El Misterio de la Familia Scott
En el otoño de 2023, en la naturaleza salvaje de Alaska, un cazador de alces se topó con lo que, en un principio, pensó que era un trozo de madera flotante. Era un hueso humano. Cerca de allí, en el barro, yacía un zapato de niño pequeño. A partir de ese momento, se rompió el silencio de dos años que rodeaba la desaparición de la familia Scott. Lo que comenzó como una acampada rutinaria terminó con un descubrimiento que apuntaba a un brutal asesinato.
La familia Scott, compuesta por Michael, Sarah y su hija Lily de cinco años, había desaparecido en el parque nacional Chugach. Su coche quedó en el aparcamiento, su tienda de campaña seguía allí y la comida estaba intacta. Durante dos años, no hubo rastros ni pistas, nada. Y luego apareció este hueso, y eso fue solo el comienzo.
La historia comenzó el viernes 12 de agosto de 2021. Michael, de 34 años, trabajaba como ingeniero de construcción en Anchorage. Había crecido en Alaska y estaba acostumbrado a la naturaleza desde pequeño. Le apasionaba el senderismo y sabía cómo comportarse en el bosque. Sarah, de 32 años, era diseñadora gráfica y se había mudado a Alaska desde Oregón después de casarse. No compartía el amor de su marido por la naturaleza, pero accedió a hacer viajes cortos por él y por su hija. Para Lily, estos viajes eran aventuras emocionantes.
Ese día, eligieron uno de los lugares más populares y pintorescos: el parque estatal Chugach. Su plan era sencillo: conducir hasta el inicio del sendero en Eagle River, dejar su coche, caminar unos 5 o 6 km por el bosque, acampar a la orilla de un arroyo y regresar a casa el domingo por la noche. Michael le aseguró a Sarah que la ruta era fácil y segura, ya que la habían recorrido el año anterior.
Salieron de Anchorage alrededor del mediodía del viernes. Pararon en un supermercado y compraron salchichas para la barbacoa, malvaviscos, agua y otras cosas. Las cámaras de seguridad de la salida de la tienda los grabaron por última vez, una familia típica y feliz que se iba de vacaciones. Nada presagiaba problemas.
La primera alarma la dio Dan, un compañero de trabajo de Michael. El lunes 15 de agosto, Michael no se presentó a trabajar, algo totalmente inusual en él. Dan llamó a su móvil, pero estaba apagado. Por la noche, se puso en contacto con Jessica, la hermana de Sarah, que también había intentado localizar a su hermana y a su marido sin éxito. Al principio, Jessica no se preocupó, pero cuando el martes por la mañana seguían sin saber nada de ellos, comenzó a cundir el pánico. Jessica presentó una denuncia oficial por desaparición.
La policía estatal respondió de inmediato. Primero, un helicóptero sobrevoló la zona por donde se suponía que había viajado la familia. Desde el aire no se observó nada inusual. Luego, un equipo de tierra fue enviado al lugar. Su Ford Explorer azul fue encontrado en el aparcamiento al comienzo del sendero. Todo parecía estar en orden en el interior. Sin embargo, el coche estaba cerrado con llave y no había rastro de la familia.
Al día siguiente, comenzó una operación de búsqueda a gran escala. Participaron decenas de personas, guardas forestales, policía estatal, equipos de rescate y voluntarios. Los perros captaron el rastro desde el coche y guiaron a los buscadores por el sendero. Después de unos 5 km, encontraron su campamento. La tienda estaba montada correctamente, pero parecía que nadie había dormido en ella. Dentro había tres sacos de dormir, pero no había rastro de la familia.
La teoría de un ataque de oso se descartó rápidamente, ya que no había rastros de lucha ni ropa rasgada. La segunda teoría fue un accidente, pero no encontraron rastro alguno. La tercera versión que la policía se vio obligada a investigar fue la desaparición voluntaria, pero también se desmoronó rápidamente.
La versión más oscura, un secuestro y asesinato, comenzó a tomar forma. Sin embargo, no había enemigos ni motivos claros. La búsqueda continuó durante casi tres semanas, pero con cada día que pasaba, la esperanza se desvanecía. La familia Scott fue declarada desaparecida en circunstancias poco claras.
Pasaron los meses y la historia de la familia Scott desapareció lentamente de los periódicos. Sin embargo, a principios de octubre de 2023, un cazador llamado George Ricks encontró un hueso y un zapato de niño cerca del campamento donde la familia había desaparecido. Su hallazgo volvió a poner el caso Scott en el punto de mira.
Cuando se realizó una búsqueda en la zona, se encontró un cráneo humano con un agujero de bala en la parte posterior. La investigación no tenía dudas: la familia Scott había sido asesinada. Con el análisis de ADN, se confirmó que el hueso y el zapato pertenecían a Lily y que el cráneo pertenecía a Sarah.
La policía ahora buscaba a un asesino. Se descubrió que un hombre sospechoso había sido visto en la zona el día de la desaparición. Un testigo recordó haber visto a un hombre alto y delgado con una mochila. La investigación se centró en este hombre, Paul Jenkins, quien fue detenido en el puerto de Anchorage mientras intentaba embarcarse en un barco.
En su mochila se encontró una foto de Lily y casquillos de bala que coincidían con el rifle de Michael Scott. Durante el interrogatorio, Jenkins confesó haber matado a la familia Scott en un ataque brutal después de que Michael intentara proteger a su esposa e hija.
Las pruebas se acumularon y la verdad salió a la luz. La historia de la familia Scott, que había comenzado como un viaje familiar, terminó en un horror inimaginable. El caso, que había permanecido sin resolver durante años, finalmente encontró respuestas, pero a un precio devastador. La tragedia de la familia Scott resonaría en los corazones de sus seres queridos y en la comunidad de Alaska para siempre.