A fines de diciembre de 2016, los vecinos de Villa Luro notaron que Claudia Ferro, una artista callejera de 51 años, llevaba varios días sin abrir las persianas de su casa. Tampoco se le veía paseando a sus perros ni haciendo sus tareas habituales. Y hasta había gente desconocida viviendo en su hogar. Pocos días después, el 8 de enero, apareció un post en su cuenta de Facebook: Viajando por el mundo, “No quiero saber de nadie.

” El mensaje, lejos de tranquilizar, encendió todas las alarmas. Claudia no tenía pasajes, no había sacado plata, no se había llevado su celular, su computadora ni su documento nacional de identidad y sus perros seguían encerrados en la casa. Lo que siguió fue una historia tan absurda como inquietante. Ocupas que daban explicaciones contradictorias, quemaban cosas en el patio y que atendían a los medios con una máscara de Mickey.

Una investigación lenta, allanamientos que llegaron tarde, pistas que no llevaron a ningún lugar y un misterio que casi una década después sigue sin resolverse. [Música] Claudia Ferro vivía sola en la casa que había heredado de sus padres sobre la calle Corbalán en Villa Luro. No tenía hijos ni hermanos.

Sus vecinos la conocían bien. Era artista callejera, animaba fiestas infantiles y aunque no tenía un gran círculo social, solía relacionarse con la gente de la cuadra. Siempre dejaba las persianas abiertas durante el día y se la veía constantemente paseando a sus tres perros. La última vez que alguien la vio fue en los últimos días de diciembre de 2016. Algunas versiones señalan el 26.

después de Navidad. A partir de ahí, dejó de salir. Las persianas permanecieron cerradas y no se la volvió a ver. El 30 de diciembre, varios vecinos decidieron ir hasta la comisaría para denunciar su ausencia. Contaron algo que les llamaba aún más la atención. En su casa había gente viviendo que ellos nunca habían visto, personas que parecían haberse instalado sin permiso y que ahora se movían por el lugar como si fueran los dueños.

Menos de 10 días después, el 8 de enero de 2017, un nuevo detalle sumo más inquietud. En el perfil de Facebook de Claudia apareció un mensaje que decía que estaba viajando por el mundo y que no quería saber de nadie. Quienes la conocían sabían que eso no tenía sentido. No había sacado dinero, no había dejado encargados a sus perros y no tenía pasajes ni reservas de viaje.

De hecho, como la policía descubriría tiempo después, su celular, su computadora y su documento nacional de identidad aún seguían dentro de la casa. En ese lugar se metieron a vivir en total tres personas. Carlos Charlie Gutiérrez Manrique de nacionalidad peruana, Claudia Lorenis Perdomo Montilla, venezolana y un hombre llamado Ezequiel Tutolomondo, que varios meses después sería conocido por hablar con la prensa utilizando una máscara de Mickey.

La presencia del trío no era nada discreta. Salían y entraban con frecuencia, cambiaban cerraduras y se comportaban como si la casa les perteneciera. Cuando los vecinos animaron a preguntarles qué hacían ahí, todos dieron la misma explicación, que Claudia se había ido de viaje como mochilera y que les había dejado la casa y los perros para cuidar.

Charlie desea conocer a Claudia desde hacía 10 años por actividades artísticas que eran amigos y que ella confiaba en él. Perdomo Montilla afirmaba que la propia Claudia le había dado su celular antes de irse por razones laborales y Ezequiel, el más excéntrico, llegó a decir que no conocía a Claudia en persona, que solo la seguía en redes sociales y que él había hecho un trato con Charlie para quedarse en una habitación a cambio de pagar la luz y el agua.

Durante varios días consecutivos, los ocupas encendieron grandes fogatas en el patio con humo espeso y un olor fuerte. Los vecinos llamaron a la policía una y otra vez, temendo que estuvieran destruyendo posibles pruebas. En el interior de la vivienda también se produjeron cambios. Por ejemplo, levantaron paredes nuevas en sectores donde antes no había divisiones.

Además, uno de los perros de Claudia, que ladraba constantemente fue abandonado en la calle. Días después, un comerciante lo rescató y terminó siendo adoptado por otra familia. A la par, los tres comenzaron a usar la casa como si fuera un centro cultural improvisado. Publicaban en redes sociales, convocatorias a eventos y pedían donaciones.

Me presento, me llamo Ezequiel, soy de la ciudad de Rosario. Estoy con ganas de hacer un centro cultural donde pueda venir gente que quiera hacer artesanía, talleres de yoga, talleres de música. Bueno, yo alquilé este lugar. Este es el lugar donde quiero hacer. Tiene un par de detalles que le faltan.

Como ven, tiene un balcón, un balcón muy grande con vista a la calle. Y si bien la presencia de estas personas, sus explicaciones débiles y sus actos cada vez más extraños terminaron de convencer a los vecinos de que algo había pasado, la fiscalía todavía no los había citado a declarar. Día a día la investigación oficial se movía más lento que los rumores que crecían en la cuadra.

Concretamente, la denuncia por la desaparición de Claudia había ingresado el 30 de diciembre de 2016 en la comisaría 54 y la investigación quedó en manos de la Fiscalía Criminal y Correccional número 42 a cargo de Carlos Arturo Belarde con intervención del juzgado nacional en lo criminal y correccional número 21 de la jueza Alicia y Hermil.

En esos primeros días, la prioridad parecía ser determinar si Claudia se había ido voluntariamente o si había algún delito detrás, pero el ritmo fue inusualmente lento para un caso con indicios tan claros. Los vecinos esperaban que se citara de inmediato a declarar a los tres ocupantes, pero eso no ocurrió. El fiscal decidió no llamarlos ni siquiera como testigos en los primeros meses.

Años después, en entrevistas, explicó que estaba reuniendo elementos para imputarlos por usurpación y que si los citaba como testigos y luego los acusaba, sería desprolijo. Pero mientras tanto, el tiempo corría y cualquier prueba podía desaparecer. El 10 de agosto de 2017 el tema llegó a los medios de comunicación.

vivía sola y que desde hace 8 meses está desaparecida, nadie sabe dónde está. Y en su casa empezó a vivir una pareja, una pareja de eh extranjeros. Cada vez que alguien le pretende preguntar dónde está la dueña de la casa, este matrimonio se muestra muy hostil y miente. Dice que Claudia está en Brasil. Pero, ¿por qué? Los primos de Claudia, Claudio y Pablo, fueron los primeros en dar testimonio al respecto.

Ellos aducen no saber nada, que mi mi prima está viajando por Brasil, que está viviendo en Brasil. Eso en una versión después eh hay otra versión que dicen de que chica que está viviendo ahí es una hija no reconocida de mi prima. Son todas versiones que no tienen fundamento. Más allá de cuál sea el desenlace de esta historia, lo que quieren es saber la verdad es que la justicia vuelva a llanar, vuelva a inspeccionar.

Así que lo que están pidiendo es un mayor accionar de la de la justicia que ya hizo lanamientos, que no encontró más que el celular en la casa. Pero bueno, la historia sigue sin algunos noticieros hasta se quedaron esperando para intentar hablar con los usurpadores. Eh, cuando vos digas golpeas otra vez.

Vamos a estar todo el día. Vamos a estar todo el día hasta mira si mañana aparece Claudia. Perfecto, todos contentos. Ya está. Yo cada 5 minutos toco de nuevo. Igual no parece haber movimiento. Eh, vamos a estar todo el día. Y cuando la presión fue insostenible, Ezequiel Tutolomondo salió a hablar con la prensa utilizando una gran cabeza de Mickey que Claudia usaba para trabajar.

No, que pasen así ven el lugar que el lugar está tal y como lo dejó Claudia al mismo lugar. ¿Cuándo la viste a Claudia? ¿Dónde está Claudia? Está desaparecida. ¿Cuándo la viste por última vez? ¿No te acordas cuando la viste? Mira, yo voy a hablar con los chicos de ahí, le pregunto si pueden pasar todo. El tema no es sobre el lugar, el tema es sobre la persona que es dueña del lugar.

Por eso te digo, pueden hablar con Charlie y la chica, que ellos son los responsables los que quedaron a cargo. Villal, ¿no te acordas cuando la viste disfrazado? Eh, yo te digo, yo voy a hablar con los chicos de ahí, le comento. Dale. Dijo que los vecinos les gritaban cosas y que por eso no salían de la casa a la puerta.

Esto lo que ven acá y estas marcas lo hicieron los vecinos. Como que muchos no quieren salir, por eso la idea es que entre uno, ¿me entendés? Porque los vecinos van a empezar a gritar cosas. Encontraron el teléfono celular acá de la persona está. Ah, mira, yo te digo la verdad no tengo ni idea, loco. No tengo ni idea. Yo llegué acá hace un mes. Llegué acá.

No estoy, la mejor chico. Con a Claudia, acuerda, permiso. Dijiste que la conocías, por eso le preguntamos. Y contó de dónde en teoría conocía a Claudia. Ella hacía show para animales, o sea, hospedaba perro y también difundía cosas por Facebook. Ella yo era un seguidor de ella. ¿Lo conocías por Facebook nada más? Sí, pero personalmente eh yo lo conocí a Charlie y Charlie como era amigo de ella, o sea, un amigo con derecho, ¿no? Esto es Bueno, no, esto es una, a ver, la verdad estamos la verdad una situación sumamente absurda.

Finalmente dejaron pasar algunos periodistas a la casa, pero todo fue caótico acá dentro porque los vecinos le gritan a todos. A ver, vamos, estamos ingresando a la vivienda de esta pareja que aparentemente, según los vecinos, usurparon la casa de Claudia. A ver, vamos a acercarnos. Es imposible porque el pasillo es muy fino de la casa.

No vamos a poder tener el acceso porque es imposible. El pasillo es muy Daer Charlie está llamando a Charlie que aparentemente es la persona que estáándose en la vivienda de Claudia. Luego todos volvieron a salir y los tres usurpadores se acercaron a la puerta a hablar. Tres allanamientos, chicos. Raro que está en la fiscalía.

Yo me acerqué a la fiscalía también. Es que el fiscal tampoco no me ha llamado a declarar. Se llama Carlos Belarde. Eh, mire, Claudio. Claudio es una señora mayor de 50 años, más de 50 años, ya 57 años ya es una señora responsable que ya sabe lo que hace. ¿Me entendés? Ellos decían que los vecinos se querían quedar con la casa.

Hay gente que se quiere quedar con la casa. ¿Quién se quiere quedar con la casa? Todos los vecinos se quieren quedar con la casa. Eso pasa. ¿Por qué esto es una máscara de mic? Porque yo soy amigo de él, ¿me entendés? Yo llegué hace un mes. Tiene que ver. Es la máscara que usaba ella para hacer su trabajo.

Parece una cargada lo que estás haciendo meses. Ya entrada la noche permitieron que solo un medio ingresara a la casa para filmarla por dentro. Charlie aseguraba que ellos no eran ni ocupas ni asesinos y que él conocía a Claudia hacia 10 años aquí en este lugar. ¿Vos sos una ocupa? No, ni ocupa ni asesino. Cirquero. Bueno, y ahora est le estaba cuidando yo de la casa y la relación de amigos de amigos hace 10 años atrás.

10 años atrás que sos amigo de ella. Sí. ¿Y ella se fue, ¿a dónde? ¿Qué es lo último que sabes? Fue que se fue de mochilera. ¿A dónde? No me dijo eso. Me parece a mí que la situación no es normal. Obvio que no es normal, claro. Pero siendo mochilero uno no lleva tantas cosas, ¿eh? También es normal que no se comunique ni con la familia ni con los amigos.

Ya no, eso ya no es normal. Por ahí yo pensaba el mes al dos meses, pero por ahí tres ya es demasiado. Por lo menos que llevo una C. Son tres o más de ocho. Sí, pero pues ya los tres meses yo estaba preocupado. Marcos, hicieron la denuncia. No, no, porque los vecinos hicieron una denuncia primero. Ya nos declaraste, eso lo que no se entiende.

Y bueno, me gustaría hablar igual con el fiscal, con Carlos Belarde, a ver si me escucha, podría llamar, ¿no? Eh, ¿qué te parece que pudo haber pasado con ella? No sé, capaz que puede estar disfrutando. Acá vos me decís que vivís con tu pareja, una mujer venezolana que aquí vemos.

También dicen que subalquilan el lugar. Hay más de dos personas en este lugar viviendo, ¿no? Que le damos ayuda a los artistas que están en la calle y aquí no alquilamos. Esto no es hotel, no es nada. Esto viene gente, amigos de artistas, otros artistas y ya vienen aquí a compartir. Fuera de la casa, los vecinos y primos de Claudia fueron los principales impulsores de la búsqueda.

Ellos hablaban con la prensa, exigían medidas y señalaban cada movimiento extraño. Uno de ellos hasta logró grabar una conversación con Perdomo Montilla, una de las usurpadoras, y ni siquiera así podía quedar claro cómo llegaron hasta la casa. Oi, con una orden de de allanamiento. ¿Pero por qué? ¿Por qué andan buscando esta piba? ¿Y esta piba dónde está? No sé dónde mi está mi tía.

¿Le pidieron los papeles del boleto de comprimenta de la casa, por ejemplo, no? ¿Y por qué no se lo pidieron? No, no están pidiendo. Es el titular de la casa. Y bueno, si se lo compraron son ustedes. Tiene el boleto compriiventa. No, no sé. Yo en verdad ahí no me meto. ¿Cuándo la vieron a Claudia la última vez? Esa que tenés que decir.

Pues ya ni me acuerdo ya en qué fecha ya prácticamente que fue que yo la vi. Pero, ¿y dónde está viviendo? Eso es lo que se sabe, porque si le dan los datos de dónde está Claudia, listo, se terminó, Claudia les puede dar la casa y listo, ya está. Pero, ¿con quién arreglaron ustedes para que les dé la llave? Con la misma Claudia.

Habló mi pareja con con ella. Adelante tuyo, ¿no? Porque ese día me había ido a trabajar. Mientras tanto, el expediente seguía caratulado como averiguación de ilícito y paradero sin imputaciones graves. El 11 de agosto, Ezequiel, quien había salido a hablar con la máscara de Mickey, volvió a hablar con la prensa, esta vez a cara descubierta.

Ahí aseguraba que Charlie había estado saliendo con Claudia y que por eso les había confiado la casa. Además, volvió a repetir que la mujer simplemente andaba viajando como mochilera. Yo lo conocí a Charlie. Charlie me contaba que con Claudia estaba saliendo y como te digo, o sea, Claudia no está ni muerta, no está ni desaparecida.

Claudia es mochilera. ¿Quién es Charlie? Contanos. Charlie el que salió ayer acá en la reja. Él es Charlie el que salía con la señal. Y horas más tarde habló Perdomo Montilla. Claudia Ferro. Preocupados porque no sabemos nada de ella, no nos escribe por el Facebook ni nada. Sí. Bueno, si ella nos está viendo en estos momentos, bueno, loquita, aparecer porque esto acá es un quilombo.

Lindo quilombo. La combinación de una investigación lenta, sospechosos en libertad y evidencias potenciales que se podían perder convirtieron los primeros meses en una oportunidad desaprovechada para esclarecer el caso. La historia cambió de rumbo recién cuando la presión mediática llegó a un punto en el que la justicia no pudo seguir evitando mover las piezas.

El 12 de agosto, Ezequiel Tutolomondo dio una entrevista en un estudio de televisión. Ezequiel es habitante de la casa. ¿Te te enoja si te dicen a vos que yo so un usurpador? No solamente me tratan de usurpador, de ocupa, de asesino, de que estoy con el tema de trata de mujeres, que la verdad que a mí me deprime porque yo estoy colaborando verdaderamente y a mí también me interesa saber dónde está Claudia, porque para nosotros Claudia no está desaparecida, al contrario, ella es una mujer adulta, una Durante unos 40 minutos repitió lo mismo

que venía diciendo hacia días, que cocinaban a leña y que por eso el fuego y el olor, que llegó a la casa porque se lo contó Charlie que Claudia había viajado de mochila. y que planeaban hacer un centro cultural. Pocos días después denunció a los vecinos por insultos y pintadas en la casa. En paralelo, los primos de Claudia seguían pidiendo respuestas.

And hace 8 meses que desapareció mi prima y estamos esperando prudentemente porque creemos en la justicia. Lo más gracioso que prospera tal vez más rápido la denuncia de esta gente que la nuestra que estamos justamente hace 8 meses esperando. Fue una respuesta de la justicia y junto a los vecinos organizaron una protesta para pedir el desalojo de la casa.

Hay un dato que no se dio a conocer mucho. Usted tuvo una última comunicación con Claudia. ¿Qué fue lo que le dijo? más o menos en diciembre, en la cual me manifiesta de que iba a alquilar una de las habitaciones, le expreso de que tenga los recaudos necesarios y me dijo que sí, sí, sí, está bien. Un momento le dijo, “Voy a viajar de mochilera a algún lado.

” Esta es la versión de la gente que está ocupando la vivienda. Finalmente, el 17 de agosto de 2017, la justicia citó a los tres ocupantes a declarar para ser indagados por el delito de usurpación de la vivienda, no por la desaparición de Claudia. Y si bien fueron a tribunales, se negaron a declarar, luego quedaron en libertad.

Legalmente seguían siendo simples sospechosos para los vecinos, pero no para la justicia. Poco después de las indagatorias, los ocupas abandonaron la casa, se llevaron sus pertenencias, se cruzaron insultos con algunos vecinos. Y según ellos se fueron diciendo que volverían para vengarse. Y acá vale aclarar algo.

El gran problema en este caso era que no había familiares directos para empujar la causa desde adentro. Sus primos intentaron constituirse como querellantes, pero la ley solo lo permite para parientes de primer grado. Sin esa figura, la fiscalía avanzaba sin la presión que suele ejercer una familia. Con la casa finalmente desocupada, la justicia pudo entrar sin restricciones.

En octubre de 2017 se realizó el que sería el cuarto allanamiento. Fue exhaustivo. Participaron efectivos de la policía federal, bomberos, perros adiestrados para búsqueda de restos humanos y un equipo de criminalística con georradares. La inspección no dejó rincón sin revisar. Se excavó en el patio.

Se inspeccionaron paredes que habían sido construidas durante la ocupación, pisos y terraza. En el tanque de agua y en un tambor metálico de 200 L hallado en el fondo se buscaron indicios de material biológico. Este último contenía restos quemados que fueron enviados a análisis y también se aplicó luminol en distintos ambientes para detectar rastros de sangre lavada.

Pero el resultado fue siempre negativo. No había arrestos socios, no había sangre, no había señales de violencia que pudieran vincular directamente a la casa con un homicidio. El paso del tiempo también jugaba en contra. Habían pasado casi 10 meses desde la desaparición y cualquier rastro que hubiera existido podría haberse perdido o simplemente degradado.

Después de ese se hicieron varios allanamientos más, algunos hasta con Gendarmería nacional colaborando. En todos el patrón fue exactamente el mismo, revisiones minuciosas, levantamiento de muestras, análisis de elementos quemados y búsquedas con perros, siempre sin resultados concluyentes. Y eso fue dejando la investigación sin pruebas físicas sólidas.

La única certeza era que si a Claudia le había pasado algo grave, probablemente no había ocurrido dentro de la casa. O se ocurrió, el escenario había sido limpiado con suficiente tiempo y dedicación como para borrar toda huella. Finalizando octubre de 2017, días después de los allanamientos, Ezequiel Tutolomondo fue detenido en la Nús, acusado de participar en un robo violento a una vivienda.

Días después, el 24 de octubre, la policía arrestó también a Claudia Lorenis Perdomo Montilla cuando caminaba por la zona. En el momento de su identificación, presentó un DNI que pertenecía a otra persona, lo que derivó en su detención inmediata por falsificación. Todo indicaba que ahí en la NS intentaron instalarse en la casa de un hombre mayor.

Buscaban ganarse la confianza del propietario, quedarse con el control de la vivienda y, en este caso, hasta habrían evaluado eliminar al dueño para quedarse definitivamente con el inmueble. El intento fue frustrado porque los vecinos de la Nus lograron intervenir a tiempo y alertaron a la policía y esta respondió. Es en ese procedimiento en el que surge un nuevo dato.

El celular de Claudia seguía en poder de Perdomo Montilla. Cuando le interrogaron, dijo que la propia Claudia se lo había entregado por razones laborales antes de irse de viaje, la misma versión que ya había dado meses atrás en Villaluro y eso se sumaba a los registros de las compañías telefónicas que situaban el aparato en justamente la zona de la NUS el 23 de diciembre de 2016, cuando los vecinos habían empezado a notar la desaparición de Claudia.

Ese día el teléfono realizó cuatro llamadas a números prepagos muy difíciles de rastrear con precisión. Por otro lado, el paradero de Carlos Charry Gutiérrez Manrique se volvió incierto y para cuando las autoridades intentaron localizarlo, ya se había esfumado. La fiscalía también solicitó datos a Facebook para saber desde dónde se había hecho el misterioso posteo del 8 de enero de 2017 en el perfil de Claudia.

La respuesta tardó bastante y cuando llegó no aportó información suficiente para identificar a la persona detrás de esa publicación. Tutolomondo y Perdomo Montilla enfrentaban causas en la justicia bonaerense por los hechos de la Nús. Ninguna estaba directamente vinculada a la desaparición de Claudia y al no haber acusaciones formales por homicidio o desaparición forzada, ambos terminaron recuperando la libertad.

En 2019, la fiscalía decidió citarlos nuevamente, esta vez con la intención de interrogarlos como imputados en la causa de Claudia. Era un movimiento clave. Por primera vez se buscaba formalmente escucharlos en el marco de la desaparición y no solo por usurpación. Pero el plan fracasó. Horas antes de la audiencia, los tres desaparecieron.

Nadie volvió a verlos en Buenos Aires, no respondieron llamadas, no se presentaron en sus domicilios declarados y no hubo rastros en registros migratorios oficiales. Sin acusados presentes y sin pruebas físicas contundentes, la causa quedó prácticamente en pausa. Desde entonces no hay constancia pública de que se los haya vuelto a ubicar.

Y aunque no hay orden de captura internacional registrada, su paradero sigue siendo desconocido. En ese vacío, los vecinos de Villa Luro organizaron marchas, actos en la vereda y pintaron un mural en la fachada de la casa, casa que permanece vacía, por lo que la justicia dispuso un curador judicial para administrar el inmueble y evitar nuevas usurpaciones.

A nivel mediático, la historia fue perdiendo espacio. Sin novedades y sin acciones judiciales relevantes, el caso dejó de aparecer en la agenda diaria. En los últimos años, la causa tuvo algunos movimientos impulsados más por cambios en las herramientas de búsqueda que por hallazgos concretos.

Por ejemplo, en 2022, el Ministerio de Seguridad de la Nación incluyó a Claudia Ferro en su programa de recompensas. Se ofreció ,illón de pesos a quien aportar información certera sobre su paradero, pero al menos hasta el momento de la publicación de este video no llegaron aportes relevantes. Un año después, en 2023, la fiscalía incorporó al caso en el proyecto Nombrar, un programa que cruza bases de datos de personas desaparecidas con registros de cuerpos NN hallados en todo el país.

La idea era agotar la posibilidad de que Claudia estuviera entre los restos sin identificar que hay en morgues y cementerios. Pero el cotejo no dio coincidencias. Casi una década después, la historia de Claudia Ferro se mantiene como uno de los casos más extraños y frustrantes. Un posteo en redes, una casa ocupada por desconocidos, allanamientos que llegaron tarde y una investigación que hasta ahora no logró responder la única pregunta central.

¿Dónde está Claudia Ferro?