayudar a empacar, por favor? Porque pues yo ni sé.
Yo no sé ni qué llevar. Ándele pues, don Agustín. Sirve que le invito un cafecito a ese que se da por aquí. Uh, ya verá qué chulada de café. Quiero probarlo. Pues vamos. Con permiso, muchachos. Muchachos, ahorita nos vemos, ¿eh? Papá, gracias. Ya ves, les encantó. Estoy muy feliz. Gracias. Gracias a ti. [Música] Mira quién está allá. Mig M. Vamos.
¿Cómo andas? Migue, mis tortolitos, ¿cómo estás? Todo muy bien. ¿Y tú? Muy bien también. Pues te tenemos una noticia. Bueno, un notición. ¿Qué pasó? Sí. La familia se está agrandando. No, gracias. Gracias. ¿Verdad? Oye, es que te queremos dar las gracias porque nada de esto hubiera sucedido si no fuera gracias a ti. A mí.
Sí, estuviste con nosotros desde el principio. No, no. Gracias por no rendirte. Yo solo ayudé a que poquito a que te abrías un poquito el corazón. Ya ves qué te dije que después de la tormenta viene la calma siempre. Y a ti sabía que eras mi gallo. ¿Ves tanta paz y tranquilidad que buscabas y siempre la tuviste enfrente de tus ojos? que te costaba amar sin diferencias.
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