Y si te dijera que el ataúdena fue abierto frente a miles de personas, que esa decisión tomada en medio del dolor y la confusión se convirtió en uno de los momentos más oscuros en la historia de la música latina. Hoy descubrirás por qué Abraham Quintanilla, el padre de la reina del Texmex, llamó a ese instante El error más grande de su vida.

El 31 de marzo de 1995, el mundo quedó paralizado con la noticia de la muerte de Selena Quintanilla. La joven estrella, que apenas tenía 23 años fue asesinada por Yolanda Saldíar, la presidenta de su club de fans. Su partida dejó un vacío imposible de llenar y con él rumores, sospechas y teorías que se expandieron como pólvora entre sus seguidores.

El 2 de abril de 1995, dos días después de su asesinato, se realizó una exhibición pública del féretro de Selena en Corpus Christi, Texas. La idea parecía sencilla, permitir que los fans le dieran su último adiós. Pero pronto la situación se salió de control. Rumores descabellados comenzaron a circular.

Algunos aseguraban que el ataúd estaba vacío. Otros dudaban de la verdadera causa de su muerte. En medio del dolor y la incredulidad, Abraham Quintanilla tomó una decisión que marcaría su vida para siempre. Ante la presión de los fanáticos y la prensa, Abraham ordenó abrir el ataú de su hija. Lo que debió ser un momento íntimo y de respeto, se convirtió en una exhibición pública sin precedentes.

Los asistentes, conmovidos y en shock, contemplaron el cuerpo de Selena, una imagen que muchos jamás pudieron borrar de su memoria, pero lo peor estaba por venir. Aquella escena que debía silenciar rumores fue capturada en fotografías y rápidamente explotada por individuos sin escrúpulos. Muy pronto, las imágenes de Selena en su ataúd aparecieron en playeras, revistas y hasta mercancía clandestina.

La reina del Texmex convirtió en objeto de morbo y comercialización en su momento más vulnerable, la muerte. Años después, Abraham Quintanilla confesó el dolor de esa decisión. En sus propias palabras, tomaron fotos, después las vimos en playeras, en revistas, por donde quiera. Si tuviera que hacerlo otra vez, jamás lo haría.

Para un padre, aquel instante que nació del amor y la desesperación terminó siendo recordado como un error irreparable. Selena partió demasiado pronto, pero su legado sigue vivo en cada canción, en cada recuerdo y en cada corazón que aún a día de hoy la recuerda, pero la herida que dejó sigue abierta hasta hoy, porque incluso en la muerte, Selena nunca dejó de ser un símbolo de amor, perseverancia y dolor.