Capítulo 1: La ausencia
Mira, papá… crecí sin ti. Desde que tengo memoria, tu ausencia ha sido una sombra que me acompaña en cada paso que doy. A veces me pregunto cómo sería mi vida si estuvieras aquí, pero la verdad es que he aprendido a vivir con tu ausencia. Y mírame ahora, aprendí a caminar de la mano de mi mamá. Ella siempre estuvo ahí para evitar que cayera, y si me caía, me levantaba con amor, con una sonrisa que iluminaba incluso mis días más grises.
Recuerdo un día en particular, cuando tenía apenas cinco años. Estábamos en el parque, y mientras los otros niños corrían hacia sus padres, yo me quedé un poco atrás, observando. Mi mamá se dio cuenta de que me había quedado quieto y se acercó a mí. Con su mano suave, me tomó de la mano y me dijo: “Vamos, cariño, tú también puedes jugar”. Esa frase se quedó grabada en mi corazón. Ella siempre sabía cómo animarme, cómo hacerme sentir que todo iba a estar bien, incluso cuando el mundo parecía un lugar confuso.
Capítulo 2: Las noches en vela
¿Sabes algo? Hay noches en las que no puedo dormir, y mientras tú descansas tranquilo, mi mamá se desvela a mi lado, sin quejarse. La veo sentada en la silla junto a mi cama, leyendo un libro o simplemente mirando al vacío, perdida en sus pensamientos. A veces me despierto y la encuentro con los ojos cansados, pero siempre me sonríe cuando me ve despierto. “¿No puedes dormir, pequeño?” me pregunta, y yo le respondo que no. Ella se acerca y me acaricia la cabeza, y en ese momento, siento que todo va a estar bien.
Ella siempre está, aunque tú no estés. Esa es la verdad. Mi mamá ha sido mi roca, mi refugio. En esos momentos de desvelo, me cuenta historias sobre su infancia, sobre cómo creció en un pequeño pueblo, rodeada de amor y de sueños. Me habla de sus padres, de mis abuelos, y de cómo siempre lucharon por darle lo mejor. Esa fortaleza que veo en ella es un reflejo de lo que aprendió de ellos.
Capítulo 3: Sacrificios
¿Te has dado cuenta, papá? Mi mamá ha dejado de comprarse cosas básicas para poder darme lo que necesito: comida, ropa, y algún que otro juguete que le saca una sonrisa a mis días. Recuerdo un cumpleaños en particular, cuando me regalaron una bicicleta. Estaba tan emocionado, y cuando vi la cara de mi mamá al verme feliz, supe que todo lo que hacía valía la pena. Pero luego, un día, la vi mirar con tristeza una blusa que le gustaba en una tienda. No la compró. En ese momento, entendí que su amor por mí era más grande que cualquier cosa material.
Porque tú, claro… ya tienes tus prioridades, tus cuentas y tu nueva vida. A veces me pregunto si alguna vez piensas en nosotros, si alguna vez te detienes a pensar en lo que dejaste atrás. Mi madre nunca habla mal de ti, pero a veces, en sus ojos, puedo ver la tristeza que le causa tu ausencia. Ella me dice que no debo preocuparme por lo que no tengo, sino por lo que sí tengo: amor, familia y un hogar lleno de risas.
Capítulo 4: Creciendo con amor
Te cuento algo: cuando crezca, voy a cuidar de mi mamá con todas mis fuerzas. Voy a protegerla de personas que no saben valorar, como tú no lo hiciste. Cada día, mientras me miro en el espejo, veo a mi madre en mí. Su fuerza, su determinación, su amor incondicional. Ella me ha enseñado que la vida no siempre es fácil, pero que siempre vale la pena luchar por lo que amas.
A veces, cuando estoy en la escuela y mis compañeros hablan de sus padres, siento un nudo en la garganta. Pero luego recuerdo las historias que me cuenta mi mamá, y me siento afortunado. Ella me ha enseñado a ser fuerte, a no rendirme nunca. Y eso es algo que nadie puede quitarme.
Capítulo 5: Momentos de alegría
Y le daré todo el amor, la paciencia y la ternura que ella me da cada día, aunque esté sola. Hay momentos en los que me siento abrumado por todo lo que ha hecho por mí. Como cuando me ayuda con mis tareas, o cuando me lleva a la playa y me enseña a nadar. Recuerdo la primera vez que lo hice. Estaba aterrorizado, pero ella me tomó de la mano y me dijo: “Confía en mí, yo estoy aquí”. Y así fue como aprendí a flotar, a dejarme llevar por las olas, a disfrutar del momento.
Cada rayo de sol que brillaba sobre nosotros era una promesa de que todo iba a estar bien. En esos días, olvidaba la tristeza de tu ausencia y me sumergía en la felicidad que me daba mi madre. Ella siempre encuentra la manera de hacerme reír, de enseñarme a ver el lado positivo de las cosas, incluso cuando el mundo parece oscuro.
Capítulo 6: La fortaleza de mi madre
¿Sabes, papá? Lo más bonito que hiciste fue darme a mi mamá, una mujer fuerte, incansable, que lucha a diario para darme lo mejor, aunque a veces no tenga nada. Ella es mi heroína. No lleva capa ni tiene superpoderes, pero su amor es más poderoso que cualquier cosa que haya conocido. A veces, cuando la veo cansada al final del día, me duele el corazón. Pero siempre encuentra la energía para sonreírme y decirme que todo estará bien.
Ella me ha enseñado a valorar las pequeñas cosas: un amanecer, una tarde de lluvia, una sonrisa de un extraño. Me ha mostrado que la vida está llena de sorpresas, y que a veces, las cosas más simples son las que más importan. Esos momentos de conexión, de amor, son los que realmente cuentan.
Capítulo 7: Sin rencor
No te preocupes, no te necesitamos. Aunque sí me hubiera gustado que formaras parte de mi vida… A veces, en mis pensamientos, imagino cómo sería tenerte a mi lado. Me imagino jugando al fútbol contigo, o compartiendo historias mientras cenamos. Pero luego, la realidad me golpea, y entiendo que no puedo vivir en el pasado.
Pero mamá me ha enseñado a no entristecerme por eso. Ella me dice que tal vez algún día te des cuenta de lo que dejaste ir, y te preguntes cómo fue crecer sin ti. A veces, me gustaría que te dieras cuenta de lo que perdiste. Que supieras que hay un niño aquí que te extraña, que anhela tu presencia. Pero también sé que no puedo esperar a que eso suceda.
Capítulo 8: La perseverancia de mi madre
Y si eso pasa, quiero que sepas algo: aunque hay días difíciles, mi mamá nunca se rinde. Siempre encuentra la forma de salir adelante y regalarme momentos felices. Recuerdo un día en el que ella estaba especialmente triste. La vi sentada en el sofá, con la mirada perdida. Me acerqué y le pregunté qué pasaba. Ella sonrió y me dijo que solo estaba cansada. Pero luego, decidió que era un buen día para hacer galletas. Juntos, llenamos la cocina de risas y harina, y al final, disfrutamos de nuestras galletas recién horneadas.
Esa es la magia de mi madre. Puede estar pasando por un mal momento, pero siempre encuentra la manera de convertirlo en algo hermoso. Me ha enseñado que la vida está llena de altibajos, pero que siempre podemos encontrar la luz, incluso en los días más oscuros.
Capítulo 9: Un futuro lleno de amor
Espero que estés bien. No te guardamos rencor. De corazón, deseo que seas feliz con la vida que elegiste… sin mí. A veces, me pregunto si eres feliz. Si has encontrado lo que buscabas. Pero luego, me doy cuenta de que eso no importa. Lo que realmente importa es que tengo a mi mamá, que ella es mi todo.
Y si algún día piensas en mí, no te preocupes: me dejaste en las mejores manos. Tengo a mi mamá, a mis abuelos, y a una familia que me abraza, que me cuida, y que me ama profundamente. A veces, cuando estoy rodeado de ellos, siento una calidez que no puedo explicar. Es un amor que me envuelve y me hace sentir seguro.
Capítulo 10: La familia que elegí
Mi familia no es perfecta, pero es la mejor que podría haber deseado. Mis abuelos siempre están ahí para contarme historias de su juventud, de cómo se conocieron y de los sacrificios que hicieron para darnos una vida mejor. Me encanta escuchar sus relatos, porque me enseñan a valorar la historia familiar, a entender de dónde vengo.
Mis amigos también son parte de esta familia elegida. Cada vez que nos reunimos, siento que somos más que amigos; somos hermanos y hermanas. Nos apoyamos en los momentos difíciles y celebramos juntos los logros. En esos momentos, olvido la tristeza de tu ausencia y me sumerjo en la alegría de estar rodeado de amor.
Capítulo 11: La celebración de la vida
La vida está llena de celebraciones. Cumpleaños, fiestas, reuniones familiares. Recuerdo un cumpleaños en el que mi mamá organizó una fiesta sorpresa. Estaba tan emocionada, corriendo de un lado a otro, asegurándose de que todo estuviera perfecto. Cuando llegué a casa y vi a todos mis amigos gritando “¡sorpresa!”, sentí que el mundo se iluminaba. Esa fue una de las mejores noches de mi vida.
Esa noche, mientras soplaba las velas, pedí un deseo. No era un deseo egoísta, sino uno que incluía a mi madre: que siempre tuviéramos la fuerza para enfrentar cualquier desafío juntos. Porque sé que, sin importar lo que suceda, siempre estaremos ahí el uno para el otro.
Capítulo 12: Reflexiones sobre el pasado
A medida que crezco, me doy cuenta de que la vida es un viaje lleno de lecciones. He aprendido que el pasado no define quién soy, sino que me ha moldeado. Mi madre me ha enseñado a mirar hacia adelante, a no quedarme atrapado en lo que no tengo. Ella siempre dice que el futuro está lleno de posibilidades, y que debemos estar listos para aprovecharlas.
A veces, reflexiono sobre mi infancia y me doy cuenta de que, a pesar de los desafíos, he sido afortunado. He tenido amor, apoyo y la oportunidad de crecer en un ambiente lleno de calidez. Mi madre me ha enseñado a ser agradecido, a valorar cada momento y a encontrar la belleza en las cosas simples.
Capítulo 13: La importancia del amor
El amor es lo que realmente importa. No importa si no tengo a mi padre a mi lado; tengo a mi madre, que es más que suficiente. Ella es la que me ha enseñado a amar y a ser amado. Me ha mostrado que el amor no se mide por la cantidad de tiempo que pasas con alguien, sino por la calidad de esos momentos.
Cada abrazo, cada palabra de aliento, cada sonrisa compartida son tesoros que guardo en mi corazón. Y mientras siga teniendo eso, sé que puedo enfrentar cualquier cosa que la vida me presente.
Capítulo 14: Mirando hacia el futuro
A medida que miro hacia el futuro, me siento esperanzado. Sé que habrá desafíos, pero también sé que tengo las herramientas para superarlos. Mi madre me ha preparado para enfrentar la vida con valentía y determinación. Me ha enseñado que, aunque la vida no siempre sea fácil, siempre hay una razón para seguir adelante.
Y cuando llegue el momento de formar mi propia familia, llevaré conmigo todo lo que he aprendido. Quiero ser un padre tan amoroso y presente como ella ha sido conmigo. Quiero enseñar a mis hijos el valor de la familia, la importancia del amor y la belleza de la vida.
Capítulo 15: Un mensaje para ti
Así que, papá, aunque no estés aquí, quiero que sepas que estoy bien. Estoy rodeado de amor y de personas que se preocupan por mí. Mi mamá es mi héroe, y siempre lo será. Ella ha hecho un trabajo increíble al criarme, y estoy agradecido por cada sacrificio que ha hecho.
No te guardo rencor. Solo quiero que sepas que, a pesar de tu ausencia, he encontrado la felicidad en los brazos de mi madre y de mi familia. Y aunque me hubiera gustado que formases parte de mi vida, he aprendido a aceptar la realidad.
Espero que encuentres lo que buscas en tu vida. Y si algún día piensas en mí, recuerda que me dejaste en las mejores manos. Estoy aquí, creciendo y aprendiendo, y sé que el futuro es brillante.
Porque, al final, lo que realmente importa es el amor que compartimos, y eso es algo que siempre llevaré conmigo. 💕
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