Un día más, una sonrisa más
Cada día, antes de que el sol asome siquiera en el horizonte, ya estoy despierta. Amarro a mi bebé en mi espalda con la manta que me regaló mi abuela, bien cerquita de mi corazón, para que nunca sienta que está solo. Mientras preparo las hamburguesas en el carrito, él se queda ahí, dormidito, y yo le canto bajito, para que no se asuste con los ruidos de la calle.
—Mira, mi amor —le susurro—, mamá va a trabajar para que pronto estemos mejor, ¿sí? Vamos a salir adelante, te lo prometo.
No es fácil, la verdad. Hace unos meses, mi exesposo nos dejó en la calle, sin aviso y sin explicación. Cuando me quedé sola con este pequeñito, sin un peso y sin casa, pensé que ya no había salida, que la vida se me venía abajo.
Pero aquí estamos, él y yo, luchando juntos.
La gente pasa, algunos me miran con lástima, otros con curiosidad, pero yo les regalo siempre mi mejor sonrisa.
—¡Una hamburguesa bien calientita! —grito con alegría—, hecha con amor y mucha hambre.
Un día, mientras atendía a una señora que compró dos hamburguesas, sentí una mano suave en mi hombro.
—Disculpa —me dijo una mujer con traje elegante—, te escuché hablar con tu bebé. Me gusta tu fuerza y tu alegría. ¿Has pensado en trabajar en un lugar más cómodo, donde puedas cuidar mejor de tu pequeño y de ti misma?
La miré sorprendida, con un poco de miedo y esperanza al mismo tiempo.
—Señora, la verdad es que no sé qué más hacer. Mi ex me dejó en la calle y ahora estoy sola con él. Estos tratamientos son caros y no quiero que mi bebé sufra.
Ella sonrió.
—Trabajo en una organización que apoya a mujeres luchadoras como tú. ¿Te gustaría venir mañana a una entrevista? Podemos ayudarte.
Sentí que mi corazón latía más rápido, como si de pronto la vida me diera una mano.
—Sí, claro que sí. Gracias por creer en mí.
Esa noche, cuando arropé a mi bebé, le susurré al oído:
—Mira, amor, hoy pasó algo bueno. Mamá cree que pronto vamos a tener una vida mejor. No importa lo difícil que sea, siempre hay esperanza.
Y supe que, a pesar del cansancio, seguiría adelante, siempre con esa sonrisa y con él en la espalda, mi razón para no rendirme.
Notita para mis lectores:
Gracias por llegar hasta aquí. Escribo y comparto gratis porque sé lo que es no poder pagar, y aun así necesitar una historia que abrace.
A veces no sé si voy a poder seguir. Soy mamá, escritora, y estoy cansada. Muy cansada. Pero sigo, porque escribir es lo único que todavía me salva un poco.
Si alguna vez puedes apoyarme —con un cafecito, un comentario, lo que sea—, te lo agradezco con el alma. Porque no tengo mucho, pero tengo esto. Y lo doy todo.
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