Imagina alquilar la misma casa acogedora durante 22 años sin que te subieran el alquiler ni una sola vez. Eso es exactamente lo que le pasó a Jane Ser, una mujer de unos 70 años que vivía a las afueras de Melbourne, Australia. Pero la historia no termina ahí. Da un giro hermoso y transformador. Cuando Jane tenía 51 años, encontró un pequeño apartamento con jardín en St. Albins’s.

Fue amor a primera vista. Le alquiló la casa a un hombre mayor llamado John Parrot por solo 200 dólares a la semana. Durante más de dos décadas, Jane pagó el alquiler en efectivo, siempre puntual, incluso trabajando en el turno de madrugada en un mercado local. Y durante todo ese tiempo, Jon nunca le subió el alquiler, ni una sola vez. Entonces llegó la llamada.

John, quien había amasado silenciosamente una fortuna multimillonaria y ahora luchaba contra el párkinson en una residencia de ancianos, tuvo un último acto de generosidad. Le dijo a Jane que la casa era suya. Sin ataduras, sin facturas, solo suya. Pero no se queda ahí. John donó más de 19 millones de dólares al hospital que una vez le salvó la vida con un trasplante de riñón. Su generosidad no solo cambió la vida de Jane. Ayudará a miles más en los años venideros. Si esta historia te conmovió, no olvides darle a “me gusta”, suscribirte y compartirla con alguien que necesite un recordatorio de que todavía existe gente buena.