Capítulo 1: La Nueva Sirvienta
Elizaveta Andreyevna Malinkina, conocida como Liza, se encontraba en el pasillo del lujoso hogar del multimillonario Alexey Voropaev. A sus 27 años, había asumido el trabajo de sirvienta en la mansión para cubrir a su hermana mayor, Antonina, quien había caído enferma repentinamente durante sus vacaciones. Liza sabía que este empleo era crucial para su familia; el salario era significativamente más alto que en cualquier otro lugar del vecindario. Con dos hijos pequeños, Antonina necesitaba que su hermana ayudara a mantener el hogar.
Durante dos semanas, Liza había estado ocupándose de las tareas del hogar, que consistían en mantener todo en orden y, si era posible, pasar desapercibida ante los dueños de la casa. Sin embargo, había un inconveniente: en las noches en que Alexey y su prometida Anzhelika estaban fuera, Liza tenía que quedarse a dormir en la mansión. En esas ocasiones, la hija de Alexey, Alice, de 14 años, se quedaba sola en la enorme casa.
Esa noche, mientras bajaba las escaleras, Liza escuchó un llanto proveniente de la habitación de Alice. Miró el reloj: eran las tres de la mañana.
“¿Qué es esto? ¿Llanto otra vez? Esto ya es raro,” murmuró para sí misma, sintiendo una punzada de preocupación.
Decidida a averiguar qué sucedía, Liza reunió valor y tocó la puerta de la habitación. Quería saber qué pasaba, convencida de que algo serio estaba ocurriendo. Si la chica llevaba una vida tan privilegiada, ¿por qué lloraba?
A pesar de que su hermana le había advertido: “No te muestres ante los dueños”, Liza decidió entrar. En lugar de quedarse escuchando detrás de la puerta, la abrió y entró en la habitación.
Capítulo 2: El Encuentro
“¿Qué haces aquí?! ¿Quién te dejó entrar?! ¡Sal ahora mismo! ¡Llamaré a seguridad!” gritó Alice, lanzando un cojín hacia Liza.
Liza atrapó el cojín con agilidad y lo devolvió inmediatamente, impactando a la hija del dueño en la cabeza.
“¿Cómo te atreves?! ¡Se lo diré a papá y te despedirá!” exclamó indignada la chica.
“Que me despida, no me importa,” respondió Liza sarcásticamente. “Es simplemente insoportable vivir en tu casa. No hay paz ni siquiera de noche. Alguien está llorando constantemente. ¿No sabes quién es?” Sonrió irónicamente. “Oh, claro, eres tú. Tal vez papá no te dio la estrella correcta del cielo, o rompiste una uña falsa.”
Alice rompió en llanto:
“¡No entiendes nada! ¡Si supieras cuánto sufro!”
“Estoy de acuerdo, un verdadero infierno,” asintió Liza. “Si a los 14 años me llevaran a la escuela en un coche de lujo, yo también lloraría.”
“¿Por qué?” preguntó la chica, sorprendida.
“Nosotros solíamos ir a nadar después de la escuela, recoger setas en otoño, a veces íbamos a una cafetería a tomar helado. ¿Y tú? Nadie te visita, no tienes a nadie con quien hablar.”
Liza se dirigió hacia la puerta, pero Alice la detuvo:
“¿Cómo se hacen amigos? Yo no tengo ninguno.”
“¿Ninguno?” la mujer se sorprendió.
“Ni uno solo. Solía tener una madre, pero luego mis padres se divorciaron. Me enviaron a estudiar al extranjero, me enfermé allí y mi padre me trajo de vuelta.”
“¿Por qué vives con tu padre y no con tu madre?” Liza preguntó, sintiendo un dolor familiar.
“Mi madre no quiere verme. Tiene una nueva familia: un esposo y niños pequeños.”
“¿Te lo dijo ella misma?”
“No. No la he visto en mucho tiempo. Mi padre me dice eso,” suspiró Alice.
“¡Qué idiota es tu padre!” Liza no pudo contenerse. “Solo una persona completamente egoísta le diría eso a su hijo.”
“¿Estás hablando de mí?” una voz resonó en la puerta.
Ambas se congelaron. Un hombre de unos treinta y cinco años entró en la habitación.
“Oh, papá, ¿ya volviste?” tartamudeó la chica, escondiéndose bajo la manta.
“Deja de llamar perra a Anzhelika,” dijo Voropaev con severidad y se volvió hacia Liza: “¿Quién eres y qué haces en la habitación de mi hija?”
“Soy la sirvienta. Solo quería comprobar si estaba dormida,” respondió Liza, avergonzada.
“Te advirtieron: no entres, solo escucha detrás de la puerta. Si es necesario, llama a Tamara Petrovna, no te metas aquí.”
“Sí, me advirtieron,” la mujer bajó la mirada, sin querer traicionar a Alice.
“Estás despedida,” dijo Alexey fríamente y se acercó a la cama de su hija.
Liza se quedó allí, sin saber a dónde ir. Se sentía como si el mundo se estuviera desmoronando a su alrededor.
Capítulo 3: La Decisión
Mientras Voropaev se acercaba a su hija, Liza sintió que debía hacer algo. No podía dejar que Alice se quedara sola en ese momento. Sin pensarlo dos veces, se interpuso entre el padre y la hija.
“Por favor, no la asustes,” dijo Liza, su voz temblando. “Ella solo está sufriendo.”
Alexey la miró con sorpresa. “¿Y tú quién te crees para interrumpir?”
“Soy alguien que se preocupa por ella,” respondió Liza, sintiendo cómo la adrenalina corría por sus venas. “Ella necesita apoyo, no más castigos.”
Alice, aún asustada, miró a su padre. “No quiero que me dejes sola otra vez,” dijo en un susurro.
Voropaev se detuvo, su expresión cambió. “No estoy aquí para asustarte, Alice. Solo quiero que estés bien.”
Liza vio una chispa de esperanza en los ojos de la chica. “Tal vez deberías escucharla,” sugirió, sintiendo que había una oportunidad de cambiar la situación.
“¿Qué sabes tú de mi vida?” Alexey respondió, pero su tono era menos agresivo.
“Sé que sufre. Ella no tiene amigos, no tiene a nadie con quien hablar. La vida no se trata solo de dinero y lujos,” Liza dijo, su voz firme.
Capítulo 4: La Revelación
Alexey se quedó en silencio, contemplando las palabras de Liza. Alice, sintiendo el cambio en la atmósfera, se acercó a su padre.
“Papá, por favor, escúchala. No quiero estar sola,” dijo, con lágrimas en los ojos.
Voropaev respiró hondo. “No sé cómo ayudarte, Alice. He estado tan ocupado con el trabajo y mis propios problemas que no he visto lo que realmente te sucede.”
“Quizás deberías pasar más tiempo con ella,” sugirió Liza, sintiendo que estaba tocando una fibra sensible en el corazón del hombre.
“¿Y qué se supone que debo hacer?” preguntó Alexey, su voz ahora más suave.
“Simplemente estar presente. Hablar con ella, escucharla. No todo se trata de dinero y lujos. A veces, lo que más necesitamos es compañía,” respondió Liza, sintiendo que estaba haciendo algo importante.
Capítulo 5: Un Nuevo Comienzo
Después de aquella noche, la dinámica en la casa comenzó a cambiar. Alexey hizo un esfuerzo consciente por pasar más tiempo con Alice. Comenzaron a salir juntos, a cenar y a hablar. Aunque al principio era incómodo, poco a poco la relación entre padre e hija se fue fortaleciendo.
Liza, aunque despedida, continuó visitando a Alice. Se convirtieron en amigas. La joven comenzó a abrirse y compartir sus pensamientos y sentimientos con Liza, quien se convirtió en una figura maternal en su vida.
“¿Cómo es tener una madre?” preguntó Alice un día mientras estaban sentadas en el jardín.
“No lo sé, pero puedo imaginarlo. Es alguien que te cuida, que está a tu lado en los momentos difíciles,” respondió Liza, recordando su propia infancia.
“Me gustaría tener eso,” suspiró Alice, mirando al suelo.
Capítulo 6: La Amistad Creciente
Con el tiempo, Alice y Liza desarrollaron una amistad profunda. Liza la animaba a salir y conocer a otros jóvenes de su edad. “Deberías hacer amigos en el colegio, salir un poco más,” le decía.
Alice, al principio reacia, comenzó a abrirse a la idea. “¿Cómo se hace eso?” preguntó, insegura.
“Solo sé tú misma. La gente aprecia la honestidad,” respondió Liza, sonriendo. “Y recuerda, no estás sola. Siempre estaré aquí para ti.”
Un día, Alice decidió invitar a algunos compañeros de clase a su casa. Liza la ayudó a prepararse, eligiendo un vestido bonito y enseñándole cómo hacer un par de aperitivos simples.
“Esto es emocionante,” dijo Alice, nerviosa pero emocionada.
Capítulo 7: La Fiesta en Casa
La fiesta fue un éxito. Los amigos de Alice llegaron, y la risa llenó la casa. Alexey, observando desde la distancia, se sintió orgulloso de su hija. Finalmente, estaba viendo a Alice como una adolescente normal, disfrutando de su juventud.
Liza, aunque no era parte de la fiesta, se sintió satisfecha al ver a Alice sonreír. Había logrado algo importante: había ayudado a una joven a encontrar su camino.
“Gracias por ayudarme, Liza,” dijo Alice después de que todos se fueron. “No sé qué haría sin ti.”
“Siempre estaré aquí para ti, Alice. Eres una chica increíble,” respondió Liza, sintiendo que había hecho una diferencia en la vida de alguien.
Capítulo 8: La Visita de la Madre
Un día, mientras Alice y Liza estaban en el jardín, el timbre de la puerta sonó. Alice se quedó paralizada.
“¿Quién será?” preguntó, nerviosa.
Liza se acercó a la puerta y la abrió. Allí estaba la madre de Alice, una mujer elegante con una expresión distante.
“Hola, Alice,” dijo la mujer, su voz fría.
“¿Mamá? ¿Por qué estás aquí?” preguntó Alice, su corazón latiendo con fuerza.
“Quería verte. He estado ocupada, pero pensé que era hora de visitarte,” respondió su madre, pero su tono no transmitía mucho interés.
Capítulo 9: La Confrontación
Alice se sintió herida por la frialdad de su madre. “¿Por qué no has venido antes?” preguntó, sintiendo que las lágrimas amenazaban con brotar.
“Tenía cosas que hacer. No es fácil tener una nueva familia,” dijo su madre, como si eso fuera una justificación.
Liza, sintiendo la tensión en el aire, intervino. “Alice necesita más de ti que solo una visita ocasional. Ella necesita tu amor y tu apoyo.”
La madre de Alice se volvió hacia Liza, sorprendida. “¿Y tú quién eres para decirme cómo criar a mi hija?”
“Soy alguien que se preocupa por ella. Ella no tiene a nadie más,” respondió Liza, firme en su postura.
Capítulo 10: La Decisión de Alice
Alice, sintiéndose atrapada entre su madre y Liza, tomó una decisión. “No quiero que me visites si solo vas a ser fría y distante. Prefiero quedarme con Liza.”
La madre de Alice se quedó en silencio, y Liza sintió una mezcla de miedo y orgullo. Alice estaba defendiendo lo que quería, y eso era un gran paso.
“Está bien, Alice. Haz lo que creas mejor,” dijo su madre, y se dio la vuelta, marchándose sin más.
Capítulo 11: La Nueva Vida
Después de esa confrontación, la vida de Alice comenzó a cambiar aún más. Se volvió más segura de sí misma y comenzó a disfrutar de su adolescencia. Liza continuó siendo su apoyo, y juntas exploraron nuevas actividades.
“¿Qué te gustaría hacer este fin de semana?” le preguntó Liza un día.
“Me gustaría ir al cine y ver una película con amigos,” respondió Alice, sonriendo.
“¡Eso suena genial! Vamos a planearlo,” dijo Liza, sintiendo que su papel en la vida de Alice era más importante que nunca.
Capítulo 12: La Amistad de Verdad
A medida que pasaban los meses, la amistad entre Liza y Alice se fortalecía. Alice comenzó a sentirse más cómoda en su piel, y Liza se convirtió en una figura maternal en su vida.
“Gracias por estar siempre ahí para mí,” le dijo Alice un día mientras estaban sentadas en el jardín.
“Siempre estaré aquí, Alice. Eres una chica increíble y mereces ser feliz,” respondió Liza, sintiendo que su propia vida también había mejorado gracias a su amistad.
Capítulo 13: El Regreso de Anzhelika
Un día, mientras Alice y Liza estaban en la cocina preparando galletas, Alexey llegó a casa con su prometida Anzhelika. “Hola, chicas,” dijo con una sonrisa.
Alice se sintió incómoda al ver a Anzhelika, pero Liza la animó a ser amable. “Hola, Anzhelika. Estamos haciendo galletas, ¿quieres probar?” preguntó Liza, sonriendo.
“Claro, suena delicioso,” respondió Anzhelika, acercándose a la mesa.
Capítulo 14: La Nueva Dinámica Familiar
A medida que Anzhelika se integraba más en la vida de la familia, Alice comenzó a sentirse más cómoda. Aunque al principio había tensiones, con el tiempo, Alexey y Anzhelika trabajaron juntos para crear un ambiente armonioso en el hogar.
“Me alegra verte sonreír, Alice,” dijo Anzhelika un día. “Eres una chica maravillosa.”
Alice, sintiéndose más segura, respondió: “Gracias, Anzhelika. Espero que podamos ser amigas.”
Capítulo 15: La Fiesta de Cumpleaños
Con el cumpleaños de Alice a la vuelta de la esquina, Liza decidió organizar una fiesta sorpresa. “Vamos a invitar a tus amigos y hacer algo especial,” le dijo.
Alice se emocionó. “¡Eso suena increíble!”
Liza se puso a trabajar, decorando el jardín y preparando todo para la fiesta. Cuando llegó el día, Alice no tenía idea de lo que la esperaba.
Capítulo 16: La Sorpresa
Cuando Alice llegó a casa después de la escuela, todos sus amigos estaban allí, gritando “¡Sorpresa!” La sonrisa en el rostro de Alice iluminó el lugar.
“¡No puedo creerlo!” exclamó, abrazando a Liza. “¡Esto es increíble!”
La fiesta fue un éxito. Risas, juegos y música llenaron el aire, y Alice se sintió feliz por primera vez en mucho tiempo.
Capítulo 17: La Reflexión
Mientras la fiesta continuaba, Liza se tomó un momento para reflexionar. Había pasado de ser una simple sirvienta a convertirse en una figura clave en la vida de Alice.
“Todo esto es gracias a ti, Liza,” le dijo Alice en un momento a solas. “No sé qué haría sin ti.”
“Siempre estaré aquí para ti, Alice. Eres como una hija para mí,” respondió Liza, sintiendo que su corazón se llenaba de amor.
Capítulo 18: La Nueva Familia
Con el tiempo, la familia Voropaev se unió más. Alexey, Alice y Anzhelika comenzaron a crear recuerdos juntos, y la relación entre ellos mejoró. Liza, aunque ya no trabajaba allí, seguía siendo parte de sus vidas.
“Siempre serás parte de esta familia,” le dijo Alexey un día mientras se despedía.
Liza sonrió, sintiendo que había encontrado un lugar en el mundo.
Capítulo 19: El Futuro
A medida que pasaban los años, Alice creció y se convirtió en una joven fuerte y segura de sí misma. Liza siguió siendo su amiga y confidente, y juntas enfrentaron los desafíos de la vida.
“Gracias por estar siempre a mi lado,” le dijo Alice un día. “No sé qué haría sin ti.”
“Siempre estaré aquí, Alice. Juntas podemos enfrentar cualquier cosa,” respondió Liza, sintiendo que su amistad era un regalo invaluable.
Capítulo 20: Un Nuevo Comienzo
La vida avanzó, y Alice se preparaba para ir a la universidad. Liza la ayudó a prepararse, recordándole que siempre estaría allí para apoyarla en cada paso del camino.
“Estoy emocionada y asustada al mismo tiempo,” confesó Alice.
“Eso es normal. Pero recuerda, siempre tienes un hogar aquí, y siempre serás parte de nuestra familia,” le dijo Liza, abrazándola con cariño.
Y así, la historia de Liza y Alice se convirtió en un hermoso relato de amistad, amor y superación. Juntas, habían creado un vínculo que duraría para siempre, enfrentando los desafíos de la vida con valentía y determinación.
∞FIN∞
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