José Monserrate Feliciano García, conocido mundialmente como José Feliciano, es un artista cuya vida y carrera musical han sido un ejemplo de talento, perseverancia y superación.

Nacido el 10 de septiembre de 1945 en Lares, Puerto Rico, en el seno de una familia humilde, José enfrentó desde su nacimiento un gran desafío: la ceguera causada por un glaucoma congénito.

Sin embargo, lejos de ser un obstáculo, esta condición se convirtió en el motor que impulsó su pasión por la música y su determinación para alcanzar el éxito.

Desde muy pequeño, José mostró un interés innato por la música.

Su primera memoria musical data de cuando tenía apenas tres años en Puerto Rico, tocando percusión en una lata mientras seguía a su tío que tocaba el cuatro, un instrumento tradicional puertorriqueño.

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A los ocho años, ya en Nueva York, recibió un ukelele en un campamento de verano, lo que marcó el inicio de su amor por la guitarra.

Autodidacta y dedicado, Feliciano practicaba hasta catorce horas diarias para emular a los grandes guitarristas clásicos del jazz de los años treinta.

Inspirado por músicos ciegos como Ray Charles, José se convenció de que también podía triunfar en el mundo de la música a pesar de su discapacidad visual.

En 1962, a los 17 años, dejó la escuela para trabajar y ayudar a su familia, mientras continuaba cultivando su talento musical.

En 1965 lanzó su primer álbum, *The Voice and Guitar of José Feliciano*, que marcó el inicio de una carrera que incluiría más de 60 discos.

Su música, que fusionaba géneros como el soul, folk, rock y la influencia latina, le permitió conquistar tanto el mercado anglosajón como el hispanohablante.

Su primer gran éxito en español fue *Poquita Fe*, grabado en Buenos Aires tras su participación en el Festival de la Canción de Mar del Plata en 1966.

Canciones como *Usted* y *La Copa Rota* se convirtieron en clásicos del bolero, género que José revolucionó con su estilo único y su guitarra acústica.

Uno de sus mayores éxitos en inglés fue su versión de *Light My Fire* en 1968, que alcanzó el número tres en las listas estadounidenses.

Este tema catapultó su fama en Norteamérica, consolidándolo como un innovador artista crossover.

A pesar de su éxito, José Feliciano enfrentó desafíos significativos.

En 1968, fue invitado a cantar el himno nacional de Estados Unidos en la Serie Mundial de béisbol.

Su interpretación, con un tono más lento y blusero acompañado de guitarra, generó una intensa controversia.

En un contexto de agitación social, con movimientos por los derechos civiles y protestas contra la guerra de Vietnam, su versión fue vista por algunos como un acto antipatriótico.

La reacción negativa afectó su carrera: su música fue retirada de las radios, se cancelaron contratos y enfrentó amenazas de deportación.

Sin embargo, su valentía abrió camino para que otros artistas imprimieran su estilo personal en interpretaciones oficiales, y hoy es reconocido como pionero en esa innovación.

En 1970, José lanzó un álbum navideño que incluía la ahora icónica canción *Feliz Navidad*.

Esta composición se ha convertido en un clásico universal, versionada por innumerables artistas y reconocida por ASCAP como una de las 25 canciones navideñas más reproducidas de todos los tiempos.

La canción es un homenaje a la cultura latina y a la integración de dos mundos: el latino y el estadounidense.

José siempre ha expresado su orgullo por sus raíces latinas y su amor por Estados Unidos, alentando a los inmigrantes a aprender inglés sin perder sus tradiciones y su idioma natal.

En 1971, Feliciano participó en el Festival de San Remo en Italia con la canción *Pueblo Mío*, que ganó el segundo lugar.

Esta canción, que se convirtió en un himno a la inmigración, fue polémica en algunos países, incluso prohibida en Cuba, posiblemente debido a sus mensajes sobre la emigración y la independencia de Puerto Rico.

Además de boleros y baladas, José exploró otros géneros como la salsa y el reguetón, colaborando con diversos artistas y mostrando su versatilidad musical.

En 1987, logró un notable éxito en Austria con *The Sound of Vienna*, interpretada junto a la Orquesta Sinfónica de Viena.

José Feliciano ha estado casado dos veces y tiene tres hijos.

Su primera esposa fue también su manager, y su segundo matrimonio con Susan Milian ha sido una parte importante de su vida familiar.

En entrevistas, José ha mostrado una humildad admirable, reconociendo que su éxito se lo debe al público.

También ha expresado críticas hacia artistas que, según él, pierden contacto con sus seguidores.

Para él, la música es un don que se debe cultivar con dedicación y respeto.

Sobre si los artistas nacen o se hacen, Feliciano considera que el talento natural es fundamental, aunque la tecnología actual puede ayudar a moldear a algunos.

Destaca a músicos como Juanes, Shakira y Ricardo Arjona como ejemplos de auténticos artistas, mientras que cuestiona la musicalidad en ciertos géneros urbanos.

José Feliciano ha hablado abiertamente sobre su ceguera, destacando que no vive en la oscuridad y que percibe el mundo con claridad a través de sus otros sentidos.

Ha señalado que, en su experiencia, las personas con vista a menudo tienen complejos y prejuicios, incluyendo el racismo.

Su llegada a Estados Unidos estuvo marcada por desafíos relacionados con su origen puertorriqueño y la discriminación, lo que le ha dado una perspectiva profunda sobre la injusticia y la necesidad de aceptación.

La historia de José Feliciano es un testimonio de fuerza, talento y perseverancia.

Su capacidad para superar obstáculos personales y profesionales, su innovación musical y su compromiso con sus raíces lo convierten en una figura emblemática de la música latina y mundial.

A través de su música y sus palabras, Feliciano inspira a nuevas generaciones a perseguir sus sueños, a valorar su cultura y a enfrentar las adversidades con valentía y humildad.