La desesperación lo había vuelto loco en cuestión de minutos. Lo último que recordaba tras desmayarse era la imagen fatal de su sótano vacío y el rostro afligido de su esposa. Se reincorporó a su cama de madera mientras su amante le preguntaba, “¿Estás bien? ¿Cómo te sientes?” El niño apenas volvió a la realidad y las lágrimas le inundaron los ojos.
estaba desconsolado en medio de ese escándalo. Los vecinos vinieron a verlo y concluyeron que los ancianos habían sido víctimas de robo. Se preguntaba quién tenía un corazón tan frío para haberles causado un daño tremendo. Se veía que las herraduras estaban completamente forzadas. Aunque la casa que habitaban los señores no ofrecía ningún lujo, las herramientas que habían desaparecido ya habían acumulado una buena cantidad de dinero, así que posiblemente algún terrateniente de la zona podría venderlas.
Con una taza de té de naranja agria en la mano para calmar los nervios y el consuelo de algunos vecinos cariñosos que lo abrazaron, el pobre Fidel se levantó. Un robo como el que habían sufrido Fidel y Esperanza no se había visto antes, y menos aún, que atacaran a ancianos indefensos. La zona era muy segura. A pesar de las amables ofertas de ayuda de los agricultores de los alrededores, los ancianos estaban convencidos de que no sería lo mismo.
Eran enemigos de los caminantes que causaban molestias y siempre se las arreglaban solos, incluso sin la ayuda de su único hijo. La pareja llevaba junta más de 60 años desde que comenzaron su vida matrimonial. Soñaban con tener tres o cuatro hijos. Sin embargo, Esperanza tenía problemas hormonales y apenas después de 35 años logró embarazar a Ramón, su único hijo muy deseado que sería la luz de su humilde hogar.
Fidel, en sus primeros años trabajó en una de las fincas más importantes de la región. Allí se le encomendó la tarea de arar las tierras fértiles que dejaban una muy buena producción de frijoles y maíz. En aquellos tiempos era habitual que los hombres para dedicarse al campo y las mujeres al cuidado del hogar. Esperanza disfrutaba estar al tanto de las necesidades de su hijo.
En su tiempo libre aprovechaba para tejer y crear decoraciones con el tejido. Logró reunir dinero extra para apoyar económicamente a su esposo en la región donde vivía. La ropa, alusiva a la tendencia indígena, aún se conservaba. Una vez a la semana viajaba al pueblo en busca de material de trabajo para sus creaciones.
Le inculcaron valores como ser hijo único o que sus padres trataran de darle todo lo que necesitaba. Fidel ganaba lo suficiente con su trabajo para mantener a su pequeña familia en buenas condiciones. No necesitaban muchas cosas materiales para ser felices en su infancia y adolescencia. Ramón era bueno con sus padres.
obediente, además de sus estudios, se encargaba de dejar comida a su padre. Con el paso de los años es natural que surgieran algunas incomodidades. Con suerte comenzó a quejarse. Sobre su artritis y sus posteriores problemas de hipertensión, su esposo siempre se preocupó por la salud de su esposa en un viejo armario. En un rincón cerrado, la pareja guardó en un cofre todos sus ahorros durante un año, pensando en tener un pequeño almacén en caso de emergencia.
Este dinero también fue robado en ese robo. Quien quiera que fuera el malhechor sabía perfectamente dónde se guardaba el dinero y tenía acceso a la llave. Además, sabía directamente que robar para obtener ganancias. Entendiendo la situación, necesitaba estar cerca de su esposa. Fidel renunció a su trabajo con la liquidación.
Consiguió una pala para cabar, un rastrillo para nivelar la tierra y un arado para hacer surcos. Como muestra de gratitud, los antiguos jefes de Fidel le dieron algunas parcelas de tierra para que las trabajara y se ganara la vida. Ahora que su esposa estaba mal de salud, Fidel tardó varias semanas bajo el intenso sol para preparar las tierras.
Ramón brilló por su ausencia durante esta ardua tarea. Siempre pensaron que habían convertido a Ramón en un inútil. No sabía nada de tierras y su madre lo sobreprotegía mucho desde hacía tiempo. Ramón no se quedaba en casa. Había conseguido trabajo como despachador en una tienda de granos básicos. El joven salió muy temprano y regresó tarde.
Lo habían visto relacionado con hombres de dudosa reputación. El punto de encuentro era un bill. Según le dijeron a Esperanza, quien empezó a preocuparse mucho. Se decía que del vallar vendía narcóticos por allí. De vez en cuando había peleas. Pero el mal que había invadido a Ramón eran las mismas apuestas que habían consumido su salario para vengar su trabajo.
Desesperado porque estaba en descubierto los juegos, Ramón no tenía nada que responder. Más bien, ahora debía dinero a quienes tenían la deuda pendiente. Lo amenazaron con un plazo máximo para recibir lo que les correspondía. A pesar de que muchas veces le había pedido a su hijo que lo supiera, se negó a darle explicaciones y dijo que estaba visitando al billar para afligirlo.
Don Fidel nunca se enteró de esto. A Fidel le fue bien con las cosechas que obtuvo gracias al trabajo en el campo. Poco a poco había mejorado la infraestructura de la casa. Alcanzó el presupuesto para comprar las medicinas de la esperanza y los pedidos de pañuelos no faltaron. Solo por sus dolencias, la señora trabajó a su propio ritmo.
Se le había acabado el tiempo y ella se dirigía al trabajo. Los chicos de Villar emboscaron a Ramón exigiendo el cumplimiento de sus muertes. Como era de esperar, no tuvieron forma de resolver el ultimátum. Le dieron hasta la noche o si no lastimarían a sus padres. Atormentado y prácticamente sintiéndose como un ladrón, el adorado hijo de Fidel y esperanza.
Antes de que cayera la noche, en un descuido del caballero, tomó el dinero que representaba el esfuerzo de muchos años de trabajo de sus padres. Lo guardó en su mochila y salió de casa para encontrarse con aquellos individuos. Desafortunadamente, el dinero tomado no fue suficiente y pidieron más. En este caso le sugirieron a Ramón que podía saldar la cuenta con las herramientas de su padre o con dos bueyes, ya que ese par de bueyes significaba mucho porque podían sacrificarlos y sería mucho más costoso recuperarlos. Ramón se vio
obligado a retirar las herramientas. preparó toda la escena como si hubiera sido un robo. Por supuesto que no desconfiaría de él, porque eres el único y más querido pariente. Por casualidad, las herramientas estaban en el rancho de don José Fidel, el antiguo patrón, el terrateniente, reconoció las herramientas porque había acompañado a su dueño a elegirlas.
Las compró y pensó que le haría un favor a rescatarlas antes de que quedaran en otras manos. José obtuvo información de quienes vinieron a venderlas, así que supo toda la verdad y planeó como Ramón repararía el daño causado a sus padres. En medio de la tristeza y el consuelo mutuo, Ramón apareció en su rostro. no pudo ocultar la tristeza que había generado.
Se sintió impotente por haber traicionado la confianza de su viejo, justo cuando analizaba que en la cima de su vida no había logrado nada productivo. Después de él, José llegó acompañado de unos hombres que cargaban las herramientas robadas. Todas las miradas estaban puestas en ellos. Todo era incierto en ese momento.
No podían explicar por qué José tenía sus objetos. El viejo se intercambiaron sonrisas felices que se habían llenado con un beso. José desenmascaró a Ramón y él admitió. Su culpa frente a sus padres era consciente de que lo había perdido casi todo por su irresponsabilidad. El terrateniente propuso que Ramón pagara, habría rescatado las herramientas de trabajo que tenía en sus manos.
Aprendería a arar como su padre lo había hecho en el pasado, y que esto le serviría de preparación para el futuro, en caso de heredar las tierras de don Fidel. Una vez más, todo se aclaró. Ramón aceptó el trato con gran humildad y prometió trabajar duro para ser un buen hombre que apoyaría a sus padres. La familia volvió a estar unida y esta vez no hubo mentiras ni secretos.
La pareja cerró este episodio con un cálido beso y tomados de la mano. Se prometieron mucho amor, entendiendo que, por supuesto, se apoyarían mutuamente. Gracias por ver el video. Dale a me gusta y compártelo en redes sociales. Te responderemos lo antes posible si es tu primera vez aquí y quieres descubrir nuevos datos.
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