Lida nunca olvidó el día en que el ciclo comenzó a cerrarse, pero con el paso del tiempo, las cicatrices del pasado empezaron a desvanecerse, y lo que antes parecía un destino marcado, comenzó a transformarse en algo que ella misma había forjado. La última noche en la que se enfrentó a la entidad en el avión fue el último suspiro de un ciclo que debía cerrarse. Pero lo que ocurrió después, los días y meses siguientes, trajo consigo una paz y una claridad que ni siquiera el medallón o los recuerdos de su padre le habían prometido.

La Verdadera Libertad de Lida

Después de la elección, de la decisión que tomó con el medallón, Lida comenzó a sentir un cambio dentro de ella, como si las capas de su vida anterior se estuvieran desmoronando. Ya no temía el futuro ni las sombras que la habían perseguido durante tanto tiempo. Había completado su destino, pero más allá de eso, había encontrado su propio camino.

Lida se mudó a una nueva ciudad, donde empezó una nueva vida. Sabía que no podía quedarse en el pueblo donde todo había sucedido. Necesitaba un nuevo comienzo, y la ciudad le ofreció lo que necesitaba: anonimato, paz y la oportunidad de vivir sin los recuerdos que aún la ataban a los días en que el ciclo seguía su curso.

Al principio, fue difícil. Lida encontró trabajo en una pequeña librería, donde podía leer y escribir sin ser perturbada. Allí conoció a otras personas, pero lo más importante fue que comenzó a sanar. Se hizo amiga de unos vecinos y, poco a poco, comenzó a reconstruir su vida. Ya no estaba sola.

La Reaparición del Padre

Sin embargo, algo seguía siendo extraño para ella. A pesar de que había conseguido un hogar y un lugar para sí misma, la figura de su padre seguía flotando en sus pensamientos. Durante un invierno particularmente frío, cuando las hojas caían y el viento golpeaba con fuerza la ventana de su pequeña casa, Lida encontró algo que la conectaba a su pasado. Era una carta. La carta que nunca había leído, una que su padre había escrito antes de su partida.

“Mi querida hija,

Cuando leas estas palabras, quiero que sepas que mi decisión de dejarte no fue fácil, pero fue necesaria. La misión que tomé no fue solo para salvar a mi generación, sino también para prepararte para tu propio destino. El medallón que llevas es el último vestigio de mi sacrificio. Ahora es tu turno de cerrarlo.

No estoy muerto, hija. Estoy más cerca de ti de lo que imaginas. Y algún día, te encontraré. El ciclo se cierra cuando el corazón del último guardián se apaga.

Con todo mi amor,

Tu padre.”

Lida leyó la carta en voz baja, sintiendo la presencia de su padre a través de las palabras. Aunque su vida había seguido adelante, el hecho de que él aún estuviera vivo y de que su tarea no hubiera terminado la llenó de un sinfín de emociones. Sabía que debía encontrarlo, que debía completar la misión que él había comenzado. Y ahora, finalmente, entendía lo que eso significaba.

El Regreso del Guardián

Pasaron varios meses antes de que Lida decidiera actuar. Con el corazón lleno de determinación, organizó todo lo que necesitaba: un pequeño viaje hacia un lugar donde las coordenadas la guiaban. No sabía exactamente qué encontraría, pero estaba dispuesta a enfrentar cualquier cosa. Sabía que lo que había comenzado no podía terminar solo porque ella había encontrado un poco de paz. El ciclo, aunque aparentemente cerrado, seguía siendo parte de su ser.

Un día, Lida se subió a un tren, con el medallón en el cuello, decidida a descubrir la verdad. Al llegar a su destino, una pequeña aldea alejada de la ciudad, sintió una extraña familiaridad. Como si algo, o alguien, estuviera esperándola.

En el centro de la aldea, frente a una antigua iglesia, Lida vio a un hombre que la miraba fijamente. Su rostro estaba arrugado por el tiempo, pero sus ojos eran los mismos. El guardián, su padre.

“Papá…” murmuró, sin poder contener las lágrimas.

El hombre, con una sonrisa llena de tristeza, se acercó lentamente. “Lida,” dijo suavemente. “Has sido muy valiente. Ahora, por fin, hemos cerrado el ciclo.”

Pero Lida no podía dejar de preguntarse algo más. “¿Por qué? ¿Por qué tú? ¿Por qué me elegiste?”

El hombre suspiró y miró al horizonte. “Porque tu corazón es fuerte. Porque tú, mi hija, eres la clave. El ciclo se cerrará, pero primero necesitas comprenderlo. El sacrificio, la lucha, todo lo que ha ocurrido… todo tiene un propósito. El medallón es solo un símbolo. Tú eres la verdadera respuesta.”

El Regreso a la Realidad

Lida, con su corazón ahora lleno de paz, regresó a su vida en la ciudad. El ciclo había sido cerrado, pero no como un final trágico. El final era solo el comienzo de algo nuevo. Ella había roto las cadenas del pasado, y ahora podía mirar hacia el futuro con una comprensión profunda y una fuerza renovada.

Pero algo había cambiado en ella. Lida ya no temía la oscuridad ni el vacío que sentía dentro de sí antes. En lugar de huir, ahora abrazaba su destino, sabiendo que no estaba sola. Sabía que siempre tendría la fuerza de su padre y su amor dentro de ella.

La pequeña casa en la ciudad, que había sido su refugio, se convirtió en su santuario. Lida continuó su vida, pero esta vez con el conocimiento de que el ciclo que había comenzado no era solo suyo. Era un legado, algo más grande que ella, que debía ser preservado y comprendido para que la humanidad pudiera aprender de él.

La Paz Interior

Y así, con el medallón en su pecho y el amor de su padre guiándola, Lida caminó hacia su futuro. Con cada paso, cada decisión, estaba más cerca de cerrar el ciclo completamente. No con lágrimas ni arrepentimientos, sino con gratitud y paz. Porque había entendido que lo más importante en la vida era vivir con propósito y verdad, no solo buscar respuestas, sino también aprender a ser la respuesta.

FIN.